Partida Rol por web

Asintio un par de veces dandote la razon en las primeras palabras tuyas. Pero luego de nuevo se vio intrigada con el tema de los celos tal vez pareciendo una mujer muy cotilla. "Estos hombres con sus celos. Son incontrolables. Te digo que cupido les da flechas mas fuerte a ellos pero de peor forma." comenta encogiendose de hombros. Habia mucho para hablar ahi pero la Domina eligio ir por otros temas de ellas.

Entonces volvieron al tema del castigo y la rota espalda de ella. "Mi padre le gustan los castigos antiguos. Es algo que no va a cambiar y si tiene que sacrificarte a ti u otra para que las demas entiendan una leccion lo hara." le aclaro. "Yo por mi lado soy de recompensar a quienes se portan bien conmigo o con el ludus. Diria que son mas benevolente." comento ella pareciendo creerselo y ademas tomandolo con orgullo.

Luego simplemente asendio la mano que tenia en tu pierna hasta mas arriba. A tus nalgas que tomo con fuerza por un momento."No te pongas triste esclava. Aun puedes estar muy contenta y mas fuerte." dijo tirando de un mechon de pelo delivia mientras ella tambien se acerco. Dandole un beso pasional que durara bastante, mientras su mano de abajo fue de vuelta a su entre pierna, metiendo sus largos dejos adentro y rozando cuanto queria de ella.

-Señora, con todo respeto...yo ya le pertenecí a un hombre. Y ahora os pertenezco a vos, a nadie más...nadie más que vos tiene derecho a reclamar mi cuerpo para su uso personal. - dice y acerca más su cuerpo al suyo tras recibir su largo y pasional beso al tiempo que la mano de Camilia vuelve a la carga para introducirse en sus interiores y hace que Livia se recueste aún más sobre la cama, retorciéndose un poco de puro placer- Si...vuestro Pater es...de la antigua usanza. Aunque sus métodos son...bastante efectivos...aunque no por los motivos que él cree...al menos conmigo...- comenta con esfuerzo entre gemidos y le costaba hablar o incluso pensar.

"Lo se querida, lo se. Pero tu tambien sabes que en realidad perteneces al Ludus y mi prometido en si gracias mi padre tambien es tu dueño." le aclaro por si no habia dado cuenta de eso en la reunion. "Pero puedo cuidarte y hacer que su atension no este en ti." le comenta antes de darle el beso.

La siente moverse, retorciendose ante ella y su mano. La domina lo aprovecho para posicionarse en parte arriba de ella.

"Ah si? A que te refieres?" pregunta aunque no por eso deja de estimularla, empezando a mover su mano en ella con mas rapidez. Entrando y saliendo con sus dedos frotandose con la joya de ella mientras entraba.

-Me refiero...a...ah...- le cuesta articular las palabras, especialmente ahora que Camilia se le ha puesto encima, había algo en aquella posición de vulnerabilidad que la hacía sentir extrañamente reconfortada.- a que en mi caso...uff...no temo al látigo...no temo al dolor. Temo...temo la convalecencia de después...temo que si vuelvo a recibir un castigo similar...algo no se cure bien...perder mi capacidad para entrenar...temo ahora ser un lastre para mis compañeras.- se muerde el labio inferior para ahogar un gemido  y dobla una de sus rodillas hacia arriba, de tal manera que abre más sus labios inferiores para que Camilia pueda acceder con mayor facilidad en su cads vez más húmedo sexo- y si no valgo para luchar...mi existencia dejará de...tener sentido...ah...ah...

La mujer escucha tus razones, sin detener su mano que juega frenetica con tu sexo. "Ahora entiendo, es un terror muy comun del latigo. Por eso te advierto no lo pruebes." vuelve a advertir ella. "Es un senador romano." le recordo con una sonrisa picara.

Dicho eso mira para abajo en tu cuerpo a tu sexo, donde sus dedos se meten como si nada. Sin importar la cantidad de dedos sentia que podia meter mas o al menos asi pensaba ella. Sentias sus dedos metiendose y saliendo de forma rapida en ti estimulandote con prisa buscando que te mojes mas rapido que sientas como ella a diferencia de Verina tenia experiencia en esto. Porque ademas roza tu clitoris con cada entrada.

"Te gusta cierto?" 

-No...no deseo probarlo de nuevo...yo solo quiero...proteger su nombre...el de este ludus.- balbucea  mientras su cadera y su vientre y hasta sus hombros bailaban al ritmo que marcaban las manos de Camilia, la romana clava las manos en la tabla, apunto de rasgar la sábana. Desde luego que la experiencia no se parecía en nada al sexo con la sirvienta pelirroja, ni en el físico ni en las sensaciones que le transmitía...Verina era increíble, su deseo y su pasión pero Camilia le satisfacía sus necesidades de ser dominada y poseída...era algo diferente.

-Si...me gusta, mi señora...gracias señora.

“Mi nombre estara cuidado cuando estes en tu puesto.” dice ella con algo de insistencia tal vez, aunque tambien con una sonrisa que marcaba que le ayudaria a lograrlo.

Sin parar su mano sigue frotando con rapidez el interior de ella, produciendose ruidos humedos que sin duda llenaban las celdas juntos a los gemidos de Livia. La mujer disfrutaba eso y el rostro de la gladiadora contrajendose con el placer que lograba.

Con su mano libre dejo su pelo y fue por uno de sus pechos tomandolo con sus manos fuertes mas por sus uñas que por una verdadera fuerza. Las tomo en principio entera marcando sus uñas por unos momento hasta que paso a sus pezones con los que fue mas suave. Tomandolos con el indice y pulgar, frotando con ambos dedos esa gran dureza.

