Nueva York, 13 de noviembre de 2037, 15.00.
La capilla que Clementine se había encargado de acomodar como tal en realidad había sido en otros tiempos una sala un poco más grande que el resto de las consultas de la primera planta, quizá un despacho o una sala polivalente. Pero en aquellos tiempos poco se asemejaba ya a lo que debió haber sido. Los restos de una pared que años atrás debía dividir en dos el lugar habían sido prácticamente retirados en su totalidad, dejando tan sólo un trozo de muro saliente del lado cercano al pasillo, de menos de un metro de largo.
En la pared de enfrente, la que daba al exterior, un gran ventanal dejaba entrar durante el día un gran chorro de luz al interior, aunque aquel día la luz era más bien gris. Al fondo de la sala se había colocado una mesa que hacía las labores de atril y altar al mismo tiempo. En la pared, a media altura sobre ese altar improvisado, había un pequeño crucifijo, de unos quince centímetros de largo, que ya nadie recordaba de dónde había salido. Tres hileras de cuatro sillas cada una completaban el mobiliario del lugar.
Y allí estaba Skyler, de rodillas en el suelo, frente al pequeño crucifijo. La joven tenía las manos apretadas en puños, la cara congestionada y los ojos cerrados.
Escena secundaria.
Luego de que todos se dispersaran, dudó sobre si ir a ver a Trish o a Skyler primero. Quería ir a ver a Trish, pues era a quien más conocía de las dos y por la cual sentía un afecto particular tras haber pasado tanto tiempo cuidándola durante las reuniones de Nick, pero había decidido lo contrario al darse cuenta de que probablemente Cassandra querría visitarla primero. No le cabía duda de que Trish necesitaba a su hermana, y él mismo consideraba que en asuntos como la muerte de un ser querido, la familia y los más cercanos eran prioridad. No quería interferir en ello.
Skyler, por otra parte, probablemente estaría sola. Robin se veía bastante afectado y la rubia no parecía muy contenta con él, así que seguramente no toleraría su presencia incluso si el pelirrojo se fuera a aparecer. O quizás sí. Quien sabe. A fin de cuentas, a ambos los conocía más bien poco, así que mucho no podía predecir al respecto, pero le sonó más adecuado ir a verla a ella primero a ver si al menos podía hacerle compañía.
Sigilosamente se adentró en la capilla, persignándose como había hecho cuando la chica lo había llevado hacía unas horas. Procurando no molestar demasiado se arrodilló a una distancia prudente de Skyler, pero a su lado, y agachando la cabeza rezó en silencio a un dios en el que no creía, pero que bien podía empezar a existir ahora si le daba algo de consuelo a los que sufrían.
Pasaron varios segundos antes de que Skyler diese alguna muestra de que había notado la presencia de Axel junto a ella. Aún parecía tensa como una tabla y ni siquiera lo miró cuando le habló.
—Podrías tocar algo. Seguro que a Dios le gustaría.
En realidad parecía que era a ella la que quería que el hombre sacase el violín de su funda, pero no parecía que estuviese dispuesta a reconocerlo ni siquiera en el estado vulnerable en que se encontraba. O tal vez menos precisamente por estar en ese estado.
Esperó pacientemente a que la chica hablara, y tras temer por un segundo que no llegara a hacerlo, sonrió aliviado al escucharla dirigirse a él por fin. No solo le había hablado, sino que le había dado algo con lo que ayudar, y eso era muchísimo más de lo que habría esperado de la primera interacción con el humor que parecía llevar la rubia.
Tienes razón. Y para ser sincero, probablemente sea mejor tocando violín que rezando. - sonrió, poniéndose de pie para salir de la capilla. Al poco rato, apenas lo que se demoró en ir a buscar el instrumento y volver, entró en la habitación con una canción en mente, la Chacona en re menor de Bach. Una melodía creada por el músico al enfrentarse a la muerte de su esposa parecía una tonada apropiada para comprender otro duelo.
Parándose donde juzgaba por su visita la última vez estaba el mejor punto en cuanto a acústica, comenzó a tocar en silencio la composición clásica. Al hacerlo cerró los ojos y disfrutó, dejando que la música inundara la habitación tanto como sus pensamientos y perdiéndose absolutamente en el sonido del instrumento en sus manos, esperando que en ello Skyler pudiese encontrar también consuelo para la reciente pérdida en su vida.
