Partida Rol por web

Podía notar algo de confusión en Avgi y eso me inquietaba un poco. Quizás había dado por sentado algunas cosas que simplemente no eran. Tampoco que lamentara lo que había hecho. Por supuesto ahora no iba hacer nada más, le dejaría algo de espacio, pues otra cosa no pero tiempo era algo de lo que ambos tenían bastante. Y sin embargo un poco de preocupación iba aflorando en su interior hasta que noto el contacto de su mano en mi brazo y simplemente me relajo. Como siempre ella tenía ese efecto, sonrío sin más mientras volvemos andar y termino por reírme.

- Eso o somos muy buenos escondiéndonos. Si es lo primero deberíamos felicitarles.- le continuo la broma mucho más tranquilo, si podíamos seguir como siempre tampoco era tan malo por ahora.

- Parece que hubiesen pasado años y no unos meses desde que empezamos este viaje  - Comenta Ivanca con voz distante, remontándose al principio de su propio camino. A pesar de que ella se unió a gran parte del grupo en Asgard, eso ya le pesaba.

Mira hacia el cielo, donde los fuegos artificiales continuaban iluminando una fiesta distante. - Si no vamos a buscar a Avgi y a Cedric deberíamos buscar a nuestra anfitriona. ¿No decían que servirían la cena más o menos a esta hora?

El instinto les hace volver la cabeza de golpe cuando un pequeño estruendo sobresalta a uno de los tenderos ambulantes y a buena parte de los paseantes, aunque en el caso de varios niños la reacción es más de jolgorio que de miedo.

Una criatura extraña que parece salida de los delirios de una dama que se ha sobrepasado con la bebida ha derribado una de las carretas y engulle sin masticar una parte del oden derribado sin importarle la mezcla con la inmundicia del suelo.

El dueño del puesto grita y trata de ahuyentar a la criatura con una vara mientras sermonea a medias a los críos desaliñados que siguen riéndose.

¿Pero qué es esa criatura? Antes de que eche a correr les da tiempo a tratar de reconocer su forma. Una sola pierna, brazos con tres dedos en cada extremidad, una lengua larga y sinuosa y un solo ojo en un cuerpo que recuerda vagamente a una caseta de paja o un paraguas.

Y no solo la visión de al criatura les espolea la mente. El contenido del recipiente derribado es... ¿No prometió Hina que servirían una cena de Oden al anochecer? Y las últimas luces están desapareciendo del cielo. Aunque lo cierto es que el escenario está lleno de oportunidades para saciar el apetito, es decisión de ambos si regresar o no sobre sus pasos,  o por el contrario alargar este momento agradable descubriendo más rarezas del lugar.

Mientras conversan un murmullo lejano aumenta de volumen hasta definirse como un aleteo de unas alas inmensas. 

De cerca de seis metros de envergadura, un felino alado está descendiendo hasta tierra. En su frente un enorme cuerno que bien podría recordar a un rinoceronte y alas color carmesí aunque lo más desconcertante es que sus rasgos sean vagamente humanos. La robustez de su cuerpo podría recordar a un tigre, aunque está bastante lejos de ese pariente mundano.

Desciende hasta tomar tierra cerca de otra de las construcciones del lugar, y cado que no se ha elevado ninguna voz de alarma no les cuesta suponer que esto debe representar un evento relativamente cotidiano a pesar del primer golpe de impresión al contemplar a una nueva criatura a la que no sabrían dar nombre.

De su espalda desciende un hombre vestido con negros ropajes que no tarda en adentrarse en aquella construcción medio oculta por las copas de los árboles a su lado desde donde se acerca... si, sin duda es Hina, la sirviente que pusieron a disposición del grupo, que avanza con pasos muy cortos y silenciosos. La visión de la inmensa criatura les distrajo lo bastante como para no percibirla hasta que ha estado bastante cerca.

- Si les place, serviremos la comida en cuanto estén listos - Mira a su alrededor sin cambiar la sonrisa solo ligeramente inquieta - ¿Dónde he de mandar a buscar a sus ilustres compañeros?

Acto seguido de la broma siento un escalofrío y me giro extendiendo mi brazo para cubrir a Avgi, a punto estaba de desenvainar hasta que noto que aunque algo había pasado la gente no le daba excesiva importancia, por lo que relajo bastante y hasta me siento un poco estúpido.

Y sin embargo estaba seguro de haber visto algo bastante perturbador por unos instantes.

- ¿Viste un paraguas con un ojo?- termino preguntándole a Avgi apartando ya el brazo y mirando si ella estaba bien. Por lo demás ya se estaba haciendo tarde.- Por cierto te dejo decidir que luego me dicen que soy muy mandón. ¿Cenamos por el festival o dejamos que nuestros anfitriones nos traten como invitados de honor?

