CENIZAS
Cenizas. Humo. Destrucción. Era todo lo que había a mi alrededor. La casa de madera en la que solíamos pasar las vacaciones de verano había quedado reducida a escombros, pedacitos de nuestra antigua vida sobre los que se escurrían roedores y otras alimañas. Claro que tampoco es que hubiese sido una idea muy inteligente construir una cabaña de madera en pleno bosque. Casi era como un árbol más: un objetivo más y además uno de los grandes.
Llevábamos casi una semana en la caseta que había construido mi bisabuelo hacía más de medio siglo en un angosto rincón de los bosques almerienses. Esa tarde, el viento había soplado con muchísima fuerza, como si quisiera echarnos de su propiedad y hacernos volar muy lejos. Empujados por el ventoral, nos habíamos visto obligados a pasar la tarde a resguardo en el interior de la caseta. Tras agotar el cupo de juegos de mesa de los que disponíamos e ingerir una suculenta cena basada en comida enlatada, habíamos optado por una recogida temprana y antes de la medianoche el bosque ya disfrutaba de nuestra sinfonía de ronquidos.
La sensación de estar ahogándome fue lo que me despertó. Me incorporé en la cama y miré a mi alrededor desubicado. Al abrir los ojos, fui recibido con un fuerte picor que hizo explotar mis lacrimales, despojándoles de las lágrimas que atesoraban. Pasados unos segundos, mis pupilas consiguieron acostumbrarse al denso humo y pude distinguir la silueta de un chico joven doblado hacia delante y tosiendo: mi hermano Jaime. Fui hacia él como pude, justo en el momento en el que la falta de oxígeno se apoderaba de su cerebro haciéndole perder la consciencia. Para entonces, también mis sentidos comenzaban a embotarse. Pasé mis manos bajo sus brazos y tiré de él hacia una de las dos puertas de la habitación, tan sólo para chocar contra un muro de llamas que nos impedía el paso. Probé suerte con la segunda puerta, la que daba al baño, que a su vez conectaba con la habitación de mis padres. El resultado fue el mismo.
Cada vez se hacía más difícil ver algo en ese mar de humo y fuego. Toda mi fuerza de voluntad se empleaba en la tarea de mantener la calma, pero cada vez llegaba menos aire a mis pulmones y las preocupaciones asaetaban mi cerebro: ¿Estarán bien mis padres? ¿Estará de camino la brigada anti incendios? ¿Conseguiremos salir de aquí con vida?… Busqué a tientas la ventana de la cara este de la habitación. Por suerte, la casa constaba únicamente de una planta. No se necesitaba más para pasar unos días aislados de la sociedad. Al fin, las yemas de mis dedos rozaron el contorno de un objeto alargado de plástico a medio derretir. Mis dedos se apresuraron a manipularlo y conseguí abrir la ventana. Volví a sujetar a mi hermano con ambas manos y tiré de él para apoyarlo en la repisa de la ventana. Conté tres y arrojé nuestros cuerpos al suelo de un tirón, esperando que lo que nos esperase al aterrizar no fuera un colchón de llamas. Tuvimos suerte.
Nunca había estado muy en forma. En el instituto solían burlarse de mi constitución y no eran raras las ocasiones en las que me apodaban nombres del estilo de “bola de sebo” o “Babe el cerdito cobarde”. Por ello no era de extrañar que ya me dolieran los brazos de haber arrastrado a mi hermano hasta allí. La cortina de humo seguía siendo infranqueable y el calor era cada vez más asfixiante. Llevado por la desesperación y el pánico, me dejé caer en el suelo. Cerré los ojos. La solución más sencilla era dejar que las llamas nos engullesen, llevándonos con ellas al infierno. Total, ni siquiera sabía si mis padres seguían vivos. Mi propio hermano estaba con medio pie en la tumba. El calor de una llama lamiéndome el dedo del pie me hizo volver a la realidad. No podía dejarme morir. Tenía que salir de allí. Me levanté y eché a andar lo más rápido que pude, cargando a mi hermano tras de mí, alejándome del bosque y avanzando hacia donde yo creía que estaba la población más cercana.
No llegué. Un 90 por ciento de mi cuerpo ya no era más que humo y finalmente también yo caí. Cuando mi mejilla derecha chocaba contra el suelo, en la izquierda se posó una débil pero esperanzadora gota de agua. Y a esa siguieron muchas más. Una sonrisa se congeló en mi rostro justo antes de sumergirme en la oscuridad.
