Era cierto que con Skyler todo era un riesgo, al menos para otros, y sabía de sobras que pedirle a alguien que la cuidara era casi como pedir un cariño incondicional, algo que no estaba en la mano de nadie decidir. Simplemente pasaba.
Pero aun con todo se alegró de saber que Cass lo intentaría, aquello aliviaba su sensación de abandono. Eso si su prima hermana no decidía unirse a sus estudios.
Un pequeño pensamiento sincero pero apenas susurrado cruzó su cabeza en ese momento dejando claro que no le gustaría que ella estudiase con él, pues entonces su voz dentro de ese mundo que le hacía vivo, se habría acabado.
Rió lo justo para no resultar ofensivo si Sky estuviese delante, declarando con el humor que no sería tampoco para tanto.
Solo entonces volvió a la comodidad del silencio que solo la buscadora sabía darle.
Una sensación se deslizó por la nuca del muchacho, una sensación que de algún modo le era familiar y que, sin embargo, sabía con certeza que no había desencadenado él en esa ocasión. La impresión de que él era una pieza que encajaba en algo mayor, en un engranaje que no podía controlar.
Algo en el universo parecía desear abrirse para él... No. Para ellos.
Tuvo la sensación de que, de algún modo, ese... lo que fuese... incluía también a la mujer que tenía a su lado, como si algo los entrelazase, algo más allá de la convivencia.
Una sensación se deslizó por la nuca de la buscadora, una sensación que no le era desconocida y que, sin embargo, sabía con certeza que no había desencadenado ella en esa ocasión. La impresión de que ella era una pieza que encajaba en algo mayor, en un engranaje que no podía controlar.
Algo en el universo parecía desear abrirse para ella... No. Para ellos.
Tuvo la sensación de que, de algún modo, ese... lo que fuese... incluía también al muchacho que tenía a su lado, como si algo los entrelazase, algo más allá de la convivencia.
Al cabo de un tiempo indefinido la mano de Cassandra buscó el brazo del chico que estaba a su lado, esta vez era plenamente consciente de su movimiento no como en la anterior ocasión, pero ahora sus ojos parecían estar viendo algo más allá de lo que el paisaje les ofrecía. Éstos estaban más abiertos que de costumbre y en su rostro se advertía sorpresa y algo de confusión.
Los dedos se apretaron en torno a la extremidad, lo suficiente para que no fuesen rechazados pero no tanto como para dejar marca, o eso es lo que la chica pretendía, y por fin su cabeza giró para enfrentar los claros ojos del pelirrojo.
-Ya no estoy tan segura que separarnos sea una buena idea. -dijo lentamente, con su tono de voz bajo habitual pero con un algo que denotaba que había más de lo que decía.
Los orbes de la buscadora, que se veían todavía más oscuros sumidos en las sombras de aquella capucha y en contraste con su blanca piel, que parecía haber palidecido un par de tonos, se enlazaron con los color miel de Robin tratando de ver más allá. De comprender lo que había sentido, de hallar un sentido a esa sensación, a todo eso que notaba que estaba a punto de suceder.
La mano del muchacho subió en busca de su nuca para sacudirse la sensación de miríadas agujas puntilleando en él pero al ser atrapado a medio camino despejó su mente del cosquilleo pseudoagradable para hundir su mano libre en el bolsillo de la parca en busca de un arma que no llevaba.
Miró a Cassandra y entonces relajó todos los dedos. Por vergüenza, no quitó la mano del bolsillo, ahí estaba cómodo y si mantenerse en esa posición impedía que su amiga leyera el susto en su instinto mucho mejor.
Parpadeó confundido al escuchar el drástico cambio de opinión de su amiga y rebuscó en su interior las palabras de ese crujir de engranajes que tan bien parecían funcionar en ese momento.
— ¿Acabas de ver algo? — le preguntó entornándose hacia ella y preparando las manos, ahora sí, libres de toda tela, por si la chica se desmayaba— ¿Necesitas sentarte?
Lo que fuera que preocuparse a la buscadora, y más si era por él, ya llegaría cuando supiera que ella ahora, en presente, esta bien.