El pequeño sonido del cascarón crujiendo fue tan discreto que lo natural hubiese sido que nadie en el barco lo sintiese salvo aquella que lo guardaba en las manos.
Pero no fue solo el sonido. Un escalofrío eléctrico acaricia la piel de todos los presentes y les hace mirar a las alturas donde estaba Brynja.
El aire comenzaba a llenarse de energía estática mientras los ojos de la peliazul se iluminaban.
Algo tan diminuto.
Algo tan hermoso.
En sus manos, la pequeña criatura a su cuidado comenzaba a despertar desplegando su propio abanico de energía el aire comenzó a agitarse a su alrededor. O tal vez era el eco de las emociones de Brynja, cuyos ojos se humedecían de emoción aún sin ser ella del todo consciente.
Bajo los dedos sentía la caricia del cascarón comenzando a romperse, y entonces... entonces se detuvo.
Contuvo al aliento.
No continuaba. La energía del interior de aquel tesoro se estaba mitigando, como si zozobrara. Necesitaba algo. ¿Pero qué necesitaba? No era como si pudiese darle el pecho para alimentarlo. ¿O quizás sí podía?
Una miríada de pequeños destellos se desplegó al desenvainar a Matagradones siguiendo más su instinto que cualquier clase de lógica.
Tenía que vivir. No perdería también a aquella pequeña y delicada criatura. Tenía que vivir.
Aferrándose a aquella idea con las manos de la testarudez y con el corazón en un puño, Brynja alza la espada Matadragones. Mucho más que una simple espada, un fragmento de su alma.
Y entre sus dedos... estalla, cegándoles a todos los que habían permanecido con la vista alzada.
Un sacrificio a cambio de una vida.
Los remolinos de aire sacudieron aún unos momentos más los cabos y velas haciendo que el barco oscilase.
En sus manos, una criatura de diminutas alas celestes se agitó con electricidad danzándole en el pelo.
Hikari medita sobre la respuesta de Hallie antes de responder.
- A veces yo también he tenido esa sensación. En el límite entre el sueño y la vigilia - No podía dar detalles sobre aquello que no comprendía. No comprendía cómo se colaba en sus sueños, cómo sus pensamientos se mezclaban con los suyos. Y sabía sin saber qué era lo que quería.
- No sé lo que significa. Solo puedo aventurar que si sonríe no está molesto. Y mientras no lo esté seguirá siéndonos favorable para navegar.
Gracias por tu esfuerzo. Todo el tiempo que utilices en practicar, entrenar y mejorar tu don será un tiempo bien invertido, aunque no consigas resultados inmediatos. - Trata de animar a la dragona de la mejor forma que sabía. La mayoría diría que seguía siendo un tanto rígida y distante a pesar de que el significado de sus palabras fuese amable y no hubiese nada en concreto que señalar en su pose que se pudiese considerar incorrecto.
Entonces se queda pensativa unos momentos - Permíteme que te haga otra pregunta. ¿Cómo honraban los tuyos a los caídos en la antigüedad?
Era una curiosidad principalmente académica, pero también tenía su parte personal.
Cuando Brynja la llamó hermana, los ojos de la capitana se desviaron. Estuvo a punto de corregirla, pero... ella era Brynja ¿Cómo hacer tal cosa?
Como muchos, el aire de sus pulmones se vació al contemplar desde lejos el nacimiento de uno de aquellos diminutos dragones, pero cuando todo pasó se preocupó, girándose rápidamente a su tripulación.
- Por favor, que alguien suba para asegurarse de que Brynja-sama y la criatura se encuentran bien.
Las palabras de Brynja sobre la sonrisas desconcertaron a la dragona - No creo que las sonrisas de alegría se debieran sentir así - para luego mirar a la capitana nuevamente y escuchar su explicación. Si ella lo veía entre sueños, era un vínculo bastante importante -. Ya veo. En ese caso, será como dice... Aunque no fue nada de mucho agrado, pero el barco en sí es particular - y miró su suelo un momento.
