“Era un cálida noche en la Monasterio Botane, algunas aves nocturnas entonaban sus cantos a la diosa de los vientos cuando… El llanto de un bebe rompió el canto de las aves. No muy lejos del Monasterio en una pequeña cabaña Ghaldir y su mujer estaban viendo nacer al primero de sus hijos Elessar.”
“Unos años después”
Los pasos se acercaban por el pasillo que daba a la habitación de Josep, él y su mujer habían tenido el tiempo justo para esconderse en su alcoba y atrancar la puerta con los pocos muebles que tenían, eso sí, antes habían podido esconder a su hijo que ya alcanzaba los 7 años en la alacena de la cocina.
Mis ojos por fin se acostumbraron a la oscuridad de la pequeña alacena donde minutos antes me escondieron mis padres, ¿Quiénes eran esos monstruos de extrañas formas y colores? Y ¿Qué querían de nosotros? Mi padre no es más que un leñador que vende leña por encargo a las granjas cercanas a nuestra cabaña y mi madre solo salía de casa para recoger algunas plantas utilizadas en sus ricas comidas.
De nuevo escuche los pasos húmedos de aquellos seres, mire entre las rendijas que habían en la puerta de la alacena, dos de esos monstruos se dirigían a la habitación de mis padres mientras los demás salían por la puerta, sin darme cuenta había salido de mi escondite y me asomaba con temor al pasillo.
Los demonios no tardaron en llegar a la puerta y con sus espadas la rompieron como si de un trozo de papel se tratase.
-Mal..mald…maldito, ser del infierno que quieres de nosotros.
Grito mi padre como mejor pudo mientras intentaba distanciar a su mujer lo más posible de aquellos bichos, pero antes de que pudiese decir algo mas, la sangre corría de su garganta dejando un surco a su alrededor, mi madre quedo paralizada ni las lagrimas brotaban de sus ojos que me miraban a mi o quizás al infinito.
En sus brazos sostenía a mi pequeño hermano, nació unas semanas antes iluminado de felicidad nuestro hogar, que ahora estaba sumido en el horror y la destrucción.
El monstruo más grande se acerco a mi madre y arranco de sus brazos a mi hermano. Destripo sus ropas y de una pequeña bolsa que pendía de su cintura saco un pequeño bote de color negro que vertió sobre la cabeza del pequeño.
-Despierta el mal que hay en ti y únete a la oscuridad
En ese momento no supe que decía, era una voz gutural que parecía surgir del todo y a su vez de la nada, hoy se traducir esas palabras y por desgracia también se que no eran solo palabras, eran un conjuro para despertar el mal que dormía en mi hermano.
Sin saber cómo salte por la pequeña ventana de la cocina.
“Unos minutos más tarde”
Mis piernas no podían seguir corriendo y aquellos demonios no parecían cansarse, era evidente que mi cuerpo no aguantaría más tiempo. Con este pensamiento me derrumbe en el suelo los pasos se acercaba conforme mis ojos se iban cerrando y el mundo se iba tornado cada vez más oscuro.
Negro todo negro y esas voces en mi cabeza. Salir de aquí, dejarmeeee….
Mis ojos se abrieron note el sudor caer por mi frente había sido un sueño…
Contemple el techo que había varios metros por encima de mi cabeza, era la habitación del monasterio ese sueño se repetía todas las noches desde hacía ya 15 años ya no era un niño era un joven.
Tras desmayarme en mí huida de los demonios fui rescatado por la orden de monjes que vivían en el monasterio de Botane, ellos me enseñaron a ser paciente y a buscar la venganza de mi familia y mi pueblo que sucumbió aquella noche, en pocos años me convertí en un gran entendido de la sabiduría demoniaca, y con tan solo 16 años partí en busca de aquel grupo de demonios, aun cuando mi gran maestro Serfinor se me opuso.
No tarde muchos años en regresar, el mundo había cambiado la guerra había llegado a su fin y los demonios, estaban de nuevo en sus planos, no había venganza para mí.