Livia suspira y alza las cejas mientras a discusión se acalora. A pesar del intento de Duilius por calmar los ánimos, aquellos dos había hecho equipo para darse la razón mutuamente y tampoco tenía sentido alargar aquel debate, por lo que dejó que ellos solos se vinieran arriba con su orgullo, incluso cuando el nórdico lanzó aquel órdago a los guardias, que lo cierto es que habían sido demasiado bocazas, pero ella tampoco debía faltarles al respeto, la domina tenía ojos en todas partes.
Livia toma un trago de agua y se seca los labios con el brazo al tiempo que capta el mensaje de la bárbara. Realmente la romana no había tenido intención de ofender a Soenya aunque evidentemente se había ofendido, de modo que sostuvo su mirada unos instantes e hizo un asentimiento de cabeza, rápido y serio, queriendo decir algo así como "respeto". De esa forma esperaba compensar sus palabras y agradecer que permaneciera quieta.
Seguidamente se puso en pie y puso los brazos en jarras:
-Yo misma, Nórdico. Hare lo que esos guardias nunca han hecho. Cerrarte la boca.
Por fin una romana que se atreve... romana si tus ejércitos fueran como tu no moriría tanto romano en el campo de batalla... te veo en la arena durante el entrenamiento... guiñando un ojo a la romana le lanzo un beso y sin perder de vista a la vez a Livia y al guardia romano sonrío, romano esta mujer te acaba de salvar de la humillación...
Observa curiosa el intercambio de palabras y el desafío entre el Nórdico y la romana y sonríe.
- No me pierdo ese combate...
-SUFICIENTE... Está bien lo permitiré por esta vez, más se hará bajo mis términos-
Miró a ambos con mal estar, lamentando en su mente esta falacia y las habladurías de Nórdico.
-Livia, espada y escudo de entrenamiento, Nórdico, hachas de entrenamiento-
Miró a los guardias para que detuvieran su imprudencia también, miró a la mujer romana, y un rcuerdo vino a su cabeza.
Es entrenamiento, no pueden marar-
Motivo: Liderazgo
Dificultad: 6
Tirada (5 dados): 7, 5, 5, 8, 8
Éxitos: 3
Los guadias se vieron algo atemorizados con las miradas de ambos barbaros, con nervios tomaron las empuñaduras de sus espadas. Pero antes que pudieran animarse a algo vieron levantarse a Livia y casi que parecieron sentirse mas seguros. Miraron mal a ambos.
"Te humillara a vos." dijo el que habia hablado antes y en ese momento Livia supo que ya tenia a una parte de los espectadores de su lado. Aunque pronto se pusieron a mirar con precausion al Galo que les grito.
Faltan las demas. Pero la pelea ira en otra escena.
Livia sonrie satisfecha y le guiña un ojo a Soenya, confiada:
-Será instructivo, ¡hagan sus apuestas, bárbaros!- dice con buen humor, levantándose de un salto de la mesa y, una vez que tiene los pies en el suelo, empieza a sacudirse un poco, dando unos saltitos y se quita el polvo de las manos al tiempo que se coloca la coleta- venga, nórdico, a ver que sabes hacer.
- Lo siento Livia... Apuesto por el Nórdico... La tierra, la sangre y los dioses tiran mucho... - Sonrió a la romana para después mirar al Nórdico - Ya sabes, no puedes hacer que pierda... Y si ganas... Te recompensaré de otras formas... - Dijo guiñándole un ojo al Nórdico.
Esa tarde prometia o al menos asi lo veian los guardias. No habia mascara alguna que no mostrara que le tenian bronca al Nordico y tambien a Soenya. Aunque eran bastante cobardes por lo que no pelearian contra ellos de forma abiertta y menos con el Doctore supervizando por lo que la intervencion de Livia les ayudo.
Mientras los demas sirviente vieron esto con curiosidad la nueva gladiadora pelearia con un veterano. Tambien los gladiadores mirarian.
Segundo día en el ludus. Hora de comer.
Cuando entré al comedor estaban tanto Livia como Soenya hablando de sus experiencias cuando eran libres, me resultó interesante conocer sus historias; del mismo modo aquel a quien llaman Nórdico intervino preguntando y matizando aquel ambiente, seguramente cercano, del que hablaba Soenya. También el galo se les unió en conversación.
Mientras tanto yo seguía sirviendo bebida y comida ayudando a las demás sirvientas de la Domine.
Surgió la discusión a raíz de los dioses y las costumbres romanas entre un guardia y Soneya, se caldeó ésta añadiendo más elementos a la discusión, interviniendo el nórdico y hasta el galo. Aquello no podía más que empeorar y supuse que no haría nada bien si también me incorporaba a la pelea, así que, seguí con aquellas tareas de distribuir y recoger en el comedor, ayudando a las demás sirvientas.