Partida Rol por web

Cassandra se ocultó un poco más en las sombras de sus capuchas ante ese "nos pasamos", pero recordó su conversación con Morgana y asintió cuadrando los hombros. Escuchó la explicación de Robin y entonces cayó en la cuenta de qué había preguntado su hermana, parpadeó alejando los sentimientos que el recuerdo de escucharla aquella vez le trajo y echó un vistazo al perímetro dejando pasar el momento. 

La morena se acercó a las sillas y se acuclilló al lado del pelirrojo, esperaba que al estar solos el chico se mostrase menos reticente al silencio.

-Robin, se que probablemente no querrás hablar de ello pero tengo dos preguntas que te agradecería contestases -dijo la buscadora mirando al muchacho con gravedad, ni compasión ni lástima, sólo su habitual tono sereno -. ¿Sabes algo más de esa cruz, la capilla o la treceava? Cualquier cosa del lugar, de quienes fuisteis, de lo que se dijo, o el estado de ánimo al ir y volver. Mañana se hablará de ello y se tendrán que tomar decisiones, lo que nos digas ahora servirá para elegir las menos malas -un lado de su boca ascendió en un gesto conocido por los jóvenes, ese que utilizaba para reírse de sus propias palabras -. Y lo otro... antes hablaste de Jeff, ¿es como dijo Kane? y ¿sobre qué te habló? No hacen falta las palabras exactas, con la intención de lo que dijo ya vale ¿Y tú Trish, has coincidido con ese hombre?

Al oír la explicación de Robin Trish se quedó ligeramente pensativa. Estaba valorando volver a intentarlo en ese mismo momento con ellos dos, cayendo en la falsa idea de que uno siempre hacía mejor las cosas cuanto más las practicaba. En cualquier caso, se alegró de la conclusión del chico. Que aquello se sintiera bien era, bueno... La única buena noticia que podía recordar en ese momento.

Para cuando Cassandra se acercó Trish la siguió con la mirada y con el oído, consciente de que su hermana no haría aquello sino porque quería hablar algo importante. Al escucharla miró un instante a Robin esperando su respuesta, pero al ser interpelada suspiró. Su mirada se volvió un poco más gris por un instante. Daba igual en qué quisiera pensar ella, todo el mundo iba a recordarle a su compañero le gustase o no.

—Nick y yo vimos a un Jeff una vez, aunque no sé si es el mismo —aseguró—. Bueno, creo que se llamaba así. Hablando con él fue la primera vez que oímos sobre el Morris.

La proximidad de Cass era la que menos le alteraba de todas las proximidades que podía tener en el Morris. Incluso con ella no sentía esa presión para ser mayor. Pero cuando se agachó a su lado, Robin se hizo a un lado, sin llegar a desplazar demasiado el trasero.

La introducción a las preguntas puso su corazón en alerta y aceleró el pulso lo suficiente para que el latido golpeara en sus sienes, por ello, al oírlas se deshizo de todo el aire en un golpe.

Negó con la cabeza.

— Solo sé que mi padre la llevó ahí. Que dijo que ya no estaba segura y que la pusiera a salvo. No pudo decirme más, ni siquiera adiós —añadió la parte cruel para no dar pie a insistirle en si no había preguntado—. Lo de la treceava no sé que es.

Concentró su mirada en las manos de Cass dentro de los bolsillos, como intentando adivinar su forma.

— Él me llevó al pequeño tokyo hace mucho tiempo, cuando era enano, así como Lincoln, tal vez. Ese día estaba raro, me acuerdo porque me pareció raro que me llevara en esa dirección, ya que nuestro camino era otro. Y además recuerdo que casi ni me habló. Yo estaba muy nervioso porque creía que estaba enfadado conmigo y no sabía qué había hecho. Pero al llegar a la capilla me sentí mejor y eso que me dejó fuera, en la calle y solo. Mucho rato.

— Eso.. eso no era propio de él. Nunca lo ha sido. Y entonces vino este Jeff, el que... —se tapó un ojo con la mano y volvió a abrigarse rápido— Y me dijo que recordase el camino porque el dolor me haría volver —parafraseó buscando aquella forma que menos le doliera y más fácil le resultara sacar de dentro—. Hacía tiempo que no pensaba en él, en ello... Hasta esta mañana, me he despertado y el recuerdo estaba ahí, como un zumbido constante... Como si lo supiera...

En ese punto miró a Trish y luego la entrada al interior del Morris.

— Ya es casualidad...

Cassandra escuchó a los dos jóvenes y asintió pensativa.

