Rodó los ojos cuando Cass dijo aquello de Kane, soltó una corta carcajada.
-No te atreverás, maldita.
Mientras la escuchaba pensó, a pesar de revolotearle en la cabeza su mosqueo general, que el día al final no iba a terminar tan mal. Tenía sus dudas pero quiso espantarlas, se quitó los guantes y apartó un mechón de cabellos rebeldes. Y al poco se dio cuenta que jugaba con su amuleto entre los labios.
Había conocido gente que no se aceptaba. Que no se gustaba a sí misma. Incluso se odiaba. Detestaban lo que eran, lo que pensaban, lo que hacían. Y continuaban actuando de la misma manera que aborrecían día tras día.
Absurdo y sin sentido para Morgana.
-"No confíes en quien no te acepta tal y como eres. Y la persona que lo haga guárdala en tu corazón igual que a un tesoro". Una cita de mi madre. Muy aficionada a soltar putas sentencias.
A menudo Morga no era consciente del efecto de sus palabras. De sus gestos, de las expresiones de su cara, o de sus acciones. Pensaba en sus motivaciones, en sus necesidades, en sus objetivos. Se lanzaba a por ellos y apartaba cualquier obstáculo.
"Despertó", sorprendida por esta reflexión. Regresó a la realidad. A los ojos oscuros de Cass. El silencio se adueño de la habitación dormitorio, un manto de buenas noches y despedida hasta mañana por la mañana. A Morgana le quedaba una cuestión por abordar. No sabía como enfocarla así que optó por ir directa.
-La otra noche nos besamos...más o menos -entreabrió una tímida sonrisa-. Yo...siempre se me ha dado mal...las putas relaciones...Me siento confundida, no me doy cuenta de las señales o las interpreto equivocadamente -mordisqueó su amuleto.
-Sentí la necesidad de besarte. Pensé... que tú querías...que aceptabas. Creo que te hice sentir jodidamente mal. Quería...quiero decírtelo -Morga pestañeó y cerró los ojos un par de segundos. "Qué coño estoy soltando?". Recuperó su aplomo, abrió los ojos y aceleró su velocidad- Lo que digo es que yo no espero a que explote la puta burbuja. Aunque el momento no sea el oportuno. Como tú dices, no llega.
También ella se encogió de hombros, torció la sonrisa; sin proponérselo compuso una cara de adolescente ingenuidad- ¿Tú crees que fue un puto error de los que hablas?
Cassandra escuchó la cita de la madre de Morgana y con una leve sonrisa se dijo que de tal palo tal astilla, pero aunque en el fondo tenía razón, no todo era blanco o negro. Había una gran gama de grises. Sobretodo cuando ese reparo no era por causa de la gente o lo socialmente aceptado, si no por algo sobrenatural que no tenías ni idea de en qué te convertía.
En esos pensamientos se quedó perdida la buscadora y ni cuenta se dio del silencio que se formó, al menos hasta que éste fue roto por la ex militar.
La joven puso su mejor cara de póquer mientras su corazón se aceleraba y casi que estuvo aguantando la respiración durante el tiempo que la otra mujer se estuvo explicando. Con la pregunta sintió que le cedía la palabra y Cass se humedeció los labios antes de responder.
-Tanto como un error, no. -tragó saliba y continuó, esta vez con la verdad y nada más que ella, cruda y descarnada -Mira Morgana, yo nunca he sentido la necesidad de establecer relaciones. Visto ahora supongo que no quería aferrarme a nadie, por efímero que fuese, y luego sufrir la pérdida, sencillamente no he dejado que nadie se acercara lo bastante. Creo que inconscientemente he huido de todos -a su mente vinieron recuerdos de su tiempo en el Jardín y una media sonrisa torcida apareció en su boca con los agridulces recuerdos.
-Hasta ahora. Aquí. En este lugar que "encontramos" y en el que hemos construido algo más que cuatro paredes. -se pasó la lengua por los labios de nuevo, estaba ¿nerviosa?, no, mejor decir sorprendida -De vez en cuando vuelven a asaltarme los viejos fantasmas y me dan ganas de salir corriendo, pero entonces me cruzo con alguien y recuerdo que quise formar esto, hacer algo mejor que lo que hay ahí fuera. La otra noche... no me lo esperaba. Ni que tú lo hicieras, ni que yo no quisiera correr. -su hombro derecho se elevó a la vez que la cabeza se inclinaba hacia él -Supongo que por un instante quise saber qué se sentía, qué sentía, creí que ya había dejado de correr, pero parece que todavía no ha llegado el momento.
En su rostro se podía ver tranquilidad, ella era así, desde que salió de su casa había estado con un pie fuera para cuando tuviese que irse, cambiar los hábitos no era algo que se pudiese hacer de forma rápida, al menos si se quería hacer bien. Ahora todos podían ver que Trish la anclaba al Morris, pero quizás no fuese lo único que la retenía.
