Malek volvió a escuchar los gimoteos tan extraños de la interrogadora pero no se atrevió a decirle nada, se refrenó tras los animos de su hermana con respecto a la bronca del marine espacial, pero no encontró los redaños suficientes para confrontar a la agorafóbica interrogadora, que bien necesitaba un escarmiento para que entrara en sus cabales, pero en seguida todo se le fue de la cabeza cuando Ahmed Assir apareció gritando. Malek, desde la distancia, después de mirar a sus compañeros de pesquisas y alzó la mano para saludar a quien les gritaba.
Motivo: Voluntad
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 48 (Fracaso) [48]
Mientras la escena con la interrogadora se desarrollaba bien por detrás suyo, Katrin suspiró con alivio cuando escuchó una voz amiga a través del vocoemisor, pero de inmediato se tensó al oír problemas al otro lado de la línea, más aún cuando la nueva voz se mostró bastante más agresiva que la primera. Pero aunque esta no se hubiera identificado, sabía reconocer de sobras cuando estaba hablando con un superior.
— Sargento Katrin Schenkopp del 303º de Fezzorn — repitió, de un modo más formal — Una de las suboficiales a cargo de la expedición a las alcantarillas en busca de los soldados desaparecidos, junto al sargento Vladislovich, del 15º de Lantan, y el sargento Ed Khalbi, del 64º de Caldeum. Acabamos de regresar a la superfície tras haber encontrado resistencia herética en los túneles — aunque su informe iba a ser más largo, teniendo en cuenta lo que se habían encontrado ahí abajo, y eso sin contar al demonio, se cuidó bien de obedecer al dedillo la orden recibida.
Un grito en la lejanía la distrajo un momento, pero eran un grupo nutrido, y otros podían encargarse de aquello, ella de momento pensaba procurar que los recibieran, en la medida de lo posible, con una felicitación y un lugar en el que descansar, en vez de ser puestos entre rejas. O algo peor, pensó, recordando a aquél pobre sargento selicano.
Alain dejó a Marcel con la interrogadora, y se volvió hacia el resto de soldados. Buscaba a uno de ellos en particular, y no le costó encontrarlo: a diferencia del resto, el legionario penal que los acompañaba parecía más un pandillero de subcolmena que un soldado de la Guardia. Después se acercó hacia el otro medicae, Chinilkin.
—Fiks. Me alegro de verte —y lo hacía de verdad, pues una sonrisa débil pero sincera acompañaba sus palabras—. Creo que deberíamos sedar a la señora... pero no tengo nada a mano. Tal vez... —y señaló hacia el penal, McKnife, de manera disimulada, con una ligera inclinación de la cabeza— Tal vez él sí.
Albius se quedó mirando a la interrogadora durante unos momentos, sin recibir más que otra frase sin sentido para él. Se encogió de hombros y miró al marine, tratando de no obnubilarse con su visión. Era raro para él mirar hacia arriba a alguien, pero en aquella ocasión, no le importaba absolutamente nada. Sólo poder estar a su lado era todo un honor.
Ya habían salido prácticamente todos, sólo unos pocos quedaban allí, y en breve alguien sacaría a la mujer, ya fuera por la fuerza, inconsciente o drogada. - Celonius, vamos arriba y sigamos con la guardia. - le dijo a su binomio. El marine resolvería ésto, o uno de los Sargentos.
Salieron de allí y se pusieron a hacer guardia, esperando que salieran los pocos que quedaban. La misión para la que les habían enviado se podía considerar una especie de éxito, de algún tipo, no lo tenía muy claro, pero desde su punto de vista, eliminar a un montón de herejes, seguidores de algún tipo de secta y a un demonio que iba a atacar la ciudad desde el subsuelo, bien valía una medalla.
Al volver a su posición vio la extraña reacción de la inquisidora, él no era quien para pronunciarse o decir nada. En lugar de salir para asegurar el avance se quedó en las cercanías por si había problema, esperaba que nada más saliera de aquellos túneles aunque a saber lo que le podía haber hecho el torcedor a aquella mujer. Su actitud no era hostil, pero si vigilante si aquella mujer se convertía en un servidor de los poderes informes y se abalanzaba sobre el hijo del Emperador él estaría preparado.
La verdad es que tenía gana de conseguir ganas de salir de las alcantarillas así que sigo a Albius, "Si no te molesta, hago guardia contigo hasta que nos digan que hay que hacer" le digo a mi compañero, hasta que nos devuelvan a los barracones, "Espero que nuestro próximo destino no sea la un túnel"
A Arthur no le pasó desparecibida la nada disimulada mención del médico selicano. ¿Es que esa gente nunca tenía bastante? Ni siquiera era la primera vez que le robaban la priva, el maldito medico del treceavo ya le había mangado el vino que había rescatado sin ni un puto gracias. Vamos, vaya una panda de manguis, ¡que se hicieran el suyo! Como subiera y faltara una puta gota de lo que había dejado destilando... habría consecuencias. Suspiró, mejor darles algo antes de que se pusieran a registrarle y le quitaran sus mierdas otra vez.
- Tengo algo de pruno- confesó, agitando la petaca. Olía a rayos pero si el objetivo era darle moral a alguien era lo indicado.- También tengo algo de stimm que hará que ni sienta ni padezca y algo de slaught por si quieres meterte en un buen pogo- añadió, recordando su juventud con conciertos en la subcolmena.- Eso es todo a menos que queráis que la deje tonta con una granada aturdidora y la subimos antes de que espabile-
- Alain, alabado sea El Emperador, qué alegría verte - se encogió de hombros con respecto a la pregunta del médico selicano, pues si el penal Arthur no tenía nada él tampoco -. Lo siento de veras, sé que esto es crucial pero no tenemos el equipo con el que hacerlo aunque quizás...
