El golpe del ser en el barco fue un aviso y en el momento en que atacó, Mushu no consiguió evitarlo por completo, pero al menos no se murió o fue devorado por ese ser. Gruñó de frustración ante el golpe que se llevó en la cabeza contra la cubierta, pues no consiguió mantener el equilibrio y eso le hizo quedarse un momento atontado, agitando la cabeza para intentar enterarse de lo que ocurría.
-No lo sé, pero más nos vale que lo consigamos -contestó el espíritu a su compañero- tenemos que hacer lo que sea que podamos para salir de aquí.
Motivo: Astucia+Aplomo-2
Dificultad: 1
Tirada (5 dados, se repiten 10s): 6, 2, 2, 3, 2
Éxitos: 0, Fracaso
Menudas super tiradas...
La criatura no se detenía por mucho que los navegantes se creyesen vencedores. Con un barco desvencijado le resultaba mucho más fácil embestir y saltar, rasgar la superficie con los colmillos y en algún momento llegar a alcanzarles.
El brazo de Mushu es atravesado por varios colmillos, reduciéndolo a poco más que un puré. Por fortuna un ágil movimiento y que la criatura regrese al océano le evitan perder el brazo del todo o que lo arrastre con él.
Steve, algo más afortunado, sólo se lleva varias tandas de golpes contundentes, suficientes para dejar fuera de combate a un hombre fuerte. Aunque claro, Steve era bastante más que eso. Bueno, al menos 'algo' más que eso.
Una sombra grande, mucho más que el barco en el que navegan, está cerca, cada vez más. Se escucha el crujir de miles de huesos, una cacofonía que sólo presagia desastre.
Motivo: Me intento comer a Michi (lleva 2 de daño)
Dificultad: 1
Tirada (8 dados, se repiten 10s): 8, 3, 9, 4, 6, 10, 8, 3, 10, 4
Éxitos: 5, Éxito
Motivo: Me intento comer a Steve (lleva 3 de daño)
Dificultad: 1
Tirada (10 dados, se repiten 10s): 3, 4, 3, 10, 9, 7, 6, 8, 4, 4, 8
Éxitos: 4, Éxito
* 7 de daño acumulado cada uno, como no os defendáis, al final os comeré... Edit: He revisado y os quedan 2 ó 3 de vida. Os recuerdo que podéis poneros en Defensa Total para bajar más mi ataque.
** Astucia + Aplomo, dados para reconocer.
-No sería Astucia + Compostura?
No, es identificar. Verlo, lo veis, otra cosa es comprender lo que veis.
El tiempo acaba viniéndoseles encima, representado por una figura que finalmente se hace inconfundible.
Un barco aparece entre la niebla trayendo esperanzas a una situación claramente desesperada, pero cuando se sigue acercando , su silueta se acaba alejando mucho de lo que están acostumbrados que debería ser un barco amigable.
Terrorífico, con el casco lleno de púas y prominencias que harían dudar a un buen marinero de si es capaz de navegar adecuadamente, un velero de casi cincuenta metros de largo corta el mar impulsado por el mismo viendo que usaban ustedes para escapar. EL mismo viento que la quilla cada vez más hundida por el agua que se cuela entre las grietas no permite que aprovechen.
Encaramadas en la proa hay al menos media docena de figuras con lanzas o arpones enormes en las manos. ¿Pero se trata de piratas oportunistas, o se acercan a ofrecer ayuda? Es difícil decirlo.
Están lo bastante cerca como para escuchar sus gritos, si alzan la voz.
Mientras maniobran como pueden, tratando de decidir qué hacer, llevan voces desde el navío de enfrente. No es un idioma que esperasen escuchar en las aguas bajo el dominio de los Vanir, pero sin duda las voces griegas son más que bienvenidas.
¡Makoa! ¡Tau!
