Nueva York, 12 de noviembre de 2037, 23.05 pm.
El joven se giró hacia Morgana después de apartarse con ella algunos pasos de la puerta de la sala común. Desde allí vieron cómo la gente se iba moviendo, esparciéndose por el refugio en algo que se parecía a la normalidad del lugar. Jimmy se peinó el pelo con los dedos y le dedicó una de sus encantadoras sonrisas a la exmilitar.
—Y... Dime, Morgana. ¿Querías decirme algo?
Sus ojos brillaban con cierta curiosidad por lo que la mujer podría responder a su pregunta, pero su postura era segura de sí mismo, con el peso apoyado en una de sus piernas y la mano que había viajado hacia su cabeza, ahora sobre su cadera.
Escena secundaria.
- Oh, un tipo culto -alzó una ceja, gratamente sorprendida- Cada vez me caes mejor, conseguidor. Tienes razón, mola más Cersei. -Compuso un mohín al escuchar el siguiente comentario-. Pero yo no soy una maldita desconocida, ¿qué dices? Has venido a mi casa, te has sentado a mi mesa, soy Morgana, amiga de Trish, y tú eres amigo de ella. Por tanto, somos amigos, matemáticas simples.
Hablaba con cierto tono vacilón simulando el de Jimmy, Morga no había nacido ayer. Se detuvo frente al chico, compuso una pose de falsa frivolidad:
- ¿A que estoy mona con este gorrito? El contraste con mis ojos es la puta hostia. -Pasó un brazo entre el cuerpo y el brazo de Jimmy, dejó caer su otra mano sobre el antebrazo de él. Así, en plan agarrados, con intención de acompañarlo hasta la puerta.
-¿Ves? No somos desconocidos. Eres un tío que me ha caído bien, resultón, chistoso, simpático. Eh, tranquilo, tu rollo tiene otro color de pelo, no te voy a comer.
Morga había estado jugando con sus miradas y su timbre de voz, y, por supuesto, con la ventaja de su atractivo físico y su altura. No pretendía amenazarle, sino más bien filtrar su magnetismo personal, con gotas de intimidación y encanto. Que al buscavidas le quedase claro que no era momento de tontear, no hablaba con Skyler o Trish. Que Morga era una tía chunga con tablas y mejor cultivar su amistad.
- Tu nueva amiga Morgana te estaría agradecida si me dices ahora quién coño compone esa comunidad y de qué palo van. Qué se rumorea por ahí...ese tipo de asuntos que se te dan tan bien. -Y no me toques los huevos, lo dejó implícito en su tono.
-No se trata de darte una puta galletita o un besito en la mejilla -su voz tomó un rumbo más serio e íntimo-. Pareces espabilado...Esta mierda salpicará, poco o mucho. Y no queremos que manche a Trish, ¿verdad? Yo no, y apuesto a que tú tampoco.
El chico se dejó arrastrar por el brazo de Morgana sin oponer resistencia alguna y sin que su sonrisa se tambalease lo más mínimo. Parecía tranquilo, seguro de sí mismo, cómodo con la exmilitar, y, al mismo tiempo, expectante por el momento en que la conversación llegaría al punto en que ella dijese qué era lo que había detrás de esa pequeña reunión.
Cuando lo hizo, Jimmy amplió la sonrisa, manteniendo el tipo mejor de lo que Morgana había visto hacerlo a tíos más mayores y corpulentos que él. Desligó su brazo del de la mujer para poder mirarla de frente.
—Vamos —empezó, alzando un poco las cejas—, estoy seguro de que Trish sabe manejarse sola.
Su mirada se dirigió fugaz al lugar por el que la inventora se había adelantado para esperarle, pero enseguida regresó en busca de la mirada esmeralda de Morgana.
—Me caes bien, Morgana —siguió, con un tono que ya iba anticipando un «pero»—. No me importaría tomarme una cerveza contigo en el Traf algún día. Pero estoy seguro de que ya sabes que las cosas no funcionan así. Tu gratitud mola, pero no me va a dar de comer. Si quieres información, necesitaré algo más a cambio.
Se encogió de hombros, como en un gesto inocente de «qué se le va a hacer, así es la vida y así son los negocios» y después enderezó un poco su postura.
Motivo: Presencia Morga
Tirada: 4d6
Dificultad: 4+
Resultado: 2, 4, 3, 3 (Suma: 12)
Exitos: 1
Tirada oculta
Motivo: Voluntad Jimmy (esp)
Tirada: 2d6
Dificultad: 4+
Resultado: 6, 3 (Suma: 9)
Exitos: 1
Jorjorjor XDDD Por eso no quería yo ni mencionar de lanzar dados. Con la presencia que tiene Morgana y ese mequetrefe le vacila. Si no tiene media hostia XDDDD
Morgana no se mosqueó por las respuestas de Jimmy, quien conservaba su papel vacilón, arrogante, hacía gala de un aplomo correspondiente a la "profesión" que ejercía. La sonrisa de él tuvo su reflejo en la de ella. Morga se quedó plantada delante de Jimmy, manteniéndose ambos la mirada, en la confianza de que fuese lo suficientemente avispado y no solo fachada para darse cuenta de lo que había más allá de los penetrantes ojos verdes.
Dedujo que era posible que Trish pudiera obtener la información en base a su amistad. Pero tenía la impresión de que el conseguidor anteponía el negocio a cualquier otra cosa; solían funcionar así.
