Nueva York, 13 de noviembre de 2037, 19.50.
Lo que los habitantes de Major Morris llamaban con cierto optimismo «la cocina» había sido tiempo atrás una sala para el descanso de los trabajadores del centro de salud. Los que habían tenido la suerte o la desgracia de haber vivido los tiempos antes de que el mundo se degradase podrían imaginar con cierta facilidad a médicos y enfermeros tomando allí un café o masticando barritas energéticas antes de continuar pasando las consultas.
En el momento que nos atañe, la sala había sido acomodada de la mejor manera para poder preparar allí comida para once personas varias veces al día. Dos de las paredes estaban vestidas con encimeras, incrustadas en la pared. Incluso había un frigorífico, que hacía años que no funcionaba, pero que al menos mantenía los alimentos almacenados con oscuridad y ligeramente más frescos que fuera de él. En otra de las paredes había un gran ventanal por el que entraba la luz de la mañana y en la última, además de la puerta, alguien había colgado un mueble estrecho de madera en el que guardar algunos botes de las especias provenientes del propio huerto.
El hornillo eléctrico que habían encontrado y reparado estaba en el centro de la encimera, como presidiendo la repisa con su presencia. Bajo ella y encima, colgando de la pared, había algunos armarios, donde guardaban los platos y vasos que habían podido reunir a través del tiempo, sin que prácticamente ninguno de ellos perteneciese al mismo juego que los demás. Había también algunos cubiertos que usaban para comer o cocinar, aquellos de puntas romas que habían desechado como posibles armas. En uno de esos armarios había un par de cazos y una sartén que sin duda había conocido tiempos mejores, pero que todavía seguía realizando su función.
Finalmente, en el centro de la sala había una mesa alta, construida a partir de un par de camillas de metal bien atadas entre sí y coronadas por una tabla de madera, que permitía que varias personas trabajasen allí al mismo tiempo.
Venimos de: [Capítulo 2.5] Mucho se ha perdido.
Tras Daniel, Axel entró a la cocina cargando varios platos y cubiertos que había recogido de la mesa. Sin pensarlo siquiera, fue con ellos hacia el lavaplatos y haciendo uso de la menor cantidad de agua posible comenzó a lavarlos. Al ser la comida sopa y no algo grasoso o pegote, dejarlos relucientes no ocupaba demasiado tiempo ni recursos, así que el movimiento rápidamente se transformó en uno mecánico a pesar de mantener el cuidado con no gastar más agua de la cuenta para ello.
Pásame el resto, no tengo problema en lavarlos todos - le sonrió, esperando que aceptara. No había muchas formas en las que pudiera ayudar actualmente, así que bien podía hacerlo manteniendo un poco el orden en el Morris mientras el resto tenía la cabeza en cosas más importantes que limpiar - ¿Alguna idea de qué rincón me vas a asignar para dormir? - comentó en tono ligero, más por abrir la conversación que nada.
Daniel estaba pensativo y pasó los platos a Axel de un modo mecánico, observando cómo fregaba este aunque sin ver nada realmente.
La pregunta le devolvió a la realidad.
- ¿Perdona? ¿Que dónde qué? -y tan pronto formuló en voz alta la pregunta fue consciente de lo que este le pedía-. Lo siento. Tenía la cabeza en otro sitio y apenas... No, no lo he pensado pero tampoco hay tantos sitios en los que encerrarte y echar la llave en este mundo en el que nadie se acuerda de ti a los cinco minutos -sonrió con un profundo cinismo, algo muy poco habitual en él-. Bah, no me hagas caso. Estoy un tanto alterado -dijo alzando ambas manos hacia el cielo al tiempo que negaba con la cabeza-. Todo lo ocurrido hoy... Debería decir que siento que lo hayas visto, que esto es algo excepcional y que las discusiones no ocurren nunca pero te mentiría. Mejor que lo hayas visto por si quieres recapacitar acerca de tu destino final. Quizá quieras regresar a donde estuviste antes o buscar un lugar nuevo y más... unido. Quizá ahora entiendas por qué no quería adelantarte nada sobre los miembros del Morris. Nos has visto en nuestro propio ecosistema y en plena cacería.
Se volvió hacia la mesa central, apoyó en ellas las manos y tomó aire, varias veces hasta lograr calmarse.
