Partida Rol por web

El joven está absorto en su contemplación, y mueve mucho la cabeza intentando encontrar el mejor ángulo para ver lo que pasa en el interior de la casa, de la que destellos y tremendos ruidos emanan. Entonces mira a una de las calles que la rodean y grita "¡Ricardo!"

Parnassus llega hasta el hombre y trata de sujetarlo, para acallar sus palabras, avanzando con presteza en un vistoso volatin.

Veo a Parnassus actuar con rapidez, y espero el resultado de su acción. Agazapada en la sombra, controlo al mismo tiempo la posible aparición del hombre al que el muchacho ha llamado, Ricardo. Preparada para luchar.

Pero ¿Qué...? dice el joven antes de que pueda añadir más, la muerte de obsidiana se había avalanzado sobre él y cubierto su boca. El joven vocifera palabras inconexas, señalando al callejón con fiereza, mientras Deseo se acerca.

Asomandose a la ventana de la cocina, Ricardo ve a Anat espiando por una puerta, acompañada por lo que parecen dos criados.

Cuando Parnassus consigue inmovilizar al chico, me adelanto veloz hacia ellos, sin dejar de esperar la llegada del tal Ricardo, mirando alternativamente al callejón, a la Casa de Khurgle y a los dos hombres.

Al llegar a su altura, miro a mi alrededor de nuevo, antes de hacer nada con respecto al muchacho. Él veía a ese Ricardo, y veía el interior de la Mansión desde una posición privilegiada y discreta. Así que me pongo en la misma situación...

-Si te resistes, moriras.- fueron las duras palabras de Parnassus, mientras mantenia la presa.

Luego asiente hacia la pelirroja, indicandole que tiene la situacion controlada.

POR FIN, un poco de suerte. Ahora es cuestión de marcharnos de aquí a toda leche Ricardo se permite un suspiro largo de alivio y luego toca debilmente a la ventana. Pssst. Anat

Los ojos se afilaron en dos rendijas de oro... y conteniendo el aliento, estudiando las formas que se perfilaban en la penumbra, el paso siguió a la mirada... plata que recorría el camino que antes trazara dorado... viento de luna.. noche en la noche...

El resplandor de relámpagos antinaturales colandose soberbios por cada una de las rendijas de aquella puerta, me afiló aún más el gesto... y sentí la piel tensarseme... sentí el sudor recorrerme la espalda...lamerme la piel que ahora se teñía de salado y ansiedad... sentí los puños aferrar las dagas...

Busqué a mi alrededor una señal del norteño... La batalla se desarrollaba fuera... quizá le habían descubierto... debía darme prisa....

Por la Diosa.. Cerré los ojos apenas un segundo... el suficiente para sentirlo.. para notarlo... para aferrarme a él... Que su fuego me guie y me proteja... que el corazón me domine... que Luna me bese la frente... y su profeta las dagas...
 

El muchacho se mueve sin parar, aunque parece más interesado en poder ver bien lo que está pasando que en la presencia de Parnassus.

Mirando en la dirección en la que observa el muchacho, veis como Ricardo se levanta del suelo y comienza a mirar por la ventana más cercana. ¿Qué esta haciendo allí?

Al ver como se levanta, el muchacho parece aliviado.

-¿Qué hace aquí Ricardo? Esto empieza a ser complicado. Dime, muchacho, ¿quién eres, y qué hacéis aquí. Porque deduzco que vas con él. Somos amigos. Pero puede meterse en un grave problema si le ven. Muy grave.

Le hago una seña a Parnassus para que libere su boca y pueda hablar. Es evidente que no va a gritar...

Apenas le conocí hoy. Pero él me trató con respeto. Ahora que ha comprobado que Ricardo está bien, sigue atento a la puerta, pero parece inquieto. Ya no puede observar lo que fuese que miraba. Debo tener este recuerdo. Es importante. ¡Soltadme! ¿Qué os he hecho yo a vosotros?

Desde un callejón cercano, Ricardo escucha la voz del muchacho que le acompañaba y se vuelve. Parnassus le tiene sujeto, mientras Deseo parece interrogarle. ¿Qué demonios...?

Joooder, eramos pocos y parió la abuela.

Ricardo vuelve a golpear un poco más fuerte la ventana. Tratando que le oigan Anat o alguno de los que estan con ella, ya que no se estan peleando asume que deben ser aliados cuando poco.

Venga, venga, Anat mira para aquí.

De vez en cuando mira hacia el callejón por si Parnassus y Deseo le ven a él.

-Quiero que algo quede claro: si ella no esta satisfecha, tú mueres; si intentas escapar o hacernos daño, tú mueres; si no contestas sus preguntas adecuadamente, tú mueres. Si pregunta es porque no está en tu cabeza, así que más vale que expliques de qué recuerdo hablas, que no es posible que ella lo sepa, y por qué estás aquí, que es lo que ha preguntado. No es nada personal; si cooperas, pronto estarás libre y tranquilo.- dice Parnassus con una frialdad que asusta.