Nueva York, sábado 14 de noviembre de 2037, 11.30.
Acababan de dar por terminada la reunión y las dos mujeres salieron juntas de la sala común hacia el pasillo. Desde allí podían ver cómo la gente se iba moviendo, esparciéndose por el refugio en algo que se parecía a la normalidad del lugar, pero que sólo hacía más presente la ausencia de Nick.
El olor al estiercol de la vaca alcanzaba sus olfatos, pues el animal se había quedado instalado en el almacén donde solían guardar las bicicletas. El lugar parecía igual, pero no era sólo la falta de Nick lo que había cambiado. Era la llegada de Thiago, la de la vaca, la de Axel. Y pronto llegaría también María. Muchas cosas parecían estar cambiando en Major Morris.
Todo vuestro ;).
Cassandra caminó unos metros en silencio, observando a sus compañeros y sobretodo a su acompañante. Llevaba las manos en los bolsillos de la sudadera y como era habitual la capucha de ésta sobre la cabeza mientras su mirada se centraba en la parte baja de la escena, pero en contraste con esa pose descuidada de la parte superior de su cuerpo la inferior daba pasos seguros y silenciosos.
-¿Te encuentras mejor? Si quieres un poco de agua o de aire fresco... -dijo empezando una conversación por dónde debía hacerse, dispuesta a ir donde la otra mujer decidiera, sobretodo cuando ella ya había expuesto su malestar -Desde que he salido "elegida" quería hablar contigo en privado, hay cosas que es mejor no ponerlas a debate hasta no tener suficientes datos, hasta haber hablado primero con los afectados -tal y como ella había hecho con el tema de Jeff, primero habló uno a uno con los que pudo y cuando tuvo suficientes positivos lo llevó a la mesa, pero en ningún momento dijo nada de lo que le habían dicho, hablar y cuánto quedaba a discreción de cada uno -, aunque antes te me has adelantado.
Nada en su voz indicaba reproche, su tono comedido era el de siempre, amable e inquisitivo. Y es que si había algo que destacaba de la buscadora eran sus ganas de saber, de entender, de hacer conexiones donde otros vieran un imposible.
-Sé que no suelo hablar mucho, eso no quiere decir que no sepa ni que no pueda exponer buenos argumentos, simplemente soy consciente que hay otras personas que expresan lo mismo de forma mas convincente. -una leve sonrisa asomó a sus labios y le dedicó una rápida mirada a Clementine -Tú eres una de ellas y me gustaría que fueses la cara visible del Morris, que con lo que hayamos decidido hablases en nombre de todos, básicamente lo que ya vas a hacer con Madre Laura y McAvoy... pero quería que supieras que tienes mi apoyo y mi confianza, y por eso no he dicho de ir. Aunque si quieres que os acompañe, por el motivo que creas, sólo tienes que decirlo.
Voy un poco al tema que es finde de carnaval y estaré un poco mas out... ^^
Los pasos de Clem se dirigieron hacia la capilla. El sitio al que acudía siempre que se encontraba un tanto apesadumbrada. Entró en aquel lugar sagrado improvisado, y comenzó a ordenar las sillas, y a preparar el incienso, mientras escuchaba a Cass, mirándola de vez en cuando para que supiera que de verdad la estaba escuchando.
- Sí, no te preocupes, es sólo... En fin. A veces es complicado para mí. Y no me ha gustado nada que Morgana se riese de uno de los acontecimientos más... Importantes de mi vida.-comentó- Estuve a punto de perder la fe, en esos momentos. De dejar de ser quien soy. -explicó, apretando los labios en una fina línea, llevando la mano al crucifijo en su pecho, acariciándolo, con un suspiro entrecortado- Tuve, lo que yo creo que verdaderamente fue una revelación. Y a Morgana le ha parecido gracioso que me ocurriesen cosas horribles, y que todo ello me llevase a esa circunstancia en la que mi fe cobró fuerza de nuevo.-concluyó, percatándose de que verdaderamente se había enfadado. Algo de lo que no había sido consciente hasta ese momento.
- No dudo de tu capacidad de emplear la lógica y los argumentos, Cass. -indicó- Quizá debería haber esperado para hablar también contigo en privado, antes de decir lo que dije. Así que lo lamento. -se disculpó, escuchándola a continuación, con atención, asintiendo, finalmente, un tanto sonrojada- Vaya yo... Bueno, gracias por pensar en mí de esa manera. Me halaga que me tengas esa confianza.-confesó, honesta, devolviendo a la buscadora aquella leve sonrisa- Y siendo algo en lo que creo que puedo ayudar... Algo que puede ser un bien para todos nosotros, por supuesto que acepto.