-Mi habitación tiene otra contigua con la que comparte puerta, pero no es algo por lo que debas preocuparte. Se cierra y punto. Luego hay otras habitaciones pero no nos esperábamos visitas y no estarán limpias, además de quedar bastante aparte en relación al resto del grupo. Así que cuando acabemos aquí, vamos, le echamos un vistazo, comprobamos si todo está okey y entonces pillamos unas mantas, un orinal y algo de agua. ¿Te parece?
En ese momento entró Shamira en la cocina, bastante apresurada. La chiquilla tenía los ojos rojos, seguramente por haber llorado de nuevo, pero tenía una leve sonrisa en los labios. Dedicó un vistazo curioso de reojo hacia Axel, pero enseguida se centró en el otro hombre.
—Dan, dice Kane que si me ayudas a preparar la leche para Thiago. Que ya le toca comer y se está despertando.
El llanto del bebé empezó a sonar entonces y la muchachita frunció los labios en una mueca llevando sus ojos a la puerta por un instante para luego volver a mirar a Daniel.
—¿Sólo es calentar agua? Puedo hacerlo yo.
Si Daniel supiera lo familiarizado que estaba con encierros y llaves voluntariamente perdidas, probablemente no habría hecho ese comentario, pero Axel no se lo tomó a malas. Sonrió con el mismo cinismo que él había mostrado al pronunciar aquellas palabras, e inmediatamente después, al escuchar su disculpa, su expresión se suavizó a una mucho más sincera. - Está bien, es un día complicado - le concedió, pues sin duda no era un momento fácil para los Morris. Entre muertes, ataques, artefactos perdidos y disputas, empezaba a preguntarse si eran el grupo tranquilo que se veía desde lejos. - No tienes que disculparte por el ambiente ni nada. He estado en lugares mucho más conflictivos, y, si lo piensas, quizás esta sea mi oportunidad para ayudar a que vuelvan a estar en calma y unidos - sonrió con optimismo, observando como el chico iba a calmarse apoyado contra la mesa.
Lo escuchó, considerando lo que le decía, y de inmediato se preguntó por qué esa habitación estaría preparada. No le sabía muy bien ocupar la habitación de alguien más, y menos si era la de Nick o alguien que hubiesen perdido antes que él. Eso de perturbar el sueño de los difuntos no era realmente de su preferencia. Pero antes de poder contestar, entró una chiquilla morena acompañada con el llanto de un bebé de fondo.
No te preocupes. Ya estoy fregando, la puedo poner yo. - le ofreció a la niña con una sonrisa amable al verla tan afectada, y antes de esperar respuesta puso una de las ollas que ya había lavado con lo que calculaba era suficiente agua para una mamadera. Ahora, la pregunta era... - ¿Tienen leche en polvo o...? - porque si estaban conversando aún lo de nodriza, dudaba que se tratara de leche materna.
Luego miró a Daniel.
Lo que proponías... me parece perfecto. De verdad, me acomodo dónde sea, así como si me dejan las escaleras o una bodega, que ya me encargo yo de adaptarla y limpiarla me quede una noche o mil. Solo te pido que por favor no me dejes un espacio que perteneciera a alguien más. - podría haberlo puesto de otra manera, pero con la niña ahí presente, entre menos explícito, mejor. Lástima que no podía arriesgarse a no ser suficientemente claro.
La llegada de Shamira interrumpió en parte la conversación con Axel, aunque abrió un nuevo frente. El de alimentar al pequeño de la casa.
-Pues que la ponga a calentar Axel ya que se ofrece -dijo Daniel-. Tenemos leche en polvo, sí. Trish y... Nick consiguieron un bote de leche pediátrica en el mercado -es como si hubieran pasado mil años de aquello-. Imagino que la tiene Kane así que bastará con calentarle el agua sin necesidad de que hierva. Shamira, si ya se han ido todos del comedor, quizá podrías aprovechar para coger alguno de los nuevos pañales y acercárselo a Kane. Imagino que el pequeño va a a tener el poco detalle de hacer sitio en su cuerpo para lo que se va a meter entre pecho y espalda -hablaba un tanto despreocupadamente mientras se acercaba a Shamira. Cuando llegó a su altura, le acarició suavemente la mejilla y dejó caer la mano sobre su hombro-. ¿Qué tal estás, Shamira? Nada de todo esto es fácil, así que si necesitas algo, tan solo pídelo. ¿De acuerdo?
No quería forzarla a hablar de algo que quizá no le apeteciera, pero necesitaba hacerle saber que él estaba allí, para escucharla y si fuera necesario, consolarla.
