Nueva York, 13 de noviembre de 2037, 20.05.
La capilla que Clementine se había encargado de acomodar como tal en realidad había sido en otros tiempos una sala un poco más grande que el resto de las consultas de la primera planta, quizá un despacho o una sala polivalente. Pero en aquellos tiempos poco se asemejaba ya a lo que debió haber sido. Los restos de una pared que años atrás debía dividir en dos el lugar habían sido prácticamente retirados en su totalidad, dejando tan sólo un trozo de muro saliente del lado cercano al pasillo, de menos de un metro de largo.
En la pared de enfrente, la que daba al exterior, un gran ventanal dejaba entrar durante el día un gran chorro de luz al interior, aunque a aquellas tan sólo parecía una abertura hacia la intensa negrura de la noche. Al fondo de la sala se había colocado una mesa que hacía las labores de atril y altar al mismo tiempo. En la pared, a media altura sobre ese altar improvisado, había un pequeño crucifijo, de unos quince centímetros de largo, que ya nadie recordaba de dónde había salido. Tres hileras de cuatro sillas cada una completaban el mobiliario del lugar.
Allí se encontraban ya Clementine y Skyler cuando fueron llegando los demás: Robin, Kane, Axel, Lincoln y Shamira.
No sé si Clem ha preparado algo especial, así que lo dejo ahí y en sus manos queda.
Escena secundaria.
Y cuando ya todos estuvieron sentados en los bancos Clementine recitó un pequeño fragmento de la biblia con esa voz vibrante que llegaba directa a todos los corazones. Después, invitó a todos a que hablasen o cantasen, a que compartiesen algo sobre Nick o cualquier otra persona de las que habían perdido a lo largo de sus vidas.
Skyler sacó entonces un papel de su bolsillo, pero no avanzó hacia el frente para leerlo. La rubia tenía la mirada fervorosa que solía portar siempre que estaba en la capilla, pero sus ojos estaban húmedos y sus labios apretados. En lugar de levantarse se lo dio a Shamira y le hizo gestos para que lo leyese ella.
La chiquilla, que tenía uno de sus brazos rodeando a Lincoln, tardó un momento en reaccionar pero terminó por coger el papel y avanzar hacia delante. Al llegar junto a Clem se giró hacia el resto y desdobló la hoja antes de empezar a leer un poema con voz clara.
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente quien no gira el volante cuando está infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos.
Cuando terminó de leer alzó la vista y miró a Skyler con cierta confusión.
Bueno, como Clem pasa y los días también pasan, ya me encargo yo para que al menos los demás podáis jugar.
—Ese no era Nick —dijo entonces Skyler, con la voz tomada y sin levantarse de su sitio—. Desde que era pequeña he visto a Nick junto a Nate y sé que él viajó, leyó, disfrutó la música y se rió de sí mismo. Nick conversaba con cualquiera y se dejaba ayudar. Él construyó un sueño. —Al decir eso, sus manos se abrieron, señalando todo el edificio—. Nunca fui capaz de entender por qué era tan cínico y por qué a veces parecía tan amargado —reconoció—. Pero estoy segura de que Nick no murió lentamente, él vivió hasta el final. Nos cuidó hasta el final. Ahora seguro que el Señor lo ha acogido a su lado y a nosotros nos ha dejado el sueño que construyó, para que sigamos creciendo bajo su amparo.
Tras esas palabras Skyler llevó la mirada al crucifijo y se quedó en silencio, dejando que otros tomasen el relevo si lo deseaban.
Kane permaneció en estricto silencio durante todo el funeral de despedida, el pistolero estuvo en pié buena parte de la escena cerca de la pared más alejada del improvisado altar. Silencioso por respeto, Kane estaba serio, sumido en pensamientos ignotos mientras participaba lo justo para mostrar su respeto por los difuntos. Las intervenciones de Shamira y Skyler fueron como luz y día, si bien pudo mostrar cierto aprecio por la de la primera, la intervención de la segunda hizo un flaco favor a lo que se intentaba en ese momento.
No dijo nada, ni tenía intención de intervenir para decir nada sobre los que se habían marchado. Consideró que su presencia era suficiente respeto a su recuerdo, puesto que tampoco tenía palabras grandilocuentes o amables hacia alguien que no conocía en absoluto. Hablar de él, mostrarse consternado por su pérdida, le hubiera resultado sumamente hipócrita. Que Dios los acogiera en su seno, que encontraran la paz y se reencontraran con quienes desearan reencontrarse, era cuanto el pistolero podía desear en ese momento.
