Partida Rol por web

Finales y principios

[Capítulo 2.1] La Comunidad

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06/09/2018, 13:24
Narradora

Clementine no pareció percibir la presencia de Morgana adelantándola para entrar primero en la iglesia. Sus ojos permanecían fijos y su caminar siguió siendo igual de decidido cuando ascendió los peldaños para pasar al interior del edificio, seguida por Kane y Bentley, que no se despegaba de sus piernas. 

Dentro olía a humedad, a un moho antiguo que dejaba un sabor acre y pegajoso en el paladar. Lo que en otros tiempos debía haber sido un templo lujoso era a esas alturas ya sólo la sombra de la sombra de su esplendor. El suelo era de piedra y estaba cubierto de polvo. Las paredes salpicadas de graffitis aquí y allá. Pero hasta la pintura de los graffitis parecía vieja, desubicada. Si un día hubo retablos en las paredes, filas de bancos de madera, crucifijos o estatuas de santos, ya no quedaba ni rastro de ellos. Tan sólo las paredes y las columnas de un lugar que parecía más que vacío, desnudo, despojado. 

No parecía haber nadie allí, aparte de los tres viajeros y el perro. Dentro hacía más frío que fuera y volutas de vaho abandonaban sus labios al respirar entre aquel silencio denso que parecía envolverlo todo. Tan sólo un goteo lejano delataba la presencia de alguna gotera. 

La joven se encaminó sin titubear hacia la arcada mayor, donde un altar de piedra resistía los envites del tiempo con un estoicismo que le faltaba al resto del lugar. Su superficie estaba adornada con molduras llenas de polvo, que representaban las intrincadas siluetas de rosas de tallos espinosos entrelazándose en las esquinas. Bentley emitió un gemido cuando Clementine empezó a palparlas, como si estuviese buscando algo, como si supiese exactamente dónde debía encontrarlo.

Clic

El sonido de un resorte respondió a sus esfuerzos y el altar se movió un poco desvelando una rendija en el suelo. Parecía estar atascado, seguramente por obra del tiempo, el polvo y la humedad, pero ahí parecía haber una trampilla que descendía. Y eso parecía ser justo lo que Clementine buscaba.

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07/09/2018, 00:25
Clementine

Clementine siguió avanzando, temerosa, pero determinada. Usando la mano a modo de improvisada visera, que protegía sus ojos verdes de pupilas asustadizas del brillo resplandeciente del fuego, y cubriendo su boca con la tela de su poncho, tratando de respirar a través de ésta para filtrar el humo que amenazaba con asfixiarla, llenando sus fosas nasales, y enjugando su mirada en lágrimas, que al arrastrarse por sus mejillas dibujaban caminos de ceniza.

Un respingo acompañó sus pasos lentos y dominados por el miedo, al vislumbrar su mirada el claro en el que descansaba aquella decena aproximada de cuerpos. En el que aquella figura aún intangible trataba de escapar a su escrutinio nervioso, cual espectro del pasado, cual demonio- Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno...-repitió, tragando saliva, tosiendo, obligándose a avanzar, después de que el miedo hubiese paralizado su cuerpo, caminando entre los cuerpos desmadejados de aquellas almas desafortunadas, y sintiendo cómo, bajo su ropa, su piel se erizaba.

Trató de no seguir buscando aquella figura, o el origen de aquella melodía, o la fuente de aquellos bramidos animales que se antojaban ominosos ante oídos desconocedores. Trató de mirar al frente, hacia donde flotaban aquellos jirones rojizos, que a pesar de todo resaltaban entre el fuego. 

Porque tú estarás conmigo...-pronunció, mientras avanzaba- Tu vara y tu cayado me infundirán aliento...

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07/09/2018, 22:31
Kane

Kane siguió en la silenciosa escolta de Clementine, no hizo eco del comentario jocoso de Morgana, simplemente lo obvió centrándose en lo que él consideraba importante. Accediendo al viejo templo esquilmado por el tiempo, el pistolero sintió su abrazo frío y la humedad pegándose a su piel con insistencia. Una ojeada general del lugar, los bancos desperdigados, las cicatrices del abandono y el expolio, un cuadro que no era más que el reflejo del mundo en el que vivían.

