Masud mira alternativamente a Sven, Héfiro, Nero y el recipiente en su pecho con asombro.
- ¿Y dices que tengo que sumergir las manos? - La simple idea de que aquello pudiese funcionar lo despertó de golpe, y tras un búsqueda rápida se acerca a las bandejas, aún algo tambaleante. ¿Una jarra? La boca era demasiado estrecha. Y las bandejas eran demasiado bajas. Se derramarían. Finalmente coge un cuenco de madera tallada de frutos secos, dejándolos desparramarse a un lado. Serviría. Masud se deja caer en uno de los cojines con la espalda apoyada en la pared - Como esto funcione... te voy a deber una MUY gorda.
Pero sigue torpe. Algo tan rutinario como abrir aquel obre se le complica, y acaba quitando el tapón con los dientes con impaciencia. Olfatea el contenido - Pues es verdad que no huele a nada - Mete la zurda en el cuenco y derrama su contenido despacio sobre ésta. No quería desperdiciar ni una gota. Los primeros segundos no parece que ocurra nada - Qué curioso. No está fría, pero es refrescante. Ni caliente, pero... - Fuese lo que fuese que estaba a punto de decir, se lo calla de golpe con un respingo. Escuece como si le arrancaran las uñas, pero en lugar de alejarse, mete la segunda mano. Un hilo de sangre cae desde su antebrazo hasta marcar el agua, que parece estar desapareciendo por segundos penetrando por sí sola en su piel. Instintivamente las escamas de su piel hacen aparición, y empieza a sudar.
El primer cambio visible son las quemaduras que aún tenía en la piel tras la llegada. Todas esas marcas están desapareciendo sin dejar asomo de cicatriz. Incluso algunas más viejas se suavizan. Las mordeduras del hombro, las magulladas costillas... y lenta, mucho más lentamente, las manos se empiezan a recomponer. Masud resopla chirriando los dientes mientras su sudor se alarga lo suficiente como para comenzar a empapar sus ropas y el cojín en el que se ha sentado. Las escamas se repliegan casi de mala gana. Para cuando desaparece el efecto, sus dedos han recuperado su forma, pero son delgados y pálidos. Inertes y casi sin vida. Intenta moverlos sin resultado y hasta se lleva uno de ellos a los dientes, mordiendo ligeramente antes de volver a mirarlos - Mm... siento... como un cosquilleo en las yemas - Sonríe confiado. No queda asomo de cansancio ni borrachera en su mirada. - Lo que queda puedo restaurarlo yo. Tardaré... no sé. Puede que varios meses. Pero lo haré.
Mira alternativamente a Héfiro y Harald - Aún voy a necesitar esa mano, si es que tienen alguna idea.
Nero estaba con los ojos cerrados, escuchando lo que iban diciendo los otros mestizos hasta que reconoció la voz de Héfiro, el cual lo estaba amonestando. No le culpó porque le tratara así, de hecho, Nero se sentía culpable por haberlo dejado de lado en lo que acabó por ser una decisión importante y trascendental... quien lo iba a pensar, solo se sentó a comer. Suspiró y abrió los ojos cuando este terminó y le acercó el frasco de agua. Lo alzó como brindando al Sol y se lo bebió del tirón.
Claro que lo iba a aceptar, era idiota pero tenía sus limites - gracias - le dijo estando realmente fatigado con tanto viaje y emoción - se que Pan dijo eso, pero pensé que iría todo cristo para allá y no me apeteció - se encogió de hombros torciendo la boca - ha sido un día duro y largo... mañana empezará todo.
Una sensación tremendamente placentera te inunda. Cada fibra de cansancio, cada rastro de dolor se desvanece, sustituída por una sensación casi vibrante, muy enérgica.
Te sientes completamente recuperado.
Todo tu daño desaparece. La herida de tu pierna termina de recuperarse del todo dejando sólo el recuerdo como una cicatriz.
Además, recuperas tus PHs hasta el tope.
Aunque puedes dormir, no estás cansado.
Puedes poner un segundo post para detallar los efectos de lo que te has tomado :)
Los efectos del agua no tardaron en surtir, y de pronto, Nero se sintió como nuevo, revitalizado y poderoso. La herida se cerró del todo a ojos vista, los puntos de sutura saltaron conforme la carne y el músculo se impusieron con fuerza y el dolor desapareció por completo. Nero se quedó mirando el frasco completamente sorprendido y no pudo evitar soltar un sonoro exabrupto - ¡HOSTIAPUTAJODER! ¿¡Esto no lo venden por ahí!? - preguntó medio en broma medio en serio.
Rahat permaneció poco participativo en la conversación, dio las buenas noches y se retiró. O no tenía mucho que añadir o prefería estar callado, el ánimo del hijo de Osiris era torvo. Se recostó en el lugar más alejado de la conversación y trató de dormir.