Motivo: Presencia (Violin)
Tirada: 5d6
Resultado: 5, 5, 2, 1, 2 (Suma: 15)
La joven no se movió cuando Axel respondió, tampoco cuando se levantó salió de la capilla. Pero cuando el hombre volvió Skyler ya no estaba de rodillas. Se había puesto de pie, al menos lo suficiente para sentarse en una de las sillas. No le dijo nada, su mirada estaba baja y aún encendida, pero sí que le dedicó una mirada fugaz mientras él se preparaba para tocar.
La melodía empezó a llenar aquel espacio y aunque la interpretación de Axel no llegó al virtuosismo del que había hecho gala un rato atrás, sí fue suficiente para que tocase algo en el interior de Skyler. De sus mejillas empezaron a deslizarse gruesos lagrimones que no se molestó en esconder y para cuando la canción terminó, tenía los ojos rojos y las mejillas empapadas.
No dijo nada. Tardó, de hecho, un par de segundos en alzar el rostro para mirar al violinista, como si estuviese esperando que él continuase tocando o no comprendiese por qué había parado. Se pasó el antebrazo por la cara, secándose con la manga, y luego sólo se lo quedó mirando.
Motivo: Dificultad normal
Tirada: 2d6
Dificultad: 4+
Resultado: 3, 2 (Suma: 5)
Al acabar la primera canción y notar que esta efectivamente había servido a Skyler como descarga, sonrió con la comisura de los labios apenas perceptiblemente, feliz de haber podido proporcionarle algún mínimo consuelo en un momento tan difícil como la pérdida de un ser querido. A su propio modo, la chica había sido bastante amable y cálida en su recibimiento, y sentía no poder extender un gesto de igual calibre como ella había tenido con él en esos momentos.
Viendo que no decía nada ni alzaba la mirada, dudó si acercarse a ver si todo estaba bien o necesitaba un abrazo, pero cuando finalmente sintió los ojos de la rubia sobre él y vio su rostro de confusión, supo de inmediato lo que Skyler necesitaba de él. Música. ¿Y quién podía culparla? La música había sido una forma de evasión y de desahogó simultáneos para él durante muchos años. Si alguien podía entender la paz que otorgaba la melodía apropiada, lo reconfortante que podía resultar el sonido del violín y la intensidad de los sentimientos que transmitían sus notas, era justamente él, que a estas alturas vivía por ellas.
Sin decir nada volvió a su concierto privado, esta vez decantándose por Zigeunerweisen Op.20 de Pablo de Sarasate. Y si tras media hora, entre la melodía anterior y esa, aún no se daba por satisfecha, continuaría con la El Concierto para violín en mi menor Op. 64 de Mendelssohn. No podía quedarse ahí toda la vida, pues aun tenía que ir a ver a Trish, pero al menos podía darle un momento de felicidad a quien había sido tan atenta con él en su llegada.
No sé por qué el segundo video parte en el minuto 12 cuando lo pongo aquí xD Es el video entero, no es intencional.
Mientras Axel tocaba, Skyler lo contemplaba en silencio, con sus ojos celestes llenos de tristeza, rabia y melancolía a partes iguales. No hablaba, no parecía tener ganas de conversación, o quizás era que no encontraba aún las palabras que necesitaba, pero sin duda la música le estaba sentando bien pues sus músculos parecían menos tensos y su respiración menos contenida.
Cuando el hombre terminó la primera de las piezas, ella suspiró entre dientes y dejó de mirarlo a él para llevar sus ojos hacia el crucifijo.
—Una más, por favor —dijo en voz baja, con las manos sobre el regazo.
Y así, escuchó la siguiente pieza. No parecía que su herida hubiese sanado, pero al menos había dejado de llorar y no parecía que fuese a empezar a darle patadas a todos los muebles.
Para cuando la tercera melodía acabó, Skyler miró a Axel de nuevo, buceando con intensidad en sus pupilas.
—Tienes que tocar en las eucaristías de Clem. Dios tiene que escucharte.
