Partida Rol por web

Tomé rápidamente el arma, y pensé en una estrategia que me sirviera en el momento. Paré un ataque con mi escudo y me acordé que ya le había lastimado la pierna. Así que corrí contra el humano y le pegué con el hacha en la misma zona, terminando de romperle el muslo. Ahora iba a cojear de seguro todo el tiempo. Por la inercia del golpe, le lastimé un poco las caderas.

-Es verdad humano, pero si tu lo intentas con 2 piernas también tendrás más oportunidades.

El golpe fue lo suficientemente rudo como para que el pequeño Renato lanzara un quedo quejido. sin embargo, si algo le sobraba al pequeño gladiador era fuerza de voluntad. renqueando volvió a lanzar sus cadenas, intentando que el orco sufriera el mismo dolor que el en sus propias piernas.

Las cadenas seguían dando vueltas por el aire, dificiles de esquivar. Ya estaba cansado, y mis reflejos no eran los mismos que al principio. De repente vi una cadena que iba directamente al pecho, por suerte me corrí en el último segundo y tan sólo me pegó en un brazo. Igualmente el dolor fue terrible.

-Maldito, eres duro de matar.

- Lo intento, estimado Orco, lo intento - la respuesta fue directa y sincera. El pequeño pícaro estaba tan cansado como el orco y le costaba cada vez más usar su cadena. COn un brazo y una pierna inutilizados no se podía mover tan rápido como quería, pero no pensaba dejar que el orco acabara con el... mientras pudiera.

Su cadena siguió bailando al son de la música que solo Renato era capaz de escuchar, hacia las piernas, hacia el pecho, hacia donde Renato era capaz de dirigirla.

Las cadenas se acercaron muy agresivamente, sin duda que el hombrecito estaba haciendo uso de sus últimas fuerzas. El golpe lo pude parar milagrosamente con mi escudo, el cual se rompió en miles de pedazos, quedando completamente inservible. Unas cuantas astillas me entraron en un ojo, pero eso no me impidió seguir. Corrí lo más rápido que pude, salté y efectué un ataque descendente brutal.

Renato intentó parar el ataque, pero no tuve oportunidades ante mi ataque. Mi hacha impactó directamente en las costillas, partiéndoselas. Algunas se incrustaron internamente en los pulmones, lo cual provocó que el humano no pudiera respirar. Lentamente se le fueron cerrando los ojos, hasta que finalmente murió.

-Lo siento hombrecito, no me gusta para nada esto. Pero debo hacerlo.

Ingresé nuevamente a la arena. Hace unos día que estaba peleando exaustivamente sin siquiera descansar lo necesario. Estaba con una gasa en el ojo, debido a las astillas que se me clavaron en el combate contra Renato.

Cuando entré, vi que mi rival era Ricardo. Hace tiempo que no me enfrentaban a este humano.

-Tanto tiempo Ricardo, será un placer luchar contra ti compañero. Veamos nuestros avances y enseñemosnos mutuamente.

Dicho eso me lancé contra él con mi hacha en alto y mi escudo dispuesto.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

El grito ensordeció al estadio.

Mientras entraba a la arena Ricardo observó como ante él se encontraba Aarshlût, Hacha y escudo preparados, el enorme orco listo para la pelea.
Mientras se acercaba los puñales salieron de sus fundas y revolotearon en las manos del norteño.

Buenas Aarshlût, en verdad hacía tiempo que no coincidiamos.

El orco alzo el hacha y en un intento de cojer por sorpresa al norteño la bajó para segar las piernas. Pero Ricardo saltó el hacha sin problemas. Hizó un amago de atacar por el lado del escudo para en el último momento cambiar al otro brazo.

Aprovechando la ventaja que había conseguido, Ricardo presionó al poderoso orco. Atacando el pecho y mellar así sus energias.

Intuí en que el ataque de Ricardo iba a ser al pecho, así fue como en el último momento, levanté mi hacha y cuando se acercó le pegué en la cabeza con la misma. Pero como Ricardo venía en carrera, siguió la misma y me clavó una daga en el pecho.

Ambos habíamos resultado heridos, lo tomé de la mano, saqué la daga de mi pecho y me tiré para atrás de un salto para alejarme del humano.

-Tus movimientos siguen tan bien como antes. Se nota que la vejez aun no te está llegando. Y empecé a reir.

Una vez distanciado, me toqué la herida del pecho y me llené la mano de sangre, la sacudí, escupí al piso y me lancé nuevamente contra Ricardo.

-Veamos si sigues teniendo también la chispa.

El poderoso orco se sacó el puñal del pecho y lanzó hacia atrás a Ricardo. Este escupió sangre al suelo y se sacudió la cabeza.

Pegas igual de fuerte que siempre, Aarshlût. Igual de fuerte. Pero no creas que me quedo atrás.

El norteño volvió a la carga contra Aarshlût, y esta vez logró evitar el hachazo del orco. Los puñales dobles se clavaron en la cabeza del antiguo caudillo. De no ser por su fortaleza natural habría muerto al instante.

Ricardo se lanzó un ataque contra mi cabeza, pero pude colocar mi escudo antes y evitar por completo el impacto.

-Vamos, que aun no estoy acabado.

Pasó todo muy rápido. Ricardo se lanzó contra mi, yo esquive su ataque y rematé con un golpe de revés el combate con un golpe directo a la cabeza que hizo que el humano muriese al instante y sin dolor. Cayó al piso muerto, lo cogí con ambas manos y lo deposité en la camilla para que se lo llevaran a resucitar, le cerré los ojos y le bese la frente.

-Buen combate compañero.