Este fin de semana no he estado muy atento ni nada, así que dado que hoy "amanece", Rahat se fue a dormir pronto.
Llevaba ya un rato largo tomando el fresco, aunque lo suficientemente cerca para escuchar todo lo que se hablara dentro de la cabaña. Aunque prácticamente nadie habló. Dominaba un silencio casi total tras las palabras de Sven, Mashud, y la exclamación de sorpresa del hijo de Poseidón.
Después de todo lo que había ocurrido con Nero algún tiempo atrás, con el tema de las mesas y demás, lo cierto es que no me apetecía mantener una charla con él. Aunque en cuanto me dieron aquellas aguas, mi cabeza tenía claro que él debía ser el elegido para consumir una de ellas, no tenía ni idea de si ese sentimiento de hermandad que yo sentía hacia él, sería correspondido. A pesar de sus palabras y disculpas, los hechos eran los que eran.
Días atrás, hubiera tenido claro con quien compartir litera, pero en ese momento, todo eran dudas. Por lo que, una vez volví a internarme en la cabaña, pasé de largo la litera de Nero, y dejé los efectos personales con los que cargaba en la litera de Mashud. Una vez dejé las cosas en la litera de arriba, el ruido del fuego que provenía de la chimenea llamó mi atención.
Me dirigí hacia la chimenea, sentándome justo frente a ella. Observaba con detenimiento las llamas de la chimenea, no pudiendo evitar pensar si mi padre estaría observándome en la lejanía, si estaría velando por mí, si estaría buscando la forma de ayudarme. Aunque todos esos pensamientos eran las típicas cosas que esperaría un muchacho asustado que necesitara ayuda, o uno tan inseguro que necesitara la aprobación de su padre, o probablemente ambas cosas. Una parte de mí se sentía totalmente perdido con todo aquello, y no podía evitar sentirse sólo en aquel lugar, sin nadie en quien confiar plenamente, a pesar de estar rodeado de multitud de semidioses.
No fue hasta unos momentos después que me di cuenta de que no estaba solo. Mashud estaba sentado a mi lado observando aquel majestuoso fuego, ¿se habría sentado después de que lo hiciera yo?, ¿tal vez cuando me senté, estaba tan absorto en las llamas que no me di cuenta de que él estaba ya allí?... fuera como fuese, me giré hacia él, inclinando la cabeza en señal de saludo, para acto seguido, volver a observar las llamas.
Tengo los brazos molidos, y el dolor del pie tiene pinta que me va a durar varios dias. Llevaba un rato sentado en la cama relajando un poco los músculos cuando de lejos observo como a Masud le brotan como setas los dedos: no puedo negar que me quedo sorprendido, sobretodo por la rapidez con la que ocurre todo. Un agua curiosa.
¡Es verdad, se me olvidó su encargo! Ni había pensado en ello. Y ahora que le veo con los dedos así, recuerdo cuando me contaron lo de las peleas de los mortales sobre caja envuelta en cuerdas. "Voxedo" o algo así creo que se llamaba.
Tumbándome sobre la cama le digo de lejos- Esos minidedos me parece a mi que van a necesitar entrenamiento. Los humanos usan unos guantes cuando se pelean haciendo voxedo... o como lo llamen...
Una buena manera de entrenar la fuerza de esos dedos podría ser hacerte unos guantes de piedra y acero, que se cojan desde dentro con una barra. Como pesarán bastante, ejercitarías los dedos y los protegerías a la vez.
Cuando ya puedas agarrar bien con el tiempo, no te harán falta y habrás cogido fuerza. Sin una forja por éstos bosques, poco se puede hacer... pero mañana podemos apañar algo con... madera... vendas... o lo que haya por aqui- termino diciendo mientras me relajo sobre la almohada cerrando los ojos
Masud aún estaba junto al fuego, haciendo con las manos gestos después de reírse del arrebato de Nero. Comprendía perfectamente su sensación. Comenzaba a hablar bajito con Héfiro, a su lado, cuando Harald hizo su propuesta, y se queda pensativo.
- Tiene sentido - No tenía mucha idea, por lo que cualquier propuesta sería bien recibida por su parte. - Y si es tan complicado, quizás puedan colaborar ustedes dos ¿no? - Mirando a Harald y a Héfiro con un encogimiento de hombros.
Como fuese, parecía que todos estaban cansados, por lo que agrega con un sonoro bostezo - Lo hablamos mañana.
Con el nuevo amanecer, cuando despiertan, todos pueden ver claramente cómo Nero comienza a toser, ahogándose y tratando de respirar sin demasiado éxito.
No es hasta unos segundos después que consigue escupir lo que le atragantaba: una mariposa negra que se aleja volando hasta desvanecerse, meciéndose con el viento errante.
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