Escudriñe su pasividad... su finjida voz... su velado rostro...
-. Vuestro ofrecimiento es casi tan interesante... como inquietante.- Doy un nuevo sorbo a la copa, degustando su contenido. -. Decidme una cosa antes de sellar ningún pacto con el demonio...- Mi sonrisa perpetua. -. Seguro que también sabréis que los Hakhim estamos dispuestos a morir, sin miedo, por nuestro pueblo... ¿estáis dispuesto a morir por el vuestro?- Ambos, en aquella atmósfera de intimidad, sabíamos que mi respuesta a su ofrecimiento dependía de la suya a mi dilema...
creo que estas marcando a Svaltafer sin querer en nuestra charla...
Continúo al acecho de algun indicio... la tensión crece..;)
Si no lo estuviera, no estaría aquí, nómada. Su tono suena... molesto, pero sigue sin coger el vaso que tiene delante.
No, el te esta marcando a ti sin querer... porque esta fuera del reservado ;-)
- Jajaja, si combato en ella, y hoy queria relajarme un poco. -sonrio mirando a la elfa y doy un sorbo a la cerveza - Mmmm esta cerveza negra está estupenda, hace tiempo que no lka bebía. Y dime preciosidad, uqe hace la gente de aquí para relajarse, ... - y ahora girnadome hacia la parroquia - además de beber y no levantar la vista de sus jarras claro.
Me vuelvo hacia ella, a ver si teníamos algo mas de conversación ... o algo más ... para relajarme mejor. Ya que desde que dejé mi ciudad no habia estado con ninguna fémina, y también me gustaba el sabor del sudor, su olor o los gemidos.
La elfa de la barra era estilizada, y bastante agraciada, de facciones marcadas y ojos penetrantes con un busto muy bien formado, además contaba con un poco de ego gracias a "¿tu no combates en la arena?", pero tampoco quería perder del todo la cabeza, había que tener siempre un ojo avizor, y más cuando las feminas bellas se cruzan en tu camino.
Aquella respuesta, a pesar de su evidente malestar, me congratuló... y mi sonrisa se acentuó.
-. Entonces, sí decís tanta verdad como proclamáis...- Un segundo para acrecentar la tensión. -... no tendréis reparo en mostrarme vuestro oculto rostro bajo esa máscara.- Apoye la copa sobre la mesa. -. Sí tanto confiais en mi para ayudar a vuestro adorado pueblo, no veo por qué no confiais también en que os guarde la identidad.-
indicios indicios indicios XD
Aun no. Es más seguro para ambos. Cuando uno ve las atrocidades de esta ciudad, cuando es joven, tiende a pensar que es capaz de ser más fuerte que los que sufren, que podría aguantar la tortura si se la impusieran. La sombra parece recordar, un momento. Pero no es así, Hakhim. Ni de lejos.
No levantes demasiado la voz, hermano. Entre mis clientes hay gente de lo más peligrosa. Esto es tierra de nadie entre muchas facciones de la ciudad, con sus maquinaciones y juegos de grandeza. Te atrae un poco hacia ella, de una manera ligeramente provocativa. Allí tienes a Jerion, de la casa de Vaar. Mantiene una sociedad que ansía abolir la esclavitud para aumentar el comercio y el entendimiento con las demás razas, así como mejorar las ciudades. Se hacen llamar los Constructores. Más allá, ese es Iktar, un joven ambicioso que ha reunido un grupo de compatriotas para extorsionar a las tiendas del Muelle. Como ves, tengo gente de lo más entretenida en mi casa...
Escuché sus palabras en finjido tono... su aflicción... con serenidad...
-. Mi pueblo... dudo mucho que alguna vez lleguéis a conocerlo realmente.- Me pongo en pie lentamente. Sabía que me la jugaba... pero tenía que apostar fuerte.-. Lo lamento, no soy vuestro hombre... habéis cometido un grave error.- Abandono ambas copas, una mediada y la otra llena,... abandono al misterioso interlocutor... abandono el tenue abrigo de discrección... y abandono, por el momento, la posibilidad de hallar a ese nombre. Sólo queda atravesar la cortina.
No Ormuz, qué demonios haces... no me obligues a tomar el control... Mi compañera, mi alma, dejadme hacer... como hasta ahora he hecho. Precisamente... ¿y dónde nos hallamos con tu estúpida guía?, te he dado mucho tiempo... Nos hallamos más cerca que nunca... más cerca que nunca...
Primer farol... Esperando que se posicione el enmascarado... estoy en vias de salir del reservado.
Sé como puedes hayar al hombre al que buscas, al que llaman el Califa Loco. Al señor de la guerra del desierto cuya codicia acabó con miles de vidas de sus propios hermanos, y que ni siquiera los Hassasim han conseguido tocar. La voz suena esta vez menos ronca, más melodica. Como si, al hablar con prisa por no desear tu partida, hubiese bajado un poco su guardia.
Primero me fijo en ella, esa manera de atraerme hhaci si me ha encantado, sabe muy bien como conquistar lo que quiere ... pero despues sus palabras hacen huecon en mi mente "abolir la esclavitud" "hay quien piensa asi entre lso nuestros ... me parece imposible" y sigo atendendiendo con cuidado.
La gente que me describe va desde los nobles a los mas ruines, pero no me soproende, nosotros los elfos oscuros nos dejamos llevar por la bestia que llevamos dentro, al menos eso me habíadicho el hakhim, y la bestia podía manifestrase de muy diversas formas.
