Había palabras que YO no entendía (y siendo sinceros le sudaban el chumino), palabras como maese, duelo, batiré y afrenta por ejemplo.
En cambio si entendía otras, “novio”.
YO había decidido – y eso iba a misa – que el humano que le había hecho la ofrenda de comida/sexo (Albius) era su nuevo objeto de deseo carnal. Kenny era historia y con su partida “había un hueco – grande y profundo” -, que debía ser llenado” y este humano se iba a encargar de eso. (Quisiera o no hacerlo).
Ahora, otra palabra que si entendía era “monstruosidad”. No era la primera vez que le llamaban así. Monstruo. A menudo usado junto a otros adjetivos calificativos.
Horrible, asqueroso, deforme, maloliente, etc, etc, monstruo.
Lo de “monstruo” no le molestaba, era uno por nacimiento y podía vivir con eso, los adjetivos calificativos le causaban cierto escozor que dependían de su humor del momento. A veces impasible, a veces furioso.
Siendo otro momento y lugar quizás YO ni siquiera hubiera prestado atención a lo que bigotes farfullaba desde su nimia pequeñez de humanito endeble.
Siendo otro momento.
No el de ahora.
Sin aviso, ni amenazas, sin pérdidas de tiempo innecesarias dado que lo que se pretendía era muy claro y conciso, YO extendió hacia adelante sus muchos kilos de musculo y grasa proyectando un misil hecho de nudillos, mugre y heridas a medio cicatrizar que era su propio puño y con toda la intención de estamparlo en donde fuera que impactara para quitar de en medio a aquel molesto gusano con bigotes.
A tomar por culo, que se dice.
Motivo: Zas en tu puta boca
Tirada: 1d10
Resultado: 2(+4)=6
Daño: 1d10/2 + 4
¿Es que uno no puede descansar tranquilo?
Me pregunto conforme la ogrete suelta un terrible mamporro contra el selicano, enseñándole cómo se las gastaban las de su tipo, lo que sumado a que ya estuviéramos varios del regimiento aconsejaba que se sus compañeros se lo llevaran a la enfermería... antes de que otros le siguieran.
- YO, ¿qué te dije de la ducha?
Si ya has terminado de comer ¿qué cojones haces sacudiendo a ese selicano?
Pregunto levantando la mirada hacia la ogrete e ignorando, deliberadamente, la presencia del lanzallamas, pues prefería divertirme viendo a la ogrete repartir a diestro y siniestro.
Tirada oculta
Motivo: Tirada de Esquiva
Tirada: 1d100
Resultado: 2
El mamporro de la ogrete era un buen golpe, contundente, y que probablemente habría hecho bastante daño al lancero selicano. Y era muy improbable que pudiera esquivar un golpe como aquel de improviso... Pero aún así, lo hizo. El puño de Yo solo machacó el aire. Sin embargo, el gesto había alertado a todo el comedor, mirándose unos y otros.
Los lanceros selicanos se pusieron en pie como un resorte, lanzando miradas poco amistosas a la ogrete, mientras que los milicianos, probablemente más sensatos, se echaban sutilmente a un lado.
Los lantanitas, por supuesto, no dejaron pasar aquella oportunidad, y algunas risas malintencionadas surgieron de sus mesas, así como algunas imprecaciones hacia los indisciplinados fezzornitas, y valoraciones sobre lo fino de su piel y su falta de camaradería.
El cadete Mitchells, viendo como todo aquello empezaba a escalar de manera intolerable, sacó su pistola bólter y realizó un disparo al techo, un único disparo que resonó amplificado por la acústica del búnker, e hizo caer algunos restos de rococemento desde el lugar de impacto.
-¡CESAD LAS HOSTILIDADES EN ESTE PRECISO INSTANTE! ¡EJECUTARÉ SUMARIAMENTE AQUÍ Y AHORA A CUALQUIERA QUE DESOBEDEZCA!
Ni que decir tiene que los legionarios penales observaban toda la escena divertidos, con sonrisas de superioridad en sus rostros. Parecía que no era la escoria la que se estaba jugando una ejecución, si no los buenos soldados regulares, y eso les parecía divertido.