La capilla que Clementine se había encargado de acomodar como tal en realidad había sido en otros tiempos una sala un poco más grande que el resto de las consultas de la primera planta, quizá un despacho o una sala polivalente. Pero en aquellos tiempos poco se asemejaba ya a lo que debió haber sido. Los restos de una pared que años atrás debía dividir en dos el lugar habían sido prácticamente retirados en su totalidad, dejando tan sólo un trozo de muro saliente del lado cercano al pasillo, de menos de un metro de largo.
En la pared de enfrente, la que daba al exterior, un gran ventanal dejaba entrar durante el día un gran chorro de luz al interior, aunque aquel día tan sólo parecía una abertura hacia la intensa blancura de la niebla del exterior. Al fondo de la sala se había colocado una mesa que hacía las labores de atril y altar al mismo tiempo. En la pared, a media altura sobre ese altar improvisado, había un pequeño crucifijo, de unos quince centímetros de largo, que ya nadie recordaba de dónde había salido. Tres hileras de cuatro sillas cada una completaban el mobiliario del lugar.
Creo que Cass no había estado antes durante la partida, así que te dejo la descripción ;).
Cassandra escuchó a la otra mujer exponer lo que sentía y asintió dándole la razón, parecia que la ex militar echaba la culpa de los abusos a quien no había tenido fuerzas para defenderse, como si todos contasen con unos genes que les daban un físico apto para ello y se negasen a utilizarlo. Tenía que encontrar la forma de llegar a ella, de saber el porqué de ese comportamiento siempre agresivo queriendo hacer que las personas llegasen a su límite y ver qué sucedía entonces, quizás fuera para demostrar qué barbaridades cometían y entonces poder decir que ella al menos era sincera todo el tiempo. Pero una cosa era ser sincera y otra hiriente adrede.
Recostó el cuerpo en el remedo de pared que aún aguantaba en pie en mitad de la sala y negó con la cabeza cuando Clementine se disculpó y le agradeció.
-No hay nada que disculpar, antes estabas alterada y has pensado en lo mejor para el Morris de cara al exterior. -se encogió de hombros, ella también lo había hecho, la única diferencia era que la buscadora se lo había callado, como era habitual, prefería tratar esos temas sin público, creía que así las personas se abrían más y eran más receptivas -Tampoco hay nada que agradecer pues sólo digo lo que es obvio, te puedes equivocar como todos, pero confío en que tu corazón busca lo mejor.
Ladeó un poco la cabeza siguiendo el movimiento de la rubia y añadió unas últimas palabras.
-Siento lo que te pasó. -su mandíbula se apretó por un momento, como tragándose la rabia que el pensamiento de lo sucedido le provocaba, controlándose, y en apenas un parpadeo continuó -Creer que lo que nos ha pasado nos ha hecho como somos está bien, pero yo creo que somos como queremos ser, lo que nos pasa sólo sirve de excusa para seguir con nuestro camino. Sea cual sea éste.
NdM. Colocando negritas.
- En cierto modo, puede que tengas razón. Pero hay cosas que nos definen, más allá de nuestra voluntad o nuestro libre albedrío. - dijo, con una sonrisa, suspirando, recargándose contra la pared, al lado de Cass- Perdoné a esos hombres, con el tiempo.- añadió, un tanto apesadumbrada- Fue difícil encontrar el modo de hacerlo. Pero lo hice. Y me siento en paz. -aclaró, acariciando, de nuevo, distraídamente, su crucifijo- Además, crecer duele.
Con la primera frase que salió de los labios de Clementine una sonrisa oscura adornó los de la buscadora.
-Sí, bueno... hay otras cosas -concordó con ella.
Su mente se fue a las visiones que tenían, o a lo que podía hacer Trish, incluso a lo que había sentido recorrer su brazo como si de una corriente de energía se tratase. Un escalofrío la recorrió, pero lo disimuló girándose un poco para ver a la otra mujer. Admiró que hubiese podido perdonar a los cerdos que abusaron de ella, Cassandra no creía que ella hubiese podido hacerlo, sólo de pensarlo le hervía la sangre, pero la joven sabía controlarse muy bien.
-En este mundo manipulado por todos todo duele, espero poder ver el fin de todos ellos.
La voz de Cass adquirió un tono más bajo que de costumbre, como si aquello que estaba diciendo saliese de lo más profundo de ella.
Arghhhh! Siento negritas u.u
NdM. No te preocupes por eso, yo te las pongo ;).
Clem guardó silencio durante unos instantes, y observó los diferentes elementos que conformaban aquel lugar sagrado que había erigido en el Morris, pensativa- Hay un fin... Para ellos, y para nosotros.-indicó, acariciando de nuevo su crucifijo cobrizo- Yo, más que observar el fin de nadie, espero ver un principio. Un principio, después del fin. -dijo, anhelante- Ellos, sin duda, vieron su fin. Espero, honestamente, que el final de sus vidas les llevase también a ser merecedores de contemplar un principio.-respondió, un tanto sobrecogida.