¡Cuando nos pasemos de largo! ¡Tendréis que girar el timón a toda hacía estribor! ¡luego que todas las velas cambien de sentido y estén al opuesto de este! ¿Me habéis entendido? -
- ¡Arponeros! - y se ríe un poco - ¡atad un cabo a vuestros arpones para no perderlos! ¡en cuanto lo tengáis a alcance! ¡soltad! ¿¡Preparados?!
¿Parece que vayan a atacar? ¿Pero abordarán el barco, o solo al monstruo marino?
Mushu soltó un grito de dolor cuando esos dientes le atravesaron el brazo. Fue una mezcla de sorpresa y dolor porque hacía mucho, muchísimo tiempo que no notaba algo así.
No estaba siendo su mejor momento.
-Pero que... ¿Steve? -fue lo único que consiguió decir cuando vio esa cosa, por ser delicado, surgir de entre la niebla como si fuera un monstruo marino dispuesto a comerse al otro monstruo y a ellos mismos. Por instinto se convirtió en su forma felina para ser un blanco más elusivo- si siguen con ese plan nos van a hundir -como si no lo estuvieran ya- prepárate para abandonar el barco...
Esas palabras fueron un recordatorio atroz de todas y cada una de las millas náuticas recorridas en el pequeño Espíritu de Jade, un barco que llevaba con él, ¿cuanto tiempo?. El tiempo nunca había sido importante para Mushu, pero de pronto le parecía escaso y quería tener más tiempo aún con su embarcación. Los siglos de viaje eran nada comparado con el tiempo que quería seguir compartiendo con el bote.
Ahora mismo no tenía mucho que hacer, así que se preparó para evitar todos los ataques que vinieran hacia él y saltar al otro barco en cuanto estuviera a la distancia suficiente.
Convertirme en Michi
Defensa Total y recemos para que no me maten
Varias de esas sombras humanoides lanzan armas similares a jabalinas contra la criatura.
La primera es una flecha brillante que de alguna manera hace refulgir levemente partes de su cuerpo. ¿Tal vez señalando las partes más débiles de su armadura de escamas?
Aunque algunos proyectiles pasan indolentemente a su lago, varios logran golpes certeros que anclan a la criatura y hace que se revuelva.
Ahora pueden distinguirlo mejor. Son arpones atados a cabos.
Si fuese uno solo, su fuerza bastaría para deshacerse de los garfios que se clavan en su piel, pero los navegantes se han volcado atacando todos a una al mismo tiempo.
Pero entonces algo llama su atención.
Aunque parecía que el barco estaba a punto de pasar a vuestro lado con bastante rapidez dada la inercia, ha girado en un quiebro vivo, cerrado, imposible para cualquier ente inanimado, quedando de cara a ustedes.
Un escalofrío de puro terror les recorre la columna cuando ven en primer plano cómo el casco del inmenso barco se está resquebrajando en su dirección, como si todas esas protuberancias ocultasen unas monstruosas fauces que están a punto de devorar al Espíritu de Jade, sus mástiles, sus velas, todas sus pertenencias, y a ustedes junto a una bocanada de agua que les arrastra hacia el interior de una caverna hecha de uñas.
Un cosquilleo en su psique que no trata de ocultarse les da la sensación de que algo o alguien más poderoso que ustedes está sondeándolos, acariciándolos con protuberancias extremadamente afiladas.
Al retirarse, ambos saben exactamente dónde están.
El nombre del barco es Naglfar, el barco de uñas.
Seguimos aquí
Tu sagrado elemento te recoge con los brazos abiertos, recibiéndote con una bocanada fría que de primeras hiela tu piel con un escalofrío, y al momento hace que te incendies. Todo tu cuerpo fluye, deslizándose bajo la superficie con fuertes brazadas, y aunque sigues siendo humano no dejas de sentirte como si fueras un invitado de honor aquí dentro.
A excepción del surco que deja el navío a su paso, el espíritu de estas aguar parece incorrupto y puro. Como si fuese capaz por sí mismo de limpiar y arrastrar con los pecados del mundo.
Puedes nadar desatando tu fuerza y tu rabia por un rato hasta que te das cuenta de que no estás solo.
