Después de tocar esa piel suave y aterciopelada el mundo se detuvo para Cass, por cuánto tiempo le era difícil de precisar a la morena, por eso cuando volvió al presente y se encontró tumbada solo pudo parpadear alejando la confusión por el cambio de posición. El rostro lloroso de Trish tan cerca del suyo la alarmó y se incorporó mientras fruncía el ceño dispuesta a verbalizar alguna de las muchas preguntas que le venían a la mente, pero las palabras de Skyler hicieron que se las tragase todas y aceptase el abrazo de su hermana, devolviéndolo con nostalgia.
Sonrió con pesar al reproche y un "Auch" salió de sus labios cuando recibió el golpe.
-Lo siento, no sé por qué... el pasado...
Se quedó a medias, sin saber qué decir, como si intentase apartar dolorosos recuerdos, como si su mente hubiese retrocedido al momento en el que la pequeña Patricia era un bebé llorón y sus padres estaban con ellas. Miró a su hermana con tristeza en el rostro y negó antes de agachar la cabeza y levantarse del colchón alejándose un poco, prefería que pensasen cualquier cosa a mostrarse.
Volvió a meter la mano en el bolsillo y una vez dentro, lejos de miradas, la flexionó y estiró varias veces. No es que le pasase nada físico a la extremidad, simplemente el contacto la había perturbado y parecía que haciendo ese movimiento alejaba las sensaciones.
El ceño fruncido con que Skyler asistía al despertar de Cass se fue tornando en esa expresión incómoda que la rubia solía mostrar cuando había demasiadas emociones a su alrededor. Así que, cuando Kane le dio la excusa para mantenerse apartada del abrazo de las dos hermanas, no lo dudó ni un instante y se giró hacia él, dejando la escena de la cama en el rabillo de su ojo.
—Sí, así de repente —respondió, encogiéndose de hombros con un gesto con el que parecía compartir su estupor—. Yo estaba hablando con Trish sentadas en la cama y mientras Cassandra se acercó a Matthew y se agachó a tocarlo. Y justo entonces... ¡plam! Le dio el ataque —explicó, sin pensar que tal vez a Cass le podría incomodar escucharla—. Se le pusieron los ojos blancos y movía la boca. Y luego se desmayó.
Tras el breve relato de lo sucedido sus ojos buscaron a Cass, que ya se había levantado de la cama, y luego miró al bebé, que seguía durmiendo como si nada sucediese a su alrededor.
—Seguro que es epiléptica o algo así y no lo sabíamos —comentó finalmente, con un gesto de la mano.
Kane escuchó lo sucedido de labios de Skyler, alzó un tanto la ceja al descubrir las razones del desmayo de Cassandra, pero no dijo nada al respecto, tampoco sabía qué suponer.
Parece recuperada al menos. apuntó Kane sin apurar las distancias, más cuando vio que Cassandra se levantaba buscando alejarse. El pistolero suspiró un poco, miró a Skyler, luego a Trish, pero siguió sin decir nada.
Tras unos segundos de silencio, se permitió el paso de preguntar directamente a la afectada cuando juzgó que lo más dramático, aparentemente, había pasado.
¿Estás mejor, Cass? ¿Necesitas algo? preguntó el hombre solícito, a lo que a continuación dirigió la mirada a su hermana. ¿Y tú, Trish?
No se le escapaba de su campo visual la presencia del bebé, pero dado que estaba dormido, no quiso incluirlo en la ecuación por el momento.
En cuanto su hermana empezó a incorporarse Trish comenzó a sentirse mejor. Al menos no parecía que le faltasen las fuerzas ni nada así. Un momento después, con su sonrisa y su respuesta a aquel golpe, el rostro de la muchacha se relajó. Escuchó las palabras de Cassandra y se quedó mirándola un instante en silencio. No es que no supiera qué decir: las palabras estaban acostumbradas a salir a borbotones de la boca la chica. Era más bien que quería tomarse otro momento para asegurarse de que su hermana estaba bien.
Al cruzar la mirada con la de ella Trish notó ese deje de tristeza, y en ese instante decidió que prefería estar a solas con ella. Sí, quizá no fuera lo más seguro si le daba un ataque otra vez... Pero siempre podía gritar. No es que estando presentes los demás pudieran hacer mucho.
—No te preocupes —dijo tras su disculpa en un tono mucho más amistoso y tranquilo.
Los ojos de Trish buscaron a Skyler y a Kane un instante, y al ver la facilidad con la que la primera explicaba lo sucedido negó con la cabeza con una pequeña sonrisa. Aquello era serio, pero no dejaba de tener cierta gracia. Finalmente, con su última aportación, volvió a mirar a Cass. Tendría que buscar información sobre la epilepsia fuera donde fuera, por si acaso. Estudiaría lo que hiciera falta y se prepararía por si aquello volvía a suceder. Esa era, en verdad, la diferencia entre alguien con suerte y un verdadero superviviente.
Trish aprovechó el momento de las preguntas de Kane para ponerse también en pie. No siguió a su hermana, ni le cortó su espacio. Y acto seguido se adelantó, quizá, a lo que ella pudiera querer decir.
—Nada, gracias —dijo al hombre antes de mirar hacia la puerta—. Creo que saldremos a tomar un poco el aire —expuso antes de buscar la aprobación de Cass. Su mirada no era suplicante, ni ya evaluadora, sino mucho más tranquila. Probablemente la preocupación le durase unos días, pero ambas habían sobrevivido a cosas peores que cuatro temblores y un momento de ojos en blanco—. Si te parece bien, claro.
Mientras se movía Cass pudo oír la explicación de lo que le había pasado de labios de Skyler y se alegró de no haber dicho nada en voz alta, ya bastante tenía con que le hubiese pasado teniendo público como para sufrir el bochorno de que supiesen cosas íntimas. Su mirada seguía mirando un punto indeterminado del suelo hasta que la grave voz de Kane dirigiéndose a ella hizo que lo mirase brevemente y negase con la cabeza quitándole importancia a lo ocurrido.
La fresca voz de Trish inundó la estancia, o eso le pareció a la morena, y le devolvió la mirada con presteza. Sus ojos reflejaban el inmenso cariño que sentía por su hermana y lo orgullosa que estaba de ella.
-Sí, claro. Tenemos que echar un vistazo a la obra de arte que he hecho en la valla.
Su frase, bromeando acerca del trabajo realizado por ella misma, intentaba transmitir que todo estaba bien y que no había de qué preocuparse. Pero una mirada en profundidad a sus compañeros le dijo que merecían algo mas que cabeceos.
-Gracias por ayudar, ya estoy bien... no es la primera vez. No es nada.
Sus manos se movían restando importancia al episodio, sus ojos bailaban desde el hombre hasta la mujer intentando convencerlos, su cuerpo ya se alejaba pidiendo espacio, aire.
Y así, con la marcha de las dos hermanas en busca de ese lugar en la empalizada que alguien había utilizado para colarse, Kane y Skyler pudieron volver a sus quehaceres. Era un intento de recuperar una normalidad que había quedado atrás al amanecer, con la llegada del bebé que dormía, ajeno al revuelo que su presencia había causado en la tranquilidad del refugio.
Pero mientras unos y otros iban moviéndose al respecto, o simplemente guardando el lugar a la espera de noticias, el tiempo siguió su camino, desgranándose lentamente, segundo a segundo, hasta que los minutos se convirtieron en horas y la luz disminuyó tras el cielo encapotado.