La tentación vestida de rojo
- Aquel era mi día libre y fue por casualidad que me encontré con la víctima en el Phillies, en el cruce de la 53 con Amsterdam Avenue. Aquella noche ella iba acompañada de un caballero elegante y más joven que ella, de unos treinta años, diría. Complexión fuerte y mandíbula prominente: un deportista, o un militar, quizás, podríamos decir que un hombre con cierto atractivo. A partir de medianoche nos quedamos solos los tres en el bar. Él parecía tener palique para rato y ella no hacía más que reírle las gracias. Al principio pensaba que no eran más que artimañas de puta, pero después comprobé que en realidad se encontraba borracha.
- Inspector Lawrence, le ruego que modere su lenguaje cuando se refiera a la víctima -replicó el juez Atkinson con voz grave desde el estrado-.
En la primera fila de los bancos del público un anciano ajado y mal vestido clavaba una mirada envenenada en el testigo. Un familiar. Su padre, probablemente.
- Conforme, señoría, aunque si me refiero a ella como tal es por lo que pude averiguar a continuación. Aquel tinte de pelo rojizo, aquel vestido ... No, desde luego que no podía ser una mujer decente. ¿Qué clase de mujer frecuentaría un local como aquel a aquellas horas? En fin, que lo que hablaron ella y su acompañante nunca pude llegarlo a averiguar. En el Phillies sonó toda la noche música de negros. Charlie Parker me comentó Vicenzo, el barman, que se llamaba aquel saxofonista. El hombre hablaba en voz baja, como preocupado por que no lo escucháramos, así que lo único que podía oír entre aquella música estrepitosa era la risa de la mujer. Una risa diabólica, si se me permite.
- Limítese a contar a lo sucedido y déje los calificativos, inspector Lawrence. Al jurado no le interesan sus opiniones personales -volvió a intervenir el juez-.
- Bien, el caso es que tanto misterio me inquietaba, así que decidí pedirme otra copa y esperar a ver qué ocurría a continuación. Fue entonces cuando lo vi metiendo algo en el bolso de la víctima con disumulo. Me levanté, y después de enseñarles la placa les pedí la documentación. Ella estaba nerviosa. Le temblaba la voz como a una cría. Él en cambio se mostró desafiante con no sé que murga de que si no tenía derecho a registrar sus útiles personales. Pero ya era tarde. Ella me había entregado el bolso cuando se le pedí y allí dentro se encontraba la bolsa con los dos gramos de cocaína que figura como prueba en el expediente policial.
- Bien, inspector Lawrence, ¿y qué fue lo que ocurrió después? -el fiscal Peter Dubois, una bola de sebo peinada impecablemente hacia atrás con una enorme cantidad de gomina, tenía una voz hilarantemente aguda, la cual no había sido impedimento para que medrara en su carrera jurídica gracias a la estrecha amistad que unía a su familia con la del gobernador del estado-.
- Aquella cantidad no era suficiente para una detención, así que le dije al hombre que se largara mientras acababa de interrogar a la víctima. Lo que me contó a continuación acabó de confirmar mis sospechas. Él le proporcionaba la droga a cambio de... favores sexuales. Un caso bastante frecuente según mi experiencia. Cuando acabé con el interrogatorio acompañé hasta su domicilio a aquella pobre diabla. Vivía muy cerca, en el 53 de Amsterdam Avenue. Me despedí de ella mientras entraba en el edificio y desde entonces no la he vuelto a ver.
- Inspector Lawrence, -inquirió Peter Dubois con su voz de pito- ¿Reconoce al hombre que se encuentra sentado en el banquillo de los acusados?
- Efectivamente, es el traficante al que interrogué aquella noche. No tengo ninguna duda.
Peter Dubois hizo una pausa retórica mientras que en el banco del jurado surgían los primeros murmullos.
- ¿Y es cierto que mientras acompañaba a la víctima a su domicilio ella le confesó que el acusado la había amenazado para que le pagara cierta mercancía que le debía?
- No exactamente. Lo que me contó fue que hubo un tiempo en que el acusado se cobraba la droga a cambio de sexo, pero que pronto se cansó de aquello y empezó a exigirle dinero en metálico. Un dinero que ella no siempre podía pagar.
- Gracias por su testimonio, inspector Lawrence, por mi parte no tengo más preguntas -concluyó el fiscal-.
El venerable juez Atkinson dio entonces por terminada la sesión a la espera de que al día siguiente la fiscalía y la defensa concluyeran con los alegatos finales. Lawrencie se subió el cuello de su gabardina y encendió un Marlboro mientras descendía por la escalinata de mármol de los juzgados esbozando una sonrisa.
Todo ha ido bien. Después de que el cerdo de Dubois acabe de atar los cabos sueltos, va a ser difícil de que ese diablo pueda convencerlos de su inocencia. Lo que no ha tenido precio ha sido ver cómo su padre se tragaba el orgullo cuando la llamé por su nombre. Seguro que se lo camelaba con la misma cara de cordero degollado con la que la encontré en el piso. ¡Putas! Pero, ¡qué carajo! Esta noche habrá una menos paseando su roja lujuria entre las gentes decentes.
FORMA 4
De manera general, el texto está bien redactado, con los guiones colocados más o menos bien ubicados. Sin embargo, me tomaré la libertad de darte un par de consejillos de cómo funciona el guión. No entraré en el uso del “guion largo” y los distintos tipos que hay pero, por ejemplo, al iniciar un dialogo, la raya o guion va junto al texto, sin espacio en medio. Las frases terminan de este modo:
-Esto es un ejemplo.
-Y este de aquí es el ejemplo número dos –interpeló el segundo.
