El sonido de las teclas de una maquina de escribir son algo que llama la atención, por su percusión rítmica y constante, rematada por un largo sonido de timbre al finalizar con éxito una linea o introducir un punto y aparte en el texto que se escribe.
Sin embargo, algo aun mas impresionante era que la maquina de escribir encima de la mesa del despacho del detective Ambrosius de Scotland Yard se estaba moviendo sola, escribiendo informe tras informe sin pausa. Las hojas volaban al ser finalizadas hasta perfectos montoncitos alineados detrás de ella, organizados por categorías y destinos de manera eficiente y pragmática.
El detective Ambrosius por su parte y tras colgar el sombrero de la percha a lado de la puerta; el ritual que venia a significar para todo el mundo que estaba fuera de las horas de trabajo y no debía ser molestado por absolutamente nada, ni nadie; se limitaba a limpiar dos de las herramientas de trabajo mas importantes de las que disponia.
La primera era su pistola reglamentaria; una modelo nueva de esas automáticas que estaban causando furor en los círculos militares, si bien Ambroius echaba de menos su viejo y fiable revolver.
La segunda era su fiel y baqueteada pipa de brezo; cada una de las marcas sobre el objeto eran casi como canas en las blancas sienes del detective, cada una contaba una historia y muchas de ellas eran de las que podían protagonizar sus propias novelas de detectives.
Ante este ultimo pensamiento Ambrosius detuvo su actividad unos segundos meditando una cuestión muy importante, de ser llevada a ese nuevo invento llamado cine...¿ quien interpretaría su papel?. Hum...era una cuestión realmente importante.
Cargando la pulida pipa con una generosa cantidad de tabaco; que no se lo digan a nadie pero el tabaco del interior de la pipa era de contrabando; de las américas, la única marca que se podía fumar que no fuera directamente deleznable, Ambrosius disfruto del humo que flotaba hacia el techo de su despacho, degustando el recio pero al mismo tiempo suave como la seda, sabor del tabaco y su particular aroma.
Con un ting final, el ultimo de los informes de la maquina de escribir salio volando a su montón, Ambrosius sonrió al mirar hacia la maquina, que pese a no tener ojos se las apañaba para que de alguna manera fueras consciente de que no aprobaba en absoluto los hábitos de su dueño.
Una densa nube de tabaco salio volando juguetona hasta la maquina que tecleo furiosa y escandalizada, conformando letras en el papel que contenía, a modo de protesta vehemente por el maltrato que se le estaba dando.
Desde que se había formado ese movimiento en favor de las mujeres, la maquina estaba cada vez mas intratable, exigía derechos laborales, días libres, derecho a voto...Ambrosius había tratado de explicarle millones de veces que fuera razonable...que era una puñetera maquina de escribir, ¿ para que demonios quería el derecho a voto?.
En fin, en el Londres Victoriano de 1886, donde la nieblas de las calles ocultaban monstruos y bellezas por igual, una maquina de escribir inteligente y repipi bien podía encontrar su lugar. Lo había hecho su dueño que era otra anomalía aun mas grande de por si.
La maquina aun seguía tecleando furiosa protesta tras protesta con ese tono y vocabulario único que había logrado hacer famosas a las institutrices de toda Inglaterra en las obras y escritos populares. Desde luego tenían un cierto sabor único en sus formas que dudaba que jamas fuera olvidado; demasiados traumas habían causado con sus formas severas a todos los jóvenes y damas bajo su cargo como para ser olvidados tan fácilmente.
Ambrosius por su parte, emitía comentarios desganados para fingir que escuchaba a la protestona maquina mientras su mente trabajaba a varios niveles a la vez, desde el lunes y estábamos hablando de que el día actual era jueves, era la primera vez que se podía tomar un mas que merecido descanso.
Las labores del Foreign office no terminaban nunca y pese a que tenia el máximo de los respetos por Lord Holmes, de verdad que le vendría bien salir del club Diogenes y respirar aire fresco. En cualquiera de los casos, el Londres subterráneo, el Londres oscuro no descansaba nunca y Scotland Yard no estaba preparado ni por asomo para algunas de las cosas con las que Ambrosius tenia que tratar de cuando en cuando.