-Esto es un antiguo hospital así que es difícil que por esa habitación no haya pasado más gente -dijo un tanto extrañado por aquella curiosa petición-. Pero en tanto que esta comunidad ha ocupado este lugar y que yo sepa, ha sido una habitación libre. Como te decía es contigua a la mía y la puerta que las comunica está siempre abierta así que la uso para dejar allí alguna de mis cosas, razón por la que procuro tenerla limpia. Tan solo tengo que retirar lo que tengo allí y cerrar la puerta para que tengas tu propio espacio. ¿Te vale? Si no, podemos buscarte otro lugar, aunque estarás apartado y tocará darle un buen fregado. Pero tú decides.
—Sí —dijo la chiquilla, corroborando las palabras de Daniel sobre el bote que habían traído Trish y Nick—. Está aquí. Yo sé cómo se hace, me enseñó Clem esta mañana —aseguró, dirigiendo sus pasos al frigorífico para sacarlo y dejarlo sobre la encimera.
Cuando el joven se acercó a ella, le sonrió y asintió con la cabeza.
—Estoy triste —reconoció—. Nick era... —Se le hizo un nudo en la garganta y tuvo que respirar profundamente para controlarse y no llorar otra vez. Bajó la mirada y apoyó la sien en el pecho de Daniel—. Era genial. Siempre nos contaba historias a Linc y a mí. Nunca lo olvidaré.
Se apartó para vigilar el agua y escuchar la conversación entre los dos hombres, pero apenas habían pasado unos segundos después de que Daniel dijese aquello cuando la puerta se abrió y por ella entró Skyler. La rubia sólo se entretuvo el tiempo suficiente para dejar allí algunos de los pocos platos que aún quedaban en la sala común. Les informó de que en unos minutos comenzaría la celebración en la capilla, por si querían asistir, y se marchó para ayudar a Clementine a prepararlo todo.
En ese tiempo el agua ya había empezado a hervir y Shamira quiso ser ella la que se encargase de preparar el biberón. Mientras lo agitaba ya empezó a marcharse con prisa, pues el llanto del bebé imprimía una nota de urgencia en el aire del Morris.
—Hazle caso a Dan —le sugirió a Axel, convencida—. Las otras habitaciones son muy frías porque la pared allí tiene algunos agujeros. Estarás mejor en la de su lado.
No esperó respuesta a ese consejo, pues ya estaba corriendo de regreso a la sala común, dejando allí a los dos hombres solos. Unos segundos después los llantos del bebé cesaron, dejando el Morris en calma de nuevo.
Shamira sale de escena. Skyler ha entrado y salido fugazmente. Toda vuestra ;).
Esta escena pasa a ser escena secundaria.
-Ya lo has oído. Además de suciedad, frío -dijo cuando Shamira se fue y cuyo abrazo había sido toda una declaración. Tenía que recopilar algunas historias para contárselas al igual que lo hacía Nick. No era cuestión de ocupar su lugar sino de hacer la transición más fácil-. Y... ehm... -Daniel se rascó la coronilla consciente de que se iba a meter donde nadie le llamaba-. No quiero que te sientas molesto y no tienes por qué responderme pero cuando dijiste que no querías una habitación que hubiera ocupado nadie antes, no sé, fue extraño. Te noté incómodo. No sé si pensabas en que te llevaría a la habitación de Nick, cosa que no tenía ni tengo la más mínima intención de hacer o si te referías a que no fuera la habitación de alguien que como Nick hubiera muerto. O simplemente a que quieres una habitación "virgen" -dijo entrecomillando la palabra.
Definitivamente, tendría que volver a acostumbrarse a la convivencia con niños. No se le daba mal cuando cuidaba a parientes antes de que el mundo se fuera a la mierda, pero de eso habían pasado ya tres décadas, y las excepciones que habían existido en su vida en ese ámbito desde entonces habían sido tan pocas que algunos gestos cariñosos le activaban alarmas que no debían. Pero ver que la niña seguía tranquila y cómoda tras esa caricia cercana le hizo volver a relajarse, dejando de lado pensamientos fugaces que no correspondían sobre los extraños que aún tenía que conocer, como Daniel.
La entrada de Skyler le sacó de su ensimismamiento, pero no alcanzó a reaccionar para decir nada antes de que esta se fuera y solo tomó los platos que dejaba para fregarlos también. Lo bueno de aquella intervención había sido que para cuando Shamira le habló, Axel ya estaba atento y del humor de siempre.
Entendido. Le haré caso al experto. - sonrió cálidamente, apreciando el consejo de la niña que a pesar de su corta edad parecía tener suficiente madurez para preocuparse de otros, incluso de extraños como él.
