Partida Rol por web

Verina se acuesta con el suave empujon de la gladiadora, quedando acostada con ella encima. Sin embargo a pesar del movimeinto que hacia sentia como la mano de livia se seguia moviendo en su interior metiendose mas adentro en el punto mas sencsible de ella causando que empiece a gemir varias veces y sin sin poder dejar de hacerlo mientras su mirada se volvia mas lasciva con ella.

Por fin recibe tus besos y los acompaña metiendo su lengua en ti mientras los gemidos salen de ella. Mientras te toca donde puede con sus manos repasando tada tu espalda y corriendo tus largos y desareglados cabellos a un costado. Tambien va por tu cadera pero no te retiene solo queriendo sentirla en sus manos esa parte de ti que seguro espio mientras entrenabas.

Llenodo por su cuerpo de nuevo notaste esa suavidad de una criatura que apesar de su edad no habia sufrido los castigos del tiempo o de los maltratos, llegando a esos pechos suaves que pedian tus labios y dientes. Mientras sus pezones endurecidos te marcaban lo mucho que le gustaba esto.

“Ah...solo por ti. Sigue por favor.” te rogaba la mujer que tal vez no se habia sentido tan hermosa con nadie mas, este lugar lleno de hombres y violencia.

La romana se muerde el labio inferior con fuerza por la lujuria que se adueñaba de su piel, pero se contiene, le ha parecido que la mujer no disfrutaba del dolor y ella no deseaba forzarla por lo que sus caricias, mordiscos y apretones con la manos y la boca, evitando morderla ni arañarla con fuerza para no herir su inmaculada piel.

Por otro lado, a horcajadas sobre ella, Octavia introduce su mano libre entre los cabellos de la sirvienta como si deseara juntar aún más de lo humanamente posible sus caras, sus labios y sus cuerpos mientras continuaba follándola, marcando el ritmo con un sensual baile cadera con cadera y su mano en medio de ambas, procurándole placer a Verina y no pensar en nada más...ahora solo estaban ellas...ni los gladiadores, ni los nobles...nadie en el mundo salvo ellas...nada que importase.

Empieza a impulsar su mano con mayor fuerza y rapidez, apoyándose en su cadera para aumentar el ritmo, si Verina era insaciable, Livia era resistente como un roble, jadeando por el esfuerzo pero tal placer estaba recibiendo solo de verla que sentía que podría estar así con ella horas.

Ella no se queja que tomes su en rulado pelo que seguro te costara sacar tu mano mas tarde y se acerca mostrandote mas pasion. Buscando tus labios uniendolos con los de ella y el resto de tu rostro.

De apoco va entendiendo el ritmo que usa Livia y se va acomodando abriendo mas las piernas, pero no solo eso sino que se acerca. Toma con una mano sus cadera con fuerza, mientras otra va a uno de sus pechos. Disfrutando en gran medida el baile de ella y siguiendolo tanto como ella quisiera. Ya el bnanco donde estaba temblaba un poco pero no le importaba a Verina que sentia mas atdentro los dedos de ella.

La sirvienta estaba lejos de pedirle que terminara, sino que le veia su cara de estar contenta y sentis su mano en su cadera empujandote a mas adentro. Interior cada vez mas caliente y mojado. La mujer disfrutaba de ese vaiven.

La romana se ríe al notar como el banco tiembla mas poco parecía importarle que ambas acabaran en el suelo. En efecto las acometidas de Livia estaban haciendo crujir las tablas y es que éstas eran realmente fuertes, tanto como ya la pelirroja las necesitaba pues no dejaba de pedir más y más tanto con sus palabras como con su lenguaje no verbal. Cada beso, cada caricia, cada risita nerviosa subía la temperatura de sus cuerpos, haciendo sudar su piel...haciendo que se mezclaran sus esencias y volcándose más la una en la otra.

Finalmente una de las patas del banco cedió y Livia se las arregló para caer ella de espaldas y quedar debajo la sirvienta; rió un poco por el golpetazo mas ello no era razón suficiente para dejar de darle placer, ahora las tornas habían cambiado, Verina estaba encima y con su cadera podría controlar la mano de la romana a voluntad y, como respuesta dada la humedad de la intimidad de la mujer, Livia introdujo en ella un tercer dedo y, dado el cambio de posición también cambiarían las sensaciones de la pelirroja:

-¿Te gusta más asi? ¿Tu sobre mi?

