Partida Rol por web

Pese a las palabras del pequeño de las cadenas, la primera sangre la obtuvo el marino. Renato observó como sangraba su brazo y meneó la cabeza disgustado mientras buscaba revertir la situación.

- Si, la dama fortuna manda... pero mis cadenas dirán su parte - fanfarroneó mientras con gran velocidad devolvía el daño que había recibido.

Claro que no resultó tan sencillo la espada del marino cortó carne en su pierna que comenzó a sangrar, como su brazo, abundantemente.

Renato hace oscilar una de sus cadena tratando de tocarme le brazo derecho. Pero yo me inclino hacia atrás dejando que la cadena de mi oponente silbe cortando el aire a escasos centímetros de mi cuerpo. Y cuando Renato recupera su cadena, aprovecho y lanzo un tajo de derecha a izquierda.
Mi objetivo, la cabeza de mi oponente.
Pronto no tarda en manar la sangre de su sien izquierda.

Ahora soy yo el que pasa a la ofensiva. Descargo dos rápidos golpes sobre sendas extremidades de Renato. Es evidente mi intención. Trato de lograr que pierda movilidad.
Por tanto, mi primera estocada va dirigida a su brazo derecho.
Y el segundo golpe es un sesgo sobre su pierna izquierda

Al ver eln los ojos de su rival la intención, Renato hizo lo que pudo, con un veloz movimiento de su cadena consiguió que la espada volara de las manos de Juan. o le hizo daño, pero aunque sea evitó que pudiera herirlo

- No, no - le dijo socarronamente - Si pierdes la espada no puedes atacarme - mas allás de las chanzas el pequeño estaba preocupado. Sentía como poco a poco iba perdiendo fuerzas... y no conseguía herir a su rival

Con agilidad, me agacho y recojo mi arma antes de que llega a tocar el suelo. Y desde abajo, lanzo directamente mi ataque.
Al alzarme como impulsado por un resorte, alcanzo la velocidad necesaria para atravesar la guardia de mi rival. Sus cadenas silban a ambos lados de mi, pero ya es demasiado tarde.
Mi espada halla su camino en dirección al rostro de Renato.
Tras mi estocada retiro mi hoja y saludo a Renato mientras se desploma sobre la arena.
Envaino mi acero y permanezco al lado de mi rival caído hasta que veo aparecer a los sanadores. Asiento en silencio al ver como se encargan del cuerpo del pequeño pero bravo gladiador.
Y solo entonces me permito abandonar la arena para que me curen el brazo herido.

El norteño se aproximó a la arena de Renato, quien comenzó su habitual baile de las cadenas mientras saludaba - Sed bienvenido - inclinó momentáneamente su cabeza saludando formalmente al que, como el, usaba dos armas - Parece que nos volvemos a enfrentar... estos elfos oscuros no nos dan descanso - bromeo mientras agradecía la oportunidad de desentumecer sus cadenas.

- Veamos como nos va! - comentó alegre mientras buscaba, casi con displicencia, que su cadena golpear la pierna izquierda de su rival

Ricardo sonrió al saludo de Renato.

Saludos. Veamos que tal estamos hoy.

Mientras saludaba los puñales danzaban en sus manos.

La pelea comenzó, Renato con su habitual ataque a las piernas para derribar a su oponente. Pero Ricardo ya se conocia el movimiento y lo evitó elegantemente. Despues hizo un amago de atacar a la pierna del joven, cuando Renato saltó para evitar el ataque se puso justo donde el norteño quería. Los puñales dejaron un doloroso recuerdo en la cara del joven.

Creia que habías aprendido algun movimiento nuevo, pero veo lo de siempre. ¿Qué pasa con el entrenamiento? ¿Acaso no le sacas provecho?

Ricardo aprovechó que estaba cerca de Renato y como este no podía mover bien las cadenas atacó al pecho.

- Ya verás, ya verás - alardeó el pequeño de las cadenas mientras intentaba golpear la cabeza del norteño- Sin embargo no pudo hacerlo, el veloz quiebre de cintura de este le permitió clavar uno de sus puñales en el pecho del cadenero que lo miró sorprendido - Es un entrenamiento - protestó sin mucho ánimo - tomémoslo con calma! -

Mientras hablaba, sus cadenas viborearon en el lugar buscando impactar en algún lugar del cuerpo del norteño

Es un entrenamiento, pero no por eso hay que tomanselo con calma. Cuando peleas tienes que dar siempre el cien por cien. Esa es la únic amanera de mejorar.

Ricardo parecia molesto. Como si el comentario de Renato le hubiese molestado. El puñal derecho cortó profundamente el brazo izquierdo del joven, pero eso no evitó que la cadena le golpease en el suyo.

Ricardo se fijó en que Renato había estado reculando y aguantando para su siguiente ataque.

No pued ser nada bueno, será mejor que me prepare yo también.

Cruzando sus puñales se dispuso a esperar el ataque del joven.

- Si, si, claro - el pequeño asiente a las sabihondas palabras del norteño sin querer reconocer que el error fue suyo al no empezar el combate con la habilidad con que puede hacerlo.

Sin embargo, sus palabras fueron el preludio de un feroz cadenazo que el norteño pudo parar a duras penas... Aunque la otra cadena si fue efectiva, enrollándose en uno de los brazos de Ricardo, consiguió derribarlo, lo que provocó una sonrisa en el rostro de Renato - Ahora verás mi entrenamiento - lo amenazó medio en broma, medio en serio - Te haré caso, al cien por cien - fanfarroneó sin perder la sonrisa y dispuesto a hacer un buen uso de su cadena.

De repente sin saber muy bien como Ricardo se encontró en el suelo con una cadena enrrollada a la pierna.

Pero... ¿Como lo ha hecho?

Desde luego Renato había mejorado. Mientras el norteño trataba de levantarse, la cadena le golpeo una vez más haciendole perder la inercia de su ataque. Aun así apretó los dientes y aguantó el dolor.

Ahora le tocaba a él.

Me alegra que me hagas caso, así es como tienes que pelear siempre.

Con una sonrisa en la cara, Ricardo se dispuso a terminar el combate. Se lanzó de cabeza contra Renato mientras sus puñales atacaban por todos lados, cabeza, brazos, pecho. No se veia por donde golpearían realmente.