Cuando la chica se fue, y Daniel volvió a hablarle de la habitación, fue recién cuando se dio cuenta de que no le había contestado a lo que este le había dicho. Inmediatamente negó con la cabeza, avergonzado por su torpeza y levantó la mano para detener su tren de pensamientos.
No, no, lo siento, yo... - sonrió nervioso, llevándose una mano a la nuca - No estoy incómodo, ni molesto, ni nada así. Claro que me vale esa habitación, ni siquiera me esperaba una tan pronto. - aclaró rápidamente - Me refería a que no quería una que hubiese sido de alguien que hubiesen perdido ustedes. Me da igual si mil personas murieron ahí cuando era un centro de salud o si está llena de mierda, solo quiero poner lo menos nervioso posible al resto y pensé que ocupar la habitación de alguien más podría tocar fibras sensibles, con justa razón.
Daniel se quedó mirando a Axel un tanto extrañado por aquella respuesta a la que no le encontraba excesivo sentido.
-La única baja del grupo ha sido Nick hasta donde yo sé. Soy relativamente reciente en el Morris, pero hubiera sabido si alguien hubiera muerto antes. Fuera por enfermedad u otra razón -aclaró Daniel-. Así que puedes estar tranquilo en ese sentido. De todos modos, cuando se vive en una comunidad, sea esta u otra, lo normal es que por un principio de economía logística todo sea reutilizado. Sí, ahora las heridas están muy frescas y deberá pasar el tiempo del duelo, pero no podemos convertir la habitación de Nick en un altar en su memoria. No tendría sentido ni ayudaría a nadie.
Con dos dedos de una mano se masajeó los ojos. Estaba cansado pero aún quedaban muchas cosas por hacer.
-En breve será la ceremonia por Nick. No sé si quieres asistir o no. De no hacerlo, podría mostrarte la habitación ahora. Si no, podemos quedar luego y te llevo allí. Podría darte unas indicaciones para que llegues tú mismo, pero no me parece bien. Ahora mismo eres un invitado y a los invitados hay que cuidarlos -dijo con una sonrisa-. Lo que sí es seguro es que Kane querrá ir así que alguien tendrá que hacerse cargo del pequeño Thiago. Supongo que seguirán en el comedor. ¿Me acompañas?
No pretendía sugerir que hicieran altares de las habitaciones de los caídos, pero como acabo de llegar no sé si han sufrido otras pérdidas recientemente y no quería faltar el respeto al duelo de otros - se explicó, pues Daniel parecía casi molesto por su petición y no era en absoluto eso lo que pretendía - Pero sea como fuere, me disculpo si te ofendió o perturbó de alguna manera. Como dije, lo último que quiero es ser un incordio. - le ofreció una sonrisa medida en compensación, aunque no fuera demasiado a cambio de las molestias que le había ocasinado.
Te acompaño a buscar a Thiago, pero creo que tendré que buscarte más tarde para lo de la habitación - frunció los labios ligeramente, lamentando tener que rechazar su oferta cuando el chico era tan amable al querer enseñarle el cuarto que le había designado - Tengo intenciones de ir a la ceremonia de Nick y tocar un par de piezas en el violín. Estuve hablando con Skyler y me dijo algo de unos discos en la habitación de él, así que quería ir a mirarlos para saber de qué artista eran y ver si podía tocar algo de ahí. - entonces se dio cuenta de un pequeño inconveniente. Tanto había estado evitando la habitación de Nick, que ni sabía donde quedaba - ¿Crees que podrías mostrarme la habitación de una carrera? O si te acuerdas de qué son los discos también me vale.
-¿Molestarme? Para nada. Así que tranquilo por eso. Solo estoy cansado así que si sueno refunfuñón es por eso y no por nada que hayas hecho o dicho. Si así fuera te lo diría. Prefiero prevenir que lamentar en esos aspectos -comentó Daniel-. En cuanto a esos discos, no sé nada de ellos la verdad. Que existen sí, pero nada acerca de su contenido. Venga, vayamos rápido. Que vayas solo a la habitación de Nick, en un día como este, mejor que no. Quizá nos dé tiempo a todo. De todos modos, abre bien las orejas. Moverse por aquí no es complicado así que te daré algunas explicaciones para orientarte llegado el caso.
Los siguientes minutos fueron para conducirle hasta la habitación de Nick, aprovechando por el camino para darle una somera descripción de las dos plantas. Y siendo consciente de ello, Daniel sonrió para sí. De algún modo, ya había dado su voto sobre la permanencia o no de Axel en el Morris.
