Partida Rol por web

Reinos de Ceniza: Coliseo de Sangre

LUGAR: Mansión de Olshva y Elshva

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16/05/2008, 17:32
Director

La Mansión de los nobles gemelos parece un bastión de la oscuridad. Completamente tallada en Ébano, su torre principal es gigantesca, acercándose a la bóveda de la ciudad. Las estatuas de los antepasados familiares, guerreros, nobles o hechiceros, miran al recien llegado como si juzgasen su valía para encontrarse aquí.

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18/05/2008, 19:01
Director

Mientras avanzas hacia la puerta, vuelven a ti los recuerdos de tu servidumbre, de la primera vez que la viste, tras la muerte de tu madre, cuando eras apenas un hombre. Recuerdas el cambio, como te acostumbraste a tus amos, aprendiendo a predecir el caprichoso comportamiento de tu ama, y el frío control de las emociones de tu amo. Era algo sorprendente, para un Elfo Oscuro. En aquel patio conociste a tu primer entrenador. Uno de muchos. Tras aquellas puertas, en el cuarto que tus amos te dieron, te concedieron tu primera mujer. Tu destino y el suyo estaban entrelazados de una manera profunda.

Avanzas con paso decidido a la puerta.

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18/05/2008, 21:05
Parnassus, Muerte de Obsidiana

No había miedo en su andar; Parnassus caminaba con la inexorabilidad de quien sabe que lo que le espera es lo que tiene, y que lo que tiene es lo que lo mantiene sobre este mundo. Su vida era de sus amos; solo podía agradecer lo plena que había sido... posiblemente meor qe la de muchos hombres que se decían libres. Ellos velaban por él y lo mimban, a cambio de que lamiera su mano; no era mucho pedir a su lengua esclava.

El guerrero llegó hasta el impresionante portalón, donde un fiel sirviente lo aguardaba ya, para reunirlo con sus señores. La intimidad que se esperaba de él quedaba patente en su boca silenciosa, pues no quedaba miembro alguno capaz de pronunciar preciosas sílabas entre sus dientes, y bien sabía Parnassus que el desdichado no conocería el precioso atrte de la escritura. En una vida menos cariñosa con su destino, ese podría haber sido su fin, pero la Dama Elshva disfrutaban demasiado de sus palabras de sumisión como para privarse de dicho capricho... la vida era muco más sencilla en Angkortak para quienes aceptaban. Sabía que estaba en lo cierto.

Sus amos descansaban en el jardín, cerca de una pequeña piscina de aguas termales. Olshva, como siempre, vestido con exquisita elegancia, pero listo para la acción. Un delicado corpiño de cuero negro con placas metálicas de brillane mithril cubriendo las zonas más vitales, y ricas sedas azabache y carmesí sobre él. Sus armas prestas con las telas apartadas. El paso de un paranoico por la vida. Su retraído carácter no era sino el dibujo de una personalidad acostumbrada a desconfiar de los extraños, a los que veía como enemigos generalmente. Extrañamente, se sentía tranquilo ante Parnassus, quizá el único además de su querida hermana, y no era la primera vez que había hecho de guardaespaldasparael señor.

Elshva reposaba lánguida y exuberante, como siempre, con apenas unas gasas negras para cubrir unas formas demasiado turgentes como para permitirse jamás valorar realmente aqullas que Liu An le paseaba por la arena. La belleza de la voluble Dama de Obsidiaa, como sus conocidos tendían a llamarla, era reconocida en toda la ciudad y lamentada por aquellos amantes que habían intentado poseerla y habían acabado enredados en las afiladas cuerdas de sus intrincadas telarañas... al menos por aquellos de ellos que seguían vivos tras esos peligrosos juegos que la hembra dominaba. La Dama de Obsidiana: ella como el cristal negro, nacida del calor abrasador de un volcán, y sin embargo fría y dura como el mineral en bruto, brillante, suave y atrayente cuan gema translúcida y cortante como sus esquirlas, cuando equivocabas la superficie... pero la superficie no la elegías tú, sino ella.