-No es casualidad. -aseveró, parecía que se estaba convirtiendo en su mantra preferido -Nick, Trish, Robin, Kane, Clem, yo... ¿nos apostamos algo a que si seguimos preguntando sale alguien más? Deberíamos preguntarnos qué tenemos en común para que ese tal Jeff nos honrase a todos con sus perlas de sabiduría profética.

Había fastidio en su voz, ellos que la conocían podían suponer que era porque todavía no había resuelto el puzzle o quizás era porque le jodía que alguien jugase con ella, con todos ellos, con la familia -¿Por qué?-.

Durante la explicación de Robin Trish guardó un silencio casi sepulcral. Sentía su piel erizarse ya no por frío, sino por expectación, y por unos segundos no pensó en todo lo que se había perdido ese día. Sin embargo, eso no duró. La muchacha permaneció pensativa entonces, y sonrió para sus adentros con cierto humor negro al escuchar aquello de que Robin no sabía qué era eso de la treceava. Ella tampoco tenía ni idea, pero el contraste entre las palabras de Clementine y las del pelirrojo era como un chiste crudo, cruel y oscuro.

Después de aquel relato la muchacha miró a su hermana cuando esta afirmó tan categóricamente que no se trataba de una casualidad y no tardó en fruncir un poco el ceño.

—Espera, Cass... ¿Tú también? —preguntó—. ¿Qué te dijo a ti?

La mirada de Cassandra buscó los ojos claros de su hermana y su rostro se suavizó sin darse cuenta.

-Me dijo que aquí podría convertirme en una buscadora de verdad.

Contestó encogiéndose de hombros, tampoco es que hubiesen hablado mucho.

-Parece que fue como con todos, sólo un par frases proféticas, pero da la sensación que sabía que nos juntaríamos. Sería bueno poder preguntarle... si sabe algo más. 

Robin se cubrió la cabeza con la manta intentando escapar un poco más del frío y tras escuchar a una y otra se planteó dónde debería estar Kane en ese momento.

Lo situó en su cuarto, a esa hora todos debían estar durmiendo, o eso esperaba. Incluso Dan, especialmente él.

Era probable que Jeff también se hubiese acostado frenando unas horas su incontinencia profética, pero esperaba que no estuviera tan lejos como el pistolero había dado a entender.

— Kane me dijo que Jeff siempre andaba cerca. Luego pareció decir que ya había muerto pero también que le volvería a ver. No le entendí muy bien y me dió cosa preguntar; parecía críptico a propósito y él era como su padre y preferí no hacerle daño preguntando lo que no sé que va a revivir en él.

— Pero Kane confiaba en Jeff y yo confío en él, así que no creo que haya ninguna mala fe detrás de sus profesias.

La respuesta de Robin llamó mucho la atención de Cassandra, Kane podía ser clave en aquello pero también podía cerrarse en banda.

-Entonces yo también confío en Jeff y en sus intenciones -dijo desechando anteriores suspicacias, que realmente no habían tenido mucho arraigo -, pero necesitaríamos que Kane nos cuente más sobre él, lo que hacía, lo que le decía... No puede ser casualidad que prácticamente todos los que vivimos aquí hayamos recibido sus crípticas palabras. También creo que deberíamos preguntar al resto, a Daniel, a Axel y a tu prima, si les ha hablado y qué les ha dicho. ¿Quién pregunta a quien? O mejor, soltamos la bomba en la reunión y así ya están todas las cartas sobre la mesa para decidir sobre esas "casualidades".

El rostro en penumbras de la buscadora estaba serio, cada vez tenía más claro que ni ella ni Clem habían recibido esas visiones por que sí, a cada nueva información que recibía le parecía más posible que fuese a ellas por quienes estaban a su alrededor y por lo que hacían o eran. Pero no se lanzaría a la piscina hasta tener todas las cartas en la mano.

Con el ceño fruncido desde que Cass le había contestado, Trish permaneció pensativa mientras Robin y su hermana hablaban. No sólo parecía extrañarle lo que oía, sino que además no debía gustarle demasiado. Su expresión se relajó más tarde, al oír las últimas cosas que decía Cassandra. Por su expresión, era evidente que Trish estaba de acuerdo.

—Sí, Kane tendrá que explicarse mejor aunque le duela —respondió con un tono más suave del que podría parecer por sus palabras. Palmeó levemente la espalda de Thiago un par de veces antes de añadir algo más—. No creo que sea tanto como para no poder hablar de ello... Aunque más me preocupa que en realidad no sepa más que nosotros, si con él hacía lo mismo que nos hizo.

Trish guardó un instante de silencio, dejando que la vista se perdiese tan lejos como ella era capaz de ver antes de dar otra vez la razón a su hermana.

—La reunión es el mejor momento.