¿Qué buscas aquí, Clem?con toda probabilidad asumía que no iba a tener respuesta, pero trató de exteriorizar ese incógnita que los había conducido allí.

Ante el altar, Kane hizo una ligera genuflexión, se santiguó, y luego quedó junto a la predicadora que empezó a buscar algo en aquel lugar. Frunció el ceño mientras miraba lo que hacía Clementine, se acuclilló para observar con detenimiento lo que buscaba y cuando dio con ello quedó sorprendido. Miró con extrañeza a Morgana, luego al altar que se había atorado. No las tenía todas consigo, pero tras pensar apenas un instante se decidió.

Debe haber algo importante ahí abajo —dijo al fijarse que el mecanismo se había frenado —. Empujaré.. —decidido a abrir el camino de descenso, pero sin descuidar lo que pudiera haber ahí abajo. Kane afinó el oído por si escuchaba algo en aquella.. ¿cripta?

- Tiradas (1)
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08/09/2018, 00:15
Narradora
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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09/09/2018, 19:12
Morgana Whiterocks

La humedad picante y rancia penetró junto con el polvo en suspensión, hasta la garganta a través de las fosas nasales. Se tapó boca y nariz con la mano, entretanto su vista y paladar se acostumbraban al desagradable y oscuro ambiente. Luego sus ojos, inquietos como pelotas de ping pong, se pasearon de aquí para allá, de paredes a techo; buscando en el polvo que cubría la superficie del suelo, huellas, pisadas, trazas de movimiento humano o animal.

-Bonita caverna. No quedan ni los putos murciélagos -No compartía el respeto o los sentimientos que la iglesia generaba en Kane, lo observó santiaguarse sin prestar apenas atención en él, y continuó recorriendo con la mirada el desolado y muerto interior del edificio. Se mordisqueó los labios, y observó las manipulaciones de Clem. Escuchó el clic y notó la estrecha abertura. Frunció los labios, devolvió una mirada achinada y seria a Kane, que se transformó en una torva media sonrisa.Hubo un ligero encogimiento de hombros- Todas las chicas guardamos secretos -Dejó que empujara el altar, curiosa, sorprendida, alerta. Muy alerta. Vigilando en derredor, acercándose a Clem, comprobando algún cambio en ella. Miró hacia la rendija de luz del hueco de la puerta por donde se habían colado.

-¿Qué puta mierda esconde este maldito agujero, predicadora? -preguntó, poco optimista de recibir una explicación. Buscó la linterna en su mochila, enfocó hacia la apertura. Empuñó en su otra mano la pistola. No sabía qué esperar, si simplemente un escondrijo o la entrada a otro infierno a los que se había aficionado desde jovencita -con la sonrisa torcida todavía colgada de su boca.

-También hay jodidas serpientes en los putos hoyos. -Aunque no parecía haber ni un alma, su instinto de soldado siempre desconfiaba. Interpuso su cuerpo frente a Clem para desplazarla y apartarla un poco del altar.

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10/09/2018, 20:32
Narradora

La canción que rodeaba directamente su corazón, la silueta esquiva, los destellos rojizos, todo provenía del mismo punto. Ese lugar donde dos cuerpos tendidos en el suelo aún no habían sido consumidos por el fuego. Un estremecimiento recorrió a Clementine a medida que se iba acercando, desde la nuca hasta las rodillas. Era la sensación de saber que lo que iba a ver no le iba a gustar, el presentimiento revoloteando alrededor de su nuca, el calambre cerrando la boca de su estómago. Pero también era el convencimiento de que debía continuar, el abrazo de esa melodía que la ayudaba a dar cada paso. Hasta que dejó de cantar. 

Esto no debía pasar

no debía...

...pasar...

esto...

No...

