Partida Rol por web

Para aclarar, el jefe de la guardia tambien es un traidor, asi que permaneced tranquilos que ella está conmigo, podeis relajaros, pero el sacerdote morirá bajo mi espada... Pero necesito una para ella.

Miró a los guardias que parecian comprometidos, y se interpuso en el camino de las lanzas y las espadas.

Ahora, aguardad aquí hasta que llegue el dominus, nos encargaremos de los traidores.

Apartó a Soenya de la vista de los presentes y se la llevó por dónde venían.

Ahora es nuestra oportunidad de vengarnos, voy a cortarle la cabeza al sacerdote, y tu podrás hacer lo mismo con Herius... Te buscaré una espada para que estés bien armada.

Miró a los guardias y río con ganas.

- El propio Herius combatía y asesinaba junto al sacerdote, ambos masacraron a varios guardias. Imagino que, si no le teméis es porque estáis con él y sois también unos traidores.

Miró la daga que llevaba, volvió a mirar a los guardias y se encogió de hombros.

- No esperaréis que me dejara asesinar así como así, ¿no? 

Le dio la daga a Duilius ante la presencia y la vista de los guardias.

- Tomad Doctore, tu si tienes el permiso para llevar esto.

Que después se la devolviera era otro tema, de momento, mejor contentar a los guardias para que no la liaran más.

Tras aquello, siguió a Duilius y sonrió con malicia ante sus palabras.

- Así lo espero... 

"Si asesinaron entonces esos se lo merecian." comento simplemente el guardia ya cansado y viendo con mala cara el intercambio de armas.  "Ninguno de los dos tiene permiso. Bajen las armas sino atacaremos." dijo el guardia ya cansado de ese dialogo.

Los demas parecian ir igual porque empezaron a tratar de rodearlos a ambos.

La germana ya le había entregado a Duilius la daga cuando los guardias decidieron que había llegado la hora de ponerse agresivos, así que la germana se posicionó para esquivar sus posibles ataques y poder contratacarles después. 

Malditos pedazos de mierda, creen que así se van a salvar, me estoy cansando de vosotros, ya nos ibamos y aun así quieren pelear, y las ganancias que mis gladiadores otorgaban eran las que pagaban sus malditos salarios, Voy a matarlos.

Sacó su espada sin recibirle siquiera el arma a Soenya, se sentia profundamente enfadado y literalmente ya quería matarlos a todos, ahora le daba igual.

Antes de avalanzarse, hizo una seña a Soenya para  que les rodeara.

Vosotros sois tan culpables cómo los bastardos que planearon matar a la domina y a su familia, mueran!!!

Los guardias no tardaron en ponerse en movimiento y atacar. El primero de ellos parecio atacar mas al aire que a cualquier otro lado pero los demas parecieron concentrar toda su ira en la germana. Uno usando una espada mientras los otros dos aprovechaban para mantenerse algo lejos con sus lanzas.

La germana no buscaba el combate, por eso el hecho de que la atacaran 3 la pillo desprevenida y solamente pudo esquivar a uno de ellos, aquel que se acercó a ella con la espada. Se movió rápida, utilizando el mismo movimiento para golpear en la pierna del guardia y desequilibrarlo o dañarle en la pierna. 

Uno de los guardias cayo como si nada ante el golpe brutal del Doctor, haciendo que su sangre manche la puerta y a su asesino. Pero eso no dejaba de hacer que los demas siguieran.

El guardia que la ataco con la espada solo ataco al viento mientras ella se aganchaba y aprovechaba para dañar la pierna de este. El hombre grito de dolor aunque siguio permaneciendo de pie como pudo. Los demas al ver eso fueron por ella con mas odio buscando empalarla con sus lanzas.

La batalla continuo aunque parecia que las cosas se habian torcido para los amantes. Si bien el doctore habia logrado herir de gravedad a uno de ellos, el resto se habia coordinado para ir contra Soenya. Como si fuera parte de un diseño antiguo ella termino rechazando un ataque de una espada mientras que otros con lanzas aremetieron con fuerza penetrando su piel causando heridas importantes.

Duilius vio esto y ardio con mayor ira. Mostrandose aun mas gigante fue a atacar a uno de ellos apuñalandolo por la espalda. Pero no seria tan sencillo porque el que quedaba con la espada se empezo a enfrentarse a él atacando en un principio pero teniendo que defenderse de sus ataques.

Igual los otros guardias no se rindieron volviendo aprobechar las lanzas para atacarlo de lejos, una y otra y otra vez al ver que el hombre no caia. Incluso ya le habia cortado el brazo del que sostenia la espada y le habia partido la cabeza luego con un golpe mas violento.

Pronto parecio que la victoria era total en los guardias, pero Soenya desangrandose de su estomago se levanto una vez mas. Tomando una espada del piso y empezando a cortarlos. Con un rapido corte razgo el cuello de uno, mientras el otro trato de defenderse pero Duilius lo retuvo dejandose atravezar por la lanza para acercarse aun mas y darle un gran abrazo para detenerlo. La germana solo tuvo que clavar su espada en el costado de su cabeza hasta salir del otro lado para verlo morir.

