Partida Rol por web

A lo largo de la noche exploró el cuerpo de la rubia a fondo y se dejó explorar sin reparos. Las pausas para reponer líquidos y energía fueron pocas, pero necesarias dado el ímpetu de ambos amantes, y probablemente ninguno de los dos serviría de mucho hasta el mediodía. 

Ambos acabaron con arañazos, mordidas, rozamientos y los músculos agotados, y aunque un baño tomado con pereza antes de que el sol marcase el final de la noche se encargó de dejar los cuerpos limpios, la habitación retendría por un tiempo los aromas y el mobiliario parecía haber recibido los embates de una tormenta.

De lo que ocurrió exactamente entre esas tres paredes sólo había tres testigos, y los sirvientes que atendieron a los pedidos del Lupus esa noche sabían que dar detalles implicaría un castigo atroz. Aún así los cuchicheos y los rumores hablaban de bestias follando y no de personas, y quizá, por eso, los romanos los llamaban bárbaros.