Nueva York, sábado 14 de noviembre de 2037, 16.30.
Los habitantes de Major Morris habían habilitado los dos pequeños patios interiores del antiguo centro de salud como huertos. El más grande había sido el elegido para las verduras de temporada que constituían la base alimenticia del refugio, mientras que el pequeño se dedicaba para otro tipo de hierbas y arbustos, de las que sacaban lo necesario para los ungüentos de Robin, pero también distintas especias, para cocinar y para comerciar.
En los primeros tiempos del huerto la única fuente de riego había sido mediante cubos transportados a mano. Pero con el paso de los años Trish había diseñado un sistema de autorriego utilizando el agua de lluvia que se recogía en un depósito utilizado únicamente para el huerto. Aún así, cerca de la puerta solían estar los dos cubos que Cassandra no había perdido la costumbre de utilizar cada día para mezclar el agua que inundaba el sótano con la de lluvia.
También junto a la puerta había un pequeño armario con algunos útiles muy básicos para remover la tierra y algunas bolsas cerradas con semillas esperando el momento de ser plantadas.
Gracias al grueso cristal que resistía el paso del tiempo el interior del refugio quedaba protegido de las inclemencias del tiempo, pero, al mismo tiempo, cuando se cerraba la puerta el huerto quedaba aislado de los sonidos de dentro.
Allí fue donde Robin encontró a Kane, que estaba arrancando algunas de las malas hierbas que parecían empeñadas en crecer cada pocos días.
Todo vuestro ;).
El huerto era uno de los sitios predilectos de Robin para pensar. Le gustaba la tranquilidad que la naturaleza tenía secuestrada en ese punto aislado del refugio. Casi era como salir al exterior pero estando aún más protegido incluso de sus propias ralladas que hechas fantasma esperaban arañando paredes y techo de su botica.
Pero lo que más le gustaba del huerto era que en él casi siempre encontraba a Kane. Al principio creyó que el pistolero había decidido vivir ahí, pero con el tiempo se dió cuenta que sus encuentros eran una bonita casualidad que le gustó llamar telepatía. Y sin embargo, ese día y después de haber tenido a Trish en la cabeza lo sustituyó por afinidad mental obviando la trampa que había en que activamente hubiera buscado dar con él.
— Ey —saludó intentando disimular que venía empujado por una petición que hacerle—. ¿Estás muy ocupado? ¿Molesto? —preguntó buscando el contexto en que se metía.
Echó un vistazo rápido al huerto pasando revisión a su estado, que salvo cuatro hojas y doce hierbas desordenadas, le pareció lo suficientemente decente para no lanzarse a trabajar.
— Es que he estado hablando con Dan y voy a salir a buscar a Hope. Y... Tu dibujo fue... —se le cayeron las palabras al pozo sangrante de su alma " Gracias "— Bueno, ¿Podría pedirte un par más?
Kane se encontraba centrado en las labores del huerto, por automatismo, escapando de la posibilidad de cualquier pensamiento. Pero había vicios, o manías, que no desaparecían, y volvió la mirada pronto al que se le acercaba viendo a Robin. El pistolero sonrió levemente, con aquel deje suave del que no acaba de poder sonreír plenamente.
—No molestas, Robin. Dime, ¿qué necesitas? —preguntó acercándose a él, escuchó moviendo la cabeza levemente —. ¿Vas a salir solo? ¿No quieres que te acompañe?
Al verse preguntado por el dibujo se quedó pensativo, asintió ligeramente antes de responder.
—No me fijé mucho en ella, pero.. intentaré hacer algo al respecto. Se me da mejor copiar, pero puedo intentarlo —se acercó a un rincón donde tenía acumulados sus enseres buscando algún papel y carboncillo —. Aun así, descríbemela.
Robin levantó la mano a la nuca para rascarsela y desordenar algunos pelos cuando Kane le preguntó si no prefería que le acompañase. En cualquier otro momento de su vida se hubiese aferrado a ese momento extra con el pistolero con uñas y dientes, sin embargo, en esa ocasión algo dentro de sí mismo titubeó queriendo aprovechar el poco tiempo que le quedaban para disfrutar de Daniel él solo.
No obstante, como siempre en el pelirrojo lo práctico y seguro se impuso estirando su sonrisa en gratitud hasta el brillo de sus ojos.
- Sí, sería de gran ayuda que nos acompañaras. Daniel también vendrá.
Entonces acompañó al pintor al rincón al que se acercaba a la orden de "descríbemela".
- Carita ovalada -empezó sin saber muy bien cómo para a continuación dibujar el flequillo recto de Hope con un gesto de mano que ignoró en un amaño de ser ordenado-, con los ojos grandes y así - hizo la forma con los dedos encima de los propios-. Su nariz era algo larga y redondita al final. Y los labios gruesos y serios. El pelo largo.
—Daniel, ¿eh? —dijo sin demasiado entusiasmo. Se encogió de hombros y acabó sonriendo levemente —. Te dije que te ayudaría, y te ayudaré.
