He tratado de repasar mi discurso pero soy incapaz. El nerviosismo me lo impide y no puedo concentrarme. Por los murmullos que escucho y los aplausos que dirigen al comandante Vargas me hago a la idea de que en la plaza deben de estar concentradas al menos dos mil personas. El número de ciudadanos que escuchan la transmisión ilegal debe ser diez veces mayor.
Alguien se acerca a mí y coloca su mano en mi hombro -Vanesa, te toca entrar en dos minutos, yo te ayudo -el hombre me ayuda a levantarme y me guía con su mano. En otro tiempo no me habría hecho falta su ayuda pero los acontecimientos del último año han provocado que vuelva a ser una inútil, al menos para lo que estoy habituada y para todo lo que me he preparado durante mi vida.
Camino insegura por la total oscuridad a la que nunca me acostumbraré, notando como se hace el silencio en la gran plaza cuando salgo finalmente al balcón donde los oradores lanzan sus discursos.
-Y ahora os dejo con una de las víctimas de nuestros fanáticos enemigos, la doctora Vanesa -proclama Vargas a la muchedumbre cuando me coloco junto a él en el balcón. -Sé que lo harás bien, todos confiamos en ti. Si te quedas en blanco sólo cuenta lo que sabes y lo que sientes -me susurra al oído antes de que sus pasos se alejen en el interior del edificio.
Tengo ganas de correr y de salir de aquí aunque sé que soy incapaz de andar diez metros sin ayuda. La sequedad de mi garganta cada vez es mayor y tengo la impresión de que si continúo durante mucho más tiempo callada no seré capaz de decir ni una sola palabra.
-Hola a todos, soy Vanesa, una antigua científica que ha perdido su trabajo tras la llegada al poder de los “Hijos de Dios”. Este grupo de fanáticos integristas a los que nos hemos enfrentado con honor y valentía en las batallas de Silarius, Ronda y… -trato de recordar pero me he quedado en blanco demasiado pronto. Sé que fue la batalla en la que el sargento Medina logró aguantar durante dos horas los incesantes ataques de los regulares de los “Hijos de Dios” en una enorme desventaja, pero no logro acordarme del nombre. Mientras los nervios emergen de mi interior con fuerza, confundiéndome aún más, doy un par de pasos hasta que me choco con algo que cae al suelo, seguramente uno de los micrófonos que me rodean.
En un intento por tranquilizarme hago caso a las palabras del veterano Vargas y comienzo a relatar lo que siento tras coger una profunda bocanada de aire -Como todos sabéis soy ciega, una dolencia terrible. Pero yo os digo que la ceguera en sí no es lo peor. Lo más terrible es nacer sin esta carencia e ir perdiendo poco a poco la capacidad para ver. Los iluminados y coloridos paisajes se oscurecen poco a poco, perdiendo su realismo, su vida. Los rostros de los seres queridos comienzan a emborronarse y a ser confusos -este no es el discurso que quería hacer pero son las palabras se atropellan en mi boca con la intención de salir y no puedo hacer nada para evitarlo -es algo terrible, mucho peor que nacer ciego. Sin embargo existe algo que produce aún más dolor, el hecho de recuperar parcialmente la vista y que esta te sea arrebatada de nuevo por un grupo de integristas, radicales e ignorantes.