Ante las palabras de ánimo de la capitana, la dragona solo asintió - Claro, gracias por sus palabras - que suponía eran amables, al menos por la forma en que se veía la capitana. Se quedó pensando un poco sobre los ritos funerarios para luego recordar.
- Todo variaba según el pueblo y también las circunstancias. Creo que sabe que el pueblo griego no era uno solo, sino diferentes ramificaciones de este, dependiendo de la región y de su gobernante. Un funeral podía durar entre dos días, una semana o incluso dos semanas. Si duraba tanto, se debía tratar el cuerpo para que no entrara en proceso de descomposición, pero digamos que el rito más conocido y extendido duraba siete días. Se limpia el cuerpo con ungüentos y aceites, se sujeta la barbilla y se expone. Se acomoda en un lugar conocido como klyné y se viste con una toga ritual griega. Después de eso, se esparce normalmente licor en el cuerpo como ofrenda a los dioses. A eso se le conoce como libación. Se deja el cuerpo expuesto para que sus seres queridos puedan hacer el duelo y si se va a enterrar, se lleva en hombros al lugar del entierro. Se ponen como ofrendas a los dioses las pertenencias del difunto o animales. La versión que se usaba en el campo de batalla era ligeramente diferente. Se hacía el mismo proceso hasta la la parte de donde se deja el cuerpo. En el campo de batalla se hace una pila de madera con el cuerpo preparado y las ofrendas, pero se le ponen dos monedas en los ojos ya cerrados. Estas llegarán con el difunto hasta el barquero Caronte, quien lo llevará a través del Río Estigia para llegar hasta el Hades y encontrar allí a los jueces, quienes dictaminarán su destino y juzgarán sus pecados - y toda aquella historia la contaba con su misma serenidad, aunque luego pareció caer en cuenta de algo y hubo una pequeña disminución en su energía.
Eso al menos hasta que ocurrió toda la conmoción con Brynja en las velas. Miró allí y sus pupilas se afilaron. Al ver que el huevo parecía abrirse, se quedó mirando un momento hasta que la espada desapareció. Asintió a la capitana y sin cuestionarlo mucho, se acercó al mástil y dio un salto hasta la ubicación de su protegida, claro que si no llegaba, reptaría para seguir subiendo.
La verdad es que tengo hambre -respondía sin preocuparse demasiado- y es una buena hora. ¿No quieres?
Pregunta lanzando una mirada a Ivanka, antes de observar la reacción de Brynja.
Pues come, Bryn-san. ¡Si comes más que yo...!
Frase que queda a medias con el nacimiento de una nueva criatura, una que apenas puede ver desde su posición. Y aunque un impulso le anima a subir para observar, probablemente este será uno de esos momentos íntimos que alguien quiere compartir con gente especial y, desde luego, él no es esa persona. Mira entonces a Capitana y a Hallie.
Algunas bestias marinas parecen sonreír antes de atacar -matiza, como posibilidad, pero tampoco parece bastante preocupado-. Y los rituales de los que hablas son fascinantes.
No añade nada más, pues las instrucciones son bastante claras.
Empatía.
Intenta recordarle a Hallie sus recientes lecciones. La situación a la que va a enfrentarse la requirirá.
La criaturita parpadea con un quejidito mientras se revuelve entre los cabellos azules de aquella que se enamoró de aquella criatura desde que vio por primera vez su cascarón.
El hociquito que olfatea al aire está cubierto por unos cabellos tan suaves como el plumón, y sus ojos son de un azul tan profundo como un cielo despejado.
Un destello ilumina su piel desde dentro a intervalos regulares. Como si estuviese cargado de energía, aunque sus alas son demasiado pequeñas y están demasiado arrugadas como para permitirle volar con facilidad. Por ahora.
La criaturita paree de carácter curioso, pero sereno.
Tenía el corazón en un puño.
Y en el otro una criatura que luchaba por su vida. Al principio el cascarón se rompía como el de un pollito. Pero después mi ansiedad creció, como el de una madre que sabe que algo va mal. Y le di la vida que creí que necesitaba. Parte de mi vida, de mi esencia...de mi poder.
