Partida Rol por web

Las noches siguieron pasando, tan atareadas para ti como silenciosas, seguido de amaneceres bulliciosos que permiten tu descanso. 

La mayoría de esas noches apenas sueñas, y cuando lo haces las imágenes tienen tan poca relevancia que a los pocos minutos lo has olvidado.

Hasta la última noche en la que sueñas...

Despierto con una extraña sensación agridulce.

De algún modo, mi cabeza me dice que no era solo un sueño. ¿Una premonición o un viaje astral? No sabría decirlo. Lo que sí es que lejos de tranquilizarle ver a Pooka, le ha puesto muy nerviosa.

El sueño era en primera persona, como si las manos que acariciasen a Pooka fuesen las suyas, pero algo dentro le decía que no lo eran. Y la reacción de Pooka también se lo decía. Pero lo peor del sueño era que aquellas manos terminaban por engañar al animal.

Khamsa tenía la intuición de que el fénec estava en peligro y la sensación de que aquellas manos eran las de su viejo yo. ¿Podía ser? ¿Podía soñar ella con su otra mitad, aquella que dejara atrás junto a Ego? Y de ser así... ¿Aquella capacidad era recíproca? ¿Podía usar Aziza esa capacidad para encontrarles y acabar con ellos? ¿Podía Khamsa usarla para hacer lo mismo? ¿O acaso todo eran imaginaciones suyas?... Entonces, ¿por qué esa mala sensación sobre Pooka?

Tenía que hablarlo con alguien.

Sueñas que sueñas, y más allá...

La corona ha de sobrevivir

Alina

Cada noche sientes cómo la energía bulle. La que es tuya. La que envuelve a la criaturita que gestas. La que devoraste. 

Una manzana de nieblas

Un corazón sin dueño

Te faltan respuestas. Te sobran preguntas. 

Hasta que al fin, sueñas...

Es una noche cualquiera. Una de esas en las que el blanco en torno al barco ya se hace monótono tras dejar atrás la magia del primer vistazo. 

Estás soñando. Uno de esos sueños banales de los que es fácil olvidarse al amanecer. 

Entonces lo ves. Ella... Él... Alguien te está mostrando algo. Dos objetos. Podrías tomar uno. Podrías simplemente mirarlos por un instante.

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Es una noche cualquiera. Una de esas en las que el blanco en torno al barco ya se hace monótono tras dejar atrás la magia del primer vistazo. 

Estás soñando. Uno de esos sueños banales de los que es fácil olvidarse al amanecer. 

Entonces lo ves. Ella... Él... Alguien te está mostrando algo. Dos objetos. Podrías tomar uno. Podrías simplemente mirarlos por un instante.

Es una noche cualquiera. Una de esas en las que el blanco en torno al barco ya se hace monótono tras dejar atrás la magia del primer vistazo. 

Estás soñando. Uno de esos sueños banales de los que es fácil olvidarse al amanecer. 

Entonces lo ves. Dos bandejas, y en cada una de ellas algo diferente. Podrías tomar el contenido de una de ellas. Podrías simplemente mirarlos por un instante.

Es una noche cualquiera. Una de esas en las que el blanco en torno al barco ya se hace monótono tras dejar atrás la magia del primer vistazo. 

Estás soñando. Uno de esos sueños banales de los que es fácil olvidarse al amanecer. 

Entonces lo ves. Ella... Él... Alguien te está mostrando algo. Dos objetos. Podrías tomar uno. Podrías simplemente mirarlos por un instante.

Es una noche cualquiera. Una de esas en las que el blanco en torno al barco ya se hace monótono tras dejar atrás la magia del primer vistazo. 

Estás soñando. Uno de esos sueños banales de los que es fácil olvidarse al amanecer. 

Entonces lo ves. Ella... Él... Alguien te está mostrando algo. Dos cajas en cuyo interior descansan dos pares de objetos similares y diametralmente opuestos. Podrías tomar una de esas cajas. Podrías simplemente mirarlos por un instante. En cualquiera de los casos, no te son indiferentes.

El sueño era peculiar, pero debía tener un significado. Sin embargo, aquellos que llamaron su atención fueron aquellos separados con la pequeña hoja. Intentó tomarlos sin saber muy bien qué significado tendrían. 

Es una noche cualquiera. Una de esas en las que el blanco en torno al barco ya se hace monótono tras dejar atrás la magia del primer vistazo. 

Estás soñando. Uno de esos sueños banales de los que es fácil olvidarse al amanecer. 

Entonces lo ves. Ella... Él... Alguien te está mostrando algo. Dos objetos. Podrías tomar uno. Podrías simplemente mirarlos por un instante.

Es una noche cualquiera. Una de esas en las que el blanco en torno al barco ya se hace monótono tras dejar atrás la magia del primer vistazo. 

Estás soñando. Uno de esos sueños banales de los que es fácil olvidarse al amanecer. 

Entonces lo ves. Ella... Él... Alguien te está mostrando algo. Dos objetos. Podrías tomar uno. Podrías simplemente mirarlos por un instante.

Su mente divagaba entre sueños. Pasaba de unos a otros de manera casi frenética, pero ninguno se quedaba demasiado tiempo cómo para que Avgi pudiera dedicarle tiempo. Las noches se habían vuelto movidas desde hacía semanas, quizás por la preocupación de no llegar a todo o simplemente por preocupaciones. Por esa misma razón cuando cuando empezó el sueño, Avgi se dejó llevar, pero este traía consigo algo distinto, tanto que intentó enfocar para ver la figura que se alzaba ante ella, pero sus ojos no la veían clara. Lo que sí pudo ver fueron las dos figuras, durante unos segundos miró ambas pero finalmente su mano se dirigió hacia el totem de Izquierda, aquel que tenía una apariencia más tosca.

Bueno, como ya he comentado por privado, al abrir la pantalla la imagen negra a destacado más ( más que nada porque algo negro sobre fondo blanco pues como que llama más la atención xD)

Pero a la hora de pararse la vista ha sido en la imagen blanca, concretamente en las monedas, así que creo que la respuesta definitiva a la pregunta es seria la siguiente:

Me ha llamado la atención la negra por el contraste pero a la hora de pararme la vista a sido en la tablilla blanca

Aquello no tenía mucho sentido, alguien, de genero indefinido porque no era capaz de verlo, le estaba ofreciendo dos objetos. Si era honesto consigo mismo, lo primero que había mirado era la de barro, ajada y antigua, en cambio, la olla, moderna, le había parecido tan banal que no reclamó demasiado su atención. Siguiendo el impulso inicial y básico que movió a Nero, este cogió la antigua vasija de barro.

¿Dos pares de zapatos? Bueno... más bien de calzado.

A la derecha, unos zapatos resistentes y rígidos, en apariencia masculinos. Parecen resistentes, pero incómodos.

A la izquierda, unos zapatos flexibles y algo improvisados, aparentemente. Parecen capaces de adaptarse a cualquier terreno, pero poco duraderos.