Partida Rol por web

Nueva York, lunes 16 de noviembre de 2037, 12.30.

Tras una puerta metálica se encontraba la escalera estrecha que llevaba desde la primera planta hasta la azotea del Major Morris, el lugar más alto del edificio. Desde la explanada de unos cincuenta metros cuadrados, bordeada por una barandilla de cemento, podía verse todo el perímetro que bordeaba la empalizada, aunque no era posible abarcarla entera con la mirada sin moverse de un lado a otro. 

Había un par de mantas allí arriba, que alguno de los habitantes del lugar había dejado para las guardias en las épocas más frías. El suelo era de terrazo, dañado en algunos puntos, y en las esquinas se arremolinaba algo de polvo. Dos sillas y una mesa baja completaban el resto del mobiliario de esa terraza que resultaba poco apetecible en invierno. 

La niebla que había flotado espesa a ras de suelo durante toda la mañana estaba empezando a levantarse y sus jirones se movían llevados por un aire frío que cortaba las mejillas. El día estaba gris y apagado, con un cielo completamente blanco en el que apenas se distinguía un sol tan pálido que parecía estar pintado. 

Axel había subido a tomar un poco el aire antes de que empezaran a preparar la comida y allí se encontró con Skyler, que debía haber terminado de «ordenar» el almacén. La joven se había puesto una de las mantas por encima de los hombros y miraba hacia el exterior con los ojos entrecerrados, como si así pudiera ver a alguien que se acercase por la calle entre la niebla. 

Al escuchar la puerta a su espalda se tensó y se giró, pero al ver que era Axel, volvió a relajarse. 

—Ah, eres tú —dijo, para después volver a asomarse por la barandilla—. Sólo estoy vigilando un poco. 

Se justificaba antes de que hubieran llegado a cuestionarla y sus mejillas tomaron algo de color al decir aquello. Probablemente no lo reconocería ni bajo tortura, pero su control del camino no se debía a una necesidad imperiosa de vigilar, sino más bien a la ansiedad de esperar un regreso.

Tanto estar encerrado empezaba a hacerlo sentir un poco claustrofóbico así que decidió subir a la azotea. Bueno, también era cierto que lo del encierro era una exageración descarada, porque ni llevaba tantos días ahí ni se había quedado dentro del edificio todo ese tiempo, pero cualquier excusa para salir un rato servía. Aunque fuera al techo. Así que, porque quiso y porque aun tenía tiempo, salió. 

Fue una agradable sorpresa encontrarse a Skyler ahí, y su inmediata justificación le hizo sonreír. Con lo preocupada que había estado porque el adolescente pelirrojo se marchara, dudaba que fuera solo casualidad que estuviera haciendo guardia, especialmente a juzgar por ese rubor que apestaba a mentira encubierta. 

¿Y qué vigilamos? - preguntó yendo hacia la barandilla para apoyarse en esta él también - Yo venía a tomar un poco de aire, así que bien puedo ayudarte mientras tanto. 

—Ah... Pues no sé —dijo, algo cortante al salir del paso—. Sólo vigilo, sin más. Por si viene alguien. Nunca se sabe cuándo puede venir alguien —agregó, dedicándole una mirada con los párpados a media altura y con tono sabiondo—. Deberías saberlo.

Volvió a mirar hacia fuera algunos segundos antes de volver a Axel.

—¿Y qué? ¿Te lo estás pasando bien aquí? —preguntó—. Es un sitio muy seguro, ¿sabes? Aunque ahora están todos como medio idiotas porque se murió Nick y todo ese rollo —lo dijo con su falta de tacto habitual, como si hablase del tiempo—. Hacen tonterías todo el rato. Como Robin —señaló, con una pizca de acritud hacia el pelirrojo—. ¿A qué mierda viene que se vaya hoy a la Comunidad de paseo? Parece idiota.

Ah, bueno, vigilamos sin más entonces - le siguió el juego con una sonrisa cómplice, aunque sin apartar la mirada del paisaje de la ciudad incluso cuando la chica le reprochó su falta de tino al preguntar por la obviedad de la respuesta. Fingiría que creería que ella malgastaría su tiempo en mirar porque sí en un día en que ya había reclamado porque todos se iban y la dejaban sola. 

Ante las siguientes preguntas dejó de mirar hacia las calles para mirar a la chica y mientras la escuchaba hablar se dio cuenta de lo equivocado que había estado al pensar que quizás sería el nerviosismo e inseguridad de sentirse abandonada por el grupo en el refugio. El único abandono que parecía preocuparle era el del pelirrojo. 

