Partida Rol por web

El montaraz cruza al otro lado sin problemas, y avanza siguiendo las huellas dejando el bosque a su izquierda. A su derecha, Denelloth tiene la lengua de las tierras más altas que llegan desde el castillo de Sil Auressë. Seguir las huellas se hace más difícil en la hierba corta y tierra pisada. Además, en algún momento todos se han puesto calzado, así que no hay huellas llamativas. De su posición actual, ya es todo llano bajando suavemente hasta el río Baranduin, que ya se ve en el horizonte. Por lo tanto, el Vado de Sarn y la aldea cercana están ya más cerca, aunque hay otro bosque que separa aquel primer puesto de Arthedain de la zona de granjas donde se encuentra ahora. Es difícil saber si las huellas se separan en algún momento, pero todo parece indicar que así es, que eran personas de varias granjas de la zona que se reunieron para visitar el monolito.

El montaraz se detiene cuando el rastro se hace difícil de leer y mira largamente al horizonte, en dirección a Arthedain. Recordando, primero el camino al Vado y su impresionante fortaleza, luego caminos que llegan más allá, hacia el corazón del país, hacia desagradables recuerdos cercanos, hasta remotos recuerdos infantiles. Luego sacude suavemente la cabeza y se dirige a Sil Auressë. Tenía una cita con Eben a mediodía frente a la Casa del Comercio...

También debe encontrarse con Khôradur y Curudae. Tal vez todo esta asunto sea una mera anécdota sin importancia, pero deben saberlo. Denelloth fija la fecha de esa noche en la cabeza, intentando descubrir cuándo puede repetirse algo así. Era luna llena, o alguna fecha señalada de algún calendario o alguna cultura?

Denelloth se da media vuelta, y cruza el vado para regresar lo antes posible a Sil Auressë. Ya es medio día, y le queda un buen trayecto. Llegará tarde, pero no es lo que más le preocupa. Es algo más. Una sensación extraña, una corazonada, una premonición. Comienza a correr con zancadas largas, mientras su mente trata de hallar sentido a lo que ha visto. Gracias a su entrenamiento de montaraz, es capaz de recorrer largas distancias a pie.

Algo no va bien. La reunión clandestina, junto a un monolito ancestral, de lugareños de un pueblo dúnadan. Flores, tambores... Todo parece inocente, pero ¿realmente lo es? ¿Por qué hacerlo a escondidas?

Los pueblos primitivos solían organizar su calendario según los cuerpos celestiales, los ciclos lunares principalmente. Ayer fue el día 30 del mes de Nórui. La luna estaba menguante, y pronto será luna nueva. Y ahora comienza la fiesta de verano, el Ioëndë, que coincide con el solsticio de verano. Podría ser un simple rito conmemorativo de eso... De todos modos no está de más que se le informe a Khôradur. Ha sucedido demasiado cerca de Sil Auressë, y además la mera presencia de un monolito ancestral con runas inscritas es lo suficientemente importante como para informarle.

Denelloth regresa a Sil Auressë. Los preparativos del mercado de Ioëndë están ya avanzados. Junto a la Casa del Comercio espera ver al joven Eben, pero no está. Sí que observa que en el interior del edificio, junto a la puerta de los aposentos de Curudae, hay dos guardias, además de los que hay a la entrada de la Casa del Comercio. Con el tiempo ha aprendido a conocer las rutinas impuestas por el Jefe de Guardia Walec, y dos guardias allí significan que el Senescal Curudae está reunido. Y la presencia de uno de los sargentos de Khôradur en ese mismo pasillo le hace suponer que la reunión es precisamente con el Lugarteniente.

Denelloth se detiene ante la guardia y el sargento que están ante la puerta de Curudae. Les saluda con una leve inclinación de cabeza.

-Saludos. Necesito ver al Lugarteniente Khôradur y al Senescal Curudae. Podríais avisarles de ello? Os lo agradezco. Esperaré por aquí.

Denelloth sale al exterior y se apoya en la pared, buscando a Eben con la mirada. Le gustaría saludar al chico, se portó bien la noche pasada, tiene mucho potencial.