Si algo estaba quedando claro de aquel entrenamiento era que la germana parecía tener un buen control de las espadas con ambas manos, como si fuera capaz de manejar ambas manos con la misma precisión. Además, demostraba un bien equilibrio y una posición de pies fiebre que la mantenía pegada al suelo.
Continuaba con diversos movimientos que parecían ir a un lado para después, en el último momento, cambiar o no de dirección e incluso la egipcia pudo notar algún que otro golpe de los que se considerarían poco limpios y que hacían que los movimientos de la bárbara fueran algo imprevisibles.
Al mismo tiempo, Soenya se cubría de los golpes de su compañera de entrenamiento aunque recibía alguno que otro pues aunque bloqueaba con ambas espadas no era tan efectivo como bloquear con un escudo.
- Lo sé... Llevo peleando desde niña y he participado en varias batallas... Una no sobrevive a una invasión sin aprender algún que otro truco... Tu también eres fuerte... ¿Dónde aprendiste?
Escuchó las palabras del Nórdico y sonrió ante estas, vino si le trajeran algún recuerdo a su mente.
- Mientras el amante sea bueno y me haga disfrutar yo encantada...
Perdón, no era un mérito sino una especialidad... Básicamente es buena manteniéndose firme y en equilibrio en una posición xD
Sekhmet muy bien repite de nuevo, si controlas el escudo el será tu arma y tu defensa junto a tu espada. Soenya mueve bien ese cuerpo, no puedes permitirte ser previsible. Indico a las gladiadoras motivando a estas y encontrando un método en el que ellas exploren su astucia y su lado mas impulsivo en su favor.
- Digamos que en Egipto, a pesar de que los romanos no encontraron excesiva resistencia tampoco fue un paseo militar, aparte que en las ciudades siempre hemos tenido conflictos con tribus locales y se producían numerosos asaltos a caravanas, así que, aprender a manejar la espada se convertía en una necesidad - también había participado en alguna escaramuza pero en todo caso nada comparable a una batalla a gran escala.
Asiento al nórdico que me hace recomendaciones con el escudo y la espada, está claro que llevaba tiempo en el ludus o que sabía mucho de manejo de armas.
Sekhmet tu experiencia es tan buena como sepas explotar tus virtudes y corregir tus defectos y en tu caso te ayudaré a que la sorpresa y todo lo que empuñes sea un arma y una defensa. A la hora de la verdad logras vencer y convencer te ganarás al publico. Ellos te ayudarán a que puedas ser libre o salvar tu vida si caes derrotada.
Permaneció en silencio escuchando la conversación entre la egipcia y el Nórdico, esperando por si hay alguna instrucción más y observando al resto de gladiadores que entrenaban.
Soenya no pienses en combate, tu experiencia en batalla te hará reaccionar en el último momento y así engañar o llevar el combate por donde tu deseas. El instinto es tu arma... Dicho eso hago un gesto para que continúen con el entrenamiento.
Adonia dejo caer el palum de nuevo. Y sentó encima. Parecía cansada, pero no más calmada. Respiro hondo unas cuantas veces, y se volvió a levantar, no iba andando muy rápido pues sentía calambres en las piernas después del esfuerzo físico.
Llego a donde estaba el Nórdico y lo miro.
- ¿qué quieres?.-
Debía de haberle escuchado hablar antes. Y o bien no lo había oido, o bien no le había echo ni caso. Pero ahí estaba mirando al extraño hombre del norte a la cara, mientras sudaba a espuertas.
Bebe un poco agua y después como ellas me cuentas tu experiencia de combate y tu especialidad. Así encontramos un entrenamiento que te ayude mejorarlas. Explico con la misma naturalidad que hice anteriormente con sus compañeras.
- No quiero agua. Eso lo haré luego. Mi experiencia es que he matado todo lo que he tenido delante, y nadie me ha enseñado nada, la vida es mi maestra. Tu pregunta es tan tonta como tu cara.-
Adonia estaba para pocas tonterías. Por el motivo que fuera la interrupción y la pelea con el Doctore le había crispado de verdad. Y el Nordico, con su sonrisa de tiburón no le caía especialmente bien.
Sin embargo, su tono de voz fue el mismo en todo momento. Molesto, pero sin buscar discutir. Expresaba, a su manera, lo que tenia en la cabeza.
Asintió a las palabras del Nórdico.
- El instinto, ¿eh?... Interesante punto, gracias
Le guiñó un ojo con cierta picardía para después observar como Adonia se acercaba e intercambiaba palabras con el que se había quedado ahora como el entrenador de ellas mientras el Doctore estaba fuera con la romana.