Entonces con los guardias muertos ambos empezaron a sentir el dolor de sus heridas. La falta de su sangre e igual sonrieron con confianza que tenian. Yendo hasta la puerta del Ludus, atravezandolo hasta salir afuera pero como si sus espiritus habrian quedado atorados en el ludus no terminaron yendo muy lejos a fuerza antes de caer.

Pero cayeron con las manos tomadas y viendo a un Dios...que los recibia en el mas alla.

Las chicas se habían marchado, y sobre ella ahora caía el peso de una justicia que no compartía. Pues, como en su tierra, el que gana el duelo es el que por justicia tenía razón, y no pensaba regalar su sangre a esta arena polvorienta.

Galio se lanza por ella, y la mujer intenta hacerse con el arma que había arrojado a modo de rendición. Fue un error que pagó con una patada en el rostro y rodado por la arena. Ikateria escupió sangre. Sus ánimos había cambiado. De ser una persona que se rendía a odiar a este hombre que se abalzaba sobre ella una vez más. No dudó en rodar contra sus pies y hacerle saltar. Fue un segundo intento de ir a por el arma, pero el hombre había previsto el intento y otra patada llegó a las costillas de la hispana, haciéndole toser tres veces.

La cara ensangrentada, con babas colgando, tirada en el suelo y aguantándose las costillas fueron una demostración de poder para Galio, que se jactaba, abriendo los brazos y rodando sobre si mismo, para que todos los presentes pudieran apreciar su cara de orgullo. La única arma que tenía ahora mismo era la tierra. El polvo que le habían hecho morder dos veces. Tomó un puñado sobre la mano que agarraba sus costillas bajo ella, con la otra mano se metió otro tanto en la boca. Galio, tras su presuntuosa presentación ante todos, cargó contra ella. Esta se puso en pie y le tosió en la cara.

Ambos chocaron y terminaron por el suelo. La tierra de su mano se perdió en el accidente, pero el arma del hombre también. No podía permitirse perder el tiempo, y no dudó en agarrar una de sus piernas y morderla, lo más cerda de las pelotas del tipo, como el cuello que había herido unos minutos antes. Dos golpes de ambas manos se estrellaron otra vez contra su cara. No pudo más que soltar, mientras sangraba por las narices. Le habían sacado el hueso de la tocha. El tipo chillaba de dolor, agarrándose sus partes, y retrocediendo por el suelo en busca del gladius caido. Ella, mientras se pondía la "nariz en el sitio", y con un grito, entre rabia y dolor, saltó con ambos pies hacia la cabeza del hombre. El tipo se agachó, y consiguó evitar el golpe, cayendo ikateria a su lado, y casi cabeza con cabeza. El Galio lanzó otro golpe contra sus cositllas, ella respondió mordiendo el cuello del tipo como si fuera un perro que ha atrapado una rata. Mientras ella mordía, el sangraba, mientra él repetía sus porrazos contra las costillas, ella lloraba de dolor.

Los golpes cesaron, la sangre manaba.

Ika, se retiró, probablemente con alguna cositlla rota, la nariz jodida, sangrando por las narices y por las encías, tanto con sangres suya como del otro. El hombre yacía y pronto dejó de sangrar.



Veo toda la escena. Cada golpe de uno y de otro con mi lanza preparada.No consigo moverme a tiempo de conseguir detener la carnicería.
Cuando veo a Gallio caer al borde de la muerte.

-Que has hecho zorra! Le gritó apoyando la punta en su pecho 
-Levantar tu mano contra tu domine,contra un romano y un senador, se paga con la muerte.-Ella agarrara la lanza,  y responde  -Si eres hombre  , y  si tu sentencia es justa, empuja contra mi pecho la lanza, mientras ella pone el astil sobre su corazón.

La misma diosa lustitia empuja la mano que empuña la lanza del mismo Marte, atravesando el corazon de la hispana. La sangre comienza a manar mientras la vida escapa de su cuerpo.

Saco la lanza de ella y me levanto

-Porque teníais que luchar , joder. Esto no tenía que haber pasado. Maldita zorra te ordenaron que te rindieras porque lo hiciste? Me pongo de rodillas mirando a Gallio intentando tomar su mano.

-Estoy aquí. Tranquilo.- Miro sus heridas pero no puedo hacer nada.
No se puede hacer nada. Llega la última batalla viejo guerrero, la que todos combatimos algún día. Tomo su espada y la pongo en su pecho entre sus manos.

-Hoy partes con tu espada, y bajo el escudo de Marte. Ve y camina con orgullo, levanta el mentón cuando ante las puertas de Plutón te pregunten quién eres. Responder, soy Gallio Itálicus, general de las legiones, senador de la ciudad eterna,guerrero del dios Marte.
Porque entonces las puertas se abrirán e irás a los Campos Elíseos.- En ese momento comienzo a cantar una marcha legionaria despacio acompañándolo hasta que expira.

Suspiro y cierro los ojos del senador colocando su espada sobre su pecho entre sus manos. Despues miro a Marcia. Hoy han asesinado a tu domina y a tu domine. El ha sigo vengado,pero ella no. Reza a Marte por el alma de ambos.-le digo solemne

Luego miro a mi criada y a los guardias.-Si vamonos ya es tarde...-sin mas preambulo me levanto y parto con mi criada de vuelta al templo