Sólo dijo eso y volvió a mirar hacia la pequeña cruz de la pared. No parecía que fuese a quejarse si Axel seguía tocando, pero tampoco parecía que lo necesitase tanto como un rato atrás.
Aunque quizás no resultara una cura milagrosa para el dolor que Skyler o cualquier otro deudo de Nick sintiera en su alma se alegró de ver que de alguna utilidad le había sido, pues poco a poco la rubia parecía ir relajando los músculos y dejar correr sus emociones hasta que la música había hecho de consuelo calmando su llanto. Con lo poco que la conocía Axel sabía que no habían palabras que pudiesen reemplazar el efecto de la música o que resultaran más efectivas que esta, así que tocó la melodía siguiente que la chica le pedía y al terminar esperó ver si quería una más o ya estaba conforme.
Planeo hacerlo, si nadie se queja - sonrió, dejando el violín sobre una de las sillas un momento para estirar los dedos, que luego de una hora tocando se resentían un poco - ¿Quieres que toque algo en particular para Nick? - preguntó yendo a sentarse un momento junto a la chica.
La rubia sólo echó un vistazo de soslayo cuando Axel se sentó a su lado. Ante su pregunta se quedó un instante pensando y luego se encogió de hombros.
—Tiene unos discos viejos en su cuarto, pero no sé cómo suenan porque no tenía donde ponerlos —explicó—. Tiene un cacharro para eso, pero nunca ha funcionado. Si los guardaba sería porque le gustaban o algo, pero a lo mejor no te los sabes. Su cuarto es el primero del pasillo, junto a las escaleras. Ve y los miras —sugirió, con un tono que parecía más una orden, y luego se encogió nuevamente de hombros—, a él ya no le importa que toques sus cosas.
La idea sobre los discos le hizo sonreír, pensando que entonces podría dar una sorpresa agradable a los que asistieran al funeral al tocar una de esas canciones que desconocían pero que era de las favoritas de Nick. Parecía un buen gesto, al menos.
Bueno, Nick era un viejo como yo, así que seguro puedo recordar la música por la portada del disco. E incluso si no me lo sé, algo podré sacar por oído - sonrió entusiasmado ante la posibilidad - Iré más tarde a mirar. - le aseguró, posando una mano sobre su propio muslo, indeciso sobre si tomar una de las de Skyler para manifestarle su apoyo. Aunque no llegó a hacerlo, se aseguró de rozar la mano de la chica con la suficiente cercanía para que la rubia pudiese tener la confianza de buscar la de él si lo quería.
¿Hay algo que pueda hacer por ti? - preguntó mirándola, con el cuerpo levemente girado hacia ella.
Skyler miró a Axel con el ceño fruncido, como si hubiera dicho algo incomprensible.
—¿De oído? Que el cacharro no funciona te digo —le aclaró, como si pensara que el hombre no debía haberla entendido bien—. No lo vas a poder oír. O te lo sabes o no te lo sabes... o te lo inventas a tu forma.
Luego negó con la cabeza a su pregunta.
—Nada, no te preocupes. La música no ha estado mal y eso. Pero creo que ahora me gustaría quedarme sola con Él. —Su mirada se fue hacia el crucifijo, dejando claro en ese gesto a quien se refería—. Si no tienes nada que hacer vete a ver a mi primo, seguro que está muy triste y te necesita más que yo.
No, digo... - se interrumpió, sonriendo y exhalando al darse cuenta de que no tenía sentido ponerse a discutir sobre la diferencia entre saberse una partitura o conocer una canción de pasada, según lo que se le podía sacar de oído con cierto esfuerzo y mucha memoria.
Tranquila, te dejo tu espacio - su sonrisa se suavizó y se puso de pie de inmediato, pues no quería molestar y claramente la chica prefería estar sola - Veré si me lo encuentro. Si necesitas cualquier cosa, me avisas. - no tenía mucho sentido decirle donde buscar cuando claramente no saldría del Morris hasta nuevo aviso - Nos vemos más tarde - se despidió, tomando su violín para alejarse y salir por la puerta, camino a los huertos donde recogería menta para ir a ver a Trish.