Era de nuevo el fuerte contacto entre sus intimidades lo que hacía a la germana arquearse y gemir con pasión de nuevo, el goze del trato salvaje y de brusca pasión que es correspondida con besos pasionales y deseos carnales ardientes.
Un volcán en erupción, eso era el galo mientras se abria camino una, y otra, y otra vez en la carne de la germana, sintiendo el calor de su cuerpo en su cuerpo en su justa medida, resbalando sus pieles en la sujeción que Soenya tenía sobre el.
Respondiendo con más besos aquellas peticiones, rodeando con sus manos la espalda de la mujer para alzarla un poco, haciéndose mas en el interior de ella.
Las preocupaciones se fueron con el viento de la pasión, ahora no tenía a lo que pudiera pasar, si su semilla hechaba raíces, quedaría en el la responsabilidad, pero con los romanos no había nada seguro, y esa era una apiesta riesgoza.
Cada vez que estaba con él todo lo demás desaparecía, las preocupaciones, el dolor de la pérdida e incluso las ansías de venganza y libertad. En esos momentos solamente existía el placer, el placer que él le daba y el que ella quería entregarle y darle a él.
Su cuerpo comenzó a temblar ligeramente al tiempo que se tensaba y las paredes de su sexo comenzaban a palpitar mientras su sexo se humedecía cada vez más. Aquel hombre era capaz de llevarla al éxtasis en apenas un suspiro y eso a ella, la volvía loca... Quería más y más de él, quería sentirlo dentro de ella a cada instante. Su aliento, su piel, su aroma... Lo quería todo de él y no iba a renunciar a ello, sería suyo...
Él pudo sentirlo, pudo sentir como el cuerpo de ella marcaba el inicio de un nuevo orgasmo al tiempo que ahogó el profundo gemido de placer entre los labios de él para después morder con cierta fuerza la zona que unía su hombro con su cuello, dejando una ligera marca de sus dientes mientras intentaba recuperar la respiración tras aquel intenso orgasmo.
- Más... Quiero más... Lo quiero... todo... No pares...
Consiguió decir entre jadeos mientras sus caderas volvían a moverse con intensidad, arqueando su cuerpo para sentirlo bien dentro y profundo en ella.
Los golpes de la cama, los jadeos y gemidos hacían que fuera probable que quienes pasaran cerca conocieran qué estaba sucediendo en aquella habitación pero a la germana todo aquello parecía no importarle ya.
Estaba siendo mordido en el cuello, marcado por la lider gladiadora, percatandose de que en en la kntimidad de aquella habitación, el le pertenecía, casi cómo su propiedad exclusiva.
El temblor en la tierna carne de la germana marcó el inicio de otro climax, un orgasmo tan intwnso que no pudo controlar, más el no llegó a la increible sensación que daba el sexo, el se mantenía firme ante tañes presiones, resistiendo aquellas sabrosas ondulaciones y presiones que daba el ser, más la cosa no había terminado ahí.
No te preocupes... No lo haré...
Antes de volver a empotrarla con fuerza, se inclinó sobre sus senos, mirando sus picos gemelos con hambre y deseo, tomando estos para masajearlos y pellizcar las puntas erectas, succionando el pezón con fuerza, solo para después morder la aureola, y así pasar al otro pecho y hacerle lo mismo, jugando con su lengua tambien, solo para volver a succionar con fuerza de el.
Un segundo despues, se separó de sus montañas y avanzar a su boca, mientras comenzaba otra vez a empalarla con fuerza, la pregunta es cuanto resistirá su cama.
Notó como él poseía sus pechos, como mordía, estiraba y pellizcaba sus pezones, sus aureolas y succionando con lascivia y placer, provocando que sus gemidos y jadeos se intensificarán ligeramente al tiempo que movía sus caderas al ritmo e intensidad que él marcaba.
Tomó sus labios, su lengua y sus besos como quien bebe tras una una duda jornada, alimentándose de él y de las sensaciones que le producía.
La cama parecía crujir, moverse de forma que no se podía saber si aguantaría o no, aunque eso no era lo que importaba ahora pues las paredes del sexo de ella habían comenzado a aprisionar el miembro de él en su interior como si quisiera que no saliera de su interior.
El gozo mismo del acto sexual atenia a la mente del galo de otras preocupaciones, la germana demandaba toda su atención y con gusto el respondía a ella, con claro sentir por lo que estaban haciendo.