Con un asentimiento, se preparó para hacer una reproducción de Hope de acuerdo a la descripción que le daba Robin y lo poco que recordaba a la muchacha. Tampoco es que pudo fijarse mucho en ella, pero esperaba hacer un trabajo decente.
—¿Qué te va pareciendo? ¿Se parece a ella? —dijo mostrando el boceto en pausas que hacia para corregir si hiciera falta.
Mientras Kane dibujaba, Robin iba lanzando el ojo a los trazos que quedaban detrás de su mano e intentaba no imaginar los que estaban por venir en ánimo de que el pistolero le sorprendiera con su talento y aún así, cuando Kane le preguntó por el dibujo, el chico fingió no haberlo visto hasta ese momento, disimuló tomándose un segundo para mirarlo y finalmente asintió como si la conclusión fuera espontánea e inmediata.
— Se parece, ¿Dónde aprendiste a dibujar así?
El pistolero se quedó pensativo antes de responder, no es que lo considerara un secreto, pero tampoco se había parado demasiado a pensar en ello.
—Siempre me gustó. Práctica. Siempre me ha relajado.. es una forma de evadirme cuando no quiero pensar —respondió tendiendo el dibujo a Robin —. Supongo que es mi forma de decirle a la realidad que se vaya al garete.. dibujando creo la que yo quiero. ¿A ti qué te gusta hacer para relajarte?
El pelirrojo se quedó prendado de la idea que expuso Kane relativa a su entender y control de la realidad ligando pensamientos propios y recuerdos demasiado agridulces de su padre.
— Pensar. Lo que más me relaja es la medicina. Cuando tengo la cabeza ocupada en esas cosas, todo me parece más ... lógico, que tiene un sentido, un porqué que aceptar...
—Es una buena forma de relajarse, ¿por qué la medicina? —le preguntó intrigado mientras se recostaba donde estaba sentado mirándole para acompañar esa curiosidad que sentía.
Le sorprendía la respuesta de Daniel, y al fin y al cabo, Kane era una alma curiosa.
Robin se encogió de hombros. Tenía la respuesta a la pregunta de Kane desde incluso antes de nacer pero siempre había temido darla, exponerla a otras opiniones que pudieran romperla, y no por creerse equivocado ni por una falta de confianza en nadie. Sino porque de algún modo, se sentía tan traicionero a los sentimientos de su padre como cuando le pedía a Cass que le enseñase a usar la tecnología.
Había llegado a la tranquilidad moral de que mientras lo tuviera guardado dentro, no hacía nada malo. Ni siquiera confiando en que todo podía arreglarse.
Tragó su respuesta envuelta en saliva y omitió toda mueca de dolor por la punzada de realidad que el incendio había instalado en su corazón.
— Porque se me da bien, supongo .
Kane miró a Robin con intriga, que tardara tanto en responder le extrañó, más cuando la respuesta fue acompañada de un supongo. Sabía lo que era no querer contar más de lo que uno quisiera, por lo que el pistolero respetó esa voluntad. Simplemente sonrió ligeramente con un asentimiento.
—Entonces se te da bien algo que es mucho más valioso de lo que yo haya podido hacer nunca —elogió con sinceridad Kane, a continuación se encogió de hombros —. Si algo se te da bien, sigue aprendiendo —añadió con franqueza.
Robin sabía que ese consejo no se podía aplicar a todo pero no quiso entrar a poner ninguna pega cuando Kane le ofrecía no solo aprobación sino apoyo a sus intereses.
Ocultó su sonrisa bajo la nariz y asintió ligeramente prometiendo que así lo haría.
— Gracias —dijo cortado. En verdad le hubiese gustado preguntarle más por la pintura pero se sentía tan cohibido por la vergüenza que le daba hablar con él que al final lo dejó correr—.
— A mi padre le hubiese gustado tu dibujo. Alguna vez le había visto dibujar, creo que intentó ilustrar uno de los libros de Nick pero no lo llegó a enseñar. No es lo nuestro.
Kane simplemente sonrió ligeramente, se encogió de hombros algo más.
—Bueno, tuve muchos ratos muertos en los que aprender. Conocí a alguien que le gustaba dibujar, yo heredé ese gusto. Aunque.. ella lo hacia mucho mejor que yo —sonrió levemente, melancólico.
No quiso insistir más en los pensamientos de Robin, le miró con detenimiento, curiosidad.
—¿Necesitas algo más?
Robin colgó sus pupilas de la sonrisa de Kane sin disimulo alguno por no darse cuenta él mismo de que lo estaba haciendo y en la característica curva de la melancolía buscó toda la historia que desconocía del pistolero.
Parpadeó dos veces cuando se sintió sacudido de encima por la pregunta que invitaba a despedirse y por inercia, sin llegar a preguntárselo realmente, negó con la cabeza.
- Gracias otra vez, te dejo tranquilo -dicho lo cual recogió cuatro hojas de acelgas para justificar su paso por ese lugar y se fue-.