Yuri mientras comía escucho una discusión al fondo, casualidad era donde estaban los Fezzornitas, allí una Ogrete se encaraba con un bigotudo noble de este mundo que habían venido a defender, y no pudo mas que decir a sus compañeros:- Hay tenemos las sutilezas Fezoornitas, era de esperar, y la verdad es que para montar gresca no nos necesitan. Varias risas saltaron de sus compañeros ante ese y otros comentarios jocosos-ofensivos debida a la animosidad de los Lantanitas hacia aquella gente.
No contento con eso siguió mirando, ahora sin comer, pues estaba flipando y ante el inesperado puñetazo que intento dar la Ogrete dijo:- Alucino con que el bigotes intente hablar o llegar a una conversación mas o menos inteligente con un Fezzornita, aunque sea una Ogrete!, cosa que hizo estallar la mesa en risas.
Pero esto duro poco tiempo, en seguida uno de seguridad saco el arma y amenazo con acabar sumariamente con cualquiera que montara jaleo.
Yuri no lo dijo esta vez, pero deseaba que aquella Sucia Ogrete intentara acabar con el Cadete, seria un espectáculo y una seria reprimenda para los Fezzornitas y en concreto para su destacamento, lo que iluminaria el día a Yuri y le sacaría una sonrisa cada vez que lo recordara.
Me pongo inmediatamente en posición de firmes, como congelado en mi sitio.
A Albius no le gustaba cómo se estaba poniendo el asunto, el cadete con el bólter tenía potestad para reventar cabezas. Mal asunto.
Algo había que hacer, pero él no pertenecía a su regimiento, ni siquiera la conocía. Se le ocurrió una idea y supo, en ése mismo instante, que el Dios Emperador debía de estar descojonándose en su trono dorado, además de otorgándole su bendición.
Con algo de dificultad porque se imaginaba lo que ocurriría después, tragó saliva y levantó su bandeja, sabedor que lo que estaba a punto de hacer probablemente le condenaría ya definitivamente a ojos de sus compañeros y sus no tan compañeros. Se iban a echar unas buenas risas a su costa. - Ay madre -
- Eh....mm....YO.....¿por qué no te sientas y te comes también mi bandeja de comida? Ya no tengo hambre. - dijo Albius, acercando su segunda bandeja, intacta, a la Ogresa e intentando que le siguiera hasta la mesa y se volviera a sentar con ellos.
Su mirada se dirigió de forma acusatoria hacia su compañero Nicodemus, que estaba, a todas vistas, con el puño metido dentro de la boca y aguantando la que sería su mejor carcajada en años. - Ésta te la pienso devolver -
- En fin, quien no se apaña, es porque no quiere, decía mi mamma. - comentó, para mayor hilaridad de sus colegas.
Iba a tirar "mando" y aplicar mi talento de "pequeño tú" vs la Ogresa, pero no creo que haga falta porque hasta ahora estamos actuando de mottu propio de buen rollo (es decir, siguiendo la escena y tal). Vamos a seguir así. Si por lo que fuera (reglas o algo así) hiciera falta tirar, que lo haga el DM por mí, por favor.
La cosa se había desmadrado un rato... nadie había esperado que el (LA) ogrete intentara darle un puñetazo al bigotes (bigotes que había que reconocer que llevaba sus años muy bien y lo había esquivado de pleno), aunque todo el mundo había esperado que el Comisariado pusiese fin a aquello. Ante el disparo de bólter la memoria muscular de Nicodemus se puso en funcionamiento ella sóla y juntó las botas de un taconazo, poniéndose firmes y levantando la barbilla. Cuando no pasó nada, ni empezó una revista en la zona, volvió a ponerse en posición de reposo, con todo el mundo alrededor actuando como si no hubiera pasado nada, la actitud más sabia.
"Mmmm"
Menos los tipos aquellos que estaban murmurando unos contra otros. Joder. Iban a ser el único de los desplegados que no se llevase a matar con otro de los desplegados?
-Venga nen -dijo, poniéndole una mano en el hombro- Vamos para la mesa.
"En fin, quien no se apaña, es porque no quiere, decía mi mamma"
Se sonrió mientras volvían, comentando alegremente, en voz baja:
-Ayyyy, folladorrrr, ¡¡folladooooorrrrrr!!