La voz era tan fina que parecía hecha de aire o de pensamientos y llegaba de todas partes y de ninguna al mismo tiempo. De cerca a Clementine le parecía distinguir mejor esa silueta que sólo se percibía por el rabillo del ojo o en el instante justo antes de pestañear, con esos tonos rojizos que fluctuaban en el lugar donde deberían estar sus cabellos. 

Escúchame, precursora...

...escúchame

y mira...

Un movimiento suave orientó la vista de la predicadora hacia los dos cuerpos y al reconocer sus rostros sintió cómo algo se helaba en su interior. Uno era Nathaniel, el padre de Robin. El otro... El otro era Nick. La sangre empapaba el suelo bajo ellos y con los ojos cerrados parecían dormir. Pero sus rostros estaban pálidos y Clementine no necesitaba tocar sus mejillas para saber que estarían frías y rígidas. 

...escúchame, precursora... 

No debía pasar...

La treceava aún no ha despertado... .

...despertado

la treceava...

La cruz está en peligro... 

...peligro...

...peligro...

...debes encontrarla

ponerla a salvo...

debes...

la cruz, precursora...

...busca la cruz

Robin...

...él sabe...

...Robin sabe

la cruz...

escúchame...

...escucha

Las lenguas de fuego estaban cada vez más cerca, ya lamían con glotonería los zapatos del escritor y pronto los dos amigos serían sólo carbón. La imagen empezaba a emborronarse ante los ojos de la joven y el humo era cada vez más invasivo, haciendo que sus ojos lagrimeasen y que su garganta escociese. Le costaba respirar, le costaba mantener los ojos abiertos y una intensa angustia empezaba a atenazar su pecho. 

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10/09/2018, 23:36
Narradora

El perro emitió un ladrido, como si quisiera sumar una pregunta más a las que Morgana y Kane habían lanzado, pero ninguno de los tres obtuvo respuesta por parte de Clementine. La joven parecía estar esperando a que se abriese el camino, inmóvil junto al altar, con la mirada perdida y el rostro pálido. A pesar de la penumbra que reinaba en el lugar pudieron notar que de sus ojos habían empezado a brotar dos regueros de lágrimas que se deslizaban silenciosos por sus mejillas. 

Con el empujón del pistolero el mecanismo que abría la trampilla chirrió, pero no le costó demasiado hacer que se desatascase y la rendija se convirtiese en una abertura de un metro cuadrado. 

La luz de la linterna de Morgana iluminó unos peldaños de piedra que descendían hacia abajo, introduciéndose en el interior de la tierra. No se llegaba a ver el final, pero el olor a humedad y a polvo se hizo más fuerte, invadiendo de forma molesta sus fosas nasales.

La expresión de Clementine no se inmutó, pero empezó a moverse esquivando el cuerpo de Morgana hacia la entrada a ese sótano. Parecía tener toda la intención de descender, la acompañasen o no. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

¿Bajáis? Si es así, ¿en qué orden? Si queréis impedir que Clem baje tendréis que hacer una tirada de Fortaleza para sujetarla. 

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10/09/2018, 23:58
Narradora

Ningún sonido llegaba a los oídos de Morgana desde abajo, ningún movimiento. Nada. Pero el fuerte olor y la gruesa capa de polvo que su linterna iluminó en los peldaños eran reveladores: hacía mucho, mucho, tiempo que nadie abría esa trampilla. Años, décadas, siglos tal vez. 

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12/09/2018, 14:17
Morgana Whiterocks

Una vez más el podrido aire viciado por una larga estancia encerrado, escapó aliviado y veloz, con la insana intención de meterse hasta los pulmones. Reculó un paso, siempre interponiéndose entre la abertura y la predicadora en trance. A la que ahora se le escapaban las lágrimas. Morga estaba cada vez más perpleja, sin atisbar ni predecir a dónde les conduciría el inesperado estado mental de Clem. 