- Y dime hermana, podrías contarme más cosas de las gentes de esta ciudad ... en un sitio mas resguardado?
Aquellas palabras invitaron a detenerse a mi sombra… aquella voz desesperada… quebrada…
De pie junto a la cortina.
-. No es necesario que sigáis fingiendo vuestra melódica voz ahora… ni antes. El manuscrito os delató.- Una voz es igual de diferenciador que un rostro… podría reconocerla. -. ¿Qué deseáis que haga por vuestro pueblo, mujer?.- Entorné mis sonrientes ojos hacia aquellos ocultos tras la máscara de porcelana… aquellos que había temblado con el amago de mi cuerpo…
Ciertamente, daría su vida por su pueblo… merecía al menos ser escuchada.
Hay una pequeña mansión, en la zona norte de la ciudad. Te daré las señas, Hakhim. La voz es ahora claramente femenina. Esta tiene un patio en el centro, en el que necesito que alguien vacíe este vial. La mano sale de las sombras. Notas una pequeña cicatriz en ella, en medio de la palma, mientras deja la pequeña botella encima de la mesa. Debe hacerse antes de las ocho de esta tarde. Si lo consigues, te explicaré la forma en la que podrás encontrar a quien buscas. Pero para ello deberás ser sigiloso como un felino. Cosa que sospecho que podrás hacer. ¿Tenemos, pues, un trato?
Una chica tampoco debe hablar demasiado, valiente gladiador. Menos llevando un local como el mío. Baja un momento la vista, para luego mirarte directamente a los ojos. Además, queríais que os hblase de cosas divertidas, y mi clientela no es precisamente de las más risueñas
Me gire hacia aquella voz apoyando, de pie, ambas manos sobre la mesa... acorralándola contra sus porpias sombras... contra su propia máscara de porcelana. Mi cabello lácio, del color de la noche, cae por delante de mis recios hombros... acompañando a mis trenzas... ensombreciendo mi rostro...
Todas y cada unas de las alarmas de mi instinto me alertaron de que no aceptase el suculento ofrecimiento. Desvié mi mirada hacia su mano marcada... hacia el frasco... el veneno. Ormuz ni te lo pienses... aceptalo ya... esa sangre nos pertenece. Hice caso omiso a mi sedienta alma... y continué cavilando.
Mis ojos escudriñaron a traves de aquel velo enmascarado. ¿Cuánta sangre tendría que derramar para cobrarme la deseada... la venganza?... ¿Cuánta?... ¿En qué me convertía eso?... ¿En qué me diferenciaba de aquel nombre?... Su sangre Ormuz... se la debemos a los nuestros... Su sangre sí, tienes razón compañera... se la debemos a ellos. Quiero aplacar mi rabia... mi sed... su sed. Y aunque importa poco quienes serán las siguientes víctimas... tan sólo otro paso más en mi camino... no lo haré a cualquier precio. -. ¿Habrás crios de por medio?.- Pregunté con rotunda severidad a la mujer antes de proseguir...
Solo Elfos Oscuros, nada de críos. Nadie morirá por tu mano esta noche, aunque si quieres acabar con algunos Elfos Oscuros, no seré yo quien te detenga, Hakhim. El tono es serio. Se está jugando mucho, y notas un leve nerviosismo en su voz. Parece como si llevase más tiempo aquí del que quisiese.
Si no había crios el resto no me importa... no los diferencia de los anteriores...
-. Seré entonces tu hombre... no necesito más que esto.- Tomando el misterioso frasco en mi mano, a la vez que las despego de la mesa... liberando a la acorralada. -... tus precisas indicaciones y una cita para cobrar mi pago... una cita inminente sólo contigo.- Mi sonrisa se dibujó de nuevo en mis labios... relajando sus facciones.
¿Ves a alguien más por aqui? su tono era carente de humor. Se estaba jugando demasiado para andarse con tonterias. escupió al suelo. Cuando termines, vuelve aquí y tendrás la invitación... con ella conseguirás lo que buscas.
Vaya, un arrebato de valor... me gusta. Aunque me pregunto si será igual de finjido que su antigua voz.
Con el frasco sumergido en uno de los bolsillo interiores de mi capa...
-. Os diré más, mujer. Ciertamente hoy no he visto a nadie por aquí... os recomiendo la misma ceguera.- Cruzo mis brazos sobre el pecho. -. Volveré, no lo dudes, pero antes de irme necesitaré las indicaciones exactas de la casa...
La mujer se sentía incómoda y se muestra demasiado inquieta... aunque dudo que sea, sólamente, por mi presencia.
La mujer dejó un mapa detallado encima de la mesa. Esto os será de lo más útil. Os indico también el acceso de al alcantarillado por el cual podréis acceder a las letrinas de la mansión. No es agradable... pero funcionará. Y una última cosa dice, mientras avanza, saliendo de la luz...
Mi nombre es Melissa, dice la mujer, mientras te tiende la mano.
- Entonces habladme de vos ... ¿cómo terminasteis en esta ciudad regentando esta taberna?
Sus pocas palabras y el misterio que la rodea, por todos esos secretos que sabe y no puede decir libremente, me atrae ... y mucho.
Sigo bebiendo la rica cerveza que me ha servido, cada trago que tomo me gusta mas ... ese sabor a especias.
"Qué buena que está esta cerveza ... y que buena está la tabernera ... si es que ... soy un vicioso JAJAJAJA"
Muestro una vez más mi sonrisa hacia la tabernera, por mis pensamientos y por que quiero impresionarla.