Al final, cómo no, la situación había ido a mayores, algo que no debía extrañar teniendo en cuenta que entre los involucrados se hallaba un mutante. Y es que la razón nunca podía llegar a formar parte de algo cuya anatomía ya probaba que por único arquitecto tenía la sinrazón.
La escena había tenido reacciones de lo más diversas, pero la única que en ese preciso instante le preocupaba a un Haytham que permanecía inmóvil sentado frente a la mesa, era la del joven Radi. El muchacho se había puesto en pie asustado y por la tensión en sus músculos se notaba que en aquellos momentos luchaba contra el impulso de salir corriendo. Intentando calmarlo Haytham apoyó su mano sobre el hombro de Radi y luego, con firmeza, le obligó a sentarse.
- Cuando vayan a rodar cabezas más vale que mantengas la tuya agachada, muchacho. Es un consejo que más vale que tengas en cuenta, dentro y fuera de la trinchera. Y ahora aguardemos- continuó.- Cuando todo se calme podremos ir a responder tu pregunta.
Tal y como había dicho, el Acechadunas esperó y mientras esperaba no perdió de vista al hombre que, como en el caso de Radi, había despertado su curiosidad. Una curiosidad que no hizo sino aumentar cuando aquel hombre demostró que poco le importaba exponerse a burlas y carcajadas en su afán por poner solución a la situación.
La intervención del cadete cesó con las hostilidades, al menos las más visibles, por lo que una vez acabado el entretenimiento seguí sentada un rato más, perdida en mis pensamientos, como si no tuviera nada que hacer.
Me levanté a rellenar mi vaso con un poco más de agua, me había quedado con sed. Después me senté a esperar un poco más a ver si me distraía con algo más, sino me acabaría yendo a descansar, había sido un día cansado y el ajetreo de la cantina era una forma de romper la rutina.
Miré a mis compañeros de reojo, mientras bebía un poco más, al final eran igual que yo. Absorta en mis pensamientos seguí un rato más ahí, fingiendo un bostezo como si estuviera agotada, en breve me iría a descansar ya que en cualquier momento podían necesitarnos en el frente.
Si algo tenían bien aprendidos los Ogretes de Fezzorn esto era que había que obedecer a los humanitos que llevaban el título de “jefazo”.
El que ahora había disparado al techo de la cantina era un “jefazo-junior” pero casi era lo mismo.
Siendo sinceros aun seguía teniendo ganas de arrancarle el bigote al gusano pálido que tenía cerca pero sería algo para hacer luego, al amparo de la noche, cuando menos se lo esperase aquella lombriz asquerosa.
Sonrió maliciosa ante la idea y tras tomar la bandeja con comida que su novio ahora le obsequiaba, le planto un beso-húmedo-maloliente-y-baboso- que para Vespillo debió ser como si un caballo le chupara toda la puta cabeza.
Otro al que debía visitar con la oscuridad de la noche, pensó regresando a su sitio, pero a este para follarselo hasta dejarlo parapléjico.
- Arhg....¡estate quieta! - dijo, separándose un par de pasos de la Ogresa. Aquello no iba bien, y la mirada que le dirigió YO prometía diversas cosas que hicieron que el soldado de asalto mascullara una ligera imprecación. - Calla ya, o tendrás que coserte la lengua, Nico. - le dijo a su compañero al provocarlo de nuevo, mientras agitaba un puño delante de su cara, para esconderlo rápidamente antes de que YO se diera cuenta y comenzara de nuevo el percal.
Obviamente no le iba a pegar, Nico sabía que entre ellos no habría más que bromas jocosas, así era Vespillo. Muy diferente sería si alguien les amenazara o algo similar. Entonces sí que se enfadaría de verdad. Pero parecía que YO le había cogido un cariño tremendo así de golpe y que ahora estaba bajo su protección. No es que le molestara que aquella mole de músculos estuviera de su parte...pero las miradas claramente lascivas de la Ogresa no le dejaban buen cuerpo.
Mientras tanto, pasaba por aquello lo mejor que podía, con humor e intentando esquivar los problemas.
Esperó a que el aprendiz de comisario se relajara para volver a preguntar a sus colegas.
Paul había echado mano de su cuchillo de campaña como quien no quiere la cosa. Normalmente despreciaba el cuerpo a cuerpo, al preferir la aséptica muerte dispensada a distancia mediante rifles láser sobrecargados, pero se avecinaban problemas y nada dejaba claras las intenciones de un fezzornita como un par de cortes infligidos a un oponente en los lugares adecuados.