Un delfín con franjas de varios colores te sigue desde una distancia prudencial, curioso.
Al notar que le has visto cambia el rumbo y pasa a rodearte, girando sobre sí mismo y saltando sobre las aguas como si festejara algo.
El animal hace un amago de acercarse, aunque parece dudar. ¿Le dejarás?
El mar tenía ese efecto en Nero, relajación. Siempre había sido un muchacho difícil y por ello no le costó nada buscar todo tipo de hobbies relacionados con el océano; nunca llegó a comprender porque tenía esa afinidad tan natural con el agua, y no fue asi hasta que fue llevado a uno de los campamentos para entrenarse.
Y ahí estaba, sintiendo como el océano lo abrazaba, sin juzgarle, con ese sonido tan placentero. Deseó ser uno con el, integrarse y pasar de todo, vivir tranquilo, sin la culpa. Fue un sentimiento peligroso que afloró por todo el rencor que dominaba su corazón, de no sentirse respaldado ni comprendido por nadie, de ser humillado delante de todos por haber llamado egoísta a Jezzabel y haber recibido aquella perorata sin fin. Se sentía perdido, y fue en ese momento cuando ese solitario delfín se le acercó.
Nero lo dejó, e incluso lo invitó a que se acercara. Si era un egoísta como decían, que se las arreglaran todos ellos sin él; a partir de ahora pensaría solo en él y pediría a Avgi que gastara todo el metal que él encontró en mejorar su tridente. Trató de acercarse al animal para acariciar su lomo con la suavidad que se merecía aquella noble criatura.
El tamaño de esta raza de delfín es algo más pequeño que el de sus parientes, por no hablar de que su morro cortito y el colorido lomo bicolor te podría hacer pensar en sus parientes de mayor tamaño, las orcas. A estos animales los llamaban... ¿Delfines cruzados? ¿Es posible?
Antes de acercarse, el delfín te rodea, ladeando la cabeza de forma graciosa para mirarte mientras emite algunos chirridos.
No pasa mucho hasta que se deja acariciar, aunque en un primer momento tu contacto lo sorprende y le hace aletear con fuerza para alejarse y dar otra vuelta sin dejar de mirarte.
Su conducta está a medio paso entre asustadiza, curiosa y divertida.
A su siguiente pasada, agarra son sus dientecillos una pieza de ropa y ritonea suavemente.
Sonrió, compartiendo ese momento con el animal. ¿Lo invitaba a un pilla-pilla? no lo tenía claro, pero lo siguió, dejándose llevar, tratando de volver a acariciar el lomo buscando hacerse su amigo, mientras sentía que el agua salada estaba calmando y curando su dolido espíritu y herido corazón.
El entretenido juego prosigue por un rato entre cabriolas y pequeñas carreras dando brazadas.
El barco se está alejando un poco, pero no te preocupa. Estás seguro de poder alcanzarlo, cuando sea necesario.
Es entonces cuando notas que el agua se está moviendo, y miras hacia arriba desde unos cuantos metros de profundidad.
Tres figuras. Otro pez enorme, la forma semi-reptil de Masud y un cuerpecillo mucho mucho más menudo, probablemente de Brynja, se están acercando a tu posición.
Pero espera ¿Cuando... cuando te has sumergido tanto?
Puedes distinguir a tu amigo nadando hacia abajo en el límite de la luz, mientras esa corriente que no sabes de dónde ha salido empieza a succionarte, presionando en tus oídos cada vez con más y más fuerza.
Pones todo tu empeño en remontar la corriente, pero no eres inmune a la fuerza del mar.
Brynja sí puede resistir a éstas, pero puedes distinguir por un segundo cómo empieza a ahogarse, y en cuanto a Masud, aunque pueda respirar bajo el agua apenas parece capaz de transformarse. Las heridas que sufrió en la pelea contra la bestia abisal se han reabierto y sangra, perdiendo sus fuerzas mientras el pececillo alargado que los acompañaba se sacude como puede, vencido por las corrientes por falta de fuerza.
