Partida Rol por web

- Oh, por supuesto. El precio. Todo tiene un precio, ¿no es cierto?. Y dime, Orkasha, ¿cual es el tuyo?. Y exactamente, ¿a qué me da derecho pagarlo¿ - le digo mientras mi mano asciende por el cuerpo escultural, rozando los senos, y acabando en los labios de la elfa

Sus ojos se clavan en los tuyos. A todo, mi señor. A todo. Siempre que no me deje marcas.

- Comprendo... -Delderius asiente y sus mano se cierra sobre su cuello, sin apretar pero con una dureza cruel, no exenta de cierta dulzura- No me has dicho tu precio. Ni si estoy hablando con una empleada o una esclava. Ambas cosas me interesan

Aquí no hay esclavas, mi señor. sus ojos son ahora duros, los de quien ha pasado por un infierno y ha sobrevivido. Todas somos mujeres libres que servimos a la flor y nata de la ciudad. Jueces, magistrados, gobernadores, amigos del Emperador esperan un susurro en nuestra cama para cumplir nuestros deseos, solo por volver a sentir nuestro dulce roce. La mujer sonríe, confiada.

- Mejor, mucho mejor. - sonrío a Orkasha y una de mis manos asciende por su cintura hasta rodear uno de sus senos- Creo que deberíamos ir a un lugar mas reservado, ese todo... Abre infinitas posibilidades, ¿no crees mi pequeña puta? - mi tono es dulce, aunque mis palabras son hirientes. No desagradablemente hirientes, en todo caso. Sólo lo justo, lo adecuado para ser yo quien hablo, y ser una prostituta de lujo la que escucha

Por supuesto... amo. Su lenguaje corporal cambia, y de repente parece ligeramente temorosa. Inocente. Tomandole de la mano, lleva a Delderius a un reservado.

Me dejé conducir con una sonrisa. La mano de Orkasha era dulce y suave, y su entonación marcadamente sensual. Todo en ella estaba pensado, preparado, formado, para producir el deseo. Y esperaba que también la satisfacción mas excelsa. Sobre todo teniendo en cuenta lo que me iba a costar.

El reservado era tan adecuado a mis deseos como se podía prever. Varios inciensarios perfumaban la estancia con fragancias suaves y ligeramente almizcladas, y unas pocas velas daban ese tono tenebroso tan agradable para cualquier elfo oscuro que se precie. Tanto mis ojos como los de Orkasha relujeron levemente, adecuandose a las sombras de la estancia. En una repisa realizada con maderas nobles había múltiples perfumes. Pero también cuerdas, mordazas, pinzas para los pezones y diversos instrumentos dolorosos y placenteros a un tiempo. Miré a la joven, divertido.

Una hora más tarde, Delderius salía de lo más satisfecho del reservado. La experiencai había sido... vigorosa, desde luego. Había disfrutado terriblemente de la mujer, y ella sabía perfectamente como hacerle vibrar. Por momentos, casi había creído que no estaba pagandole, sino poseyéndola para su placer a base de terror y fuerza. Satisfecho, se terminó de colocar su ropa.

Bueeeeeeno. Que se le va a hacer.

Al menos me llevo un buen recuerdo, asi que quita lo de una hora, y pon cuatro horas, o algo por el estilo ;P

Y siempre puede salir una trama de mi relacion con estas adorables prostitutas XD

REGRESO A LA CASA DE LOS CONDENADOS

Lo que fue, fue, pero, al menos en mi experiencia, cuando uno se hace viejo como es mi caso, no se lamenta de aquellas veces que se arriesgó y fracasó. Sino solo de las que no tuvo valor para intentarlo. Y eso, en si mismo, es la más importante lección de la vida.