Por fortuna la cosa no llegó a mayores y el mostachudo oponente de Yo consiguió evadir el puño de la ogrete, evitándose un universo de dolor. Con una mezcla de alivio y decepción, escuchó el disparo y se giró para ver al Cadete Comisario empuñando un bolter aún humeante. Imitando al soldado de asedio que tenía al lado, se puso firme para luego adoptar una actitud más relajada.
-Y así es como nos divertimos en Fezzorn. Ayuda a liberar tensiones entre combate y combate susurró divertido a aquellos que estaban suficientemente cerca para oírle.
Tras unos pocos y tensos segundos en los que el cadete recorrió con su mirada todo el lugar, en busca de alguien dispuesto a darle una excusa, guardó la pistola bólter en su funda.
-Así me gusta-dijo, volviéndose después a mirar a la escoria que pastoreaba.
-¿Qué os parece tan divertido? ¡Gusanos!-dijo, dando un soberbio gancho en la mandíbula a uno de los legionarios penales que se estaba riendo, consiguiendo que todos dejaran de hacerlo, especialmente el tipo que escupió un par de dientes.
En el resto del lugar, el ambiente se normalizó un poco, al menos lo justo. Algunas muecas de asco ante las muestras de afecto de la ogrete, otras chanzas al respecto, o sobre algún otro regimiento o soldado en particular. Lo normal, en resumen.
- "Supongo que es mi hora de volver al puesto de guardia." -
Abandono la cantina para regresar a mis obligaciones como soldado.
// Salgo de escena.
La puerta de la cantina se abre de una patada
- ¡Salud a los héroes del imperio!- brama una voz con alegría. Viste harapos mal remendados y una venda blanca asoma del agujero más reciente en su chaleco con una mota roja en el centro.- ¿Que son esas caras largas, joder?- añade, extrañado.- ¡Hemos vencído al mal un día más! ¡Cantad me cago en la puta!- exhorta. mientras se acerca a la mesa de los penales bajo la atenta mirada de los comisarios junior.- ¿No os sabéis ninguna? ¿Emperador Dame Mas Traidores Que Aplastar? ¿Mi Fusil Es Mi Amigo Más Gentil? ¿El Comisario Yarrick Tiene Un Ojo Pipa?- preuba, esperanzado.- Vaya personal...- añade con cierto desdén.
- Venga chicos, mostremosles como se hace- dice, volviendose a los penales. Empieza a golpear la mesa rítimcamente hasta que le siguen unos cuantos y, de repente, arranca.
- Laaaaaaas muchachas de Sélica IV- empieza,- son dulces cómo la miel. Todas buscan un buen guardia imperial, que les de un baile formal- los demás penales se unierón al coro.- Laaaas muchachas de Sélica IV, son fáciles de tratar. Solo quieren que las sostengas y después se dejan amaaaar.
- Yoooooo llegué a la guerra de Sélica, fue duro no lo voy a negar, pero soñaba con esas muchachas, y eso me hacía continuaaaaar- siguió el legionario. Al que sus compañeros se unieron una vez más en el estribillo, cada vez más alegres.- Laaaas muchachas de Sélica IV, son fáciles de trataaaaar. Solo quieren que las sostengaaaaas y después se dejan amaaaar.
- De todas esas muchachas, la más hermosa era Anne. Tenía largos cabelloooos y movía el trasero al andar- continuó la canción.- Laaaas muchachas de Sélica IV, son fáciles de trataaaaar. Solo quieren que las sostengaaaaas y después se dejan amaaaar.
- Compré un buen ramo de flores, y me puse un clavel en mi ojal. Me plante en la puerta de Anne y le pedí que viniera a bialar- el legionario seguía con su canción de ritmo contagioso.- Laaaas muchachas de Sélica IV, son fáciles de trataaaaar. Solo quieren que las sostengaaaaas y después se dejan amaaaar.
- Peeeeeeeeero Anne me esperaba en la plaza, su padre se despertó vivaz. Tuve que correr más de diez cuadras, ¡Ese viejo si sabía bailar!- terminó la canción, ante de unirse a sus compañeros en el estribillo.- Laaaas muchachas de Sélica IV, son fáciles de trataaaaar. Solo quieren que las sostengaaaaas y después se dejan amaaaar.