- Es fácil ver todo lo malo que corrompe hoy el mundo, Cass. Hasta a mí me resulta tentador, en muchas ocasiones.-indicó- Y sé que la circunstancia de hoy puede hacer que sea aún más complicado ver qué podemos agradecerle a la vida, pero esa es nuestra eterna prueba, a mi juicio. -dijo, reparando en aquel momento en las múltiples conversaciones que habría tenido con Nick, justo en aquella capilla en la que se comportaba como si un criminal invisible lo sobrevolase, y sin embargo permanecía, escuchándola- Y a mí hoy me resulta especialmente difícil centrarme en esas pequeñas cosas, sabiendo que... No volveré a ver a Nick, aquí, sentado en las sillas de la capilla, con su... Cara de circunstancia.
La buscadora oyó a la otra mujer hablar de un principio que estaba por venir y quiso creerla, quiso poder hacer algo para que llegase de una vez y pudiesen dejar atrás todo ese presente que apestaba. Sus oscuros ojos buscaron por el rostro armonioso alguna señal, y solo pudieron encontrar calma y pasión, a pesar de la pequeña sombra de preocupación las facciones de Clementine inspiraban tranquilidad.
Asintió, no sabía exactamente a qué, posiblemente a todo... La muerte de Nick y el hueco que dejaba en cada uno de ellos era palpable, aunque cada cual lo enfrentase a su manera. En ese momento sus pensamientos se desviaron hacia Morgana y se preguntó si su comportamiento, más déspota que de costumbre, no sería debido a eso mismo -Quizás cree que debería haberle impedido ir, por eso no quiere ni oír hablar de salir en busca de esa cruz- pensó antes de humedecerse los labios.
-No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. -murmuró más para sí misma que para la rubia, aunque con lo que todos habían perdido deberían haber aprendido ya la lección -¿Puedes hacerme un favor Clem? Yo quiero saber el por qué de todo lo que ha pasado, de lo que me ha pasado, pero no a costa de más pérdidas, no quisiera salir sin saber qué o a quién nos podemos encontrar. Puedes ayudarme a encontrar esas respuestas antes de que digan de salir, puedes ayudarme a retrasarlos hasta estar más seguros.
Cassandra le pedía su apoyo en lo que ya había dicho en la reunión, investigar sí, buscar la cruz sí, pero no ir a ciegas ni a lo loco.
- Sí. Sería temerario acudir sin tratar de saber algo más primero...-coincidió, con un suspiro, contemplando el rostro de Cass con una expresión un tanto indefinida, sonriendo brevemente, tras unos instantes- ¿Cómo podemos retrasarlos? ¿Has pensado en algo para buscar más información?- preguntó, pensativa, mientras trataba ella misma de buscar una respuesta- Yo... Se me ocurre pensar que esa gente que buscaba la Cruz podría esperar precísamente a que nosotros queramos buscarla. Que puede que hayan averiguado o ya sepan quién es Robin y dónde vive, o que localicen a Hope y... En fin. No sé si es un tanto paranoico pensar así- suspiró- Y esos hombres ya han demostrado no tener buenas intenciones.
Cassandra asintió a lo que Clem proponía, podían hacer una competición para ver quien ganaba a paranoica, quizás a otro le pareciese que era pronto para que supiesen de la relación pero en realidad no sabían con cuantos recursos contaban, ni lo estudiado que estaba lo que hacían aquellos hombres y mujeres de negro.
-Para nada paranoica, yo me digo que es mejor pensar en lo mejor, pero estar preparado para lo peor. -parecía que la buscadora dejaba ver algo de su razonamiento, muchas veces de apariencia contradictoria -Para la información he pensado en buscar por la Red algo sobre esa treceava que te dijeron, me parece que su relación con la cruz salta a la vista aunque no sepamos cómo exactamente. Y para retrasarlos... -un corto silencio siguió, silencio en el que la morena se encogió de hombros -esperaba que tú pudieras iluminarme, ya sabes que yo y esos temas de convencer a la gente no nos llevamos del todo bien.
Una sonrisa triste de burla hacia ella misma asomó por un instante a su rostro, médula líder estaba hecha, debería haberse abstenido y dejar que Morgana los llevase a todos firmes.
- Podemos aludir a eso de ir a la biblioteca. Contar primero con información es razonable, y puede servir para que se lo piensen un poco antes de lanzarse de cabeza al asunto. Diremos que es mejor buscar allí antes de meter las narices en pequeño Tokyo. No sería mentir, al fin y al cabo.-dijo, más o menos convencida.