Verina no se dio cuenta de la condicion del banco o simplemente decidio ignorarlo. Por lo que cuando este se rompio y livia cayo primero, en principio largo un gritillo de miedo abriendo sus ojos grandes buscando si estaba bien. Aunque cuando la escucho reir se tranquilizo rapidamente. “Tuvimos que empezar en el piso.” comento ella risueña.

Aun no por eso dejo de sentir los dedos de la gladiadora en ella, incluso cuando agrego otro mas. La posicion era otra pero no le importo empezabando a mover su cadera con mas libertad, sintiendo sus dedos subia y bajaba a los dedos de ella pero tambien al restro de su cuerpo, frotando su su humedad con ella. Aunque tambien la disfrutaba asi. “Claro. No seria lo correcto que este arriba?” pregunto de forma provocativa.

Desde arriba llevo de nuevo una de sus manos a sus pechos masajeandolos pero tambien aplastandolos. Mientras su otra mano hizo un esfuerzo para llegar al sexo de ella, fretando como podia en este estando abajo. Sus dedos no siendo tan timidos y mettiendose apurados en la gladiadora. Tambien buscando ese punto especial de la otra mujer, acercandose al clitoris de ella.

-Muy correcto...- dice con un tono grave, sensual y arrastrando las palabras con una sonrisa pervertida- tienes un aspecto realmente de mando desde aquí...ojala haber sido tu esclava cuando las tuvieras...te habría complacido de día y de noche...- musita incorporándose un poco dejando que la sirvienta entre en su intimidad, abre bastante la boca ahogando un gemido pero rápidamente vuelve a recobrar la compostura y empieza a darle más rápido como si disputase una carrera por el orgasmo de la pelirroja- quiero...verte...arder...- la provoca, mordiéndole el labio inferior.

La mujer sonrio ante esa propuesta de ella. ”Si termino de pagar mis deudas...y consigo dinero podria comprarte...” le ofrecio tal vez una salida de este mundo de violencia y una invitacion a la cama de ella. Una maca donde la tendria que complacer como prometia ella.

Fue mas por su fuerza de voluntad que pudo darle ese ofrecimiento mientras jugabas con tu mano dentro de ella. Pronto no pudo mas que gemir y mover su cadera deseosa de lo que le hacias. Tambien te tocaba buscando en tu joya la parte mas sensible donde sus dedos finos pudieran frotarse con una sensacion que ningun hombre podria igualar.

Mientras tus pechos estaqban en su control y los deformaba para quedar en su mano. Una mano que se volvia mas posesiva tirando con mayor fuerza, no con la idea de lastimarte pero igualmente con las uñas de ella marcaria un poco esa parte de Livia.

Aunque a pesar de cualquier esfuerzo de la mujer la sentiste cerrarse y detenerse por unos segudos, suspirando con gran satisfaccion mientras llegaba eal climasx tu mano y sexo.

Livia la acompaña con sus sensuales movimientos de mano y cadera hasta que la pelirroja se corre pero aún sigue ahí mientras lo hace, en parte para sentir sus efluvios abandonándola y en parte para no dejarle la desagradable sensación de vacío repentino mientras su climax se apodera de ella. Al parecer no se ha dado cuenta de las palabras de Verina pero en realidad si.

La romana espera hasta que la sirvienta acaba del todo y luego sonrie sacando la mano de ella de su propio interior; imaginaba su dulce debilidad y ella ya estaba satisfecha solo con verla así:

-¿Lo dijiste en serio?-  pregunta mientras mueve a la pelirroja como a una muñeca para recostarla contra su pecho y servirle de apoyo mientras Octavia se apoya en su propia mano colocando la palma en el suelo atrás de ella mientras que con la otra le acaricia la espalda desnuda a la otra romana. - Lo de conseguir saldar tu deuda...¿y comprarme?

La mujer casi se deja caer arriba de la gladiadora, respirando agitada y mirandola a los ojos. Pero finamente se mueve un poco y termina apoyando su cuerpo en el suelo. Ahi quedo mirando el techo con una sonrisa no pensando en nada mas que en lo que paso.

Pero se siente siendo movida, dejandose hasta terminar con su cabeza en el pecho de Livia. Dejandose acariciar en la cabeza como si fuera mas joven. “Porque no? Si consigo pagar mi deuda seria de nuevo libre, podria llevarte conmigo si la Domina lo acepta.” dijo ella no teniendo problemas en sugerirlo de nuevo. Dejandose llevar por ese buen humor que tenian.