Se santiguó con el símbolo del áquila sobre el pecho y tragó saliva antes de encararse con el Marine Espacial. Sólo con tenerle delante le temblaron las piernas y perdió el habla, se golpeó su propia pierna como solía hacer cuando los nervios le sometían de aquella manera pero no tuvo efecto, de manera que alzó despacio el áuspex hacia las alturas donde estaba su rostro.
- Mmmm... Mmmm - como sellados, sus labios se negaban a abrirse, de manera que sopló para separarlos y que saliese algún sonido coherente - M-m-mire, mire.
Su dedo índice señalaba la lectura que deseaba mostrarle y, cual pelele al que tiraban de un cordón, su brazo contrario señaló a la interrogadora, a quien correspondía esa sección de datos.
El marine estaba intentando evaluar si lo que le ocurría a la mujer era solo un caso de estrés post traumático por todo lo que había vivido o realmente esos miedos tenían un origen justificado. Escuchó como algunos proponían dormirla para poder sacarla de allí y le pareció una buena idea hasta que el medica de los Zapadores de Lantan al que todos llamaban Fiks se acercó a él con el auxpex en la mano, parecía había visto algo. - ¿Me permite, medicae Fiks? - preguntó educadamente tendiendo su mano hacia el auxpex para echar un vistazo a lo que le mostraba el soldado. - Gracias. - dijo cuando se lo dejó.
Nunca se le habían dado demasiado bien los cachibaches. Había estudiado las doctrinas de asalto y de defensa pero la tecnología nunca le había llamado demasiado la atención aun así, intentó ver por si mismo lo que había visto Fiks. - ¿Qué ha visto? - preguntó mientras evaluaba los datos
Motivo: Per
Tirada: 1d100
Dificultad: 96-
Resultado: 29 (Exito) [29]
Motivo: Tech.use (int-20)
Tirada: 1d100
Dificultad: 26-
Resultado: 15 (Exito) [15]
Echo un vistazo con el auxpex a ver que ha visto este, 7 grados de éxito en percepción y 2 en tech.use para evaluar los datos.
Por un momento, presa de la tensión, su mano se resistió a que el Marine Espacial tomase el áuspex; una tensión irrelevante para la servoarmadura, que tomó la pieza de equipo como si se la quitasen a un recién nacido. Fiks tosió para poder aclararse la voz, en shock porque aquel héroe de El Imperio supiese su nombre.
Con un toque a su propio casco su visera descubrió su rostro y, tan bajito como pudo, explicó su interpretación de lo que había descubierto, de lo urgente que era y, también, de cómo le afectaba a él.
Van Horst permanecía al lado de la sargento Schenkopp cuando ésta recibió un mensaje por el comunicador. Buscó su mirada y alzó las cejas al escuchar la respuesta. -¿Problemas?- parecía querer decir su gesto.
Más adelante se escuchaban voces de varios acechadunas, por lo que sin duda lo más adecuado era dejar que se entendiesen entre compañeros de regimiento. También escuchó a varios reclutas hablar de cómo utilizar drogas para dejar tranquilizar a la Interrogadora. Aquello era altamente irregular, pero los fezzornitas llevaban décadas utilizando el stimm como droga de combate en sus máscaras antigás, así que seguramente no eran quién para juzgar...
Vitaly observó la tensión de Fiks cuando el Marine le agarró el auspex, pero no tuvo la decencia de increpar al marine de la misma manera en la que lo había hecho con los cretinos del treceavo porque... bueno, porque era un marine. En lugar de eso simplemente se limitó a esperar pacientemente que dijesen que diantres pasaba.
Reconoció la voz de Ahmed y, aunque la situación fuera de las alcantarillas parecía haber cambiado dado los mensajes de respuesta que escuchaba de la Sargento Schenkopp, le tranquilizó bastante. Al menos la superficie parecía segura.
Shaquiq1, contacta con Ahmed, a ver si tiene novedades... - recordaba la ciudad abarrotada por una de sus festividades, ciertamente había perdido la noción del tiempo en el subterráneo, pero le extrañó levemente que ahora estuvieran completamente vacías las calles - ...ten cuidado.
"No pertenezco a ahí fuera..." las palabras de la confusa interrogadora resonaban en la mente de Moham. Había escuchado las declaraciones del resto de guardias, que hablaban de lejanos y extraños mundos xenos, quizá fuera descabellado, pero poco más podía aportar que su sincera opinión, aparte de un golpe que dejara inconsciente a la mujer, lo cual le desaconsejaba su instinto de supervivencia.
La.. la señora interrogadora... - no sabía bien como pronunciar las siguientes palabras sin altas posibilidades de terminar frente al comisariado - ... a ella la sacamos en uno de esos parpadeos, era prisionera del enemigo cuando la encontré junto a Silvara, entonces apareció aquel demonio al que enfrentamos y... escapamos por los pelos. Puede que realmente ella no pertenzca a este... ¿lugar? ¿tiempo? son muchos los misterios que desconozco y prefiero que siga así, pero teniendo en cuenta las experiencias del resto de soldados, ¿podría ser que realmente ella no debiera estar aquí? lo que si puedo decir es que tanto los sectarios como el monstruo parecían los mismos que enfrentamos en esta alcantarilla.
1 Hermano.
Pronto hubo movimiento por parte de las figuras que debían estar donde estaba el cuartel, con algunas figuras acercándose y alumbrando con linternas hasta quedar cerca. Una de ellas, o presumiblemente una de ellas, tomó la palabra y dijo:
-Esta es una base militar, tienen diez segundos para identificarse o abriremos fuego. Mutis, para vosotros son cinco si no volvéis por donde habéis venido, es vuestra noche de suerte.
Sigue en "Tras la línea ¿aliada?"