Es muy desconcertante cómo la oscuridad puede iluminar y revelar ciertas cosas que serías incapaz de ver de otros modos.
Por el camino has sentido cómo la mano del japonés rozaba la tuya de un modo casual. Y ha sido familiar. Muy familiar. Familiar como esos ojos, como el sabor de sus labios o el olor de su sudor. Familiar porque hay algo de tí en él, hasta el momento en el que ves tu mano y el miedo congela tu sangre al descubrirlo: vuestras vidas están unidas por un fino hilo del destino.
Y cuando la oscuridad comienza a desaparecer también lo hace su presencia, se aleja de tí. Y tiene algo que te pertenece.
- Espero haber tomado una buena decisión...
Ese último pensamiento te acompaña mientras te alejas de grupo. de lo que conoces. Pero estás solo, y conoces de sobra el peligro que entraña la soledad.
¿Qué harás ahora?
Los ojos cansados del joven, observan pacientemente como los dos últimos muerden las manzanas con el fin de abandonar esta realidad engullida por la niebla. Ahora solamente queda él, perdido, sin rumbo, en la más absoluta soledad. Suspira mientras cierra los ojos con la única intención de mantener su temple.
“¿Es la decisión correcta?” No deja de preguntarse una y otra vez, mas de poco sirve cuestionarse, la decisión ya está tomada, no hay marcha atrás, no puede hacer nada para cambiar el resultado pese a que se aleje en exceso a lo deseado. Pero mejor él que cualquiera de los demás, no quedaron manzanas para todos. Así que sí, para él, en su mente ha hecho lo correcto.
Abre de nuevo los ojos y observa su alrededor, un paisaje desolador, casi desesperanzador. Y agacha la mirada hacia sus pies, casi dejándose llevar por esas sensaciones hambrientas de luz. Aprieta por un momento su puño, peor al poco se afloja.
¿Y ahora qué? ¿Qué debería hacer? – Se pregunta a sí mismo casi en un susurro apenas audible. Una pregunta que no espera respuesta. Casi dan ganas de no hacer nada, que la pasividad se encargase del resto, es lo más sencillo, ¿verdad? Otro suspiro. Y entonces varios rostros vienen a su mente, rostros conocidos.
La impetuosa Brynja, el temerario Masud, el alegre y optimista Sven, el abnegado Tau, la siempre impertérrita Hikari, la alocada Kled, la inquieta Daniya….y también a los demás. Pero los más importantes, aquellos a los que Yagami hizo una promesa. Su madre, su padre, su maestro, y a su compañero. Entonces piensa, que esta rendición les decepcionaría. ¿Qué pensarían de él al ver a Yagami Nao, legado de Hachiman, sin esperanza? Ni quiere pensarlo.
Su vista regresa al frente, solamente hay una opción, o al menos la más sensata, regresar a Mythos, pero para ello tendrá que sortear la densa niebla. Pero sus pasos han comenzado, si es capaz de llegar tendrá una vía de escape. Lo hace por los vivos, por los caídos, por las promesas hechas, y también por él.