-Aquel hombre no era ciego, y lo se porqué yo si lo era y al igual que lo era aun lo soy, pues comprenda usted que la ceguera rara vez se trata y aun menos se cura. Lo que no implica que no funcione a la viceversa, por lo que aquel hombre que no era ciego entonces tal vez si lo fuese ahora, y digo tal vez porqué como bien sabe, muerto ha.
Y me preguntan como se que el veía. ¿Qué como podía tener esa certeza sin yo poder presenciar, al menos de forma visual, acto alguno en el que incumpliera aquella forma de vida, tan repetida y monótona, llena de normas y mejores formas en las que vivimos los que no presenciamos nunca el amanecer? Pues óigame, usted es perspicaz, no se deje engañar, sabrá pues que aunque ciego no estoy mas que parcialmente impedido, conservo otros dones que el señor, en su benevolencia, permitiome conservar y entre los mas destacados hallara en mi una gran dote detuctiva.
Le explicare, pues es requerido, que los invidentes por costumbre hacemos uso del excusado como lo haría una mujer, colocando posaderas sobre taza, y es que el no tener un objetivo al que apuntar hace que se pueda herrar el tiro con demasiada facilidad, dígame pues, ¿Que buen hombre comete tamaña ordinariez de manchar lo que otro a su ida habrá de limpiar? Siendo, sobre todo, un elemento tan desagradable como el que usted y yo sabemos que estamos tratando.
Pero desvarió, centrémonos.
Me hallaba en el baño del centro cívico de las ****** cuando escuche el ejercicio de la micción siendo ejecutado en el cubículo contiguo, y curioso aunque educado pregunte quien se hallaba a mi lado. Respondió el hombre del que tratamos, un ser repugnante, sensiblero y narcisista, que con sus falsos relatos de arduo sufrimiento y superación traía de calle a todas las mujeres que acudían a las reuniones de Invidentes Anónimos, nombre curioso para tal organización pues raro sería que nuestra tara pasara inadvertida, aunque cortes como fui criado nunca comente sobre esto con nadie de la misma.
Como decía, respondió pues el hombre al que ya hice referencia y tras un breve intercambio de trivialidades, se abrocho su cremallera y marcho, más ruido no escuche y en un principio no di importancia a esto hasta que, finalizado mi mundano quehacer, me dispuse a ir al retrete contiguo, en el que aquel inepto sujeto había miccionado sin siquiera tirar de la cadena. Mi intención no era otra que subsanar este error, que en otro podría ser considerado descuido pero que seguro estoy era costumbre en este ente.
Por un azar del destino tropecé, y mis manos fueron a parar a no otro lugar que la alzada tapa del wáter. ¿La había el levantado sin yo escucharlo? No, no solo improbable, un imposible. Mis oídos son en exceso sensibles debido a mi dependencia de ellos y mi memoria prodigiosa lo cual podría aun demostrar recitándole la lista de reyes godos que aún perdura en la misma.
No había pues otra respuesta que el que aquel hombre había hecho uso del retrete estando de pie. Asqueado tantee la pared hasta coger el rollo y pasarlo por la taza que a toda lógica debía estar salpicada cuanto menos, pero para mi sorpresa en la misma no había gota alguna de fluido. Poseído por la curiosidad introduje en un acto de impulsiva locura mi mano en aquel lugar donde quedan flotando las deposiciones y con gesto de asco palpe entre su orín sin hallar trozo de papel alguno, prueba de que él tampoco había limpiado la taza tras su uso. Mientras me lavaba reiteradamente las manos pensaba en esto, y se presentaba ante mí una única, clara y lógica respuesta. Aquel hombre no era ciego.
Era necesario desenmascararlo, pero no hallaba forma en la que pudiera, pues al igual que yo, todas las personas allí (exceptuando al infame mentiroso) eran invidentes, por lo que urdí magistral plan en el que gozara de mayor prueba que mi palabra.
Mientras reunidos en circulo todos hablaban, en el momento en el que el comenzara a hacerlo, me excusaría y apagaría la luz, con toda probabilidad él se sorprendería y comentaría algo, gracias a lo cual dejaría en evidencia su farsa.
Así lo hice, mientras el comentaba con lacrimosa voz fingida que hartas ganas de reír producía en mí, me levante con cautela y, sin mediar palabra, me dirigía al interruptor de la luz que ya había localizado con anterioridad y pulse el mismo.
No se inmuto. El malnacido había debido intuir mis intenciones y proseguía con exasperante calma. Con un reto labrado en su discurso. Una burla a mi inteligencia.
Perdí la cabeza, pero incluso en ese momento conserve mi genial ingenio. La luz estaba apagada, por lo que como nunca hasta ahora, aquel hombre era ciego al igual que todos los otros presentes. Con la mano extendida busque en la mesilla del café un cuchillo, lleno de huellas de todos los presentes y mientras nadie prestaba atención a mis sonidos, camuflados por las palabras del incauto impostor, me coloque tras él guiándome por su voz y introduje una y otra vez este en lo que creí su cuello.