Bueno, no tengo de qué quejarme. Aunque hagan tonterías, han sido todos muy amables conmigo. - y los que no, simplemente no se habían cruzado en su camino, como Kane. Era al único que jamás había visto fuera del funeral o las reuniones. Y en el funeral, para ser sincero, era casi como si no hubiera estado - Quizás estaba nervioso luego de lo de Nick y necesitaba preocuparse de algo más. En la Comunidad siempre hay gente que podría agradecer los servicios de un curandero, así que quizás sentirse útil le ayude. Tal vez se sentía muy encerrado y necesitaba dar una vuelta... o quizás tiene a una chica allí, quien sabe - sonrió de medio lado - Seguro estarías encantada con una cuñada nueva - bromeó riéndose un poco. 

Skyler bufó por lo bajo a las posibilidades que iba exponiendo Axel, hasta que, al final se lo quedó mirando con duda, como si no estuviera segura de si él estaba bromeando o hablaba en serio. 

—Joder, no te enteras de nada, ¿no? —terminó diciendo, alzando las cejas de nuevo con ese aire de marisabidilla—. A mi primo no le gustan las chicas. Paaara nada. Y si tuviera un novio nuevo me lo habría contado. Aunque con el mal gusto que tiene para eso, mejor que no salga a buscar uno nuevo.

Dio una sacudida de cabeza con la que parecía subrayar sus palabras y afianzarse en la razón que creía tener y luego frunció el ceño.

—Sigue siendo una tontería que se vaya tan lejos. Mira lo que pasó la última vez que se fue. —Hizo una pausa y miró al hombre de reojo antes de lanzarle una pregunta más—. ¿Y tú tienes una chica o qué?

El bufido desaprobatorio de Skyler le hizo sonreír. Skyler no dejaba de causarle cierta gracia, pues era como un viejo gruñón encerrado en el cuerpo de una chica adorable que aún no se había mirado al espejo para darse cuenta de lo que ocurría. Además, a ratos, le recordaba un poco a Morgana. Tenían la misma forma de preocuparse por quienes querían frente al resto, como si les avergonzara admitir que podían sentir algo por quien fuera. 

Bueno, chico, chica, da igual, una distracción que visitar en la Comunidad - se encogió de hombros sonriendo. Fue con las palabras de la rubia que de pronto había recordado que efectivamente Robin le había hablado de un novio mayor que él, y parecía que seguían juntos. Ante la posibilidad de que se lo estuviera ocultando a Skyler, prefirió no confirmar ni negar que estuviera al tanto de las preferencias del pelirrojo. - No te preocupes, volverá sano y salvo. - le aseguró convencido, aunque aquella era una promesa vacía en el mundo en que vivían. Como a alguien se le cruzara un cable o te encontraras con la persona equivocada...

Nada oficial, realmente. - contestó a la pregunta de la rubia, aunque enseguida se le pasó un nombre por la cabeza además del de Alexia - Solo tengo "o qué" sin compromiso por ahora. - bromeó, con una sonrisa de medio lado. - ¿Y tú? ¿Tienes chico, chica, algo? 

La joven arrugó la nariz, como si no quisiera ceder su inquietud a la certeza de que su primo volvería en perfecto estado, pero al mismo tiempo el brillo de sus ojos delataba que quería convencerse de las palabras del violinista. Su mirada se paseó de nuevo hacia la calle llena de niebla y cuando Axel le devolvió la pregunta, lo miró con los ojos bien abiertos, como si estuviese sorprendida de que le llegase esa pelota de vuelta. 

—Ah, no —aseguró, negando con la cabeza—. Yo paso de todas esas chorradas. La gente es muy rara, ¿sabes? Ya bastante tengo con lo mío. Además, a mí las chicas no me van y aquí sólo hay gays o viejos.

Lo soltó como lo soltaba todo siempre, sin que su mente siquiera contemplase que ese comentario podía molestar a su interlocutor. Y, si eso sucedía, se sentiría enormemente culpable a posteriori de haber herido los sentimientos de alguien, esos que era incapaz de comprender. Axel ya empezaba a conocerla como para ir viendo esas cosas. La rubia era como un elefante en una cristalería cuando se trataba de emociones, pero al mismo tiempo odiaba ver los cristales rotos.

Era agradable ver ese brillo de esperanza y autoengaño cuando tenía razones para no creer que sería en vano. En otras ocasiones, cuando no había esperanza alguna y creer lo contrario solo era someterse a un sufrimiento aún peor, ver esa mirada en alguien dolía casi físicamente, pero no tenía razones para pensar que ese era el caso de la rubia al esperar que Robin volviera sano y salvo como acababa de prometerle que haría.  

¿Perdona? ¿Como que solo gays o viejos? - se quejó con una sonrisa divertida, pues no tenía intenciones de ponerla en aprietos o de hacer que se sintiera culpable por fracasar al navegar las complicadas aguas de la interacción social entre seres humanos- Pensé que habías dicho que yo era un madurito sexy. Eso está mucho mejor que un viejo. - bromeó cejeando para luego reírse un poco. 