Su carne se aferraba a el, le sujetaba de tal forma que le parecía que lo quería dentro para siempre, esa fue la fugaz idea que por su cabeza pasó, haciendose de más fuerza para continuar con el sexo.
La respuesta a sus lascivos besos se hizo al mismo tiempo, perdidos en sus formas, cómo dos seres que aspiran a ser uno, solo separados por la piel, danzando en la oscuridad de la habitación, envuelto en embriagante calor de las pasiones.
Y de nuevo el clímax se presentó en el, volviendo otra vez a quedarse bien dentro de ella, cómo quería Soenya, para volver a llenarla con su semilla, ya parecía que no le importaba quedar inpregnada, o no lo sabía.
Sintió como él volvía a descargarse en su interior, a llenarla por completo con su semilla mientras la calidez de ésta llegaba profundamente y como la humedad y calidez de su sexo aumentaban conforme él terminaba de irse en su interior.
Conocía el riesgo, sabía que estaban sobrepasándose y aún así parecía como si a ninguno de los dos les importase ya. La germana confiaba en el galo y sabía que él estaría a su lado o al menos eso quería creer...
Cuando él terminó y continuó clavado dentro de ella los ojos de la germana buscaron los de él, relamiéndose los labios con cierta lascivia para después depositar un húmedo beso en sus labios.
- ¿Puedo quedarme... contigo... aquí... toda la... noche?
Acarició su mejilla con cierto afecto.
El corresponde aquellos toques gentiles con las mismas caricias, agregando besos a la suma, más no dudó de su respuesta, la quería al lado pues no queria separarse de su cuerpo, ni romper el contacto entrw sus almas.
Mi corazón se rompería si te fueras... Quédate aquí conmigo...
Con eso dicho, volvió el vaivén nuevamente, entrando y saliendo de Soenya, el galo no queria detenerse, pese a haber depositado su semilla en ella, queria hacerlo todavía más con ella, y por eso volvió a ser un amante salvaje.
Sonrió con cierta calidez mientras asentía a sus palabras, sintiendo una pequeña punzada de calidez en su pecho al tiempo que el miedo crecía en su interior, miedo por la posibilidad de perderlo.
- Entonces... Tómame toda la noche... Soy tuya... Duilius...
Gimió al sentir de nuevo como él entraba y salía de su interior con aquella intensidad y pasión, jadeando y gimiendo mientras sus manos recorrían su espalda.
Más en un momento dado lo obligó a darse la vuelta para que fuera él quien quedase abajo y así comenzar ella a cabalgarlo, irguiendo su cuerpo y colocándose verticalmente sobre é para moverse de arriba a abajo, haciendo que él casi saliese de su interior para después bajar y sentir como él se introducía hasta lo más profundo de su interior, clavándose en ella y quedándose después pegada a sus caderas, moviendo las suyas para disfrutar y hacerle disfrutar del placer que ambos sentían con aquel acto.
Estaba extasiado, loco por decirlo de alguna forma, y ante aquellas palabras siguió más duro de lo que jamás fue, hasta que ella lo invirtió traa aquellas dulces palabras, no fue una sorpresa, esa flexibilidad es de admirar.
Soenya...
Se veia cómo una amazona montando a la bestia más salvaje de todas, metiendose su virilidad bien adentro, deborandole con obcenidad, ya a esa altura de la situación, no le importaba nada, le permitió seguir montando, tomando uno de sus pechos y la cadera contraria, que ocurriera lo que debía ocurrir, que los dioses lo decidieran, el no dejaría de quererla.
Aquella noche se convirtió en una noche repleta de una pasión que acompañaba a un sesión de abundante, duro y extasiado sexo. Una noche en donde Soenya simplemente se dejó arrastrar por las más oscuras pasiones, disfrutando de cada una de las partes de él, de sentirlo en todo su cuerpo, llenándola y abrazándola como hasta ahora no había sentido.
Quería quedarse allí, entre sus labios, sus piernas, sus brazos... Aquella sería una de esas noches que difícilmente se olvidaría, al menos para la germana y pensaba disfrutarla como si fuera la última noche pues en aquella nueva vida que llevaba no sabía cuando podría ser el último día, la última noche... Y por eso había decidido aprovechar todas y cada una de las noches en la que se le permitiera disfrutar del hombre que ahora tenía entre las piernas...
Y solamente las deidades conocerían el futuro que les depararía...
(Creo que se puede ir cerrando escena, ¿no?)