Obviamente, no todos los legionarios seguian la melodía al pie de la letra y algunos añadian imaginativos adgetivos a como de fáciles de tratar eran las muchachas de Sélica IV o proponian creativos sustitutivos para el verbo "bailar". La mesa entera terminó la canción con una risotada y el legionario se sentó en su sitio y cogió el plato que había traído su pardillo y se puso a comer el plato del día (vómito de cabra, al parecer) con alegría.
Lo pongo solo para el director, es un post pendiente de aprovación porque estoy moviendo pnjs y tal. Si te parece bien le das el Ok sino lo borramos y lo hacemos de otro modo, me pareció gracioso y lo escribí tal cual.
La cosa se había calmado sin ir a mayores y la calma perduró hasta que, como no, el jarana y algarabía llegó por boca de un legionario penal. Haytham, habiendo comido ya, tomó eso como la señal de que debía marcharse, por lo que tras dedicar una última oración al Emperador en agradecimiento por la comida, se levantó.
- Vamos, Radi, ya es hora de irse.
Aun había muchos preparativos que hacer, entre ellos poner a punto las armas que había usado en la batalla. Además alguna de ellas necesitaba más de un ajuste, sin olvidar que aun debía calibrar la flamante mira para su fusil de francotirador una vez la instalara. No obstante, antes de marcharse, se acercó a la mesa en la que estaba el hombre que se había ganado la confianza (y algo más) del mutante.
- Saludos. Mi nombre es Haytham y el rapaz curioso que tengo detrás es Radi- se echó a un lado señalando con la palma abierta al joven muchacho de piel morena que lo seguía.- Tan solo quería agradecer tu sensatez. Lamentablemente los deberes me obligan a marcharme ya, pero espero que nos volvamos a ver.- En aquel momento se dirigió a todos los reunidos en la mesa de la 13ª de Asedio, mutante incluido muy a su pesar.- Que aproveche la comida y que el Emperador os proteja dentro y fuera del cambo de batalla.
Tras despedirse, con o sin el nombre del desconocido en su haber, el Acechadunas salió de la Cantina.
Iba a abrir la boca cuando entró un penal cantando a pleno pulmón, siendo acompañado por los suyos rápidamente y montando un buen jaleo que duró lo que dura una canción soez y bromista.
Sonrió, apreciando la absorción cultural y los conocimientos adquiridos, aunque fuera una burda y sencilla canción para levantar el ánimo. Se sorprendió acompañando con el talón la canción, y tatareando por lo bajini el estribillo, mientras hacía memoria de la misma para repetirla más tarde, en algún momento que fuera necesario.
Al poco, se acercó un hombre fornido y con barba, con aspecto serio y circunspecto. - Hola amigo, yo me llamo Albius Vespillo, aunque mis compañeros me llaman "Enterrador", y soy el arma pesada de mi unidad, Bólter Pesado. Gracias por tus palabras...y espero también que volvamos a vernos. Suerte ahí fuera, que el Emperador os guíe y os proteja. - le contestó, realizando el saludo imperial y alegre por confraternizar con alguien más. Aquello era lo que le daba vida.
Le sonrió al soldado y saludó con la cabeza a su acompañante, Radi, mientras ambos se iban de la Cantina.
- Creo que es hora de irnos también. - le dijo a Nicodemus, dándole un puñetazo en el brazo. - Gente, un placer conocerles, nos vemos a la próxima. - les dijo a todos, levantándose. - Eh....YO, mata muchos Herejes. Luego haremos recuento para ver quién ha matado más. He matado ya a 25...¿podrás superarme? - se despidió de la Ogresa, intentando ser amable con ella. Suponía que por su ascendencia y su aspecto, nadie lo sería, y a él, ahora mismo, ya le daba igual...además, él y los de su unidad sabían qué era ser rechazado por la mayoría.
Salió por la puerta y respiró el aire de éste mundo. Con paso seguro, se dirigió hacia su trinchera, de vuelta al deber.
Estaba feliz por haber podido congeniar con otros soldados, después de tanto tiempo fuera, perdidos y siendo repudiado por muchos.
Salgo de la escena --