Parnassus se detuvo ante sus dueños, echó una rodilla al suelo y rindió los escudos bajando la cabeza, esperando su ocasión para hablar.

Notas de juego

¿Quién ha dicho que el master no merezca posts elaborados también en su soledad? Ale, pues listo para la recepción.

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20/05/2008, 23:24
Elshva

¡A mascota ha vuelto, la mascota ha vuelto! la sonrisa de la joven iluminaba su rostro. Sin embargo, el gladiador sabía que, aunque una criatura de impulsos, su ama era de todo menos una estúpida. ¿Puedo jugar con él? le ponía pucheros a su hermano, como una niña. Recorrió la espalda de Parnassus con su mano desnuda, lentamente. Su roce, aunque leve, era intenso, experto. Sabía bien como provocar las reacciones que deseaba. Y no solía gustarle no conseguir sus deseos.

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20/05/2008, 23:28
Olshva

Ya habrá tiempo para eso, hermana. Por ahora necesitamos la ayuda de nuesto fiel siervo. Alzate, amigo mío. Hablemos cara a cara. El hombre esperó a que su siervo se alzase.

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21/05/2008, 00:12
Parnassus, Muerte de Obsidiana

La voluntad de Parnassus se alzo como por resorte; no asi su cuerpo, que permitio que la mano de su ama resbalara delicadamente por sus curtidos musculos, sin violencia alguna y sin apartarse. Aun asi, su mirada encaraba a la de su amo, como este habia solicitado. Cumplir los deseos de cada uno de ellos era algo que se habia arraigado en su interior desde la infancia; actuar de otro modo le hubiera resultado un acto de la mas premeditada y medida voluntad:

-Amigo?- se sorprendio a si mismo pensando.

Sabia el carino que a su manera le profesaban sus duenos, pero un termino tan proximamente familiar fue como un jarro de miel alimentando los golosos oidos de un huerfano nato. Su senor ya lo tenia para el; habia conseguido su efecto con una sola palabra. Consciente o inconscientemente, el gladiador se dejo engatusar con total entrega; mejor unos grilletes felices que una libertad de miseria:

-Os escucho, mi senor. Pedid y se hara.- respondio el docil siervo.

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22/05/2008, 14:30
Olshva

Un grupo de esclavos ha conseguido, de alguna manera, salir de la ciudad. Entre ellos se encuentran varios de nuestros servidores. Necesitamos que los traigas de vuelta. Olshva caminaba lentamente por el jardín, hasta llegar a un seto del que extrajo una delicada flor, una planta nocturna que llamaban Radish. La acercó a su rostro, olió delicadamente su aroma, experimentó toda su belleza. Y después, la aplastó con su puño. No confío en otro de mis siervos para salir de la ciudad y volver. Solo en tí. Después de una pausa, prosiguió. Presentate en la puerta norte, y únete al equipo de cazadores. Traeme mi propiedad. No me importa si uno o dos caen en la huída. Pero quiero al resto. Vivos.

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22/05/2008, 14:36
Elshva

No puedo esperar a tener entre mis manos a esos traidores... Su tono, por una vez, no era jovial

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22/05/2008, 14:50
Parnassus, Muerte de Obsidiana

El gladiador escuchó y asintió lentamente.

-Pronto volverán a estar bajo la sombra de estos muros, mi señor. Os traeré a esos esclavos.- reafirmó más que aceptó Parnassus las palabras de su amo.

No había más que decir; ellos ordenaban y él obedecía. El guerrero esperó hasta que su dueña decidió liberar su piel del contacto de aquellos gráciles dedos élficos, hizo una leve inclinación de asunción y despedida, y se marchó. Los muros de la mansión fueron cerrándose a su espalda conforme se alejaba del bello jardín. El olor a radish machacada aún plagaba sus fosas nasales, pero era menos intenso que el de la sangre, al que estaba más que acostumbrado. Mucho menos intenso que el de aquel fluído que sus amos arrancarían de aquellos esclavos por la afrenta causada... por la traición a su confianza.

