Haciendo caso al general, dejo de contener mis gemidos de placer. Igual le viene bien a Zared para darse cuenta que, aunque especial y muy querido, en realidad solo somos amigos. Por momentos puede gustarme, pero odio que alguien sea muy protector conmigo. Aunque sea una mujer, yo me puedo valer por mí misma.
Quizá entre esto y mi evolución en la arena se dé cuenta de que debería tratarme como una igual y no como alguien a quien proteger.
Cuando el romano me da la vuelta para tumbarme sobre el sofá, su pregunta me hace reír. Sí, mejor, y además dudo de que vaya a poder disfrutar de estar tumbada en una suavidad como esta en el futuro. Mmmm... Desde luego sabes lo que haces, Gallio digo, estremeciendome.
Puedo sentir como mi placer se va acumulando, como con pequeñas descargas, allí donde tengo el tatuaje. Mis gemidos se vuelven más continuos e intensos ahora que los movimientos se hacen más firmes y duros.
Estoy convencida de que el general sería capaz de llevarme al orgasmo con solo que pueda aguantar un poco más, lo que me hace sentir envidia por la que será su esposa.
“Entonces disfruta de esta comodidad y lo que te hago Brinda.” dijo el hombre hablando ya con nombres propios aceptandolo de ella. Mientras volvia a embestirla ya acomodado en la nueva posicion, metiéndose y saliendo con fuerza haciendo un ruido ante de el choque las caderas de ambos.
No le importaba a èl lo que se escuchaba de afuera sino que veia a la bella mujer frente a èl con deseo y cada movimiento inconsiente pero seductor de ella lo motivaba a seguir aun mas. Apoyando sus manos a los costados de la cabeza de ella, haciendole mas facil embestir contra el caluroso sexo de ella mientras le dejaba bastante libertad a ella para que se moviera debajo de este.
“Por los dioses...me haras acabar bien adentro.” decia el hombre sin parar de moverse y bajando su rostro cerca de ella. “Besame.” le dijo en lo que podria ser confundido con un pedido o una orden.
Lanzo un profundo gemido de placer ante sus embestidas mientras le miro a los ojos con intensidad. No te conviene terminar dentro. Imagina el regalo si quedo embarazada. Aunque lo cierto es que me muero de ganas de sentir tu orgasmo en mi interior, pero no es muy conveniente.
Paso mis brazos alrededor de su cuello y me levanto un poco para alcanzar sus labios y darle un beso apasionado. Yo no lo siento como orden, sino como autorización de algo que yo también quería hacer. Juego con nuestras lenguas en nuestras bocas dejando que me penetre con la suya cómo lo hace con su miembro.
Luego me aparto y voy a su oído. Estoy a punto de correrme. Espero que no pase nada porque lo haga, porque ahora mismo soy incapaz de detenerlo. Muevo mis caderas al contrario de sus movimientos para hacer las penetraciones aún más intensas mientras siento como las pocas cosas buenas que he tenido en los últimos tiempos desde que fui atrapada, que han sido desde que el general nos compró, se acumulan en mi sexo para estallar en un orgasmo fabuloso. Aunque intento retenerlo por si él quiere correrse también hacerlo juntos, bien sea que la saque o bien sea que la deje dentro.
“Los romanos tenemos cosas para eso...” comento el hombre quedando sin explicar todo ya que estaba concentrado en las embestidas y placer por lo que sus palabras quedaban sin fuerzas.
Cuando ambos unen sus labios èl se deja llevar en un principio disfrutando esos carnosos labios antes de jugar con esa lengua que tan bien usa la mujer para hablar aunque ahora se volvia una compañera de la suya. Pronto se adelanta hasta meterse en ella y tomarla ahi tambien como a abajo.
“Hazlo.” fue su unica respuesta para ella, dandole una autorizacion que no necesitaba. Entre los movimientos salvajes de ambos la siente cerrarse aun mas y luego una humedad que le indica lo que ya se habia imaginado. Poco despues ella lo siente meterse mas adentro y terminar en ella sin pensarlo mucho.
Un largo suspiro de èl hace que ambos se detengan mas sudorosos de lo que estaban cuando llegaron a la habitacion. Respirando agitado se queda ahi mirandola y luego abajo a los sexos unidos. Con calma se va retirando. “En Roma hay formas de que la semilla creesca. Una bebida por decirlo asi.” e explica lo que no pudo antes.