Fíjate que en algunas ocasiones, después del diálogo en sí has añadido algo más de información y has terminado la frase de esta manera:
«-[ ](…) por mi parte no tengo más preguntas -concluyó el fiscal[-.]»
Esta forma (-.) es correcta, pero solo cuando se utiliza para añadir información entre una parte del dialogo y otra. Algo así:
-Esa tarde decidí hacer helado por primera vez –comentó como quien no quería la cosa–. Al final resultó algo parecido a una sopa fría con tropezones –confesó.
Hay mucha información y “manuales” para el uso de los guiones por internet. Si quieres presentar un relato o un trabajo que tenga que ver con la literatura en un entorno formal, conviene conocer estas reglas para ir sobre seguro y que estas cosas no te supongan puntos negativos en el futuro. (En el ámbito editorial, por ejemplo, si ven demasiadas faltas de ortografía puede echar para atrás; las reglas tipográficas también son importantes en estos casos).
Otra cosa a la que hay que echar mano es el corrector ortográfico del editor de textos, al menos antes de enviar un relato o una texto importante. Se te han escapado unas pocas cosas, que son bastante tontas, como “disumulo” (un «typo»), o “déje”, que se nota que mentalmente estabas poniendo énfasis en esa palabra cuando lo redactabas, pero claro, “déje” no existe.
Hay la fórmula “no sé qué (murga)”, en la que te has olvidado la tilde… y creo que unos puntos suspensivos viudos. Pobres, sin una palabra a la que apegarse “aquel vestido … No, desde luego que no podía (…)”.
Como ves son pequeños fallitos, nada importante. ¡Así que no te desanimes! No ha habido ninguna falta lo suficientemente grande como xa k me sangrasen los hogos ;). Se nota que tienes una buena base, pero igual te ha faltado algo de tiempo para terminar de pulir el texto (puede que tuvieras una inspiración de última hora y no te dio tiempo a repasarlo todo).
Para las próximas veces, te animo a que puedas dedicarle un poquito de tiempo a estas cosillas, ya verás que visualmente ayudan mucho y se nota a la larga. ¡Ánimo, que vale la pena y el texto queda genial!
Por otra parte, tienes buena redacción y has sabido llevar al lector rápidamente de la situación en el bar (un flashback) a una sala de juicio, añadiendo las interpelaciones pertinentes. El uso del lenguaje jurídico y peliculero es el adecuado, además de las palabras escogidas al dedillo para ir transmitiendo el punto de vista y los sentimientos del “protagonista”.
Aunque es una expresión muy utilizada en esta clase de contextos, cuidado con “pobre diablo” y “pobre diabla”. Están relativamente cerca en un texto tan corto. Si de este relato hicieses una historia más larga, podría convertirse en una especie de “muletilla” del personaje, pero al quedar tan próximos, el anterior “diablo” todavía se recuerda. Para añadir algo más de variedad, podrías haber sustituido a uno de ellos por un “pobre infeliz” o algo similar. No es una crítica en plan “muy mal hecho”, simplemente es una apreciación para pulir un poquito más tu relato.
CONTENIDO 4.3
Creo que has sabido transmitir el carácter del Inspector Lawrence, un hombre de una moral muy extrema con, tal vez, cierto grado de misoginia y la pena y el agravio del padre de la chica.
Me ha gustado cómo ha quedado el texto en general. Es muy visual, muy de película detectivesca. Por un lado el flashback de la noche, el juicio y, al final, la voz en off y pensamientos del Inspector, dando un final que cierra la trama con algo que el lector podía sospechar, pero no acababa de tener por seguro. La primera vez que lo leí, me sorprendí un poco al pasar de explicar la noche al juicio. Me esperaba una situación larga en un bar de noche y, de repente, resulta que se trataba de un juicio por un asesinato (algo que se iba oliendo).
El final no es del todo sorprendente… Es más bien una aseveración de algo que se iba oliendo en la historia (como cuando te vas imaginando quién es de verdad el asesino). Creo que si querías provocar un efecto de sorpresa más grande, hubiese estado bien añadir algún elemento externo… como… no sé… Que hubiese otra persona implicada, como el fiscal o el padre. Alguien a quien se hubiese mencionado de pasada, pero no el protagonista no se hubiese parado a pensar sobre él y esa noche.
Ojo, que tal y como está lo veo más que bien. Pero es difícil tener la maestría de alguien como… no sé… George R. R. Martin y sorprendernos a todos con un hecho, una muerte, un giró monumental de la trama que absolutamente nadie se esperaba.
OPINIÓN 4.5
He disfrutado de tu relato. Pienso que has sabido captar al lector desde el principio y sumirlo directamente en la historia, lo cual es importante. Es un texto que se lee rápido, sin volver la vista atrás para releer alguna cosa, se entiende bien… Vas directo al grano y es muy visual, lo cual me ha gustado. Le pega que sea algo visual, la verdad. Me ha recordado a series de los 1970s como «Se ha escrito un crimen» o «Colombo», pero desde el punto de vista del criminal, que a la vez es el inspector. Hay pequeños puntos a mejorar, pero son detalles y, como ya he dicho antes, posiblemente hubieses necesitado algo más de tiempo para darle un repaso: «Dar cera, pulir cera».
FORMA (4,5)
Me ha parecido muy interesante aunque algo plano al comienzo. Pero la forma de narrar es bastante amena
CONTENIDO (4,5)
Me ha parecido un poco confuso de entender a qué se referían en ocasiones pero en general, buena historia. Sin llegar al cliché, ha sido un buen enfoque que le has dado
COMENTARIO PERSONAL (4)
En general lo he disfrutado, aunque creo que faltó un poco más desarrollar el final. Pareciera que lo cortaste un poco de golpe. De resto, muy buen trabajo