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Taller de relatos cortos

Relato D1J10 - Fuera de plazo

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13/12/2012, 16:31
Aranía Serigala

 

Un anciano vivía solo en una casa lúgubre, tan vieja como él mismo. Los niños del barrio temían entrar allí pues no sabían lo que encontrarían. Muchos relato fantasiosos surgían sobre su origen,su forma de vivir, su forma de ser...

Desde la ventana de la sala se veían, sobre la chimenea, las fotos de su matrimonio, la de una mujer, la de una anciana. Todas la misma persona.
La mujer del anciano había fallecido 20 años atrás y él se dejó morir en vida en aquella casa. Nadie sabía el cómo hacía para sobrevivir, pero nunca se enfermó ni pidió ayuda.

Un valiente, o tal vez estúpido, ladrón, bajo el rumor de las antigüedades sumamente costosas que había en la mansión, decidió un día entrar por el patio de atrás, pasando por la oxidada reja y tumbando una de las podridas entradas. Todo estaba en ruinas y tapado con grandes sábanas para evitar el polvo. Las levantó y la mayoría eran muebles, vestidos y telas. Había uno en espejo en la mitad de una sala que no tenía ningún tipo de covertura pero que no tenía ni una pizca de polvo. Vio que el marco era dorado y convencido de que era de oro, decidió llevárselo.

El hombre lo cargaba con dificultad y una sombra salió de la nada. Era el anciano, tan empolvado como sus pertenencias. - No te lo lleves, no sabes lo que haces - decía en voz suave haciendo notar que hace mucho no la usaba para hablar con nadie que no fuera el mismo. Estaba confundido si el hombre era una ilusión o era real, pero no se arriesgaría.
El ladrón soltó el espejo un momento y reconfirmando el valor de éste, le pegó con un mazo al anciano. EL anciano cayó al suelo, adolorido y el ladrón decidió observar su botín. "No se podía creer la imagen que veía en el espejo". Una mujer de cabello largo, dorado como el sol, un vestido de color blanco largo y unos ojos negros completamente, estaba levantando al anciano.

Al voltearse, el ladrón sólo vio al anciano ponerse de pie, pero la mujer seguía en el reflejo. El hombre salió dejando todo atrás, corrió como nunca había corrido en su vida, pero una tabla vieja, cedió y el hombre cayó a un hueco que daba al sótano y una de las tablas rotas le cayó encima y por su mala suerte, le atravesó un ojo.

El anciano llamó pero era inevitable. El hombre perdió su ojo y regó el rumor. Ya el temor por la casa del anciano no era sólo por su vejez, sino por el rumor de aquel espejo...

Notas de juego

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