Conforme Cass desgranaba sus motivaciones, su forma de vivir y sentir, Morgana pensaba que dicho razonamiento le era muy cercano con su propia forma de enfrentar al mundo. También le pareció que dos personas así podían entenderse a la perfección, pero que igualmente era muy plausible que las barreras que ambas levantaban a su alrededor hiciese que la desconfianza aflorase en el camino que las unía a la vez que estiraba la distancia hasta el punto de emborronar sus siluetas.
"Yo vi tus ojos, tu cara, cuando me mirabas". Se le hizo patente que había patinado la otra noche. Sonrió para sí misma. Eso era lo de menos, no le importaba. Creyó sentir algo y actuó. Como siempre. No se quedó atrás, indecisa, para rumiar luego la situación. Creyó ver detalles de una sombra del pasado. La misma que se le apareció al conocer mejor a Áxel. La misma que la rondaba a pesar de que creía haberla extirpado de sus días y sus noches.
Como un sueño, una pesadilla recurrente.
Su sonrisa juvenil osciló escuchando a su amiga. Retrocedía, avanzaba, desparecía, comprendía. Se la mordía. Si Cass hubiese sido un objetivo no cedería un palmo hasta la consecución de sus propósitos. Pero no lo era para nada, ni tenía idea de lo que estaba sintiendo, y si de verdad lo quería o solo fue una sensación, un sentimiento, un deseo efímero.
-Me pasa un poco como a ti. Nunca he sentido esa puta necesidad. No por la pérdida...He tenido...relaciones...Muy pocas...Supongo que nos falla un puto engranaje aquí dentro. O nos falta –señaló con un dedo su cabeza. La diferencia era que Morgana no había encontrado en el Morris, su "aquí". Ya lo discutieron en la guardia, así que no lo mencionó.
Se guardó el amuleto- Fue como retroceder quince años -Un nuevo silencio se apoderó de la habitación, se condensó en el aire. Tras este emergió la cínica y descarada ex militar, su expresión cambió, la sonrisa torcida ocupó su habitual lugar, los dientes jugaron con sus labios, y su mirada adquirió el brillo jaspeado de una pantera.
-Quizá algún día alcances la cima de tu colina. Tal vez yo deje de cruzar putas líneas rojas.
La ex militar volvió a hacerla participe de otra parte de ella, otra capa de sus vidas que compartían y aceptaban, los ojos de la buscadora sonrieron a pesar de que sus labios se mantuvieron quietos. Podía ser que les fallase o faltase algo en la sesera, pero no era algo que le quitase el sueño a la más joven de las dos, por el momento lo que tenía le bastaba.
-Y ese día estarás a mi lado. -una afirmación marca de Cass, escueta, sencilla y directa.
¿Era una insinuación del futuro? Sabiendo lo que Cassandra podía "ver" era posible, pero era más probable que sólo se tratase de su forma de decir que por ella nada había cambiado entre ellas, que no había línea roja que no pudiesen vadear. La buscadora aceptaba la brusquedad muchas veces hiriente de Morgana, porque pensaba que había sido su forma de sobrevivir al duro mundo al que se había enfrentado y que estaba tan automatizado que lo hacía sin pensar en los sentimientos que desataba, pero a cambio esperaba de ella que aceptase la misma sinceridad.
-Por cierto, me preguntaba si tú has tenido algún encuentro con ese Jeff que han mencionado Robin -se preparó para otra montaña rusa -y Kane, unos sesenta, barba y pelo canosos, parche en el ojo izquierdo, sombrero de ala ancha y gabardina...-hizo una pequeña descripción pues creía recordar que Morgana ya no estaba cuando se dijo algo sobre ello -Por que yo sí lo tuve. -no había dicho nada antes frente a todos, porque no había creído que fuera el momento, pero ahora... ahora estaban poniendo las cartas sobre la mesa -Hace ya unos años apareció como de la nada y fue como si el mundo contuviese el aliento hasta que habló. Me habló sobre este lugar... puede que me dejase influir más de lo recomendable pues aquí estoy, tratando de formar parte de algo bueno.
Acabó con ironía en su voz, queriendo creer pero sabiendo lo difícil que podía llegar a ser conseguirlo.
Morga sepultó en su interior el beso de la sala de entrenamiento y arrastró y enterró con él cualquier emoción cierta o imaginada. Colocó encima la lápida del olvido y dejó todo ello yaciendo y dormido en su panteón particular.
Se puso sus resistentes y gastados guantes.