Axel se mantuvo sentado y en silencio durante las palabras de Clementine, Shamira y Skyler, apreciando cada una a su distinta manera. La primera logró llevarle cierta calidez al pecho a pesar de tratarse de un panegírico más apegado a lo tradicional, que aunque no saliera de lo esperado era siempre necesario, y al escuchar a la segunda leer el poema recitado bajo petición de Skyler, su mirada fue enseguida hacia la rubia con una muy suave sonrisa en la comisura de los labios. Morir lentamente era algo que él jamás se permitiría, y que como escuchó confirmado por la rubia, Nick tampoco. Quizás Sky no tendría el carisma para transmitir ese precioso mensaje de forma que impactara a todos a su alrededor, pero sin duda lo haría a quienes supieran escucharla.
Al ver que nadie más se ponía de pie, lo hizo él. Había llevado consigo el estuche de violin, que hasta entonces había mantenido cerrado sobre su regazo pero del que ahora sacaba el instrumento para ir hacia el frente.
Esta no es una melodía realmente típica de funerales, pero tengo entendido que Nick adoraba sus discos de Bruce Sprinsgsteen y dejó este mundo sin poder volver a oírlos. - ya podría haber muerto sin escuchar algo más apropiado para la ocasión, pero quien era él para criticar los gustos de nadie - Aunque ya no esté entre nosotros, creo que apreciaría poder escuchar una de sus canciones en su despedida. Esta es Thunder Road. - miró en dirección al crucifijo a sus espaldas - Porque encuentres tu tierra prometida. - añadió por último en una dedicatoria a Nick.
Sin decir más, se volteó nuevamente hacia los presentes y comenzó a tocar la melodía según la había recordado al ver los discos, esperando poder hacerle justicia a aquella canción popular en nombre del caído.
Motivo: Violin
Tirada: 5d6
Resultado: 19
Motivo: Violin
Tirada: 5d6
Resultado: 2, 3, 4, 3, 1 (Suma: 13)
No sé si era necesaria, pero te la dejo por si acaso. :3 Con error incluido porque se me olvido desglosar -.- Con lo buena que había salido la primera tirada T_____T Skyler me va a matar.
Que Axel tocaba bien era algo que ninguno de los presentes podría negar. Le ponía sentimiento y las notas sonaban claras al salir del violín. Pero desde luego lo que estaba tocando no se parecía en nada a la canción que había anunciado y su intento de tocar una canción de Bruce Springsteen más bien parecía una especie de tonadilla country de ritmo extraño.
Los que hubieran escuchado alguna vez la canción original en el viejo mundo podrían notar sin dificultad que no había ninguna semejanza entre ella y lo que salía del violín de Axel. Sin embargo, el disco del que el violinista hablaba nunca había sonado en el Morris, ya que el gramófono de Nick siempre había estado roto, así que ni Shamira, ni Lincoln, ni Skyler parecieron notar esa diferencia.
—Qué canción más rara le gustaba a Nick —fue todo el comentario que hizo la rubia al terminar la canción para después poner los ojos sobre su primo, como si esperase algo de él.
Mientras tanto, Shamira había aprovechado la canción de Axel para sentarse de nuevo junto a Lincoln.
Tirada oculta
Motivo: Dif dificil
Tirada: 3d6
Dificultad: 4+
Resultado: 6, 3, 3 (Suma: 12)
Exitos: 1
Eso de la misa era una tortura. Entendía que algunos lo necesitasen pero él hubiese preferido saltarselo. Pero de algún modo, y sobretodo por Sky, creyó que se esperaba que esruviese y aguantara el torniquete.
El poema que recitó Shsmira le estrujó el corazón, no entendió hasta que su hermana intervino porque lo había elegido y así como no supo identificar a Nick en él, sí vio el augurio de su propia y lenta muerte.
Su garganta estaba tan seca como hinchada por la tensión de mantener los labios sellados y los ojos inalterados. Y su sangre corría desbocada golpeándose con cada rincón de su cuerpo.
Esperaba que aquello no furase demasiado para poder irse cuánto antes.
