Bueno, pero un jarrón que se dedica a cosas meramente del hogar y como has dicho, no coges el timón, en este barco, los dos somos capitanes - no iba a ceder en eso, en público, con la familia real puede que siguiera ese juego, después, no. Se masajeó las sienes - vamos, te sigo, ya habrá tiempo de abrir regalos y seguir con esta conversación - se acercó a ella y la tomó por el mentón, con suavidad, y se agachó para besar sus labios con delicadeza, como si lo hiciera a una flor y esperó que siguiera la marcha para ir tras ella.
Fiel a su palabra no-dada, Hikari despeja un poco su mesa de papeles y comienza a servir dos tazas de té.
La habitación no ha cambiado mucho desde la última vez que Cedric la vio. Sólo algunos detalles. Un manto de plumas recubre su silla, una manta suave y cómoda en su camastro y algunas cajas en una pared han cambiado. Mucho más cómodas para poder ser usadas como sillas que las que había antes.
Aquel lugar cada vez parecía menos un barco hundido olvidado y más un lugar al que llamar Hogar.
- Ponte cómodo - Invita ella con un gesto
Observo los pequeños cambios en el camarote y sonrío por dentro. Nada demasiado ostentoso pero estaba claro que la mujer intentaba vender una imagen con lo poco que tenía. Por supuesto si teníamos en cuenta la razón de reunirnos aquí no era yo nadie para decir sobre apariencias.
Ante su invitación cojo una de las cajas y me siento en ella con calma.
- La verdad es que me pica la curiosidad de como hacéis el té. Sé que su origen es chino y tiene más antigüedad en tus tierras. Pero también es algo típico de mis islas.- comento tanto para romper el hielo como una pequeña confesión. Sin embargo tampoco es que eso diera para mucha charla.- En cuanto a los oráculos, ¿para qué los necesitas? Los que han venido conmigo están bastante deshechos como para ser realmente útiles, si es que pueden serlo...
La capitana se permite sonreír levemente.
- Hay mucha tradición en torno a la ceremonia del té. Si te interesa, puedo enseñarte.
No se alarga demasiado en la explicación, sino que se limita a hacer una demostración mientras sigue conversando.
- Pienso tomarles la palabra de tal forma que no puedan volver a retractarse ni usar nuevas escusas. - Aunque su tono es perfectamente educado, para el celta es fácil percibir que hay algo más de emoción que de costumbre en los ojos de la japonesa al decir aquello. Casi como si lo que pretendiese fuese vengarse.
Y curiosamente, el resto del discurso no lo dice en voz alta
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Algunas peculiaridades de la ceremonia
Frío.
Eso es lo primero que perciben al empezar a recuperarse del mareo que les llevó al borde de la inconsciencia.
Una claridad fría y natural se filtra por las grietas del techo y a través de los cristales algo empañados de la ventana de popa
Físicamente ambas están bien. Nada más allá de alguna magulladura que en una o dos horas habrán olvidado.
Al acercarse a la ventana para ver mejor... el hermoso paisaje se desvela.
Jamás se acostumbraría a aquellos saltos. Los veía útiles, y les ahorraban grandes esfuerzos, pero aquello no quitaba el como dejaba el cuerpo. Lo que seguramente había durado segundos o minutos, para la fenicia fueron eternas horas que parecían torturarla. Todo su cuerpo se había visto descompuesto, tanto que los golpes ni la hicieron inmutarse, leves rasguños que no necesitaban mayor atención. Cuando todo pareció frenar, la mujer soltó un poco el agarre de sus manos y tomó aire en un intento de recuperarse lo más rápido posible, al soltar el aire que había retenido durante segundos, vio la nube de vaho y entonces notó como la temperatura había bajado de golpe, con mirada curiosa miró a la puerta, pero tras eso se giró hacia la capitana.
- ¿Te encuentras bien, Capitana? Ha sido un viaje un tanto movidito.-Aún así, no había sido peor que la primera vez. Al menos habían tenido el tiempo suficiente para buscar refugio.- Siento el haber entrado en el camarote sin permiso, pero no creí que debiera estar sola.-¿Se disculpaba? Claro que lo hacía, en otra situación no hubiera atravesado aquella puerta sin siquiera avisar, pero el momento no lo había permitido y para la fenicia el bienestar de laCapitana era importante.
-No sé donde habremos "caído", pero la temperatura ha bajado demasiado, iré al baúl a buscar ropas más abrigadas para ambas.-Mientras decía aquello, Avgi tomó entre sus manos una de las mantas que había en ña cama y se la tendió a la asiática- Cúbrete ¿Vale? Volveré en un rato con las ropas de abrigo. -Tras eso y si ella no le decía nada, salió del camarote con rapidez, en dirección a la bodega para buscar las ropas.
- Estoy bien - Asiente mientras se apoya de la fuerza invisible que la rodeaba para reincorporarse desde donde había acabado tras perder aquel instante el control de sus actos. - Me temo que tendremos que irnos acostumbrando a estos viajes... - acompaña con una media-sonrisa de resignación
A lo siguiente hace un gesto de la mano mientras ladea el rostro, quitándole importancia - Hemos tenido poco tiempo para tomar decisiones, y no te considero de las más insensatas a bordo - Y tras darse cuenta de que aquello podía sonar un tanto borde, lo cual empatizaba con su humor hacia muchos miembros de la tripulación últimamente, pero no con su interlocutora, añade - Gracias por tu diligencia.
Una vez más recompuesta, escucha lo que Avgi quería decir, pero la detiene con un gesto discreto - No tengas apuro por mi. Tengo aquí algo más adecuado para ponerme. Pero si, puedes ir a ver cómo están los demás.
Yo saldré en cuanto me cambie. Si hay alguna urgencia no esperes a que salga y toca en la puerta.