Fusioné el alma de esa pequeña criatura con el poder de mi espada. Curioso decir que Matadragones ha salvado a uno, pero así era.
Era algo precioso. Esos ojos tan grandes mirándome y su pequeño y cálido cuerpo, su respiración pausada sobre la palma de mis manos. Mis lágrimas mojaban mis mejillas, pero esta vez de felicidad, por algo vivo tan pequeño.
- Si tan solo pudieras ver a nuestra dragona, Masud...-
Hallie subió y la miré sonriente, orgullosa y emocionada. La pequeña dragona me había devuelto mi sonrisa, mi pequeña felicidad que creía perdida con todo lo que había pasado.
Acaricié a la pequeña criatura con la yema de mis dedos. Detrás de la cabeza y bajo la barbilla. Y parecía que le gustaba. Me miraba expectante como si fuera su madre. En el fondo, casi así era.
- Necesitas un nombre- Dije mirando de reojo a Hallie.- ¿Qué tal... Yuna?- Pregunté. La criatura giró la cabeza como si entendiera, pese a que realmente, muy posiblemente, solo escuchara el tono de mi voz.- Yuna.- repetí y sonreí satisfecha.
Me levanté de mi sitio, sentada, y con la criatura entre las manos y un gesto hacia Hallie, bajamos hasta la cubierta del barco. Estaba feliz y quería que todos conocieran la dragoncita, que de vez en cuando, movía su trasero como intentando apoyarse correctamente entre mis manos.
- Mirad!! Acaba de nacer ahora mismo!- Grité a todos. La pequeña dragona se aventuró un poco más al abrir las palmas de las manos y repto como pudo por mi brazo, subiendo hasta mi hombro y mordisqueando mi pelo. Aparecía y desaparecía entre los mechones de mi cabello, haciéndome cosquillas en el cuello y la oreja.- La llamaré Yuna- Aseguré mirando al resto.
- Por cierto, capitana. El resto dicen que llegarán tarde, bien entrada la noche.- Omití otro detalle que no me correspondía ami decir.- Cedric se encarga.
- Es... muy hermosa - concede mirando a la criaturita. Extiende una mano para permitir que la recién nacida se familiarizase con su olor - Bienvenida a bordo, Yuna-co.
Aunque intentase permanecer formal, ver la delicada criatura jugando con los cabellos de su amiga logró que su gesto se ablandase un ápice. - Si, verdaderamente es adorable - pero no se debían dejar engañar. Y como dragona se trataba de una criatura con un potencial inconmensurable.
No tarda en dar un paso atrás segura de que los demás estarían deseando también acercarse para ver a Yuna de cerca y ni se pasó por su cabeza recriminar a Brynja sus lágrimas.
- En ese caso tendremos unas pocas horas más de descanso antes de partir hacia la playa. - Se resigna a modificar los planes un ápice. De cualquier modo quería estar lejos de la isla antes del amanecer.
- ¿Puedo cogerla? - Se atreve a preguntar con los ojillos brillantes de la emoción.
El japonés ha permanecido callado mientras Hallie ha ido por Tormenta, y mientras ésta baja. Sus ojos observan con atención a la criaturilla recién nacida y avanza hacia ella. Del mismo modo que dos de las presentes habían visto hay algo en su interior que le supera.
¡Kawai! -parece un poco más comedido que la última vez- ¿Yuna? Es un nombre precioso, como... como... bueno, la verdad es que sale en muchos juegos y mangas para protagonistas puros y fuertes.
Concede, si bien está claro que en su mente hay una comparación más directa. Sus ojos no se separan de Yuna con absoluta fascinación.
Coge algo de la comida que aún sobra del desayuno, tanto carne como fruta, y la acerca hacia Tormenta.
¿Come? ¿O lacta?
También van por unos momentos hacia Hallie, quizá ella tenga la respuesta. ¿Se alegra de tener unas horas más para descansar? Sí, pero el ser le tiene fascinado por el momento.
Tirada oculta
Motivo: Autocontrol secreto...