- Sin duda alguna - respondió a su compañera. Entonces, mencionó lo de la cena - No sé qué tanto quiero tener que ver a nuestros anfitriones, pero supongo que no hay opción - sonrió amargamente mientras contemplaba a la enorme bestia que se posaba en una torre. ¿Qué era eso? Un tigreronte le llamaría hasta saber qué era.

Entonces, Hina les habló y Alina se sobresaltó un momento para luego suspirar y recuperar la compostura. Miró a Hina - Recorren la ciudad* - eso quería decir, e hizo lo posible por sonar tranquila, aunque de verdad quería esperar que fuera Nero quien dijera algo. Se supone que las mujeres eran menos que basura en ese panteón. Tal vez no exactamente, pero así lo veía Alina. Al menos en el suyo, podían ganarse su derecho en batalla... casi todas al menos. Todo lo demás que pensó, lo guardó para sí misma.

Nero estaba un poco ensimismado, preocupado por Hikari, por la ubicación de los demás que estaban desaparecidos y por último, por Avgi y Cedric, no saber nada de ninguno de ellos lo estaba poniendo un poco nervioso, y si a esa ecuación se le añadía donde estaban y el motivo, Nero se encontró respirando agitadamente hasta que aquel formidable ser apareció en escena y atrajo su mirada.

Le pasó lo mismo que a la pelirroja, que por culpa de aquel espectáculo, se había quedado tan absorto que no escuchó ni vio llegar a la mujer que estaba puesta para supervisarlos o servirles, no lo tenía muy claro. Nero le hizo una reverencia sencilla y asintió a las palabras de de Alina, no podía ni quería añadir nada más. 

Un escalofrío la recorrió por todo el cuerpo, apenas había terminado de recorrerla cuando sintió cómo Cedric buscaba protegerla. Sintió cómo el cuerpo se le tensaba y su mirada buscó el origen de aquello, el cuál al descubrirlo consiguió sorprender a la diosa al punto de que abrió los ojos de par en par sin poder evitarlo ¿Qué era aquello? Hikari no les había hablado de ese tipo de cosas, pero la gente del lugar tampoco parecía perturbada por aquello ¿Acaso un espíritu? ¿Un ser místico? Ella no era experta en aquellas cosas, pero estaba casi segura de que se trataba de algo de eso por la forma en la que los lugareños habían reaccionado, o más bien, no lo habían hecho. Con suavidad recorrió el brazo de su amigo con la mano, cómo intentando calmarle. "Tantos días perseguidos... Al final nos vuelven desconfiados ¿Volveremos a vivir tranquilos alguna vez?" Con lentitud apartó la mano del brazo de Cedric y la misma la llevó hasta el brazalete ¿Cómo estaría el pequeño dragón? Normalmente no estaban tanto tiempo separados, pero temía llamarlo y prefería protegerlo escondiéndolo.

- Sí, tranquilo no te estás volviendo loco... ¿O tal vez sí? -Al decir aquellas últimas palabras no pudo evitar reírse, incluso llegó a cogerse la barriga mientras se inclinaba un poco. Tras unos minutos alzó la cabeza y terminó por negar.- No estás loco. Lo he visto al igual que tú... Curioso.-Respondió. Ante lo último alzó la mirada hacia el cielo y luego hacia el lugar por el que habían venido.- Deseo pedirte que nos quedemos...-No mentía. Era cierto aquello, pero la parte más responsable de ella no le permitía aquello.- Pero no podemos... Si nos quedamos más tiempo podemos preocupar a nuestros compañeros e incluso meterlos en un problema por cubrirnos.-Torció el gesto y tomó su brazo con decisión a la par que se pegaba a su cuerpo para empezar a caminar.- Pero... Ojalá podamos repetir esto antes de irnos.  Ha estado genial este rato solos y tranquilos, don gruñoncete.- Lo empujó con suavidad de manera divertida.

El ataque de risa de Avgi me pilla completamente por sorpresa me giro hacia ella algo perdido, aunque sinceramente me sirve para relajarme después del momento de tensión, sinceramente se sentía algo estúpido por como había reaccionado pero después del viaje que habían tenido no podía evitarlo.

Termino por negar con la cabeza esperando a que la mujer se recuperé y se digne a contestarme. Sonrío al principio dispuesto a seguir su deseo cuando se interrumpe y me hace suspirar con un gesto más suavizado pero para nada decepcionado o enfadado.

- Sí, supongo que nos toca volver a ser los adultos responsables...- noto como se me acerca y me dejo llevar hacia la hacienda volviendo a negar con la cabeza divertido.- Bueno, si yo soy el gruñón... ¿cómo debería llamarte yo a ti? Nah, lo peor que se me ocurre es herrera tímida y tampoco es que funcione mucho. Va ser verdad que te veo con buenos ojos...- me rio por un momento y continúo ya en voz más baja.- Cuando quieras, solo tienes que avisarme. Puede que no sea aquí pero descuida que sacaremos tiempo para otro paseo...

Termino por dedicarle una mirada cariñosa antes de continuar nuestro camino.