“Asi de agradecia deberian ser todas.” comento la mujer que miraba con profundo deseo a la esclava disfrutando ese papel.

Arques la espalda quizás más de lo sería bueno para sus heridas pero no se lo piensa demasiado, todo con tal de acercar sus menudas pero hermosas tetas a las manos de la domina, deseando recibir aquella atención, aquel dolor picante y lacerante que parecía atravesarla hasta la espalda, pero al mismo tiempo era adictivo. Definitivamente aquella mezcla entre dolor y placer resultaba algo con lo que la gladiadora no podía lidiar...tal vez no quería.

Por su parte su cadera continuaba su rítmico movimiento siguiendo el que marcaba Camilia con sus expertas manos. Su excitación durante todo el tiempo que había durado la visita de la domina había salido tan grande que apenas la había tocado y ya se sentía al punto del orgasmo, todo su cuerpo sudoroso y sus dientes apretados para no gemir demasiado alto se lo decía...las contracciones de su sexo resultaban más que evidentes:

-Mi...domina...me voy a...me voy...- decía como si deseara avisarla por si una mujer de su posición no deseaba mancharse...o tal vez estaba pidiendo permiso.

La domina todo tu cuerpo desde arriba notando no solo como estabas a punto de venir sino como te ordenabas como ella queria a pesar de su dolor. "Hazlo. No te restringas ni con eso ni con tus gemidos." respondio ella dandole ese permiso que queria.

Pero no por eso aflojo sus manos que solamente tomaron mas fuerte el cuerpo de ella. Con su mano tirando y casi pellizcando un pezon y luego pasando a otro. Mientras su otra mano mano entraba mas adentro y salia rapido esperando que en un momento saldria igual que cuando la Romana mostrara su orgasmo.

Entonces ocurrió que sobrevino el orgasmo de Livia, abriendo mucho los ojos, arquea la espalda y sus manos van derechas a la cintura de la domina, sin hacerle daño, sin tomarla violentamente, solo como si necesitara aferrarse a algo en una sensación de vértigo que dura largos segundos. Los fluidos brotan en espasmos del sexo de la romana terminando de empapar la manta de Soenya aunque tal cosa poco importaba la verdad. Y junto a ellos un largo gemido apenas contenido, que estalla con fuerza y va perdiendo en tono hasta volverse un gruñido bajo y suave.

Poco a poco la esclava va volviendo a la normalidad, aunque su respiración aún es algo agitada y su corazón va al trote vino caballo que ha perdido las riendas, se cierran un poco sus ojos o más bien se entornan un poco, quedándose muy relajada tras liberar su tensión:

-Gra...gracias...por Venus...mi...domina...

Cuando recibe el orgasmo de ella en su mano, la retira y deja que manche sin mucho problema la manta de Soenya. Con su lengua lame su mano saboreando a la gladiadora, lo que consumio y un poco de su esencia. Es rico mas por la accion que por el sabor.

Retira su mano del pezon pero sigue tomando su pecho. Sintiendolo un poco junto a su agitado respirar. "De nada Livia. Puedes descansar. Aunque mejor vuelves a tu celda." comenta ella con liviandad mientras se levanta para vestirse. Pronto se iria de ahi para dejar a Livia sola con sus deseos.

Cuando la domina se levanta, Livia tarda un poco en hacerlo pero también se acaba incorporando, mira la manta de la germana con un gesto de preocupación, pero frunce los labios y se vuelve para recuperar su ropa y luego abandona la celda tras asegurarse de que nada más había sido movido o tocado:

-Gracias por su visita, Domina...espero volver a verla pronto y espero que aún más pronto vos me veáis en la arena.- declara con una sonrisa y se atreve a a tomar la mano de la señora para besarla con devoción.

Cuando Camilia se va, Livia se queda sola con sus pensamientos y vuelve a su tarea de preparar para diseñar su futuro altar a Marte.

Era importante que la vieran ocupada, y sobretodo, estar ocupada porque en su cabeza no dejaban de formarse ideas retorcidas y peligrosas desde la noche de la fiesta. Su gesto se tuerce en preocupación al recordar aquella noche, aún no se había atrevido a hablarlo con nadie, probablemente no se atreviera, dirían que estaba loca...pero si las sensaciones que la romana tenía eran verdaderas... Un escalofrío recorre su espalda y sacude la cabeza volviendo a centrarse en los pergaminos que tenía delante, con imágenes y diseños de templos.

Y además estaban las inspecciones de Sekhmet y de Elia...seguro que las dos ya se habían dado cuenta del engaño, especialmente la egipcia, esa mujer era peligrosa y ladina, incluso la domina se había dado cuenta aunque no lo admitiera...¿Le habían contado a Camilia lo del engaño de ella y el doctore? Parecía que no pero también era posible que Camilia estuviera jugando con ella para ver si finalmente lo confesaba. Suspira, abandona su posición de orante arrodillada sobre los pergaminos y termina sentada con la espalda apoyada en la pared, sintiendo el alivio en sus heridas. Se frota la cara con ambas manos, presa de la ansiedad que le producía ese secreto...algo así podría costarle la vida a ambos...y también a Verina si se sabía que ella también era cómplice. No podía permitirse flaquear... debía mostrarse sumisa y obediente con la Domina especialmente y con su prometido si se daba el caso... sólo así podría mantener su fachada de no tener nada que ocultar y, tanto si Camilia lo sabía como si no...al menos podría seguir dudando de su su información era correcta. Mientras tanto, obedecería en silencio, aunque ello la hiciera perder su amistad con la germana y con todos los extranjeros...que así fuera.