De lo que sí fue consciente es que aquella capa de polvo de varios centímetros de espesor hablaba por sí sola. Nadie había pisado esos escalones desde no solo antes de que la iglesia fuese desvalijada, o antes de que el mundo explotase, sino mucho, mucho tiempo atrás. La tira de tiempo. “¿Qué coño duerme ahí abajo? ¿Una puta tumba? ¿Reliquias?” . Se guardó sus preguntas paras ella.

Su mirada interrogativa fue de los peldaños a Kane, pasando por Clem. Guardó la pistola. Luego agarraría de un brazo a la chica. 

-Vale. Ya sabemos que quieres bajar. Kane, sujétala y cubre su boca y nariz con algo -ella misma usó su gorrito para protegerse, al menos durante los primeros momentos del descenso les iría bien. Miró al hombre- Vamos a entrar, ¿no? Supongo que no encontraremos putos vampiros, es lugar sagrado. Quizás el Santo Grial. -Bromeó. Había sido Kane quien tomó la iniciativa antes moviendo el altar. No esperó respuesta, se giró hacia la escalera, dispuesta a bajar, iluminando con la linterna- Tú, pulgoso, te quedas aquí, protegiendo la entrada.

Pensó que tal vez no era muy prudente que todos se metieran en la cripta. Pero también era cierto que no encontraron huellas de que alguien se moviera dentro del edificio. Aun así, dejó salir su inquietud.

-Podemos contener a Clem. No se como le afectará si le impedimos seguir adelante. ¿Quieres quedarte de guardia? 

Morgana sentía la necesidad, el deber, de avanzar en vanguardia. Estaría muy atenta a cada detalle, a donde pisaba, descendiendo como una gata de caza. No quería resbalar, que algún peldaño cediese. O comerse una posible trampa.

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12/09/2018, 14:21
Morgana Whiterocks
- Tiradas (1)
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12/09/2018, 21:12
Kane

Las lágrimas de Clementine provocaron que la inquietud de Kane creciera por momentos, no llegaba a entender porque sucedía aquello, pero se mantuvo lo más sereno que pudo apretando los labios. La vaharada de aire viciado les golpeó provocando que el pistolero arrugara la nariz. Con la predicadora aun sin responder, Kane se aferró a su experiencia y a su instinto, por mal o bien que fuera.

Vamos a entrar —confirmó lacónico mientras se tapaba tanto su nariz como la de Clementine, arrimó la mirada para aprovecharse de la luz de la linterna de Morgana, no negaba que todo aquello también le causaba una profunda curiosidad.

Clem nos está conduciendo abajo. Todo sucede por algo —afirmó con convicción —. Bajaré con ella. Quédate aquí arriba de guardia si te preocupa eso —miró de soslayo a Morgana, también a Bentley que, conociendo al animal, dudaba mucho que fuera a obedecer aquello de proteger la entrada. Aunque se fijó en su reacción ante todo aquello.

No iba a impedir a Morgana que bajara primero, ni parecía con la apetencia de discutir por nada. La única realidad es que iba a bajar junto a Clementine, quería saber dónde les conducía el trance de la predicadora.

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14/09/2018, 01:27
Narradora

Morgana pudo contener a Clementine en un primer momento, pero la predicadora parecía decidida y al sentirse sujeta empezó a forcejear. Quizás por esa determinación que parecía imbuir sus movimientos, o tal vez por su tamaño menudo, logró escurrirse de las manos de la exmilitar sin que su rostro llegase a expresar satisfacción al hacerlo. Morgana tuvo que apresurarse para poder descender la primera y sentía a Clem pisándole los talones, sin que la poca luz pareciese afectarle lo más mínimo.

Bentley tampoco parecía estar por la labor de obedecer, pues a la orden de Morgana sólo respondió con un ladrido corto y grave antes de escabullirse entre las piernas de todos para tomar la vanguardia de la pequeña comitiva. No se separó mucho, pero se puso delante de todos, como siempre solía hacer. 

Kane iba muy cerca de Clementine, tapando las narices de ambos, pero percibiendo aún el intenso olor a humedad. 