Aquello de "...estarás a mi lado", le chirrió en los oídos. No dudaba de la buena voluntad de Cass y de que ambas sintonizaban en el mismo canal, pero ese tipo de afirmaciones se le atravesaban en la garganta. Debería haber sonreído y mostrar su acuerdo. En vez de eso mostró una mueca, un remedo de sonrisa, desagradable y descreída y a punto estuvo de emular la masturbación de un tío. Se contuvo en una inesperada muestra de respeto hacia su amiga.
Al siguiente comentario inclinó la cabeza a un lado, estrechó la mirada. Observó y escuchó sin disimulado interés a Cass, renovada su atención, y prestando oídos a un eco del pasado que fluía con las inesperadas palabras de la buscadora. Tanto, que le pasó desapercibida la ironía de Cass.
-Un colgado de la hostia. ¿Qué coño dijeron esos dos capullos de ese tipo y qué mierda tiene que ver con lo sucedido ayer? ¿Por qué hablaron de él?
De repente la joven sintió como la ex militar se cerraba, fueron pequeños gestos que le hubiesen pasado desapercibidos si no hubiese estado pendiente de verlos, y un peso se posicionó en su pecho. Como si una mano invisible y pesada, se hubiera posado y le impidiese hinchar del todo sus pulmones.
No tuvo tiempo de pensar más en ese hecho, la respuesta de Morgana se abrió paso como una cuchilla en su mente y ella siguió respirando con cortas inhalaciones, su semblante sereno a pesar de todo, tratando de no mostrar nada, como siempre.
-¿Robin también? -preguntó con mezcla de curiosidad y sorpresa, luego siguió hablando intentando sonar como si no le faltase el aire -Yo he preguntado primero, pero si insistes con tan buenas formas... Robin dijo que lo vio estando fuera de la capilla esa de la cruz y, al nombrarlo, Kane preguntó con sorpresa haciendo una vaga descripción de él, como si también lo conociese. Como yo también me lo encontré he querido que lo supieras por si sabías de él, si también lo has visto, sus intenciones... No sé, dos puede ser casualidad, pero tres...
Tres empezaba a hacer sonar su alarma paranoica y quien mejor para investigar aquello que la jefa de seguridad, además si luego se enteraba igual le volvía a decir que le ocultaba cosas, y aunque Cass le podría decir que la culpa era suya por irse antes de tiempo de las reuniones, entendía que a veces una prefería no estar en lo siguiente que se iba a decir, al fin y al cabo ella había hecho lo mismo poco después.
“Tres no. Cuatro ” –Son mis puta formas –afirmó, desabrida, para ganar tiempo mientras digería la nueva información. Se quedó perdida en su mundo, mirando a Cass sin notar su incomodidad. Sí que recordaba a ese tuerto. El trayecto que hizo con él, la mayoría en silencio. El contenido críptico de lo que le dijo, su forma de hacerlo. Su enigmática presencia. El hecho de que con el tiempo aquellas palabras sin sentido cobraron vida, eclosionaron lo mismo que una mariposa desde su capullo. No había pensado mucho en ello desde aquel encuentro. Y después, le restó importancia, no podías rallarte con algo que no alcanzabas a comprender o que podía definirse de casualidad o alguien con una gran visión del mundo y sus acontecimiento. Pero precisamente eso era lo extraño, que puedes predecir una guerra, una hecatombe mundial, pero no justamente el futuro de una persona anónima como cualquiera de ellos.
“¿Quién coño era ese tío?”
Resultaba complejo. Inquietante. Morgana se mordió el interior de la boca. Se giró en la silla y apoyó la espalda contra la pared. Su mirada adquirió un tinte despreocupado, lejos del desconcierto que sentía en su interior. Quiso trasladar confianza a Cass con su mirada.
-Vale. Yo también he conocido a ese payaso, Cass. Así que al menos somos cuatro tontaínas con los que ha contactado. Tal vez el tipo trabajaba para Nick, captando gente para su maldita secta –bromeó con cierta sorna-. Llevo tiempo pensando que en el puto Morris sucede algo. Con la sensación de que me está afectando de alguna manera –subió la pierna derecha y apoyó el pie en la silla-. He estado tentada de largarme varias veces –se encogió de hombros, reconociendo un hecho cierto-. Y me he quedado. Sin comprender que me ataba aquí –Morga pestañeó varias veces, jugó con sus guantes, su mente reflexionaba, acelerada, encarando aquello desde una postura marcial, una información militar en zona de guerra-. Las putas piezas están encajando, Cass. Solo un imbécil no se daría cuenta de que hay un motivo para que estemos aquí. No se cuál es, todavía. Quien sabe…Las revelaciones de hoy sobre tu hermana y tú…Clem...-"¿Y si estoy aquí para protegeros? Más allá de mi acuerdo con Nick. La predicadora ya tiene su santo caballero particular..."Esa idea peregrina se le ocurrió de repente. Un nuevo encogimiento de hombros-. Yo que puta mierda se. Y tú, ¿qué conjetura sacas de esta historia?