Casi ni consigo escuchar sus palabras y inmersa en una vorágine de placer que tiene mis sentidos casi embotados a nada que no sea este momento.
Con su permiso, aunque me hubiera sido imposible evitarlo, me dejo ir en un orgasmo que me provoca un gemido profundo de placer. Seguramente si Zared lo ha escuchado, sabrá a qué es debido dado que él me ha provocado más de uno. Quizá así comprenda lo que tantas veces le he dicho, que no podemos ser pareja en estas circunstancias, que solo somos amigos.
Mi orgasmo culmina cuando siento como el romano me llena por dentro con su propio placer, mientras le abrazo con fuerza. En realidad deseaba que terminara así, solo mi sentido de la responsabilidad me decía que no era conveniente.
Lanzo un suspiro cuando se va retirando, quedándome un poco más tumbada hasta que mis piernas empiecen a responder para luego poder levantarme y vestirme.
Entonces, si tiene alguien que sepa prepararlo aquí, sería conveniente que lo tomara antes de irme, amo digo, regresando a mi papel de esclava una vez la pasión se ha terminado.
El romano se retira para dejarle espacio aunque cuando la ve vestirse se acerca de nuevo tocando su culo y cuello por delante. “Te he dado permiso para vestirte?” pregunta este con cierto poder en sus palabras, mostrando un lado autoritario, aunque pronto parece relajarlo. “Dejame admirarte.” dice con una sonrisa facil.
“Si, ya mandare a que la preparen. Te explicara como tomarlo entre otras cosas.” dijo el hombre en tu oido como si fuera algo secreto o tan solo hacia eso para luego lamer tu oido.
Si queres algo mas pone en el post que sigue, sino en mi siguiente post termino la escena.
Perdón, amo digo, volviendo a retirarme la ropa que me había puesto, es cierto que no me ha dado permiso. Así pues, esperaré hasta que me lo dé... y se canse de esta esclava añado con una sonrisa que quizás sale más seductora de lo que esperaba.
Luego me quedo de pie, esperando qué es lo siguiente que el romano me tiene deparado. Que por cierto, el primero no ha sido para nada malo, así que a ver si este aguanta más de uno.
Me quedo pensando en los chicos de mi aldea con los que me acosté y que la mayoría no aguantaban más de uno o como mucho dos. Pero este romano parece ser de otro tipo.
Por mí seguimos. Pobre Zared, me temo. XD
“Asi esta mejor.” dice mientras te sacas de nuevo la ropa y quedas a su servicio. “Recuerda eso, no tendras tan libertad en el ludus. Aunque mejor aprovecha la que consigas.” dice en su susurro a su oido, un consejo para ella.
Dicho eso dejo su cuello para bajar la mano recorriendo todo el cuerpo de ella por delante, pasando por sus pechos aun endurecidos, por su estomago y ombligo. “Aun no me canse de ti.”
Tras decirlo dejo sentir su miembro detras tuyo, en tu culo sentias la firmeza de su miembro que crecia. Lo sentiste frotarsecontigo pero sin entrar tal vez para mostrarte como estaba. Mientras su mano en tu estomago te atraia cada vez mas a èl, a su cuerpo de soldado entrenado en la guerra. Este sin duda no era un joven.
La cruelda de roma :P
Me sonrío cuando dice que aún no se cansó de mí, pero al mismo tiempo tomo buena nota de sus consejos. Tanto si lo digo como si no, todo lo que me cuenta lo voy anotando en un rincón de mi mente para echarle mano cuando lo necesite. Esta situación no es como la que viví con los egipcios, y aunque sé que, como gladiadora, podré morir en cualquier momento, tampoco con los egipcios me iba a ir mucho mejor, siendo concubina o algo peor.
Su miembro endurecido frotándose entre mis nalgas consigue que otra vez me vuelva a excitar. Llevo la mano hasta su nalga y le aprieto contra mi cuerpo a la vez que muevo un poco mis caderas para frotarme contra él.
Entonces seguiremos hasta que se canse de mí, amo digo mordiéndome el labio, aunque supongo que no lo verá.
No lo vera a menos que lo mires de costado, pero igual se imaginaba por tu tono seductor que debias estar haciéndolo. De cualquier modo su interes estaba en tu cadera junto a la suya se encontraban frotando, manchando tus nalgas con sus liquidos y los tuyos.