Fuera como fuese, necesitaba su pipa y un minuto de descanso; era completamente inconcebible que alguien pensara que podía estar cuatro días son dormir y aun así seguir siendo un modelo de caballerosidad, tenia un limite como todo el mundo, solo que le era bastante mas difícil alcanzarlo.
Unos nudillos llamaron a la puerta y la percha que sujetaba su sombrero se doblo con cuidad de no tirar la prenda colgado de ella, abriendo la puerta con elegancia y discreción, en el exterior un pequeño hombrecillo barbudo y pelirrojo masticaba tabaco gruñendo en voz baja.
-Amo, ya están aquí esos %$)%$%#* que llama asociados- masticaba las palabras siendo lo mas gruñón y molesto posible.
Levantándose de la silla y con la pipa aun humeando, Ambrosius recogió los montones de papeles sobre la mesa, se calzo el sombrero de nuevo y se marcho del despacho con unas ultimas ordenes a la maquina de escribir que comenzó entre pitidos de protesta del rail central a trabajar de nuevo.
La cabecera del documento era clara:
Por la presente:
Presidente del Honorable Club de Caballeros extraordinarios
Le invita muy cordialmente a la reunión que se celebrara en el Club Diogenes el 28 de Julio de 1914 para clarificar un protocolo de actuación frente a el evento que se producirá ese día.
Rogando su asistencia
Muy atentamente
Al servicio de su Majestad la Reina Victoria.
Lord Myrddin Emrys Ambrosius
PS:
Asistencia obligatoria, por si alguno albergaba alguna duda al respecto...
Estas ultimas lineas hicieron que el teclado de la maquina chirriara en protesta...pero su trabajo era servir y obedecer a su amo.
El sonido de las teclas continuo con un cansado deje protestón, conforme la historia se iba tejiendo.
FORMA: 3
Esa voz narrativa cínica y mordaz que compara a las máquinas de escribir con secretarias, que nos pide discreción con el asunto del tabaco y que caricaturiza a las típicas institutrices inglesas hace el relato bastante ameno. La prosa, en general, es rápida y fluida, salvo por alguna subordinada innecesaria que rompe con el ritmo de la narración: "si bien Ambroius echaba de menos su viejo y fiable revolver."
El relato está aderezado, además, con algunas imágenes originales y brillantes. Me ha gustado especialmente la forma de destacar la unión entre el detectiva y su pipa: "cada una de las marcas sobre el objeto eran casi como canas en las blancas sienes del detective" y también el misterio con que sugieres los peligros que acechan tras la niebla: "donde la nieblas de las calles ocultaban monstruos y bellezas por igual".
La puntuación, en general es correcta, aunque con algunos errores. El inciso del segundo párrafo debería ir entre comas y no entre puntos y coma. El punto y coma del tercer párrafo sería, en realidad un punto y seguido, y el párrafo que comienza por "unos nudillos llamaron a la puerta" no se acaba de entender muy bien porque le falta un punto después de "discreción".
El principal problema ortográfico es que faltan muchas tildes: esdrújulas (máquina), graves (revólver), diacríticas ( más ), y de las que rompen hiatos (venía).
Tipográficamente, hubiera estado mejor separar los párrafos con espacios y justificar las líneas del texto.
Y por último, creo desacertado que hayas censurado las palabras del hombrecillo pelirrojo por muy vulgares que fueran. La censura, a mi entender, no tiene cabida en la literatura.
CONTENIDO: 3
Creo que el relato, pese a contener algunas ideas brillantes, está mal focalizado. Me explico. La historia del detective Ambrosius carecería de ningún interés si no fuera por su máquina de escribir, que sin embargo queda enterrada por una escena abierta, falta del “efecto final” de un buen cuento.
La hibridación de los géneros fantástico y policíaco tampoco acaba de convencerme del todo, porque creo que va en merma de ambos. Para que el lector acepte que una máquina escribe sola, habría que desplegar todo un arsenal de recursos que hiciera que se entienda ese hecho como una licencia propia del género. Sin embargo, el trasfondo policíaco no ayuda. En un mundo en el que las máquinas escriben solas, los detectives bien podrían tener poderes para averiguar los casos saltándose todos los pasos de la investigación, por eso creo que se trata de una mala mezca.