La habitación de Nick eran en realidad dos antiguas consultas unidas por una puerta entre ellas. Una la usaba como dormitorio, con un colchón en el suelo y un armario que había sido una taquilla en algún momento, mientras que la otra era una especie de despacho en el que Daniel no le había visto nunca pero que mantenía bien limpio.
Había allí una mesa grande de escritorio sobre la que se encontraba una máquina de escribir, cubierta por una funda de tela. Si aquel aparato funcionaba desde luego Nick no lo usaba a menudo. También había un gramófono al que le faltaba el brazo con la aguja y que tenía la manivela floja. Y, junto a él, tres vinilos de Bruce Springsteen. Todo estaba limpio de polvo, a pesar de que Nick no usara normalmente ninguno de esos objetos.
Te sigo - respondió de buen ánimo, sonriendo ante la oferta del chico. No tuvo corazón para decirle que ya le habían hecho un tour por las instalaciones, así que aprovechó ese segundo para mirar cualquier detalle que se le hubiese pasado la primera vez, poniéndose a prueba a sí mismo si recordaba donde quedaba todo. Lo bueno de que Daniel fuera más conversador era que no solo le señalaba los lugares como había hecho Skyler, sino que también le daba alguna descripción que sin duda sería útil.
Al llegar a la habitación de Nick, sonrió de medio lado, divertido de ver un gramofono. De todos los reproductores que podría haber escogido, esa era una elección peculiar pero digna de un amante de la música. Excusándose con una mirada de Daniel, se acercó al aparato y vio los vinilos que estaban ahí, cuidados como si los escuchara cada día aunque obviamente aquello era imposible - Bruce Springsteen... - exhaló, pues sin duda no era lo nostálgico y apropiado que podía ser Frank Sinatra o algún otro clásico - Bueno, tendré que trabajar con eso. - se mordió el labio inferior, cerrando los ojos para intentar recordar algunas de las canciones. Sus padres eran fanáticos de Guns n' Roses, no de Springsteen, pero su abuela sí tenía un par de discos del compositor. Le costó lo suyo acordarse, porque tampoco era algo que la señora escuchara todos los días, pero logró recordar una canción que solía repetir un par de veces más que el resto y la tarareó en voz baja. Thunder Road.
Dejando los vinilos donde los había encontrado, volvió a ir donde el chico, medio distraído mientras pensaba como adaptarla al violín, repitiendo fragmentos de la canción a momentos y comparándolos en su cabeza con el sonido de su instrumento.
Vamos por el bebé, ya paso a buscar mi violin en el camino - le sonrió, dispuesto a seguirlo.
Se mantuvo en un discreto segundo plano mientras Alex echaba una ojeada a la habitación de Nick, a su gramófono y a los discos que reposaban a su lado. Era evidente que no era lo que el violinista esperaba encontrar. Cuando concluyó, ante su oferta de ir a por el bebé, asintió.
-¿Realmente tocas el violín? -no tenía recuerdos de haber escuchado a nadie tocarlo e imaginaba que mantenerlo en buenas condiciones en unmundo como aquel, debía ser todo un reto-. ¿Dónde aprendiste? ¿Te enseñaron tus padres?
Axel era otra generación. Había vivido en el viejo mundo y lo había disfrutado antes de que todo se fuera por el sumidero del gran báter que era el planeta. Daniel apenas tenía referencias y no recordaba gran cosa, así que aquella vocación musical y su capacidad para interpretar le generaban una gran curiosidad.
Claro - sonrió divertido por el asombro y escepticismo en la pregunta del chico. No era instrumento usual ni siquiera en buenos tiempos, pero por como había formulado la pregunta le había dado la impresión de que estuviesen hablando de una criatura mitológica. Aunque claro, quizás para gente que hubiese crecido en ese mundo destruido un violin no distaba tanto de un unicornio a la hora de creer en su existencia. - En un principio aprendí a base de Youtube, con videos por internet. - aclaró, por si por sus circunstancias Daniel no conociera aquella famosa página - Entre eso, mucha práctica y buen oído - porque gran parte de su aprendizaje había sido buscando nuevos sonidos o intentando imitar los que escuchaba - Cuando ya era un poco mayor tomé clases por algunos meses para perfeccionarme, pero ya era bastante decente. No perfecto, pero decente. - tendría que ser un verdadero genio musical para ser autodidacta y maestro del violin, y a su gusto no lo era. Era bueno, pero no fantástico.
