Partida Rol por web

Nueva York, 13 de noviembre de 2037, 06.55.

Un sol tímido empezaba a despuntar por el horizonte de edificios, alargando las sombras de la ciudad. Las brumas que habían reinado durante la noche comenzaban a levantarse despacio, dando paso a un día más. 

Kane abrió los ojos con el amanecer, despertando a una mañana fría, en la que seguramente la escarcha cubriese las copas del parque Jackie Robinson, cerca de allí. Fue al salir de su habitación unos minutos después cuando notó que había otra persona caminando por el pasillo del piso superior a esas horas tempranas y el azul eléctrico de sus cabellos delató de inmediato a una somnolienta Trish.

Después de acabar su guardia Trish había ido directamente al cuarto de su hermana, dispuesta a seguir con un sueño que se había quedado a medias. Apenas había tardado unos minutos en caer en un sueño profundo y cansado.

Sin embargo eso no le impidió despertar un rato más tarde. Tenía muchas cosas en la cabeza, y aunque volver a dormirse era una opción decidió aprovechar para ir hasta el taller a comprobar algo. Caminaba despacio, moviendo el peso de una pierna a la otra más de lo habitual.

Al ver que había coincidido con Kane apoyó directamente el hombro en la pared del pasillo, como si estuviera demasiado cansada para hacer más que eso, y lo saludó con un gesto de cabeza.

—Ey, buenos días —le dijo. Le gustaba tener a aquel hombre por allí. Quizá Morgana era una militar experimentada que había revolucionado el asunto de la defensa y las guardias, pero ella se sentía más segura con Kane desde el primer minuto—. Vino Jimmy después de la cena. Te lo perdiste.

La noche había sido movida. Algún que otro despertar por el llanto del bebé, la propia inquietud interna de Kane y a saber qué pensamientos que lo distraían. Pero la rutina es una amante exigente, el pistolero se había despertado a la hora que le era habitual para dar su paseo matutino. No era la primera vez que se topaba con alguien a esas horas, por lo que tampoco quedó sorprendido.

—Buenos días, Trish —saludó parándose ante ella con una tenue sonrisa —. Bueno, seguiré sin conocerlo entonces —se encogió de hombros, Kane nunca había demostrado excesivo interés en conocer las amistades ajenas —. Había una situación crítica que manejar en la capilla.

Comentó con cierto humor, contenido, como era habitual en él. Echó una mirada a Trish con detenimiento.

—¿Alguna novedad? —preguntó por inercia.

Ante el comentario que Kane hizo sobre Jimmy Trish hizo un gesto con la mano, algo así como un «ya habrá tiempo». Con lo que el conseguidor había hecho parecía probable que le volviesen a ver pronto, fuese para el asunto del crío o por cualquier otra cosa que surgiera.

La muchacha empezó una sonrisa que el sueño no le permitió acabar con la mención a la situación de la capilla, dando por hecho que se habría resuelto sin bajas, y con la pregunta del hombre asintió, pensando en por dónde empezar a contar.

—Al parecer el chaval sí tiene nombre, y madre, y todo —le dijo—. Se llama Thiago. Viene de una comunidad del Bronx, cerca del estadio de los Yankees, tengo su dirección.

—Resulta que la madre alquiló una balsa para evitar el puente que controla la Irish Mob, nos lo trajo, y se volvió con la misma balsa. Sabemos poco más por ahora, la verdad, salvo que Jimmy confirma la descripción de mi amiga.

Kane no ocultó la sorpresa al escuchar lo que le contaba Trish, miró a la chica con escepticismo inicial, pero enseguida amoldó el gesto a uno de extrañeza.

—Eso sí que es.. información —apuntó al principio, pensativo —. Alquiló una balsa para llegar hasta nosotros y luego se volvió, no debe ser muy discreta si hemos podido averiguar todo esto.. y, al parecer, sabía bien a quien dejarlo.

El pistolero se quedó en silencio unos instantes, por la mirada endurecida que asomaba no parecía estar pensando en nada agradable, mas luego suavizó la mirada.

—¿Jimmy seguirá investigando o pretendes ir para saber más? —preguntó entonces mirando a Trish con atención.

Trish asintió a aquello de la información. La verdad es que Jimmy se lo había currado. Luego, cuando Kane valoró la discreción de la mujer, se encogió de hombros con un largo bostezo.

—Bien puede ser eso —dijo—, bien puede ser que Jimmy sea la mitad de bueno de lo que dice. Como es la primera vez que le contratamos tampoco tenemos con qué medir.

Tras esas palabras se tomó un instante para pensar en su última pregunta.

—Yo creo que iré —comentó—. Aunque por favor, no a primera hora. Y si vamos creo que está bien que seamos sólo dos o tres. Si la tía quería ser discreta, por algo será: mejor no llamar demasiado la atención.

—Supongo que alguien irá contigo —comentó algo lapidario, aunque quizá dándose cuenta del tono empleado, corrigió un poco —. Por lo que a mi respecta, hay prioridades ahora mismo, y es encontrar sustento para el niño —habló asertivo —. Si es cierto lo de la madre, ¿qué puedo decir? No tiene sentido. O puede que sí. No, no le veo sentido.

