Partida Rol por web

El hombre abre la boca. Le han arrancado la lengua. Por ello le dejaron marchar los jueces. Ya no podían sacarle más información.

- ¡¡¡JODER!!! exclamo cuando veo que al pobre hombre le han arrancado la lengua Vale eso explica por que no puedes hablar, al menos puedes menear la cabeza para sentir o negar, ¿verdad?

Entro en la habitación y veo la escena. Escucho las palabras de Svaltafer. Y veo la lengua cortada.

Al tipo ya le sonsacaron los jueces. No me sirve de nada. Salvo para tratar de obtener un beneficio de Anat, claro, que no es poca cosa.

Pero si se muere la liamos. Por no contar que no me sirve de nada en tal estado

Le hago un gesto a Sval, tranquilizandolo, y me acerco a mi prisionero con andar elegante, y hablándole con suavidad
- He dejado libre a tu compañero. - le informo- Los jueces te interrogaron ya, ¿verdad?. De acuerdo... Sval si ya lo interrogaron los jueces no vamos a sacar nada en claro. Lo único que no entiendo es cómo te atreviste - digo mirando al sujeto- a atacar a seis elfos oscuros después de que fueras interrogado por los jueces. Respóndeme asintiendo o negando con la cabeza, ¿fue mayor tu deseo de vengarte que tu miedo?

El hombre niega con la cabeza.

Me toco pensativo la barbilla

- ¿Sabes escribir? - le pregunto

El hombre asiente de nuevo. Parece nervioso, aterrado. Intenta mantenerse alejado de los Elfos Oscuros todo lo que puede.

No me acerco a él, pero mantengo mis palabras tranquilizadoras.

- Escúchame. Voy a dejarte libre, pero necesito que estés tranquilo, y que me expliques por qué atacaste a esos elfos oscuros en la taberna. Cuando lo hayas hecho te dejaré ir. Libremente. He dejado tranquilo a tu amigo. Mira la sangre de mi espada. Está seca. Pero si te suelo y te doy pluma y lienzo para que escribas, necesito saber que no vas a hacer ninguna tonteria.

El hombre asiente, calmándose un poco. Pero no deja de mirar al Elfo. No es ningún tonto.

Me meuvo de mi sitio tranquilo, sin pausa ni movimientros bruscos, observo la esceza y como Delderius quiere liberarlo apra que escriba

"Es una buena opción"

Como quien no quiere la cosa mi paseo por la habitación me lleva hasta la puerta, y es ahí dende me recuesto para ver los resultados que consue Delderius de este humnao

Con gestos tranquilos aparté del alcance del hombre todo objeto que pudiera usar para dañarse a sí mismo o para intentar alguna estupidez antes de liberarlo. Hecho esto, tomé lienzo, y una pluma con una punta lo mas roma posible, envainé mis kukis, y cogí de la pared un arma roma que usaba para entrenamiento.

Hecho todo eso, cerré las ventanas, encendí una vela, y tomando todas las precauciones solté los nudos de mi prisionero.

Me aparté con velocidad, con el arma roma en las manos. Atento a que intentara usar cualquier cosa (especialmente la pluma) para intentar lesionarse o atacarnos.
- Escribe lo que pasó y lo que te llevó a tratar de matar a esos seis elfos oscuros a pesar de lo ocurrido. A pesar de lo que sabían que podían hacerte si eras capturado. Convénceme de que mereces que te libere como he hecho con tu compañero. No te prometo nada, pero es tu mejor opcion

El hombre garabatea una frase, que luego le tiende a Delderius.

QUERIA SENTIR QUE CONTROLABA MI VIDA DE NUEVO.

En ese momento, una lagrima cae de su ojo izquierdo.

Delderius leyó el papel y enarcó una ceja, entre divertido y sorprendido.

- ¿Sabes algo de Melissa o de los rumores de que se va a intentar asesinar a uno de los jueces?

El hombre niega con la cabeza.

Le hago una seña a Delderius para que me alargue el papel y poder leer lo que ha escrito el humano

Enseño lo escrito a Sval y, tras un instante de silencio, me encojo de hombros.

- Gracias por tu ayuda, hermano. Ten cuidado fuera y no confies en nadie. Intentaré descubrir quien esta detras de todo esto

El hombre, en silencio, sigue mirando a ambos con una mezcla de ansiedad y miedo.

Miro al hombre.

- No voy a matarte. Ni tampoco a torturarte. Te dejaré libre tan pronto descubra una cosa en tu historia. Así que tranquilizate. En realidad tu historia me ha resultado simpatica. Y aunque creas lo contrario, no tengo motivo alguno para torturarte. De eso no sacaría beneficio alguno, ni placer. Traeré comida para ambos, ¿de acuerdo?. Y dentro de poco podrás irte de aquí, y vivir la vida que tengas que vivir - las palabras de Delderius hacia su cautivo humano no eran amables, pero tampoco eran brutales. Había un punto de diversión en su voz como si, después de todo, esta situación le estuviera siendo mas un entretenimiento que otra cosa.

El hombre asiente, sin dejar de mirar a ambos. No tiene opciones, y lo sabe. De nuevo, no tiene control. Con el espíritu roto, se sienta en un rincón en silencio.

Espero a que Deldirus vuelva con la comida para todos, el hombre parece que ya no es un peligro pero por si acaso siempre tengo un ojo encima de él, me recuestro al lado de la puerta y esppero pacientemente.

Quiero hablar con Dedlerius sin que haya nadie delante, despues de que se haya marchado el hombre cruzaría unas palabras con Delderius

Delderius parece pensar una cosa y sonríe, casi perversamente.

- Sval... ¿podrías hacerme un favor?. Necesito que bajes y preguntes por la esclava y gladiadora Anat. Si está, dile que si quiere evitar el destino que le comenté en nuestro último combate debería venir a verme. Ahora. Si sube no le acompañes, pero que te de las dagas antes de entrar. Si no está te invito a una buena comida y ya hablamos tranquilamente. ¿Te importa?