Mis palabras evocan la furia que siento por la impotencia que he sentido en el último año -Hace cinco años el autoproclamado “hijo predilecto” creó su grupo religioso. Pocas personas pensaron que los “Hijos de Dios” podrían alcanzar esa cuota de éxito pero en menos de dos años ya eran una fuerza con mucho peso en la mayor parte de las ciudades. En esa época yo estaba trabajando, gracias a un innovador artilugio que me permitía ver la realidad de forma borrosa y con menos color, en las posibilidades de las células madre como mecanismo para curar algunas de las enfermedades más extendidas de nuestro siglo, entre ellas la ceguera- no puedo evitar recordar como un día llegué al laboratorio tarde, pues las calles estaban abarrotadas, y lo encontré totalmente destrozado y a mis compañeros muertos, víctimas de los fanáticos. -Hasta que ellos consideraron toda ciencia un acto de herejía-
-Los “Hijos de Dios” quieren sumirnos en la oscuridad más absoluta, desean acabar con la razón y el progreso. Imponen un mundo sin ciencia, sin saber ni cultura, cuyas únicas premisas sean la oración y el acatamiento de las leyes morales que el “hijo primogénito” dicte. Nuestros ancestros lucharon para abrir los ojos de nuestra especie y ahora ellos quieren volvernos ciegos. ¡No podemos permitírselo! Me enfrentaré hasta la muerte a esos profetas de la oscuridad y la irracionalidad y quiero que vosotros, mis conciudadanos, luchéis conmigo hasta que volvamos a ver la luz de la ciencia y el progreso-. Escucho con alegría y soberbia como los aplausos rompen el silencio de la plaza con una fuerza arrolladora. Nada puede truncar este momento.
En ese instante se escucha el ruido de disparos y cañonazos. La multitud comienza a gritar de terror y se provoca un caos que colapsa mis oídos. Alguien tira de mí, haciéndome entrar en el edificio, mientras me grita al oído -Nos atacan-
FORMA (4)
Bien elaborado, con una presentación clara, una parte intermedia que profundiza en el personaje principal y un final interesante que te deja con las ganas de saber que ocurrirá.
Sin faltas ortográficas con espacios adecuados para que la lectura sea fácil y fluida.
Con los verbos usados adecuadamente en la mayoría de los casos (ver contenido).
Mi puntuación es de 4.
CONTENIDO (4)
Muy bueno, con matices interesantes sobre la vida pasada de Vanesa y sus sentimientos hacia la orden fanática de los Hijos de Dios.
Un final abierto que deja volar la imaginación del lector.
No obstante hay ocasiones en las que no me cuadra que Vanesa sea ciega:
Proclama Vargas a la muchedumbre cuando me coloco junto a él en el balcón. (Da sensación de que ella se coloca sola junto a él)
Podrías haber lo expresado de modo que acentuara la ceguera de Vanesa:
Proclama Vargas a la muchedumbre cuando me colocan junto a él en el balcón.
Por estos detalles te bajo un poco la puntuación 4.
COMENTARIO PERSONAL (5)
A pesar de los fallos comentados anteriormente y que posiblemente sean personales.
La lectura me ha gustado me ha entretenido e incluso dejado con ganas de una segunda parte.
Mi puntuación es de 5
FORMA
Dirìa que este texto està muy bien escrito, el uso del idioma està muy bien empleado y cada frase tiene su razòn de ser. Todo es claro y directo, a pesar de la obscuridad del personaje. (4)
CONTENIDO
El tema es muy interesante, comprendo que en 900 palabras no se puede elaborar y explicar todo lo que uno como escritor quisiera. Valdrìa alguna descripciòn del personaje principal. (3)
COMENTARIO PERSONAL
Me gusta mucho la historia, sòlo que a tìtulo personal lo siento un poco frìo y me faltan las descripciones de la doctora pero claro, esto es mi opiniòn personal. No dudo que es escritor/a de este texto, tiene mucho potencial. (4)
FORMA: 4 La sequedad de mi garganta cada vez es mayor y tengo la impresión de que si continúo durante mucho más tiempo callada no seré capaz de decir ni una sola palabra. -- me parece que le falta algún signo de puntuación como para poder respirar al leer Escucho con alegría y soberbia como los aplausos rompen el silencio de la plaza con una fuerza arrolladora -- por la función que cumple el como, debería ir tildado. CONTENIDO: 4 Es un texto con mucha emoción. Se supieron plantear bien las emociones del personaje, aunque en ocasiones faltaba extender un poco más las descripciones entre los cambios de tonalidad de la narración. Lo otro es que la transición del discurso y ella hablar de su conflicto interno, fue un poco abrupta. Debía haberse desarrollado un poco con más calma. COMENTARIO PERSONAL: 4 Me gustó mucho y me sentí identificada con el estilo de narración. Lo otro es que, a pesar de ser un tema muy actual y de una concientización social alta, no se va a lo cliché y desarrolla la temática de forma diferente.