COMENTADO PERSONAL: 3
Defraudado. Esa ha sido mi sensación final precisamente por haber puesto en el relato unas expectativas demasiado elevadas. Cuando sugieres que la máquina de escribir reclama derechos al hilo del sufragismo pienso: ¡Oh, Ambrosius ve a su secretaria como una simple máquina de escribir! ¡Qué original! Pero luego sigo leyendo, me encuentro con que el perchero abre la puerta y la magia se desvanece. ¡Vaya! Así que no era una secretaria sino una máquina de escribir animada. Eso es menos interesante.
El alegato feminista se vuelve entonces parodia cuando ya me lo había acabado de tomar en serio, y entonces ya no tiene gracia. Y continuar hasta el final no soluciona nada, pues a partir de “tomar un mas que merecido descanso” el relato languidece hasta morir. La historia de Ambrosius y su Club de Caballeros ya no me interesa, yo lo que quiero es quedarme con esa máquina anónima y protestona que redacta aburridos informes policiales con el inconfundible estilo de una institutriz.
FORMA(3)
En general bien redactado, pero no hubo casi uso de las tildes. Faltaron muchas que dificultaban la lectura. Eso es todo
CONTENIDO(4)
Realmente me pareció muy bueno el relato, aunque parece que quedó mucho en punta. A pesar de lo interesante, faltó un desenlace a la historia, así fuera uno que dejara en suspenso. Hay que recordar que los cuentos tienen la estructura básica de comienzo, nudo y desenlace.
COMENTARIO PERSONAL(4)
Me pareció muy interesante la lectura y además una atmósfera que es mucho de mi agrado. Me gustó mucho tu trabajo :)
Forma: 2
Scotland Yard se estaba moviendo sola
Por el tiempo que se usa, considero más apropiado “estuviera”.
Te cito aquí dos extractos consecutivos del texto:
Y fiable revolver.
La segunda era su fiel
Como puedes ver el adjetivo fiel se repite, podría sustituirse.
De seguido vemos esto:
“detective, cada una contaba una historia y muchas de ellas eran de las que podían protagonizar sus propias novelas de detectives.”
Nuevamente sustituiría uno de los dos “detective” Por, por ejemplo, “protagonizar su propia novela negra”.
Tras este párrafo en el que el protagonista se plantea la cuestión de quien le interpretaría en el cine se sigue con un tema aparte, dejando la cuestión inconclusa.
A lo largo del relato descubrimos que la maquina mágica es en realidad una mujer, por lo tanto se me hace raro cuando dices que no tiene ojos, si es una figura literaria queda poco claro. De todas formas no me queda del todo claro si hay una mujer de verdad o no. Así que no sé si es un error.
“ ¿ para qué demonios”
Sobra un espacio, falta una tilde.
“que podía estar cuatro días son dormir “
Sin.
Si es un detective no entiendo porqué le llaman amo, a no ser que tenga un esclavo, lo que es dudoso siendo el personaje pelirrojo.
Faltan de forma puntual algún acento y el uso de las comas y puntos es en ocasiones cuestionable.
Contenido. 3
Es un texto entretenido de leer y hay frases muy logradas.
Las situaciones están bien descritas, aunque podrían estarlo mejor.
Falta concretar muchas cosas y algunos puntos se olvidan o se dejan de lado.
Falta un final, sobre todo para ser un relato. Parece tratarse más bien de una parte de una historia mayor.
Comentario personal: 3
Recomiendo el uso de un corrector ortográfico. Si bien no corrige grandes errores sí que solventaría algunos problemas menores que hay por el texto.
La ausencia de un final aplana, es decir, no convence. Si al menos el desenlace tuviera una intensidad más dramática podría permitirse el dejar los sucesos abiertos pero el actual no logra dejar una sensación duradera en el lector.
Como aspectos positivos diré que es una lectura sencilla, rápida y mayormente grata. Todo el tema de la maquina es a mi padecer genial, si habría girado en torno a esto las posibilidades del relato habrían sido mayores.
Espero que la opinión no desanime, pues su función es destacar el que creo que el autor puede hacerlo mejor.