Escuchó con atención las palabras de la griega, diciéndose a ella misma que ya le preguntaría después por su historia pues parecía ser, sin duda alguna, entretenida...
Como ya lo sabes todo siéntate y haz dibujitos en la arena, no tengo nada que enseñarte... ¿me pregunto como alguien tan lista como tu termina atrapada con un tonto como yo....?, no lo se soy muy tonto... respondo con ironía y burla a la griega hiriendo su orgullo atento a una posible reacción violenta de esta.
Rubia y morena no me privéis de vuestros hermosos cuerpos luchando, insto divertido y amistoso a las mujeres para que continúen su entrenamiento y poder disfrutar de sus cuerpos y de la emoción de verlas luchar cada una con sus movimientos que van a personalizar a su propio estilo.
- Vaya, estoy rodeada de asesinas, entonces - tras escuchar las historias que cuentan parece que son expertas en el uso de la espada y demás armas. A priori les daría una experiencia sobre la arena mucho mayor que cualquiera de sus rivales, tanto Soenya como Adonia estaban acostumbradas a sesgar la vida - si de la guerra vivíais, entiendo que ninguna familia tenía ¿me equivoco?
- ¿Y tú, nórdico ¿cuál es tu historia?
Soenya mira a la egipcia y su rostro se vuelve algo tenso.
- Si, aún tengo familia... Mi hermano pequeño sigue allí... El resto de mi familia fue o bien asesinada por los romanos o bien murió en batalla... Y no, ni he estado casada ni he tenido hijos...¿Y tu? - Dijo mirando a la egipcia para después prestar atención a su pregunta hacia el Nórdico.
Mientras hablaban se colocó en posición por si el entrenamiento se reanudaba.
- No, no tengo familia... no podría aunque quisiera, formaba parte de una unidad... - trato de explicar para que lo entienda de algo que en la tradición de Egipto se daba pero que en Roma era totalmente desconocido y de igual modo lo sería más al norte - consagrada a los dioses y no se nos permitía tener familia.
De donde vengo te enseñan hacer un arma y es escudo parte de ti desde el primer momento que eres capaz de levantar uno porque en nuestra cultura nuestros dioses solo nos abren las puertas de su reino si somos unos guerreros dignos de ellos. Cuando tuve edad para ir a la guerra iba a toda aquella que podía ir con la mala suerte de caer en una batalla cuando era joven y ser apresado. Desde entonces he mejorado mi forma de combatir aprendiendo de mi hogar y de lo aprendido de los romanos. Hace demasiado de aquello... Respondo a las mujeres que parecen interesadas en la respuesta esperando ver como entrenan.
Sonrió ante las palabras del Nórdico, pues las entendía perfectamente pues ella había sido criada de la misma forma, aunque lo de aprender de los romanos no le hizo tampoco mucha gracia, aunque era comprensible...
Después miró a la egipcia.
- ¿Una sacerdotisa? Entre mi gente las sacerdotisa si pueden casarse y tener familias...
- Ja ja ja.-
Otra risotada sonora por parte de la griega al extraño nórdico. Y luego le fulmino con la mirada, para luego volverse a reír y retirarse a coger un arma.
- Pues eso haré, dibujos en la arena, para qué el barbárito del norte no se haga pis esta noche. Porque la lista Adonia infunde miedo en el cuerpito del tontito con la lengua de serpiente.-
Agarro una de las espadas de madera, y se puso a lanzar series de tajos al aire, concentrándose y pasando “olímpicamente” de la reacción del bocazas de norte.
Entre el entrenador polla gorda, y su secuaz el boca espanto le estaban dando la tarde a la pobre.
Y estaba claro que aquel sujeto, solo tenia la confianza de los demás, porque aun no le habían matado en la arena.
A ver si tenían suerte y moría pronto, porque llevaba todo el día follando con la mirada en vez de entrenarse.
La practica siguio con el norteño dirigiendo, por otro lado los hombres practicaron un poco pero pronto se quedaron viendo. Incluso algunos copiaron a Adonia quedandose sentados. Titus parecio dejarlo pasar, sin duda sin el Doctore algunas cosas quedaban para otro dia.
Mientras dos de las gladiadoras aprendieron mas maniobras que les serviria para la pelea y tal vez para la vida. Aunque pronto el sol bajo y seria solo hasta la noche que volverian a ver a su compañera.
Fin de escena.