De repente sentiste sus manos en la cadera, en tus nalgas que separa con fuerza y metiendose con su miembro dentro de ti. Con el cuerpo te inclina para adelante, teniendo mas facil meter su miembro dentro de tu sexo. Ya cuando siente su punta dentro se mete entero con fuerza en ella.
“Sera un largo dia.” afirmo el romano, mientras te empezaba embestir acercandote cada vez mas al sillon de nuevo. Haciendo poner con tus manos en el sillon y con el culo bien para arriba. De nuevo siguio embistiéndola mientras tomaba con fuerza tu culo y le cacheteaba en las nalgas.
Yo misma le he provocado, así que no me puede sorprender la reacción del romano. Quizá en otras ocasiones no me doy cuenta del poder seductor que tengo, pero en esta ocasión lo he utilizado conscientemente.
Así pues, cuando el general ingresa en mí, solo un gemido de placer escapa de mis labios. Dejo que me incline a la perfección hasta sentir su pubis contra mis posaderas.
Una vez apoyada en el sillón, tan solo me queda gemir de placer ante cada una de sus embestidas. Es cierto que las cachetadas en mi culo duelen un poco, pero me excitan más de lo que me puedan doler. Ufff... Le tomo la palabra, general. Me gusta como lo hace respondo girando la cabeza con una sonrisa antes de volver a gemir con fuerza.
La continua embistiendo en ella, dejando que su miembro se metiera dentro de ella con un placer y potencia que la mujer no habia podido sentir antes. El romano sin duda gracias a su tamaño podia darse mas libertad que los antiguos amantes de Brinda.
Las cachetadas en su culo siguen, no marcandola como habria hecho en otras pero dandole algo de dolor al gran placer que le ofrecia toda esa danza. Aunque por suerte para ella el romano paro eso y metio su mano hacia el cuerpo de ella.
Sus palabras complacieron al Romano que de nuevo se apoyo en ella dejando sentir todo cuerpo encima. “Ya veremos, pero esta noche no volveras con tu amigo.” le aviso dejando salir una risa de complicidad con ella mientras seguia disfrutando el dulce cuerpo de ella.
Yo también dejo salir una risita entre gemido y gemido mientras siento el peso del cuerpo del romano en mi espalda. Está claro que no está poniendo todo su peso, pero aún así se nota pesado.
Eso suena bastante bien comento, imaginando que no nos pasaremos toda la noche haciendo esto. Eso implica que, ojalá, quizás pueda probar una auténtica cama, algo más blando que el frío suelo donde llevo durmiendo de que me capturaron los egipcios.
Cierro los ojos y muevo mis caderas en círculos, algo que aprendí que a los hombres les gusta pero a mí también me permite sentir su miembro en todo mi interior. Otra vez siento que el placer me empieza a invadir, pero en esta ocasión quiero retrasarlo y comprobar hasta dónde podemos llegar a disfrutar de nuestros cuerpos.
Mmm... Gallio... Amo... Debo decir que sentiré envidia por la domina... Creo que nunca había tenido un amante como vos...
“Si, mueve asi.” dice el hombre disfrutando los circulos que hace ella, que parecian funcionar tanto como ella pensaba. Incluso su duro miembro empieza a sentirse aun mas en su interior.
Eso no paro sus embestidas que se incrementaron, mientras sus manos fueron a los brazos de ella para tirarlos para atrás tirando el resto de cuerpo atrás y levantandos hasta tenerla parada y casi sentada en su cadera.
Vuelve a reir pero con confianza. “Nunca lo tendras….” comentaba el entre embestidas. “Pero volvere contigo cuando me aburra de la domina.” continuo este posesivo y con buena razon, la mujer que estaba cogiendo era demasiado bella en una belleza seguramente nueva para el romano.
Cogiendola para arriba siguio moviendose dejando que te recuestes èl y el parado aguante el peso de ambos. Empezando a lamerle el cuello y buscar de nuevo su boca para un beso pasional.
Me recuesto contra el general dejando que la gravedad colabore para conseguir que entre más adentro, si ello es posible.
Te estaré esperando digo, volviendo a tutearle en medio del placer. Me entregaré siempre que quieras.
Lanzo un gemido profundo antes de girar la cara para buscar yo también sus labios en un beso pasional. Mi mano rodea su cuello mientras la otra agarra uno de mi senos y vuelvo a mover las caderas en círculos. Gracias al orgasmo anterior estoy aguantando este mucho más, pero a este ritmo llegará pronto.