Y así, los cuatro empezaron a descender hasta que sus cabezas estuvieron ocultas bajo el suelo y sólo la luz de la linterna de Morgana iluminaba sus pasos. La escalera no era muy larga, no más de lo que podría ser la del sótano de cualquier casa unifamiliar, así que no tardaron en llegar abajo. 

El subterráneo estaba excavado directamente en la tierra, con el suelo y las paredes irregulares, rugosas y húmedas. Era un espacio amplio, del tamaño de la sala común del Major Morris, y lo único que la linterna iluminó en él fue una puerta de arco semicircular en la pared del fondo. Era de piedra y tenía el aspecto de ser muy antigua y muy pesada. En su superficie se podían ver grabados con los mismos motivos que habían visto en el altar, las rosas de largos tallos espinosos, y dibujando un semicírculo en la parte superior había algo escrito, en algún idioma que ninguno de los dos reconoció. Lo que no había a la vista por ningún lado era un modo de abrirla. Ningún pomo, picaporte o cerradura, tan sólo la superficie áspera de la piedra. 

El perro detuvo sus pasos al llegar allí y arrugó el hocico, molesto sin duda por la picazón del moho. Giró la cabeza para mirar a los humanos, como esperando averiguar si querían seguir por ese camino. De los ojos de Clementine seguían brotando lágrimas tristes y silenciosas y la chica, por su parte, parecía totalmente decidida a llegar hasta la puerta.

- Tiradas (1)
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14/09/2018, 23:03
Morgana Whiterocks

Morga siguió descendiendo con precaución, peldaño a peldaño, tras el ansioso Bentley que, como siempre, se adelantaba celoso por mantener su guía en la exploración. Aligeró un poco su paso, con la intención de evitar que la predicadora no le diese un empujón fortuito debido a la necesidad insana de alcanzar cuanto antes su destino.

A Morga nunca le había preocupado el porqué sucedían las cosas. Kane comentó que había una razón. "Seguro que sí. O no." A ella solo le interesaba lo que ocurría, la forma de encararlo, y de resolverlo llegado el caso. El motivo se analizaba después, si continuabas con vida. Su lógica simple le decía que los acontecimientos estaban ahí, giraban en torno nuestro mareándonos. "Y nosotros damos vueltas con ellos. Engranajes a menudo desincronizados".

Tampoco fue consciente que su presencia entre los tres, o los cuatro, tal vez sobraba. La sugerencia de Kane no hizo mella en su disposición y curiosidad por descubrir lo que cada vez más se asemejaba a un misterio intrigante.

Enfocó aquí y allá con la linterna hasta detener el paseo zigzagueante de la luz en la pesada puerta de piedra, iluminando los grabados y las letras. Se mordió el labio.

-¿Será latín? ¿Puedes leerlo, Clem? -Insistió sin desfallecer en su intento de que la muchacha respondiera. Se volvió un segundo, conduciendo el intenso haz de luz hacia la abertura; regresó a las rosas y espinos.

-Ábrete, Sésamo -exclamó, con simulado aire solemne. Dejó avanzar a Clem. Quiso confiar en que ella sabría encontrar el resorte o piedra adecuados.

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16/09/2018, 00:35
Clementine
Sólo para el director

Aquella voz, aquella advertencia erizó el vello de la predicadora, que se mantenía ahora en pie, con los puños crispados en tensión, mientras se acercaba despacio, muy despacio, a aquellos cuerpos que descansaban sobre el suelo y aún no habían sido pasto de las llamas.

