Me llamo solo U. Soy maestro. Vivo en el gran desván. Hace muchos años viajo bajo techo por esta región del laberinto. Voy reuniendo mapas y planos como piezas de un inmenso puzzle. Pego fragmentos de papel, papiros, páginas de atlas. Arrastro piedras talladas que estudio con esfuerzo en mi galería. Mis conocimientos sobre el medio han avanzado exponencialmente desde que encontré un ordenador con acceso a la red virtual. La conexión con el exterior del gran desván supone un gran avance para mi objetivo. Tengo contacto con miles de seres humanos con quienes, con mutua admiración, comparto conocimientos y perdición. Ellos me ayudan a entender nuestro contexto. Muchos cesaron la búsqueda, desalentados. Con desorientación se han creado, algunos, sus propias brújulas en otras regiones laberínticas. Yo, maestro U, no ceso en mi empeño. Daré con la salida.
La luz de un bombillo amarillo sale por una ventana. Si alguien la viera desde la calle: ahí vivo yo, en esa estancia del gran desván. Pero, lamentablemente, desde que yo habito aquí nadie ha pasado por esa calle gris. Esa calle es el umbral de un misterioso sector del laberinto.
-Aquí el maestro U. ¿Os llega este mensaje virtual, hermanos? ¿Figura el gran desván en todos vuestros mosaicos espaciales?
Eso fue lo primero que escribí en la región de la red.
Desde entonces aparecieron grandes colegas exploradores. Espero respuestas que aporten luz a mi búsqueda mientras me asomo a la ventana. No me aparto de ella desde que la encontré. ¿Será eso de afuera un país? ¿Cómo se encuentran mis seres queridos dentro de este extravío? Confío en que hallaré la salida mientras me alimento de latas de conserva que voy encontrando en los estantes repletos de objetos. Nada me pertenece. Pese a eso manipulo objetos como si fueran míos y tomo las cosas con libertad (qué ironía mi libertad). No huyo por esa ventana porque me temo que la ciudad gris es tan solariega como el gran desván. Incluso parece más grande y enrevesada. Produce gran rechazo la ciudad gris. De hecho, no hay habitantes ahí abajo. Se vive mejor en el gran desván, en compañía de las chácharas de los viejos muertos.
-¡Queden tranquilos! -se manifiesta mi voz por el gran desván-. ¡Encontraremos la salida!
Los rumores cesan. Los fantasmas del gran desván se sosiegan cuando los vivos no tenemos miedo.
Aquí, exactamente donde resido yo, se han depositado trece telescopios, siete trozos de la mesa del Rey Salomón, una carretilla con cemento, maletines con herramientas, botes de pintura, juegos de mesa, cofres sin abrir, archivos abiertos, cajitas de música, cuadros, libros, la maqueta de un rascacielos, dos alfombras enrrolladas, piedras que apresan pergaminos desplegados por el suelo, dispositivos eléctricos sin batería, el ordenador, altavoces negros, partículas de polvo y un baúl donde me siento.
-¡Un ratón! -me alegro-. Un ratón.
Corre la criatura a través de los kilómetros de jaula.
-¡Huye, ignorante! ¿Te arrepentiste nada más entrar en el laberinto? Seguro que no. ¡Huye! Que sólo por tres de tus cuatro puntos cardinales hay estanterías, estanterías... estanterías.
Mi trabajo consiste en no llorar mientras trabajo. Escribo en un extremo de mi mapa cómo es la escala: un centímetro de este papel representa nueve kilómetros del gran desván. Me conformo por hoy cuando me canso. Cuanto más laberinto exploro más se alude a mi ignorancia. He dejado atrás pasillos, corredores, recovecos que no transito por falta de tiempo. ¿Tiempo? ¿Qué siglo es hoy?
Voy a abrir el baúl por primera vez. ¿Qué encontraré ahora? Sobre la tapa del baúl hay tristes periódicos. Estaba sentado sobre ellos sin darme cuenta. ¡Cuántos años sin ver uno! ¿Qué pasa exactamente ahora? Qué decepción. Toda la prensa está caducada. ¿Febrero? No lo entiendo. Según mis cálculos llevamos cuatro meses en noviembre. A mis pies cae un artículo revelador con la ilustración de un mapa.
-¿Será eso un país? ¿España? No lo entiendo. Según mis conocimientos España está bajo un puente de Berlín.
Planteo mi duda en los foros de la red virtual pero me insultan.
Me entretengo por los estantes repasando el dédalo de los Iberos, el enredo del bautizo de Hispania, la conjunción de embrollos de Toledo y las páginas arrancadas de Córdoba. ¡No lo entiendo!
Me acuerdo mucho de mis padres vivos. Gracias a la red virtual sé que ellos están en la región de los campos perpendiculares donde los caminos andan crucificados.
Mi padre lucha al mus todas las tardes en Marte. Juega con analfabeta maestría guiñando un ojo árabe. Los otros viejos planetarios andan tan perdidos como nosotros: Júpiter, la izquierda, la derecha y Plutón cuando existía...
Mi madre trasciende pelando patatas con la nariz judía.
El ratón, a estas alturas, oye mi llanto lejano. ¿Qué iba a hacer yo sino llorar de nostalgia cuando empecé la vida llorando? Ah, sí, vieja alma, abre el baúl.