-Tu estómago primero, Trish después. Todo el mundo tiene sus prioridades. -Comentó con intención. Hubiese dicho las "tetas de", pero lo mismo el chico se ofendía. Decidida a seguir siendo una buena anfitriona cuidó las formas-. El agradecimiento es una valiosa moneda de cambio. No te has parado a calcular el valor real del mío, no solo en el barrio. Intenta que el timbre de mi voz no te confunda -le guiñó un ojo.
También miró de reojo un instante hacia donde se había dirigido la peliazul. Podía esperar a que la inventora hablase con él; a que Nick, y el grupo, decidieran si devolvían al niño; o a darse una vuelta por la otra orilla del río ella misma. La Morgana ansiosa y que quería que el mundo girase en torno a ella, hacía algún tiempo que estaba resucitando. Sus ojos regresaron a los de él.
-Entonce vamos a jugar a los negocios. ¿Cuál es tu precio? Piénsatelo bien, conseguidor.
El muchacho tan sólo contempló a Morgana con un gesto de inevitabilidad cuando la mujer habló de prioridades. No hizo ningún intento por quitarle la razón, más bien su mirada parecía decir que eso era lo normal en el mundo que habitaban. Sin embargo, no había desesperanza en él, ni siquiera resignación, sino, simple asunción de su entorno.
Su sonrisa se amplió hasta convertirse en una breve risa con el guiño de Morgana y después negó con la cabeza antes de empezar a hablar.
—No tengo ninguna intención de subestimarte —dijo, a medio camino entre la franqueza y el descaro—. Pero yo tampoco soy nuevo en esto.
Cambió el peso despacio de una pierna a la otra mientras parecía meditar cuál sería el precio por la información que la mujer pedía y finalmente hizo un gesto hacia ella.
—Tenemos dos opciones —comenzó—. Puedo darte esa información que pides por tres balas. Ahora mismo, negocio cerrado. —Hizo una pequeña pausa, dejando que ella valorase ese precio antes de seguir hablando con un brillo juguetón—. O podemos subir las apuestas. He oído que mueves gente de un lado a otro de la ciudad. —O la fama de Morgana se había disparado, o el chico había hecho los deberes antes de ir al Morris—. Quiero traer a alguien a Manhattan, desde el Bronx. Lo que quieres saber no vale tanto y yo tengo mi código: nunca cobro de más. Así que si hay algo más que quieras averiguar o conseguir, podemos ampliar el negocio.
La miró, con una de esas sonrisas encantadoras que sin duda debían derretir a las jovencitas, y se peinó el pelo con los dedos al dejarlo en manos de Morgana.
—¿Qué me dices?
Se ajustó de nuevo el gorrito, sonriente, un remedo de tía coqueta siguiendo el flirteo de Jimmy. Pero Morgana se estaba empezando a aburrir del estilo del conseguidor, un poco de tontería vale, mucha era cansino. Así que entrecerró los ojos e intentó poner una cara a medio camino de incredulidad fingida, decepción y mosqueo, mientras no apartaba la vista del graciosillo. Contestó enfatizando un tono muy muy amable.
-Digo que no eres tan listo como te crees y tu vanidad no te deja ver más allá de la punta de tu polla. La tercera opción es que dejes de pensar con el culo. Si no sabes, entonces no hay trato; y tan amigos.
Lo del código de conducta estaba bien sin embargo Morga no caería en esa trampa a cambio de una información que, según consideraba, debia entrar en el primer trato, y que tampoco era cosa del otro mundo obtener. Jimmy le daba demasiadas vueltas. ¿No se enteraba de lo que le ofrecía Morga? Además no le hacía gracia que un crío supiera de sus negocios, ¿quién corría la voz? El silencio y el anonimato también se vendían en el mercado.
-Busca un enjuague bucal de litro. Lo mismo lo necesitas después de tratar con los contactos del profe. Este consejo es gratis. -Comenzó a morderse el labio-. Hay bus y metro. Una extracción tiene un coste muy alto. Empezad a ahorrar. Mejor compra un ticket para ese "alguien".
No conocía lo suficiente a Jimmy como para confiar en él para un traslado o extracción, su comportamiento o poca voluntad no la convencían, y no quería comprometerse sin tener claro a qué se enfrentaba con el asunto del crío.
Ya está completo. He cambiado el párrafo final.
El chico tenía la piel dura, eso quedó claro cuando siguió manteniendo la misma sonrisa a pesar de las palabras de Morgana. Ni su mirada ni sus labios titubearon y, cuando ella terminó, se encogió de hombros.
—Como quieras —dijo simplemente.
Empezó a orientar su cuerpo hacia el antiguo vestíbulo del centro de salud, donde esperaba Trish, pero antes de empezar a caminar hacia allí, llevó un par de dedos a su frente en un gesto de despedida.
—Si cambias de opinión, búscame —Su sonrisa se ladeó—. Y gracias por el consejo.
Parecía dar la negociación por finalizada, pues se puso en movimiento sin más, alejándose de la exmilitar.
Morga le devolvió el saludo, militar, más serio, en silencio. No siempre los tratos se cerraban. Los jóvenes crecían duros pero intransigentes. Mira quien lo dice, la tolerante y sin prejuicios marine. Se sintió molesta, su arrogancia tuvo que tragarse el vacile de Jimmy, que no cedió a su intimidación camuflada, a su innegable atractivo físico ni a su clara predisposición hacia el agradecimiento futuro.
"Me cago en la puta. Un criajo, un capullo de pies a cabeza que pasa de mí. Debo de estar perdiendo facultades".
También Morgana daba por terminada la conversación. Siguió los pasos del conseguidor hacia la puerta de salida con intención de quedarse un momento fuera, pasear de un extremo a otro del edificio, sin inmiscuirse en la vida de los dos jóvenes.
-Nos vemos, Jimmy. Cuídate.