Y si no te gusta nadie de aquí, ¿por qué no acompañas a Robin a la Comunidad algún día? - sugirió en tono más relajado - Ahí hay muchísimos chicos, y seguro alguien con un carácter como el tuyo podría tener al que quisiera. 

Los ojos de Skyler reflejaron alerta cuando Axel empezó a hablar. Lo contempló de hito en hito un par de segundos, hasta decidir que bromeaba, pero antes de que pudiera responder el hombre le recordó el modo en que se había referido a él cuando había llegado al Major Morris y sus mejillas se encendieron de inmediato. 

Por suerte para ella, Axel siguió hablando y con sus siguientes palabras encontró motivo para volver a bufar por lo bajo.

—Sí, claro. Lo que me faltaba —protestó—. Buscarme un novio en La Comunidad y estar todo el día viajando, con lo peligroso que es. Que no —insistió, negando con la cabeza como si ese gesto reafirmase de algún modo sus palabras—. Que yo paso de eso. No me hace falta un chico para nada.

La intensidad con que se ruborizó Skyler le hizo sonreír divertido, con algo de malicia. No podía negar que disfrutaba un poco viéndola avergonzarse, especialmente cuando ella misma pecaba de falta de filtros con todo el resto. No era venganza, ni nada similar, era solo algo que gozaba sincera e inocentemente. Aún más que verla siempre encontrar excusas para reclamar por todo, que también era una faceta entrañable de la chica. 

Bueno, bueno, si tampoco es obligación. - se encogió de hombros - Aunque podría viajar él aquí si es por hacer que te sonrojes por la sorpresa - O que lo regañe por ponerse en peligro, que era lo más probable. De todas maneras, imaginaba que cuando la rubia encontrara un chico el pobre se acostumbraría más temprano que tarde a ello si quería salvar la relación. Casi podía imaginárselo pensando en su lugar feliz mientras la rubia le soltaba un discurso indignada. 

A todo esto, ¿en qué pasas el día? - preguntó con curiosidad - Además de rezar, pasar rabias y querer mucho a Robin, ¿tienes algún pasatiempo o algo así?

Skyler rodó ostentosamente los ojos cuando el violinista continuó hablando de ese hipotético joven que ella podría encontrar fuera del refugio. Y seguramente le habría soltado algún comentario cortante al respecto de no ser porque llegaron las preguntas de Axel, dándole más munición. 

—Puf, no tengo casi tiempo para nada —aseguró, negando con la cabeza—. Aquí hay muchísimas cosas que hacer y todos se escaquean todo lo que pueden. Hay que cocinar, limpiar, cuidar del huerto... Y ahora encima van y traen un bebé y una vaca. ¿Y crees que alguien se encarga de ella? —Resopló, como si ella sola hiciese todas las cosas que había mencionado, aunque Axel ya había visto a Robin cuidando a la vaca, a Daniel cocinando y a Kane en el huerto. Pero ajena a eso Skyler seguía hablando—. Y luego está Robin, que es un desordenado. Antes estuve colocando el almacén, que era eso un jaleo —Y nunca iba a reconocer que sólo había metido mano en ese rincón justamente para castigar a su primo por salir del refugio contra sus deseos—. En serio, tengo que cuidar de él como si fuese un niño. Y encima el muy idiota va y se va de excursión a La Comunidad. Es que no me lo puedo creer. —Volvía así, una vez más, a ese círculo en que se había enredado su mente. Sus ojos volvieron a rastrear la niebla sin éxito—. Pero en fin, cuando tengo algo de tiempo libre me gusta estar con Clem. Ella es como un ángel enviado por el Señor. 

Quizás si Skyler no fuera tan adorable y le causara tanta gracia con lo cascarrabias que era, tendría oportunidad de enfadarse. Pero no, cuando la veía hacer cosas como esa, como rodar los ojos tanto que casi podía mirar su propio cerebro, lo único que pensaba era en lo entrañable que le resultaba. 

Por supuesto, mientras Skyler despotricaba con su típico discurso de mamá del tipo "no sé que van a hacer sin mi cuando yo me muera", Axel sonreía encantado. A estas alturas la chica debía pasar que era un lerdo de lo feliz que se mostraba de oírla quejarse y alegar constantemente. 

Luego, en cuanto al estatus divino de Clem... eso ya era más dudoso. Lo que había dicho la religiosa sobre sus visiones y todo eso no eran más que alucinaciones, o al menos eso creía, y llamarla ángel podía ser una exageración a sus ojos. Lo que sí estaba claro era que realmente era una buena persona, y que daba gusto pasar tiempo a su lado. 