Cuando levanto la tapa, una ráfaga de viento fresco golpea mi cuerpo. Respiro la brisa del mar. Corro a comunicarme con mis hermanos virtuales. Dejo el baúl abierto ventilándolo todo. Caen papeles de los estantes. Suena una melodía cuando una ráfaga pertinente abre la cajita de música. El elaborado mapa que durante años confeccioné ahora se infla. Levita como un paracaídas terráqueo, chocándose con paredes y estanterías. Los fantasmas se alegran. Un día como hoy las cacofonías serían descaradas risas, claras como campos abiertos.
-Hermanos -escribo-, acabo de encontrar la salida del laberinto. Repito: ACABO DE ENCONTRAR LA SALIDA.
Forma (4): Al ser un territorio tan abstracto, el escritor ha podido jugar con las
palabras mas a su antojo de lo que podría hacerse en un contexto cerrado.
El inicio del relato deja algo claro: Buscan algo. Pero los métodos
o el camino a seguir para ello pueden ser tan dispares que dejan un abanico
de posibilidades cuanto menos, amplio.
Descripciones extensas se alternan con frases mas cortas, combinando a
la perfección con el protagonista centrado en su labor, y esos pequeños despistes
que lo hacen perderse momentáneamente, antes de proseguir.
Contenido (3): ¿Un desván?¿Una ciudad? Reunir mapas, planos, papeles, papiros...
¿para que? Al principio se esta perdido, tanto o mas que el Maestro del relato,
y paulatinamente (aunque de un modo un tanto surrealista) se va llegando hacia un único final, el baúl.
Aunque se llegue a dicho final, tal vez faltaría detallar un poco mas
que es esa salida que se ha encontrado, puesto que en el relato
se narran los efectos que ocurren al abrirlo, pero no qué es.
Personal (4): Al protagonista tal vez le faltaba un punto de locura, pero me ha recordado
a Sephiroth (Final Fantasy 7), lo que siempre es de agradecer.
Enfrascado en su búsqueda rodeado de estanterías y libros.
El inicio me hace pensar que se trate de una analogía sobre internet,
pero no estoy seguro de ello, ya que hay algunas frases que no he logrado
ubicar... (Que probablemente para el escritor tengan su significado)
Tal vez la breve extensión de los relatos haya coartado la comprensión
del texto en su totalidad, puesto que no se detalla mucho qué es esa red
virtual y quienes la forman.
Forma.4.5
El texto está muy bien cohesionado dentro de la locura del extraño contexto en el que se desarrolla. Pocos detalles podría remarcas como negativos.
“Mi trabajo consiste en no llorar mientras trabajo” Esta expresión, aunque puede ser intencionada me ha dejado dubitativo hasta creer que puede tratarse de un error, pues si tu trabajo es no llorar mientras trabajas, es no llorar mientras no lloras.
Además, de seguido se comentan trabajos que si realiza, por lo que la expresión anterior, pese a ser curiosa, queda aun mas sin sentido.
También se me hace un tanto raro lo siguiente, aunque no es un error.
Ellos me ayudan a entender nuestro contexto. Muchos cesaron la búsqueda, desalentados.
Al no concretarse nada mas sobre estos segundos quizá juntaría ambas frases o explicaría el qué les ha desalentado.
En el segundo párrafo se menciona tres veces a la calle, creo que alguna podría ser sustituida por otra palabra a fin de eliminar esta repetición.
Contenido:5
Los objetos que reúne y los que se hallan en el laberinto están quizá demasiado alejados en el texto, unos en la introducción y otros a mitad del desarrollo.
Se pregunta en cierto momento por sus seres queridos, pero mas adelante en el texto cuenta lo que estos hacen.
Comentario personal: 5
He disfrutado mucho de la lectura de este texto. Me he réido mucho con el tema de España debajo de un puente a Alemania y demás referencias humorísticas.
El protagonista es divertido, extravagante y alegre, transmite bien la función que se le pretende.
Me ha costado muchísimo y he acabado muy confundido intentando encontrar algo que decir que pueda considerar mejorable pero es, desde mi punto de vista un relato excelente que poco debe faltarle para ser perfecto y que un ojo mas critico y profesional que el mío debería revisar para corregir algo.
FORMA (5)
Me ha maravillado la forma como está escrito este relato. Evocar sentimientos con el simple empleo de las palabras sin una referencia clara hacia lo que es real y lo que no me produce una gran admiración. En serio, es un gran trabajo y logra lo que pretende. Es confuso y a la vez hermoso.
CONTENIDO (4)
Quizá esté siendo injusto al valorar el contenido con un 4 pero prefiero las historias más tangibles. Más reales. El relato resulta interesante y atractivo, pero cuando el lector comienza a entender ligeramente cual es la realidad del protagonista, el relato termina de forma abrupta. Es más una cuestión de espacio y de estilo, o tal vez de mi propio gusto personal, pero no me ha llenado del todo como para ponerle un 5. Aún así, tiene un 4 bien merecido. Es un gran relato.
CONTENIDO PERSONAL (4)
Magistralmente escrito, pero se me queda cojo de contenido como para valorarlo con un 5. No te engañes. Me ha encantado y creo que has demostrado una capacidad para contar historias muy alta. Has hecho un grandísimo que me produce una sana envidia. Enhorabuena :)