Torció la boca. Divertida. Se le presentaba un reto. Y por fin empezaba, si no a entender, al menos un principio de sentido a su desazón. A pesar de que las respuestas daban paso a más preguntas, más incógnitas.
-La fauna que se mueve en esta turbulenta y sucia ciudad es muy diversa. ¿Y si ese cabrón tuerto es algo así como un iluminado, un gurú, o un loco gilipollas bendecido con la videncia? Un bromista de la hostia.
Se puso a reír- Joder, Buscadora. Qué subnormal debo parecerte con lo que acabo de soltar.Entonces sus carcajadas se detuvieron al darse cuenta de que la mujer con quien conversaba justamente poseía ese don. Y no pudo menos que volver a reír.
Cassandra estuvo a punto de sacarle la lengua o algo por el estilo a la ex militar, para que viese lo infantil que podían parecer su formas, pero en realidad así era como la había conocido y tampoco es que le molestasen. Ella simplemente obviaba esas partes, sin darse por aludida, y prestaba atención a otras cosas.
Por fin Morgana contestó a su pregunta sobre el tuerto y dijo que también lo había visto, pero en vez de explicarle qué le había dicho a ella, se puso a hablar del Morris, de la gente que se había acabado reuniendo en él y de las veces que había estado a punto de marcharse. La buscadora la escuchó atentamente, negando y asintiendo interiormente a las distintas revelaciones, peores conspiraciones que las que se montaba ella no iba a oír, y cuando estaba por contestar la mujer añadió un par de últimas frases muy... curiosas, acompañadas por su risa. Una de verdad. Cass negó con la cabeza mientras sus labios se extendían en un remedo de sonrisa.
-Para nada, me gustan estas conversaciones... y ahora mismo todo me parece posible. -contestó sin dejar de mirar a la otra mujer, lo que le pasaba a ella y a su hermana... y parecía que había más personas así, Clem también y a saber quién mas -¿Qué fue lo que te dijo Jeff a ti? Si sabemos lo que nos dijo a todos, quizás podamos hacer el puzzle, quizás nosotros mismos seamos esas piezas, quizás juntos seamos lo suficientemente fuertes para... lo que sea.
-Quizás así te olvides de huir, quizás...- la morena encapuchada se encogió de hombros y esperó la respuesta.
Uno de los defectos propios de los que Morga era consciente es que en ocasiones verbalizaba en voz alta sus pensamientos. Debía dejar de hacerlo. Como ahora mismo, por ejemplo. Se apercibió de ello mientras observaba la reacción de Cass. Dudó acerca del interés de la chica, a pesar de su atenta mirada. Se maldijo por hacerlo, pero iba más allá de su razón. Era su naturaleza, la que salvó su vida y la de otros en más de una ocasión, y la que alejó de ella personas y momentos inalcanzables ya.
Morga mantuvo su posición en la silla, aguardó las suposiciones de la Buscadora, escrutó en sus ojos, se tomó una docena de latidos antes de responder.
-Muchos "quizás", ¿no te parece? -"Prefiero los hechos, las convicciones".- Me habló de Nick. Del lugar o refugio que estaba montando. En Manhattan -sonrió, descreída, burlona-. Antes de eso dijo una puta tontería en plan maestro lama -afloró en sus labios una mueca de ironía- Una premonición que con el tiempo comprendí que trataba de mi encuentro con Shami y Lincoln. Un cabrón interesante ese Jeff.
Después negó con la cabeza. En su mirada brilló la arrogancia mezclada con el desafío.
- No soy la puta pieza de un Puzzle, Cass.
Cassandra esperó lo que le pareció una eternidad por las palabras de la ex militar, aguantó su mirada intensa y se perdió en ella. La voz de Morgana hizo que por fin parpadease y tragase la saliva que se había acumulado en su boca. Lo que Jeff le había dicho era un claro indicativo de que el Morris y su unión no habían sido fortuitos, debía saber qué relación habían tenido Kane y Robin con el viejo tuerto y si había alguien más que se lo hubiese encontrado. Sólo entonces pondría en voz alta la idea que martilleaba su cabeza desde que había tenido la visión, y que se había ido reforzando con cada nuevo descubrimiento, pero que rechazaba cada vez que osaba asomar la cabeza .
-Hasta que no sepamos algo más no voy a dar nada por seguro, de momento todo son posibilidades. Es bueno pensar en ellas y en sus consecuencias, así cuando tengamos la opción correcta ya tendremos parte del camino a la vista.
Una torcida sonrisa de "por supuesto" adornó los angulosos rasgos de la buscadora al escuchar la última afirmación.
-Quizás seas la mano que las tiene que encajar -respondió al fin -, buscarle a cada una su lugar, pero no olvides que si te equivocas y aprietas demasiado fuerte donde no es... la pieza se rompe.