Cenizas, humo, destrucción. Me levanté y eché a andar. Había despertado solo y no sabía qué había sido de mi familia. Pasé los restos de lo que había sido la cocinilla y dejé que mis pies me guiaran a través de dos montones de piedras, lo que antes habían sido los marcos de la puerta. Y entonces los vi. Tres cuerpos inertes en el suelo frente a mí. De nuevo, la oscuridad se apoderó de mí y me derrumbé.
Me despierto entre sudores fríos. Miro a mi derecha, donde mi hermano duerme plácidamente. Mis manos descansan tensas sobre una colcha de algodón. Suelto un suspiro de alivio. Me acerco hasta la ventana. En el horizonte, grandes nubes negras y moradas se arremolinan sobre los árboles, acechantes. De repente, un grande y poderoso rayo me deslumbra, ocupando todo mi campo de visión. Lo siguiente que veo es un destello anaranjado.
Plazo de comentarios: del 11/03/2014 al 24/03/2014
Por si alguien tiene dudas, aquí está la guía para comentar el relato:
http://www.comunidadumbria.com/partida/taller-de-relatos-cortos/guia-para-comentar-un-relato?__Pg=1
Os recomiendo no dejarlo para el último día que luego no da tiempo ^^
FORMA: 4,75
Me gusta mucho como está escrito, bien organiza, se entiende, etc. Por decir algo que no sea bueno, voy a decir que hay alguna frase larga sin apenas pausas, como por ejemplo:
Llevábamos casi una semana en la caseta que había construido mi bisabuelo hacía más de medio siglo en un angosto rincón de los bosques almerienses
Yo pondría una coma después de “bisabuelo” y otro después de “siglo”.
CONTENIDO: 2,75
Para mi gusto, demasiada “recursividad” con los flashback para un relato corto, que da la sensación de no haber entendido algo. Si no lo interpreto mal ya se comienza con un flashback, ocurre la acción y cuando se llega al supuesto punto de partida del relato… ¿Todo ha sido un sueño? Me parece demasiado recargado, quizá mejor contar la primera acción sin flashback, dejarlo y no poner el último despertar. También se hace un poco repetitivo las veces que cae inconsciente, pero bueno, no es tampoco grave, solo la sensación. En general la historia está conseguida y crea interés.
COMENTARIO PERSONAL: 3,75
Me ha gustado mucho como escribes, las frases tienen buen nivel de calidad, tanto en expresiones usadas como en el aspecto técnico. Como ya comenté el único “pero” es que no me acabó de gustar lo de una historia dentro de otra y dentro de otra más, al menos para ser un relato corto y una historia en principio sencilla, pero en general me ha gustado.
FORMA 5
Me parece muy bien narrado, y carente de faltas de ortografía. Si las hay, también a mí se me han pasado *_* lo único que me chirría un poco es la frase "un grande y poderoso rayo me deslumbra" , yo creo que debería ser "un GRAN y poderoso..", pero no estoy segura de que tenga que ser así, al menos a mí me suena mejor. Por lo demás, muy bien narrado.
CONTENIDO 5
Me parece un relato altamente dramático, intenso, cuyas frases evocan la angustia del protagonista y nos sitúan en su drama personal, con lo cual me parece lo suficientemente impactante como para merecer la puntuación más alta. El final también me gusta, que haya sido un sueño.. con tintes de realidad, gracias al rayo lejano. Realmente original.
COMENTARIO PERSONAL 5
Me encantó. Así de simple. De todas las catástrofes posibles, me gustó el realismo y la cercanía que supone un incendio, así que con el tema ya me ganó. Y también me impactó el modo de narración, como dije arriba, tan personal, que me hace imaginar la situación del protagonista. El final también me parece adecuado y original, con lo cual no puedo decir menos: me parece un relato genial. ¡Enhorabuena!
FORMA 3
Algo denso en los parrafos, grandes trozos de texto pero llenos de informacion para saber por que y como.
CONTENIDO 3
Duro, traumatico y real podria ser la cosa, como superar tus propios limites cuando te han empujado a ellos.
COMENTARIO PERSONAL 3
Un final un tanto inconcluso, valga la redundancia, me da la sensacion de que te quedaste sin espacio y aun querias meter mucho mas, suele pasar con estos relatos que 900 palabras se nos quedan cortas...