Livia sonrie de medio lado y la mano que tenía en la espalda de la chica sube hasta su cuello y le acaricia el lado de este, así como el lóbulo de la oreja:

-Eres preciosa...pero...no me hagas promesas que no puedes cumplir. Cuando saldes tus deudas te alejarás de este ludos tan lejos y tan rápido como puedas y no mirarás atrás. Y harás bien.- le dice con una sonrisa, mostrándole que no le importaba que eso pasara- Me siento halagada, de veras pero...este es mi sitio y tu no puedes engancharte a mí o te destrozarás la vida.

Ella se deja acaricias aunque cosrespondio apoyando su mano en estomago de Livia y miraba arriba cuando escucho tu voz.

“No soy un hombre que rompe promesas. Ya la verdad es que si termino con esto buscare una vida mas tranquila bien lejos de aquí como dices.” respondio ella con un tono dulce. “Aunque me gustaria tenerte conmigo. Llevarte a ese lugar tranquilo.”

“Es este tu sitio? Asi lo ves?” pregunto con genuina curiosidad.

-Se que no pretendes romper tu promesa...y no se si este es mi sitio. Pero es el mejor que he tenido desde que salí de casa de mi padre.- y en verdad esto es bastante triste pues hace muchos años de esto.- Pero soy feliz peleando...sólo así alejó mi pasado. Quiero infligir dolor... también quiero sentirlo. Marte me ha puesto en este camino...y Junio conspira contra mi por no haber defendido a mi familia. Y mientras Venus juega conmigo.

“Lo que dices es triste...” dijo lo que vos pensabas aunque continuo. “Triste tambien es que pienses que de esa forma podes alejar a tu pasado.” comento suspirando.

Con un esfuerzo se levanto y acomodo subiendo su rostro hasta estar frente tuyo, con parte de su cuerpo estando tambien encima tuyo. “No se infringir dolor sea lo tuyo. Que te he sentido como fuiste delicada conmigo.” dijo sonriendo de nuevo. “Aunque tal vez tengas razon y los dioses te pusieron en este lugar por alguna razon.” acepto.

“Con venus no muy lejos para que no solo sientas violencia.” agrego antes de darte un largo beso en los labios apoyando su cuerpo con el tuyo.

-Venus está bien cerca para disfrutar con mi sufrimiento...-​​​​​​-dice encogiéndose de hombros, recordando la noche con el doctore. No dice nada pero un escalofrío recorre su espalda- dime...¿Has podido conseguir la hierba de ruda que dijo la egipcia?- pregunta poniendo cara de circunstancias mientras sus dedos siguen acariciando la piel de la sirvienta, en gesto apacible pero distraído, tenía la cabeza en otra parte aunque no niega el beso y lo devuelve con cierto cariño.

Se sorprendio ante tus plabras de venus, pero simplemente suspiro. Luego volvio a recostarse en ti. “Pense que te habia dicho. Si ya lo consegui, cuando pueda se las paso.” respondio tranquila pero pensativa.

Al parecer ambas estaban asi. “Me voy a pegar un baño, si quieres ven conmigo.” comento simplemente mirando a la pileta. “Creo que no hay mucho mas tiempo para nosotras.”

-Tal vez podrías echarlo en nuestra comida...¿será efectivo? Tengo que preguntar a Sekhmet.- dice suspirando profundamente pero rápido, con un gesto impaciente. En verdad parecía algo preocupada, pero sacude la cabeza para no estropear el momento.- Será un placer...un bañito y luego ya tendremos que separarnos...pero te prometo que buscaremos algún ratillo para vernos. Mientras haga este calor el Doctore no nos puede obligar a entrenar al mediodía...tal vez podríamos vernos a esa hora...sin llamar demasiado la atención. Sobre todo de Duilius...¿te parece?-  le propone mientras se incorpora y le tiende la mano para ayudarla a levantarse.

Cuando ambas se pusieron de acuerdo en intentar sacar más tiempo para disfrutarlo juntas durante los mediodías, tomaron un baño, no exento de nuevas tentativas de disfrutar cada una del cuerpo de la otra, mas ya no tomaron tanto tiempo como el primer embite. Ambas tenían obligaciones y gente que preguntaría por ellas si tardaban demasiado, pero al menos las dos saldrían del baño con una gran sonrisa, los colores subidos y la sensación de haber aprovechado el tiempo como nunca en la vida.