Partida Rol por web

Me acerco a Parnassus, y le susurro junto al oído, haciéndole un gesto para que se inmovilice.

-No estamos solos. No me refiero a la casa. Ahí, en el callejón. ¿Le ves? Es un hakhim... Está espiando...

Parnassus observó el lugar que le señalaba Deseo, tratando de centrar la vista en las inmediaciones. Con las indicaciones de la mujer, no le costó ver la prófuga figura que se desdibujaba en la noche:

-Lo veo. ¿Qué quieres hacer con él? Una daga curvada a la espalda y unos ojos indiscreto pueden no ser lo que necesitamos, Deseo.- obvió el gladiador.

-Creo que quizá sería bueno "cazarlo", y averiguar sus intenciones. Además... quizá sería una buena excusa para entrar en la Casa. El modo en que se encuentra iluminada hace pensar en que la Guardia de los Jueces está ahí dentro. Y una pareja que pasea tranquilamente a la romántica luz de la luna, que atrapa a un merodeador espiando, puede resultar creíble. Y entregarle, una buena manera de entrar, y, por lo menos, hacernos una idea de la distribución, y de quien hay ahora mismo dentro. ¿Qué te parece?

El sonido de los cristales estallando me sobresaltó... me obligó al giro rápido... a las manos en las dagas... Y allí permanecí... con el cuerpo tenso y los sentidos afilados observando aquella puerta... escuchando su exterior...

Por la diosa.... este maldito norteño....

Cita:

Apenas entorné la mirada sobre el hombro a la voz del hombre... despegando la mano de las dagas apenas un segundo para recoger el pequeño papel que me tendía...y con cuidado lo observé rápida intentado recordarlo... quizá lo perdiera... y era importante... No debía caer en manos equivocadas...

Gracias.... la sonrisa suave se coloreó en los labios....en las pupilas... en la voz que siseaba entre los labios... Si alguna vez cambiais de opinión... si alguna vez necesitais de mi o de la venganza de mi Diosa... buscadme... el asentimiento fue breve... la mirada sincera... Prometo ahora ayudaros como vosotros me ayudasteis a mi... cómo ayudasteis a todo ser que pisa esta tierra con un corazón esperanzado...

Tome aire... henchí el pecho aferrando suave las dagas, desliznadose de mi para iluminar aquella habitación con el destello suave... Y el caminar silencioso me guió de nuevo a la puerta... y la entorné con cuidado...y en ella apoyé el hombro... y por ella deslicé la mirada buscando las sombras protectoras que hacia poco me habían protegido... una mirada que pronto sería seguida por el cuerpo...

Por la Diosa.... Ricardo... en que lio te has metido?....

Tras escuchar el plán de la mujer, Parnassus se señala a sí mismo y luego directamente al escondite del observador. Acto seguido apunta a Deseo e indica al callejón del que vienen y seguidamente a la vía lateral que iría a juntarse con el callejón en el que está el hakhim . Sin mediar más palabra y sin demora, el esclavo se gira hacia en dirección al escondite del hakhim, tras un breve gesto de despedida formal a la mujer, y avanza.

La salita de la que provenías parece estar tranquila... excepto por la puerta que da a la enorme entrada, de la que proceden grandes ruidos, y, aunque está cerrada, los destellos de relámpagos que solo pueden ser mágicos que se cuelan por las rendijas.

¿Qué estaba pasando?

¿Se acerca Parnassus de forma sigilosa o abiertamente?

El hombre encapuchado sube las escaleras, y parece dirigirse a las habitaciones de Khurgle. Los devastadores vuelven a la carga, pero cada vez que intentan acercarse (Uno de ellos intenta subir corriendo las escaleras y cargar contra él, mientras que el otro salta los varios metros que le separan de la planta superior) son repelidos por la habilidad del hechicero. Relámpagos surgen de la punta de sus dedos. Ondas de energía de color violeaceo se precipitan sobre ellos desde su bastón. Las runas de las blancas armaduras aullan protegiendo a sus dueños y preservándoles de todo daño... pero son incapaces de alcanzarle.

Mierda, ¿quien narices será ese tipo? Tengo que conseguir bajar y reunirme con Anat. Pero ¿como?

Viendo que no hay ninguna manera de bajar a la planta principal sin que le vean, Ricardo decide meterse en otra de las habitaciones.

Mierda, mierda, mierda...

La sala parece un puesto de observación, con un enorme telescopio que da a un lateral de la casa. En vez de apuntando al domo, parece que Khurgle lo usaba para observar edificios de diversos puntos de la ciudad. En las paredes, múltiples mapas y planos mostraban extraños proyectos, así como las mesas estaban cubiertas de pergaminos.

El puesto de observación, una terraza que sobresalía un poco rodeada de cristal, tiene una de las ventanas abiertas.

Vaya, para que serán todas estas cosas. No entiendo nada de lo que hay aquí.

Con paso decidido Ricardo se acercó al balcón y miro posibles rutas de escape. No pensaba irse sin Anat, pero más valia tener una salida lista.

El balcón permitiría a alguien descolgarse con bastante facilidad, y llegar a la calle, a una de las caras de la residencia contigua a la de la puerta principal. De la habitación de abajo, a pesar de los incesantes estallidos, Ricardo podía oír hablar a un hombre de forma bastante alta.

Acababa de decir algo... "Constructores"... "Iros ¡Ahora!"

Al oir las voces Ricardo se asoma tratando de ver quien está hablando.

¿Mmm? No pueden haberme visto, ¿con quien estará hablando?. Seria demasiado bonito que estuviese Anat ahí abajo, claro.

Mierda, no se ve nada.

Alongado por el balcón RIcardo trataba de ver quien estaba hablando, pero las voces provenían del interior. Las habñia escuchado de casualidad.
Con un vistazo rápido a la calle para cerciorarse de que no habían andie, el norteño empezó a descolgarse hacía abajo.

Quizás haya una ventana desde la que poder entrar

Ricardo cayó aparatosamente, golpeandose el pecho y el brazo. Tomando aliento se levantó. La voz parecía provenir de la ventana de la cocina...

Joder, joder, joder. Espero que no me haya visto nadie.
Por lo menos ya he bajado.

Agarrandose el pecho con el brazo herido, y con mucho cuidado, Ricardo se asomó a la ventana de la cocina.

Venga, ya me toca tener un poco de suerte la verdad

Parnassus sigue su camino, hacia el escondite del joven...

Deseo permanece en su lugar...

Deseo se coloca de modo que si el hakhim corre escapando de Parnassus, pueda interceptarlo ella en la intersección de callejuelas. Lo hace en silencio y desde las sombras, para no ser vista por el embozado, ni por nadie.