Bueno, ya sabes que si necesitas ayuda siempre puedes ir a buscarme - le recordó, pues aunque sabía que Skyler no cumplia con todas esas tareas quizás el ver como desaparecía el estrés de alguien mas le sirviera. Quizás la inspiraba a relajarse un poco. - Y si quieres, y necesitas algo de paz hasta que Robin vuelva, puedo quedarme yo vigilando y tú ir a pasar un rato con Clem. Así aprovechas este tiempo libre en hacer algo que te guste.

—Ah, no —respondió la joven, negando con la cabeza—. Estoy bien aquí, vigilando un poco. —Se le fueron los ojos hacia la niebla de nuevo, con cabezonería—. Además, seguro que Clem está con el chucho ese —aventuró hablando de Bentley con desdén—. ¿De qué nos sirve tener un chucho en el refugio si ni siquiera vigila por las noches? El otro día se coló alguien a dejar al bebé... ¿y te crees que el maldito chucho nos avisó o algo? —Negó con la cabeza, como si no fuese evidente la respuesta por sus palabras—. Pues no. Hasta por la mañana no se puso a ladrar y yo creo que eso fue cuando el bebé empezó a llorar. Es que para eso podríamos comérnoslo. Como a la jodida vaca —sentenció, sin piedad ninguna hacia los dos animales. 

Bueno, parecía que la rubia no tenía interés en abandonar su puesto, así que al menos podría hacerle compañía para que no se muriera de aburrimiento. Ella podía fingir todo lo que quisiera que no le gustaba hablar hasta por los codos, pero Axel tenía clarísimo que era su mayor afición. 

Bueno, un chucho es bueno para compañía y para tranquilizar a los niños. Piensa que te facilita el trabajo cuando te toca hacer de niñera. - le ofreció como solución - Es como un juguete que no necesita batería y que nunca se agota.- añadió dejando crecer su sonrisa - ¿Es normal que el chucho no avise cuando alguien extraño se acerque o fue solo esa vez? - él particularmente no recordaba haber oído ladridos al llegar, pero la verdad es que tampoco se acordaba muy bien si Bentley estaba ahí o se lo habían llevado.

A medida que Axel iba hablando la rubia abría los ojos y lo miraba con incredulidad, como si hubiese perdido totalmente la cabeza.

—¡Pero tú estás loco! —sentenció al fin, meneando la barbilla—. ¿Cómo coño vas a dejar a un niño al cuidado de una bestia? ¿Tú has visto el tamaño del chucho ese? ¿Y los dientes que tiene? —Frunció el ceño y entrecerró los ojos para escrutar el rostro del violinista—. ¿O es una broma? ¿Estás de broma? —preguntó, algo confusa ante la incapacidad para distinguir si había hablado en serio o no.

Aún lo estaba mirando de medio lado cuando se encogió de hombros. 

—El chucho hace lo que le da la gana. A veces ladra, a veces no. No se puede contar con él. 

¿Loco? - preguntó antes de reír a carcajadas por la exagerada reacción de la rubia, que parecía no haber tenido una interacción amable con un perro en su vida. Se preguntaba si conocía a los chuchos ridículos de antaño, como los poodle toy o los yorkshire o cualquiera de esas razas de bolsillo. Seguro que entonces no le tendría tanto terror a los perros... a menos que se encontrara con un chihuahua, claro. No por nada les decían "pirañas de la tierra". 

Al menos, si algo bueno podía sacar de su indignación, era que había dejado de afligirse y mirar la niebla por un momento. Ese pensamiento le hizo inmensamente feliz. 

No digo que dejes que lo críen como a Rómulo y Remo, pero sí que cuando son niños muy activos se pueden entretener jugando con el perro. - explicó con una sonrisa sincera - Ya sabes, corriendo por ahí, haciendo desastres... los perros pueden ser como otro niño más. Y mientras no les molestes de mala forma, o dependiendo del chucho aunque lo hagas, no te van a morder. - se encogió de hombros - Así que tú puedes leer, o hacer lo que quieras que te permita medio vigilar, mientras ellos juegan por ahí. No es tan raro, mucha gente lo hacía cuando yo era pequeño. - su sonrisa se ladeó - Ya sabes, cuando los dinosaurios caminaban sobre la Tierra. 

La jovencita enarcó las cejas como toda respuesta a la primera pregunta de Axel, como si en las carcajadas que soltaba después estuviese la clave que confirmaba su locura. Y cuando el hombre se explicó mejor, ella sólo rodó los ojos. 

—Sí, claro, son como un niño más, pero con dientes. —Parecía un intento de ironía o algo así, aunque ya quedaba claro que ese no era su fuerte. Después negó con la cabeza y masculló una protesta más —Ni siquiera deberíamos dejar que la bestia entrase en casa. 

La charla aún continuó durante un rato más, hasta que Skyler decidió que había pasado el suficiente frío observando la nada y anunció que se iba a preparar algo de comer, porque si no se encargaba ella a saber qué aberración podrían cocinar.