Bien, aquí tienen ustedes su confesión, díganme ahora, ¿Cómo demonios supieron que fui yo?
-Estaba usted bañado en su sangre…
-…
Comentario del relato anterior D3J7
Forma (1): Si tan esforzado lenguaje y esa manera de expresarse tan clásica, que tiene su gran mérito, no ha conseguido que le dé más de un uno es por lo siguiente: faltan innumerables tildes que incomoda sumamente su lectura. Además, algunas comas se omiten cuando son necesarias, o incluso puntos. Pero la falta de tildes es excesiva con añadidura de otras faltas ortográficas.
Contenido (2): No es tan placentero leer cómo uno toca una hez humana. No me atrae que la mayoría del relato sea escatológico. Reconozco que he reído cuando lo leía y me ha sorprendido mucho el apuñalamiento (aquí me he puesto serio). La idea de un crimen entre un grupo de ciegos es interesante.
Opinión personal (2): Reconozco que hay un esfuerzo en la forma de expresarse. Se han usado composiciones que me recuerdan a un castellano antiguo. Existen faltas de ortografía y maneras de literatura cuyos autores deberían revisar con honestidad si es deseo concluir un trabajo literario: y éste es uno de ellos. Yo lo veo más como un boceto de relato que como un relato en sí.
Paso a comentar este texto.
FORMA
Voy a empezar por lo que me ha gustado y es el lenguaje y la forma de expresarse del autor. Este aspecto le da un toque personal y distinto al relato, un aporte original bastante notable. Ahora bien, el relato presenta numerosos fallos que creo que podrían ser subsanados simplemente pasando el corrector o leyendo un par de veces el propio texto. Ejemplos de ello son "herrar", que no es fallar sino colocar las herraduras, "detuctiva" y varias ausencias de acentos. Creo que estos aspectos son bastante mejorables con un poco más de tiempo y atención y a mí, personalmente, me cortan un poco el ritmo de lectura. Es por ello que a la hora de puntuar me debato entre un 2 o un 3 puesto que, aunque los fallos son muy mejorables y fácilmente subsanables, la forma de escribir me ha gustado bastante. Sin embargo por esta vez me voy a decantar por un 2 para que trates de mejorar estos aspectos en la siguiente narración.
CONTENIDO
Aquí empezaré primero por los fallos que, aunque poco numerosos, pueden existir. Algunas situaciones creo que son un poco forzadas, como el hecho de que el invidente pregunte quién está al lado de su aseo. Sin embargo el personaje me ha parecido bastante caracterizado, una persona insufrible capaz de hacer cualquier cosa por una nimiedad, meter la mano en los orines de otro y, llegados a un punto, asesinarlo. En cuanto al final creo que es bastante bueno, me ha dibujado una sonrisa en el rostro el particular fallo de esa mente tan genial. Otro consejo que te doy es que indicas la persona que está hablando pues, aunque es obvio que se está confesando a un policía, creo que quedaría mejor si lo presentaras como tal. Por todo ello mi puntuación en esta parte del relato es de un 4.
Comentario personal
Como ya te he dicho el relato tiene unos puntos bastante positivos, como la caracterización del personaje y el lenguaje que este usa, y otros negativos, como las faltas ortográficas y de elección de palabras. En suma es un relato agradable, no demasiado excepcional ni innovador, pero se hace fácil de leer y, al concluir la lectura, no guardas un mal recuerdo de él. Además creo que el tema ha sido bien utilizado, caracterizando algunas carencias de este tipo de personas y sus ideas sobre la minusvalñia que sufren. Por todo ello te otorgo un 3 en este apartado.
CONTENIDO 5
Se mantiene la intriga en todo momento. La escena del wáter resulta divertida y el final, escalofriante (y encima con moraleja).
FORMA 4
Hay varias faltas de ortografía (que yo recuerde solo tildes) y la ausencia de separación entre párrafos da un poco de fatiga.
Me parece muy buena idea darle ese toque "clásico" a la escritura.
COMENTARIO 5
Este relato me ha resultado muy divertido y original. Si bien al principio he pensado que estaba leyendo a un gentilhombre en disposición de narrar sus batallas o escarceos amorosos, y que de vez en cuando perdía un poco el hilo, me ha gustado leer algo tan distinto a lo que solemos escribir por aquí. Cuando me he dado cuenta de que estaba hablando un ciego neurótico que en su afán por desenmascarar al falso ciego metía la mano en el wáter, he sonreído. Me hace pensar en un personaje neurótico, envidioso, maniático y muy culto.
El final también es muy bueno. Por mucho ingenio que crea tener el ciego, por un momento ha olvidado que no todo el mundo lo es.