Pero era la de ellos o la de Parnassus; había ocasiones en que decidir era sencillo.

Notas de juego

No sé si se me permite hacer daño exclusivamente shock con mis escudos, con algún penalizador (o sin él); si no es así, iré a la armería a solicitar dos escudos comunes (llevaré 1 y 1, en principio).

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22/05/2008, 14:59
Director

Notas de juego

Tranquilo, es una forma de introducir la maniobra de "Noquear"
jejeje

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22/05/2008, 15:07
Parnassus, Muerte de Obsidiana

Notas de juego

Me lo imaginaba, pero por si acaso. XDDD.

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13/06/2008, 03:12
Parnassus, Muerte de Obsidiana

Las enormes paredes basálticas del Palacio de Obsidiana volvieron a abrazar a su hijo pródigo entre sus imponentes brazos pétreos. EL gladiador que hasta el momento había arrancado los mayores amores y odios en el público angkortita caminaba con el paso resuelto y seguro hacia las dependencias privadas del imponente edificio. Las pronunciadas puntas de negro cristal volcánico que lo remataban, brillaron al cielo del amanecer como el orgullo de Parnassus reconocedor del trabajo bien hecho.

Aun así, el guerrero de los escudos no osó cruzar su melosa mirada con la de sus amos, cuando accedió al comedor en que Elshva degustaba unas jugosas, dulces y suaves cestas de frutas variadas, mientras Olshva repasaba algunas tablillas de contabilidad. La mente y el corazón, hasta la mayor de las intensidades, unidos en las dos diferenciadas caras de la misma moneda.

El Paladín de Obsidiana avanzó hasta un metro de la mesa y se postró, esperando permiso para hablar. Su mano izquierda se levantó sistemática, ofreciendo una suculenta bolsa de tintineante contenido. Poca falta hacía que el cuero curtido mostrara sus tripas, para que los gemelos supieran lo que contendría. Parnassus jamás había fallado; si lo hubiera hecho, ya no estaría aquí... pues había destinos peores que la muerte, como bien sabía el esclavo.

Notas de juego

Presupongo que el que vuelva a ver esta escena es que ya he viajado. Si no es así, sorry.

Por cierto, al final qué fue de noquear?

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14/06/2008, 11:30
Olshva

Bien hecho, Parnassus. Como siempre, tu aporte a la Casa de Obsidiana es inmaculado. Olshva, mirando al exterior desde una ventana, habla más para sí que para su siervo. Se aproximan cambios, y es hora de que nuestra casa ascienda en los peldaños de la ciudad y el Imperio. Y tú nos darás el Coliseo en bandeja de plata. Después se gira, para mirar a su sirviente. Álzate, Parnassus. Hoy te concedemos dispensa para comer a la mesa con tus amos. Hizo un gesto a una muchacha, una elfa oscura comprada hace tiempo a sus padres, para que recogiese los escudos del gladiador. Parnassus recordaba cuando había llegado, de niña. Sus lloros tras las puertas de la alcoba del senescal de la casa durante la noche. Pero había dejado de llorar, hacía años.

Al final, todos aceptaban su destino.

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14/06/2008, 11:38
Elshva

Toma, mascota, come, dice Elshva, mientras lanza un ala de pollo hacia su siervo. Sonríe divertida. Eso es bueno. La alternativa era aterradora. A lo largo de su vida, Parnassus solo había molestado a Elshva en dos ocasiones. El recuerdo hacía que incluso al fuerte gladiador se le erizasen los pelos del cuello.

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14/06/2008, 17:34
Parnassus, Muerte de Obsidiana

-Nada será mejor recompensa que permitirme comer a su lado, mis señores.- dijo Parnassus sin hacer ademán aún de tomar asiento- Pero porto el pesar de una labor que realicé con imperfecciones: cuando ya habíamos capturado a la mayoría, una mujer y su hijo saltaron a una sima; no pudimos impedirlo, ni el cazador Kalofher, ni el maese Delderius Caelis, ni yo.- dice casi con dolor -Sin embargo, el maese les presenta sus respetos y sus felicitaciones por el buen entrenamiento que cree que tiene su gladiador. Si desean hacerle llegar alguna respuesta, me encargaré de ello, desde luego.- añadió finalmente.

