Partida Rol por web

"Si, supongo que tienes razon. Aunque algunas rivalidades haria todo mas interesante." comento ella encogiendo sus hombros. Mientras se movia hacia su asiento, para sentarse comoda.

Si bien conversabas con el general, ella intervino cuando comentaste lo de los guardias. "El problema entre los gladiadores y los guardias siempre ha existido. Muchos de los gladiadores han olvidado que son esclavos y se han rebelado ante sus domines. Incluso han existido esclavos famosos justamente por rebelarse. Supongo que no haz escuchado de espartacus y es mejor que no repitas su nombre. No es uno que permitimos en la boca de esclavos en este ludus." comento ella mirando con mayor seriedad en especial cuando nombra a ese espartacus.

Ella sonrio y nego. "Teniamos una salvaje hace poco, termino muriendo. Un salvaje no es un problema, la germana lo era o al menos lo finge de vez en cuando pero al final no es un problema." le aclaro como si no fuera mucho. "Alina sera educada, ya sea por ustedes o por nosotros."

Afirmo lentamente, pensativa. Creo que es todo por ahora. Ya imagino que los gladiadores en general no se sentirán muy a gusto con sus guardias, y estos tienen que hacer valer su autoridad. Pero al mismo tiempo muchos gladiadores se excusan en que son propiedad de ustedes, y que por tanto los guardias no pueden hacer lo que quieran.

Y creo que en parte tienen razón, pero no estaría de más aclarar con el jefe de la guardia y quizá con el Doctore hasta dónde llegan los límites de uno y otro. No creo que vaya a llegar a haber una revuelta, pero seguro que con ello los gladiadores y gladiadoras pueden centrarse más en entrenar y dejar tontos piques aparte. En cualquier caso, yo les informo de lo que veo, no tomo decisiones.

Gallio fue quien intervino en ese momento.

"Es valida esa excusa?" pregunto no a brianda sino a Camilia que suponias sabia mas sobre esas cuestiones que el general. "Me parece que no deberia ser asi. Son nuestra propiedad pero no dejan de ser animales a los que educar, ni los soldados estan libres de algun castigo fisico o peor." comento el hombre que de vez en cuando te miraba. "Aunque supongo que lo sabras mas vos que yo, querida esposa." comento este dejando la decision a esta.

La mujer te vio extrañada a vos cuando lo mencionaste y luego cuando pregunto si servia como excusa ello.

"Son mi propiedad...nuestra propiedad." se corrige con una rapida mirada de Gallio. "Pero pueden ser castigados si es necesario y no deberian tener que consultarnos a nosotros con cada castigo." expresa ella. "Por supuesto que no aceptare que un guardia mutile a un gladiador por nada, si se lo merece nosotros lo sabremos y ordenaremos que se lo mutile." comento ella como explicando a ambos. "Nuestra propiedad debe poder pelear y no faltan las veces que unos cuantos latigazos en la espalda los han motivado a pelear con mas fuerza." expreso ella con frialdad.

"Dile a los que dicen esa excusa, que espero no oirla frente mio ya que hare que se latige a quien lo dice."

Afirmo ante la domina con sus palabras. No tengáis duda de que se lo haré llegar. La verdad es que aquí, por fortuna, veo menos castigos que con los egipcios, así que por mi parte no me quejo. Supongo que habéis visto mi espalda, y a mí me cuidaban para conseguir más dinero por mí.

Después de eso me quedo esperando por si tienen alguna indicación más que darme, pues no veo nada más de lo que tenga que informarles. ¿Necesitan algo más de mí? pregunto sin saber si eso conllevará un castigo o no.

Ambos negaron casi al mismo tiempo, no habia mas que decir y la domina parecio no comentar mucho de tus heridas pero claro que las habia visto. Lo que no parecio ver a su prometido dandote una mirada significativa y un guiño., estan distraida sirviendose vino.

Con eso dicho. "Puedes retirarte." dijo gallio antes de acercarse a Camilia para charlar con ella.

Me retiro para regresar a mi celda, dónde vuelvo a cambiarme. Si está el mismo guardia repito la operación de antes, si hay otro pues le daré la espalda mientras me cambio. Luego doblo el traje lo mejor que puedo y lo guardo debajo de mi catre o, si encuentro otro sitio mejor, en dónde crea que no se va a manchar ni arrugar. Tras eso regresaré a lo que estuviera haciendo.

No puedo decir que me haya ido mal del todo, la verdad. Pero eso se verá.