No debía pasar...-repitió, atemorizada, mirando al frente, hacia la figura cuyos cabellos tan sólo se adivinaban en el brillo rojizo de sus contornos mal definidos, que ahora señalaba, guiando su vista, provocando que sus pupilas, contraídas y asustadas, se posasen sobre dos rostros quiescentes que sin lugar a dudas conocía. Y la visión de aquellos dos hombres familiares para ella envueltos en aquella escena sangrienta, drenados del rastro de la vida, la hizo retroceder, uno, dos pasos, dando un respingo, tapándose los labios con las manos para notar cómo, a pesar del calor abrasador, un sudor frío e inevitable comenzaba a recorrer su espalda, al mismo tiempo que un profundo sollozo escapaba de sus labios- No... No... Esto no... Ellos no... -dijo, notando cómo le temblaban los labios y las palabras parecían quedarse atascadas en su garganta

Dios misericordioso, ¿qué... Qué significa todo esto?- murmuró, paralizada, tragando saliva mientras un temor frío y abyecto helaba en su pecho, tratando de resquebrajar su entereza- ¿Quién eres? No respondes al nombre de Yahvé, y sin embargo deseas que proteja esa cruz... Y Robin...-añadió, casi incapaz de pronunciar aquel nombre, imaginando la posibilidad de que aquello que veía pudiera ser real, estar ocurriendo en aquel instante, o en efecto, ser una visión de un futuro próximo. Tanto dolor... 

Esa Iglesia... ¿Fuiste tú quien hizo que él viese... Escuchase? Dime quién eres, por favor. Dime si esto que veo es... Es... Una mera metáfora. O si es... - añadió, sin atreverse a terminar la frase, sin, en efecto, poder hacerlo, notando la voz estrangulada. 

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17/09/2018, 00:01
Kane

El descenso a ese sótano reclamado por el polvo a lo largo del tiempo generó en Kane una preocupación cada vez mayor, no sabía de dónde procedía tal eco, pero quizá fueran las lágrimas que brotaban de los ojos de Clementine los que causaban aquella sensación en el pistolero. Con paso algo endeble siguió bajando la escalera, pero una vez en el piso lo que allí descubrieron dejó absorto a Kane que abrió los ojos de par en par. El instinto lo llevó a tocar el pomo de Raguel, no como precaución, sino por familiaridad.

Los símbolos, rosas de tallos espinosos, me son familiares —dijo resiguiendo los relieves de la arcada —. En una de las tradiciones del mundo antiguo, la hebrea, estos símbolos se asociaban a un ángel. No recuerdo ahora cual —arrugó la frente frustrado por no recordar el nombre, pero reconocer aquello renovó la seguridad en Kane de que no estaban en ese lugar por un casual, sino con un propósito. Miró hacia Clementine desubicado, pero con la convicción firme de permanecer a su lado.

Estar ante aquel arco de piedra que denotaba aquel eco al pasado causaba gran impresión en Kane, no se hubiera imaginado que se fuera a encontrar con algo así. Aquello significaba algo para él, no era ducho en esconder emociones y no había empezado ahora en aprender a ocultarlas. Se quedó junto a la predicadora, con una predisposición que casi parecía que, de ser necesario, la iba a acompañar al mismísimo infierno de ser necesario.

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18/09/2018, 01:01
Narradora

La esquiva silueta rodeó a la joven, dejándole unos instantes para asimilar lo que sus ojos veían. Todo el lugar parecía estar enturbiándose con el humo y cuando comenzaron las preguntas de Clementine, esa voz que parecía un susurro traído por el viento se dejó oír de nuevo, teñida de una tristeza inexorable, como si esa visión le doliese tanto como a la predicadora. 

Es. 

Tardó un par de segundos en decir algo más que esa única sílaba que parecía responder a lo que Clementine no se había atrevido a decir. 

Es real, precursora...

Es allí...

...es ahora. 

Yo no soy...

No soy tu Dios...

Tu Dios...

...no soy. 

Fui como tú...

Ya no soy...

...soy

...Marjolein

Abre los ojos...

...los ojos, precursora

...abre los ojos...

Busca la cruz...

...la cruz

...pon la cruz a salvo...

Escúchame, precursora...

...escúchame

Mi labor ha terminado...

...busca la cruz...

...abre los ojos

Abre los ojos...

El humo, espeso, invasivo, terminó por llenar todo su campo de visión. Los pulmones de Clementine se llenaron de él y sintió su picor en el fondo de la garganta, dificultándole la respiración hasta que su mente se nubló y sintió que se desvanecía, arropada en su viaje a la oscuridad por esa voz que la había acompañado. 