Irremediablemente, como si un observador invisible hubiese estado esperando hasta aquel preciso momento, los semidioses caen más allá del avismo
El mar te da la bienvenida con los brazos abiertos. Una primera zambullida helada es todo lo que necesitan para templar los nervios y descargar un buen puñado de sobrecarga emocional antes de empezar a dar brazadas. La sensación es agradable. Incluso llegan a escuchar algunos chillidos, como si hubiese un delfín jugando en las cercanías.
Guiados por ese sonido finalmente dan con la silueta del que podría ser Nero, jugando con un Delfín
Pero espera ¿Cuando... cuando te has sumergido tanto?
Pueden distinguir a Nero siendo arrastrado por la corriente hacia abajo en el límite de la luz, mientras esa misma fuerza empieza a afectar también al grupo de rescate, succionandoles, presionando en sus oídos cada vez con más y más fuerza.
Ponen todo tu empeño en remontar la corriente, pero no son inmunes a la fuerza del mar.
Brynja sí puede resistir a éstas, pero entonces empieza a ahogarse, y en cuanto a Masud, aunque pueda respirar bajo el agua apenas parece capaz de transformarse. Las heridas que sufrió en la pelea contra la bestia abisal se han reabierto y sangra, perdiendo sus fuerzas mientras el pececillo alargado que los acompañaba se sacude como puede, vencido por las corrientes por falta de fuerza.
Irremediablemente, como si un observador invisible hubiese estado esperando hasta aquel preciso momento, los semidioses caen más allá del abismo
Sigue aquí
Exhaustos.
Así están cuando finalmente la magia del portal se agota y dejan de poder seguir avanzando.
El color del agua y la presión les dice sin espacio de duda que están en aguas poco profundas y entonces lo distinguen
Ese casco lleno de púas lo reconocen. Es El barco de huesos ¿les ha encontrado?
¡Al fin han encontrado el camino con los demás!
Ustedes deciden si quedarse un poco más aquí o saltar a cubierta
¡Por fin! Nero estaba extasiado. Observa el barco con una sonrisa de oreja a oreja con la cabeza ligeramente asomando por encima del agua. Los miró a todos completamente fuera de sí, y por un momento el tiburón pareció un delfín - ¡Vamos! - dijo jovial, dejando a un lado su nueva actitud más paternal y sosegada. El hawaiano empezó a nadar a crol hacia el barco todo lo rápido que podía para llegar lo antes posible.
La sacudida había sido fuerte y cuando menos se dieron cuenta, estaban en la superficie. Pero en aguas cercanas a tierra y un enorme barco que la dragoncita no podría reconocer, así que sus ojos se posaron en lo que era el paisaje. O al menos la claridad que le permitía aún estar en las fauces de Masud. Miraba maravillada, casi como si estuviera viendo el sol y la claridad del cielo por primera vez. Tanto así que no intervino a las palabras de Nero.
Estaba deleitándose cumpliendo una añoranza que no sabía que tenía. Y es que ¿cuánto tiempo había pasado? Sin más, esperó a que Masud subiera al barco. Después de todo, ella debía seguirlos, aunque una parte de sí quería quedarse contemplando el cielo eternamente... Ese cielo que solía surcar.
La subida había sido dura, muy dura.
Juraría que allí abajo había algo que quiso retenerlo o al menos... no sabría explicarlo... como si algo quisiera escapar de allí y quisiera seguirnos. Pero pronto esa sensación desapareció. Me preocupaba más el no morir aplastada por las presiones marina. O tragada de nuevo por una corriente contraria que les llevara de nuevo, a través de aquel portal de succión, a las profundidades.
Pero pronto la figura del casco del barco empezó a formarse, dad la proximidad con la superficie y que los rayos del sol llegaban con mayor claridad.
Sonreí y seguí a Nero, tan solo girando la cabeza hacia Masud, algo por instinto, como queriendo compartir ese momento tan maravilloso con él.