Bien sabía él, tanto como ellos, que una recompensa no era necesaria. Ellos ordenaban y él acataba; así es como funcionaban las cosas; pero fallar podía costarle caro... ocultarlo, mucho más. Sin esperar el veredicto, el guerrero hizo ademán de tener intención de hablar, y esperó. Al recibir el asentimiento de Olshva, se decidió por fin:

-Precisamente hay hechos ominosos ensombreciendo las esquinas de la Casa de los Condenados, amos. Se rumorea que un grupo de norteños quiere asesinar a un Juez. Temo que nos hicieran pagar a todos los esclavos humanos por sus pecados. No desearía que vuestras posesiones se malograran.- dijo refiriéndose a sí mismo -Mas no es el rumor más inquietante que he oído. Al ir a recoger mi equipaje para la salida a la Puerta Norte, tuve un dudoso encuentro con Liu An, una cortesana caída en desgracia de esta ciudad. No conozco los detalles de su vergüenza, pero ha insistido en reunirse con vos, ama Elshva, y creo que no os desea ningún bien.- comenzó cauteloso -Aquel día me hizo una revelación que no sé si considerar verídica, pero que merece ser investigada. Insiste en que un hombre del Coliseo de la Sangre, un tal Esteban, os desea mal, y acertadamente cree que me interpondré. Pretende asesinarme en algún callejón oscuro, cuando no lo espere. ¿Debo tomar en consideración cualesquiera de estas palabras, mis señores?- preguntó por fin el gladiador -Ordenad y se hará.- terminó, esperando instrucciones.

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15/06/2008, 11:35
Olshva

Los gemelos intercambiaron una mirada nerviosa. ¿Delderius? ¿Que hacía Delderius allí? No fuimos nosotros quienes le invitaron a la cacería... Olshva miraba a su hermana fijamente.

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15/06/2008, 11:37
Elshva

Te juro que yo no... hizo un mohín con el rostro, disgustada. ¡Sientate! chilló a su esclavo. Ahora Elshva estaba molesta. Antes de que acabase el día, alguien sufriría durante horas.

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15/06/2008, 11:39
Olshva

Olshva se acercó para situar su mano sobre el hombro de su hermana, haciendo que su humor se calmase un poco. Era el único que podía hacerlo. Los asuntos de esclavos pulgosos no deben preocuparte, Parnassus. Tu lealtad es probada y conocida, y no tendrás problema alguno. Si los jueces quieren otra masacre, como la que hicieron tras el alzamiento, sea. Nosotros sabemos administrar nuestra propiedad.

Respecto a Esteban, bien es cierto que el humano nos quiere mal...

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15/06/2008, 11:43
Elshva

Eso es quedarse corto, hermano. Cruzó los brazos frente a su pecho. Seguía molesta, desde luego, pero algo menos.

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15/06/2008, 11:45
Olshva

Nos quiere mal, decía. Esteban realiza ciertas actividades en las que la Casa de Obsidiana desea ejercer monopolio. Olshva miraba a Parnassus complacido. El haberle educado resultaba refrescante, el esclavo comprendía los más complicados conceptos sin esfuerzo y no tenía que deletrear sus explicaciones como con otros siervos. La Casa de Obsidiana debe volver a los más importantes puestos de poder. Hubo un tiempo en que mi deliciosa hermana se codeaba con el mismisimo Emperador ¿O eran otras cosas las que hacíais, hermana? le dedico una pícara sonrisa Pero por culpa de un terrible error de cálculo, perdimos nuestro puesto. Ahora debemos volver a alcanzar nuestra pasada gloria.

Dime, Parnassus, en la vida de un hombre, ¿Quien es indispensable?