Apretó un poco la mano de su prima para ayudarla a soportar la canción y cuando Axel acabó, él sonrió sin darse cuenta.
— Sabes que te quiero, ¿verdad? No sé si llegué a decírselo a Nick pero tu lo sabes ¿Verdad?
- Es cierto. Nick no moría lentamente. -dijo, limpiándose una lágrima silenciosa de la mejilla, conmovida por las palabras de Shamira, suspirando, temblorosa- Muy bien leído, Shamira. -añadió, llevándose una mano al crucifijo que adornaba su pecho, prendido a su ropa, para escuchar a continuación y con atención las palabras de Axel, observándolo con curiosidad y tristeza, mientras colocaba su violín, tratando de rebuscar entre sus recuerdos aquello que salía de sus cuerdas, creyendo recordar a Nick, silbando algo similar, aunque lo que escuchase difería bastante.
Sonrió, agradecida, al violinista, a pesar de todo- Gracias, Axel.-dijo, observando brevemente el gesto de Robin antes de ser ella quien ahora tomase la guitarra entre sus manos y afinase un par de cuerdas- Va por Nick. Por ti, amigo.
Motivo: Presencia
Tirada: 5d6
Dificultad: 4+
Resultado: 1, 5, 6, 3, 4 (Suma: 19)
Exitos: 3
La voz de Clem salió limpia y clara de su garganta, convirtiendo la capilla en un lugar más acogedor en cuanto entonó un par de notas. Su despedida encandilaba los oídos y los corazones de todos los presentes, arrancando más de un suspiro del pecho de Shamira y haciendo que Lincoln relajase un tanto sus hombros. La emoción, la amistad, todos los sentimientos de la predicadora por el escritor se derramaban directos desde su corazón hasta su garganta.
Y en aquel momento de pérdida y dolor, todos los que se encontraban en la capilla supieron, sin lugar a dudas, que Nick habría disfrutado con aquel regalo que Clementine le ofrecía con su voz.
Motivo: Dificultad normal
Tirada: 2d6
Dificultad: 4+
Resultado: 2, 5 (Suma: 7)
Exitos: 1
Skyler se quedó mirando a Robin con la incomprensión flotando en sus pupilas. No parecía entender en absoluto el sentido de las palabras de su primo, o tal vez era el motivo de decirlas lo que la descolocaba.
—Claro que lo sé, ¿estás tonto? —le susurró, con un tono entre desconcertado y cariñoso.
Aún se lo quedó mirando un instante más cuando la voz de Clem empezó a sonar, pero no tardó en abandonar los ojos del chico para prestarle toda su atención a la predicadora.
Al final, el conocer tan poco la canción y la breve preparación habían terminado por jugarle en contra. Era normal, claro, pero por dentro le quemaba el hacer sonar mal el artista favorito de un muerto en su despedida. Era casi mal presagio. Por otra parte, siendo el buen actor que era cuando quería, Axel siguió tocando con la calma de una interpretación perfecta confiando en que nadie se enteraría. Después de todo, había sonado bien, así que el que no se pareciera en nada pasaría desapercibido para quien jamás hubiese escuchado la original.
Cuando acabó, se alegró de ver que al menos había traído algo de paz y sonrisas con su mierda de interpretación fallida, y decidió que había valido la pena hacer el ridículo. Él también sonrió, asintiendo en agradecimiento a Clem, y fue a sentarse antes de hacer más daño y que la suerte dejara de salvarle el pellejo.
Entonces escuchó tocar y cantar a Clementine, y al momento por su pecho se esparció una sensación cálida que llegó a sus labios convirtiéndose en sonrisa. No era difícil entender por qué quienes la hubiesen oído cantar creerían en un dios, y aunque él mismo la hubiese escuchado otras veces, no recordaba jamás haber podido reconocer un sentimiento tan palpable en su voz por hermosa que siempre sonara. Ese sí era un digno homenaje. Y sinceramente, se alegraba de ver que Nick pudiese recibir la despedida que merecía.
Durante los siguientes minutos las palabras y las canciones de unos y otros fueron llenando aquel espacio de recogimiento en honor a los seres queridos que habían perdido. Pero llegó un momento en que ya todos habían dicho lo que debían decir y sus gargantas se habían vaciado.
Hasta que, poco a poco, el pequeño grupo se fue disgregando en otras direcciones, para continuar con sus quehaceres de la noche.