Dificultad: 2
Tirada (10 dados, se repiten 10s): 5, 8, 1, 4, 1, 9, 8, 8, 6, 2
Éxitos: 4, Éxito
Hallie subió con cuidado. No quería dañar el barco. Con dos saltos fue más que suficiente para llegar con Brynja, así que se tranquilizó al ver que ambas parecían estar bien. Los iris de la dragona se afilaron aún más para mirar con detalle a la criatura, notando que todo estaba bien. Miró a Kazán con un asentimiento de cabeza y en cuanto la peliazul la miró y le sonrió, trató de recordar aquello que el hijo de Zeus le había enseñado. Solo parpadeó y asintió con la cabeza. Tal vez era lo mejor así.
Bajó junto a ella cuando todos quisieron verla y esperó cerca, mas no demasiado, por si su protegida necesitaba algo. En verdad era una criatura adorable su... hermana tal vez.
- Yuna... - y miró a Kazán extrañado cuando dijo todo aquello -. ¿Mangas? - y miró la camisa del griego. ¿Eran esas mangas?
Luego decidió decir - Si bien su madre ahora es un mamífero, sigue siendo un reptil. Es de esperarse que se alimente de animales pequeños o insectos... - y esperó... No es que ella fuera experta en cuanto a dragones criados por humanos, así que guardó silencio. Tal vez la pequeña Yuna sería diferente, pero no podía estar segura.
La pequeña criatura miraba con curiosidad aquellas formas que se juntaban a su alrededor.
A veces se escondía entre mi pelo, no asustada, pero si cautelosa y huidiza. Otras gruñía con una leve incomodidad cuando alguien intentaba acariciarla, pero terminaba por olfatear el dedo o la mano y se dejaba acariciar algo desconfiada. Hasta que, claro, el gustillo podía más que el instinto de supervivencia.
- Vaya, Kazan. No imaginaba que te gustasen los mangas.- Miré a Hallie y reí levemente- Mangas, en mi tierra, también son historias contadas sobre el papel, como dibujos sobre una pared. Son… para divertirse leyéndolos.
Y tras la aclaración miré a Alisha pidiéndome coger la criatura.
- ¡Claro! Siempre que ella quiera o se deje coger.- Alargué el brazo hasta Alisha, tendiendo un puente entre mí y ella para que la dragoncita pasara y se acercara hasta ella.
Imaginaba que Yuna comería de todo, aunque al principio serían cosas muy pequeñas. La idea de los insectos me recordó a recogerlos de un parabrisas de coche después de un viaje, y puse cierta cara de asco.
- Todo un manjar.- Dije irónicamente frunciendo el ceño.
Teníamos tiempo libre hasta que llegaran los demás. Esperaba que tuvieran ningún problema y que aquellos que los retenía más de la cuenta se solucionara pronto.
- Capitana, solicito permiso para bajar a la playa y buscar... bichos.- Comenté a Hikari con cierta sonrisa. Me sentía como una cría en el campamento de verano, cazando bichos como Dora la Exploradora y el Insectinova recién abierto.
- Está bien. Pero no te alejes demasiado - concede después de dudar unos segundos.
No era ninguna experta en lo que a crías de dragón se refería, pero era de suponer que necesitarían bastante proteína de origen animal. ¿Tal vez triturada?
Entonces mira de reojo a Kazán. - Había otra persona con nosotros que hablaba a menudo de esos manga.- aunque a juzgar por su tono no le daba demasiada importancia.
El grupo acaba pasando un rato divertido jugando con la dragona mientras Hikari organizaba con os fantasmas la próxima partida del barco.
Poco a poco la dragoncita empieza a tomar confianza, pero una y otra vez acaba regresando junto a Brynja. Queda claro que no le gusta alejarse demasiado de ella.
Haciendo pruebas, la criaturita no hace ascos a los insectos, pero tampoco lo hace con la carne o el pescado crudos. Si el pedazo es muy grande lloriquea un poco para que se lo corten en fragmentos más manejables, pero después parece feliz y hasta su pelo suelta unas pochas chispitas que pueden interpretarse como un gesto de excitación.
Después de un rato, todos acaban regresando al barco para ayudar a partir.