Nueva York, sábado 14 de noviembre de 2037, 13.00.
Algunos rayos tímidos saludaron a los dos primos cuando salieron del antiguo centro de salud. El sol asomaba por detrás de las nubes, aunque no llegaba a calentar mucho, pálido como estaba. Sin embargo, era mejor que la niebla persistente que había dificultado la vista los últimos días.
Hacía ya un rato desde que había terminado la reunión y, también, la charla que el pelirrojo había mantenido con Daniel. Skyler había torcido el hocico al verle aparecer, acompañando ese gesto de un comentario sobre cuánto había tardado. Pero en cuanto Robin había sugerido salir juntos, la rubia se había apuntado de inmediato y se había puesto a buscar con quién dejar al bebé.
Así que las calles de Sugar Hill se abrían ante ellos, tranquilas como solían estar. A lo lejos podían ver un par de personas patrullando la zona, pero salvo ellos, no había nadie más a la vista. El camino estaba listo para que sus pies lo recorrieran.
—¿Y qué es lo que me quieres enseñar? —preguntaba Skyler, arrebujada en su abrigo—. No sé por qué te haces el misterioso ahora. Muy lejos no podemos ir solos, ¿eh? Que sería peligroso.
Aprovecha el primer post para declarar lo que llevas encima, por si acaso.