Abre los ojos

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18/09/2018, 02:11
Narradora

Clementine no hizo ningún gesto que pareciese indicar que había recibido la pregunta de Morgana o las palabras de Kane. En su trance parecía sonámbula, sencillamente ajena a su presencia a su lado. Avanzó decidida hacia la puerta de piedra y alzó una mano para rozar su superficie con la punta de los dedos. Pero un instante antes de que llegase a tocarla, algo cambió en su rostro.

La joven boqueó, como si tuviese dificultades para respirar, como si el aire no consiguiese llegar a sus pulmones. Al instante siguiente sus párpados cayeron y las rodillas le fallaron. Se desvaneció, cayendo como una hoja entre los brazos de Kane, que tan sólo pudo sujetarla. 

Bentley empezó a ladrar, angustiado, hacia ella. Sus ojos pasaban también por Kane y Morgana, como si les estuviese exigiendo que hiciesen algo para ayudar a su humana favorita. 

Y, de pronto, Clementine abrió los ojos.

Parecía confusa, a juzgar por cómo miraba a su alrededor desubicada, pero su mirada estaba llena de vida. La predicadora había vuelto en sí. 

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18/09/2018, 02:17
Narradora

Y, de pronto, Clementine abrió los ojos. 

Pero al abrirlos, en un primer momento se sintió aún perdida en la oscuridad de la inconsciencia. Escuchó los ladridos angustiados de Bentley. Tardó un poco en ubicarse, en reconocer el aroma familiar de Kane muy cerca de ella, sosteniéndola entre sus brazos. Poco a poco percibió algo de luz y las formas del lugar donde se encontraba empezaron a hacerse visibles para sus ojos. La luz provenía de la linterna de Morgana, que estaba también allí, junto a ella. 

Cuando miró alrededor pudo percibir que estaban en una especie de sótano excavado directamente en la tierra, con el suelo y las paredes irregulares, rugosas y húmedas. Era un espacio amplio, del tamaño de la sala común del Major Morris. El olor a moho y polvo era tan fuerte que dejaba un sabor acre en la garganta que le recordaba el del humo que acababa de dejar atrás.

A sus espaldas creyó percibir unas escaleras que ascendían hacia una rendija de luz. Y justo delante de ellos había una puerta de arco semicircular en la pared del fondo. Era de piedra y tenía el aspecto de ser muy antigua y muy pesada. En su superficie se podían ver grabados con los mismos motivos que había visto en el altar, las rosas de largos tallos espinosos, y dibujando un semicírculo en la parte superior había algo escrito, en algún idioma que no pudo reconocer. Lo que no había a la vista por ningún lado era un modo de abrirla. Ningún pomo, picaporte o cerradura, tan sólo la superficie áspera de la piedra. 

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18/09/2018, 02:26
Bentley

Bentley ladraba y ladraba, con un tono agudo. El perro estaba angustiado y alterado, hasta el punto de que en un primer momento ni siquiera se dio cuenta de que Clementine había abierto los ojos. No lo hizo hasta que la predicadora no se movió y entonces los ladridos se convirtieron en gañidos, medio aliviados, medio preocupados. El pobre animal no tenía muy claro cómo debía sentirse. 

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18/09/2018, 23:26
Kane

Antes de cualquier reacción, Clementine volvía en si desvaneciéndose justo antes de que tocara aquel arco de piedra, Kane pendiente como estaba de ella la tomó entre sus brazos impidiendo una mala caída.

¡Clem! —dijo entre alarmado y aliviado, realmente no sabía cómo sentirse —. Estás bien, estás aquí. Con nosotros —añadió con suavidad, consciente de que quizá estaría desubicada.

Tranquila.. entraste en trance.. caminabas sola, nos llevaste hasta aquí, ¿qué.. qué te ha sucedido? —preguntó aun desubicado apretando los labios, miró brevemente a Bentley y a Morgana antes de volver a la predicadora —. ¿Estás bien? Lloraste..