"Asi debera ser." dice èl pareciendo tomar eso como un juramento para otras noches.
En medio del beso pasional uso su lengua para tomar el control de la boca de la mujer, reclamando como hacia ya antes una dominacion de ella. Al tiempo que sujetaba sus brazos con fuerza sin apartarsela de ninguna forma, al menos hasta que ella se tomo de su cuello por lo que dejo una mano libre que fuea su estomago y luego a su sexo para estimularlo en especial en ese crecido clitoris.
Pero donde mas se lo sentia era en el choque de su cadera con tu culo, yendo y viniendo no solo lo sentias adentro sino afuera. Sus movimientos no son en circulos sino que entra con la ferocidad de un animal y sale solo para tomar algo de impulso antes de volver. "Pronto estare viniendo.." te avisa entre los suspiros calidos que deja en tu oido y detras de tu cuello.
Esa mano que baja hacia mí clítoris me provoca un estremecimiento y un profundo gemido de placer. Muevo mis caderas para hacer las penetraciones todavía más intensas mientras mantengo era agarre sobre su cuello como una forma de ayudar a mantener el equilibrio.
Sus palabras me hacen sonreír entre infinidad de gemidos. Yo llevo un rato conteniéndolo. Hagámoslo juntos, lléname de tu esencia mientras mi cuerpo se estremece con el placer.
Me dejo ir sin contenerme más dejando que el placer crezca hasta estallar, soltando otra vez ese gemido tan característico en mí que inicia mi orgasmo.
El general hace lo mismo dejandose llevar y terminando en ella, mientra los cuerpos de ambos permanecian unidos. “Que satisfaccion...” dijo este abrazandose mas a ella y llevandola ahora mismo al sillon.
“Fue muy bueno, sin duda ustedes en el sur son especiales o solo tu?” pregunto el hombre sin separarse de ella dejando tal vez en claro que no habia deseo aun que se vistiera. Por lo que estarian ambos desnudos y sin vergüenza aun cuando llegaria la sirvienta con el medicamento para Brinda.
Tira un post final tuyo y veo si es necesario el mio. :)
Me río bajito todavía nerviosa por el orgasmo que acabo de tener. Yo permanezco desnuda sin reparos. En mi tribu las mujeres solíamos ir con los pechos desnudos, pero además con los egipcios tuve que hacer esto delante de otros. Por tanto, la vergüenza no es algo que experimente a menudo.
No sabría decirle si soy solo yo o todas somos iguales. Solo sé que he disfrutado también de esto y que no me arrepiento de ello.
Al principio decidí entregarme voluntariamente como una forma de agradecimiento por habernos tratado bien, pero reconozco que ha sido de los mejores momentos que he tenido en mucho tiempo.
Así que supongo que yo podría hacer la misma pregunta, amo. Porque desde luego ha conseguido hacerme olvidar que soy solo una esclava. Y se lo agradezco digo, probando si quiere un último beso como broche final te lo que pasó entre nosotros.
La verdad es que desde que nos sacó de la celda y estuvo dispuesto a escucharnos ya había decidido que, si llegábamos a esto, intentaría disfrutarlo. Y así ha sido, me encuentro plenamente satisfecha aunque no niego que también un poco nerviosa por el futuro que tengo por delante. Y por qué dirá Zared, aunque ya se lo advertí varias veces.
El hombre se vio contento con tus palabras, acariciando tu culo con calma.
“Me alegra que te haya gustado, tu sin duda me sorprendiste tambien.” comento èl. “No soy como otros, hay muchos como yo que les gusta festejar pero no pienses que lo haran asi. Incluso algunos no les importaria hacerlo contigo estando en una jaula.” le aclaro rapidamente.
“Por eso se educada con los romanos. Solo tuteame cuando estemos solos.” dijo antes de recibir ese beso final.
Tras eso mientras pensabas llego la mujer que le dio de beber a Brinda, luego estuvieron un poco comiendo y terminaron de nueva en la cama. Con ella disfrutando no solo de una comodidad como nunca, sino de su propio romano que la estuvo tomando un par de veces mas a la noche.
A la mañana siguiente partirian y ella volveria a ser una esclava. Pero con una mision secreta.
Escena terminada.