Crujió los huesos de los dedos cerrando el puño, para desentumecerlo.

—En cualquier caso.. si ha vuelto a su casa, como si no hubiera pasado algo, con el riesgo que ha pasado.. —apretó los labios, se encogió de hombros —. Faltan piezas en el rompecabezas.

Trish se encogió de hombros con las primeras palabras del hombre. Sí, estaba claro que habría prioridades, desde luego. Dejó que Kane expresara su opinión con lo demás, y para cuando acabó de hablar asintió.

—Por eso quiero ir mañana —comentó—. Aún así sólo con el bote que tenemos da por los menos para otros dos días. Conviene no gastarla si encontramos nodriza antes, pero siempre es una opción.

—Yo supongo que al menos Cass se vendrá, le toca su paseo mensual —bromeó con una pequeña sonrisa—. A partir de ahí, ya...

Después de esas palabras se separó de la pared, dispuesta a continuar sus pasos. Sin embargo algo la detuvo. La verdad es que pensándolo bien quizá lo más inteligente fuera esperar a hablar con la madre antes de buscar nodriza. A lo mejor ella les decía que sólo necesitaba que lo cuidaran dos o tres días, o algo así. O incluso algo mejor, había una idea nueva en la cabeza de la muchacha.

—Oye —le dijo entonces a Kane—, ¿y si pillamos a su madre de nodriza? A lo mejor no quiere porque para algo habrá escondido el crío aquí, pero también podría ser una opción.

Kane asintió a las palabras de Trish en silencio, no había mucho más que añadir sobre ese punto, cuando dijo que iría acompañada de su hermana, y de la forma en que lo hacia, el pistolero se limitó a asentir una vez más, pero añadió algo.

—Quizá Morgana encuentre más entretenido lo vuestro que ir a la Comunidad —se encogió de hombros —. Aunque su postura resultó bastante categórica anoche.

Iba a despedirse por el momento, pero Trish volvió propuso aquello. Kane la miró con detenimiento, una mirada que no escondía su frialdad respecto al asunto de la madre.

—Primero deberíamos saber que hace que una madre haga lo que ha hecho —dijo algo más serio —. Luego.. veríamos. Aunque ahora mismo es responsabilidad nuestra, lo hayamos querido o no.

En cuanto Trish oyó el nombre de Morgana frunció ligeramente el ceño, pero no dijo nada al respecto. En lugar de eso dejó que el hombre siguiera hablando y asintió ante lo que dijo sobre la postura de la militar. Después siguió escuchando, y para cuando terminó de hablar sólo pudo mostrarse de acuerdo.

—Pienso lo mismo —le dijo—, por eso lo de ir mañana.

Sin duda para Kane se trataría más de «hoy» que de «mañana», pero Trish hablaba desde dentro de su cabeza.

—En fin... Lo que está claro es que necesitamos más información antes de decidir nada categórico —aseguró haciendo referencia a la palabra que él había usado—. Pero para mí es demasiado pronto para hacer nada más que dormir.

Entonces se dio cuenta de algo y aplazó un poco más el momento de irse.

—Por cierto, ¿sabes algo de cómo ha pasado Thiago la noche? ¿Ha dormido con Clem, o contigo?

Kane asintió con sencillez las palabras de Trish, no le dio mayor pábulo a un asunto en el que estaban de acuerdo.

—Ha dormido con Clem, y nos ha despertado un par de veces, nada extraordinario —aseveró el pistolero con un encogimiento de hombros —. Pero bueno.. un bebé no sabe de horarios, creo.

Miró hacia un punto que le pareció escuchar algo, pero volvió su atención hacia Trish.

—Estaré rondando por aquí, como siempre, si necesitas algo —dijo mientras asentía con la cabeza, a juzgar por la cara de Kane, él mismo también tenía la cabeza preñada de pensamientos a los que quería poner orden.

La cabeza somnolienta de Trish tardó un segundo en procesar por qué podría despertarles dos veces en una noche un bebé. Le interesaba por si la causa podía ser hambre, pero en cuanto encontró otros cuantos motivos dejó el tema. Luego, en cuanto Kane dijo lo de los horarios, fue inevitable acordarse de su propio padre. Seguro que no había sido así en realidad, pero el primer regalo de su parte que ella recordaba era un reloj, como no podía ser de otra manera. Aunque por supuesto un gesto como ese con Thiago no serviría de nada, la idea hizo que la mirada de Trish se perdiera por un instante.

—Gracias, Kane —respondió al final, sin especificar hasta qué punto se sentía agradecida con él. Le dedicó una pequeña sonrisa antes de empezar a moverse lentamente, como si le costase arrancar.

—Si tú necesitas algo también puedes avisarme —enunció mientras se marchaba, con su cabeza ya prácticamente apagándose y entrando en modo sueño—. A ti te dejo hasta despertarme.