Mis padres no sabían tocar. Éramos pobres, así que tampoco había dinero para clases ni nada cuando era pequeño. - hasta que él había hecho algo para cambiarlo, por poco duradero que fuera - Mi mamá heredó el violín de uno de sus patrones a los que le limpiaba la casa y yo le di uso. Me daba pena verlo ahí como adorno en un estante, como si fuera un pájaro al que le pegaron el pico para no dejarlo cantar. - se encogió de hombros - Alguien tenía que sacarle la música de dentro.
Perdona la demora, ahora sí estoy más atenta y te contesto el mismo día.
Internet, videos, youtube eran palabras que aunque conocidas carecían de excesivo sentido para Daniel pero las aceptó como parte de la información que Axel le estaba dando acerca del violín.
-Creo que nunca he oído a nadie tocarlo. Si te quedas aquí, en el Morris, algún día te pediré que interpretes alguna canción que a ti te guste. Creo que necesitamos un poco más de música y menos de discusiones. Cosas de la convivencia -dijo con un encogimiento de hombros tras el cual se echó a reír ante la idea que le asaltó-. Molaría ver a Morgana bailar. Oye Alex, ¿puedo preguntarte otra cosa? ¿Por qué el Morris? Hay muchos sitios por ahí donde serías bien acogido. ¿Por qué aquí?
¡Claro! Cuando quieras. Cualquier excusa para tocar es buena, y más si ayuda en algo. - sonrió de oreja a oreja, más que dispuesto a tocar el instrumento cuando el chico se lo pidiera. De todas formas era bueno saber que había gente que quería escucharlo, así cuando practicara no sería tanta molestia. Por supuesto, de todas maneras pensaba aislarse lo más posible para hacerlo con tal de no importunar al resto.
Con la idea de Morgana bailando sonrió, recordando otros tiempos. Quien sabe, quizás hasta lograba hacer bailar a Morgana también.
Lo que quieras - contestó a la primera pregunta del chico, dando paso a la siguiente - ¿Por qué no aquí? - sonrió con sencillez - Había conversado con varios de ustedes, con algunos más que otros, y parecían buena gente. No me iría a las Tres Cruces ni de coña, y aunque en la Comunidad me trataron bien y lo mismo podría decir de Saint Patrick, ustedes son un grupo más pequeño y más independiente. Encaja mejor con lo que busco ahora. - se encogió de hombros. En realidad, era un asunto de pragmatismo y comodidad - Había pensado que intentaría en las comunidades que conocía por Madre Laura, y la idea era partir de más cercana a más lejana, asumiendo que no me quisieran en la primera. Y ustedes eran los más cercanos.
-Así que por simple descarte y sin mayores razones. Tanto vale un grupo como otro -dijo sin ninguna acritud antes de echarse a reír a carcajadas, divertido por la sinceridad de Alex-. Es agradable ver a alguien que dice las cosas tal cual, sin preocuparse en exceso por las consecuencias.
Entendía su actitud. En ocasiones, igual que le había ocurrido a él, uno se sentía ante la necesidad de un cambio, de dar un giro a la vida, de tomar un nuevo rumbo y debía zarpar a la búsqueda de nuevos puertos. Era así como él había arribado al Morris, de la mano de Trish. Ella pudo precipitar un tanto su decisión de abandonar a su grupo anterior y sobretodo su anterior vida, al facilitarle un lugar al que ir. Pero también era cierto que tarde o temprano, Daniel hubiera buscado un nuevo lugar y que podría haber sido cualquiera.
-Me caes bien, Axel. Me gusta esa forma tuya de hablar, sin pelos en la lengua, pero suave, sin ofender, sin violencia -desde luego era un contrapunto interesante a la sinceridad de hierro y cianuro de Morgana.
Ante la primera frase de Daniel se encogió de hombros, pero tan pronto escuchó que se echaba a reír a carcajadas él sonrió también. - Bueno, no sé si yo diría que no me preocupan las consecuencias... - admitió con la misma sonrisa, ahora ligeramente ladeada por la confesión.
Es solo que me gusta evitar conflictos, he ahí la falta de violencia. Y al fin y al cabo, ocultar la verdad acaba por crear problemas también, así que... - era el paso lógico, al menos desde su punto de vista - Prefiero decir la verdad desde un comienzo. Como dicen por ahí, el que avisa no es traidor - sonrió un poco más - Pero si eso hace que te caiga bien, me alegro. Tú tampoco estás tan mal. - le guiñó un ojo ladeando su sonrisa mientras caminaban.