Ragi nota su cuerpo tensarse inconscientemente al ver el ademán de Russef con el hacha, pero la clara nota de humor de su voz no deja dudas de su intención. Mientras se acercan a donde está el cofre tirado dice: - Voy a probar a abrirlo sin dañarlo. - y saca el juego de ganzúas. Walec ya les había hablado del símbolo grabado sobre el cofre, pero ver la serpiente rodeando la fortaleza hace que le suden las palmas de las manos.
- Después del ataque a la caravana los guardas han sospechado que en el cofre podría haber algo peligroso. Espero que no sea así. - comenta, y añade para sí - A ver si hay suerte y se parece a alguna que haya visto antes... -, mientras observa cuidadosamente el cofre, las bisagras, la cerradura, en busca de alguna posible trampa o mecanismo de protección. -
Motivo: Observación del cofre
Tirada: 1d100
Resultado: 56
He realizado una tirada para ver si descubro algún mecanismo o trampa. No he sabido qué modificador poner (¿observación? ¿conocimiento de cerraduras? ¿los dos?) Como siempre, si prefieres pasar de la tirada, o que la repita oculta, o lo que sea, dilo.
El cofre es metálico, y de unas dimensiones de 1,20 metros por medio metro de ancho y alto. La parte superior es plana, y las bisagras, las esquinas y los bordes están reforzados con acero. El símbolo de la fortaleza y la serpiente está grabado en una chapa metálica. Sin duda el cofre se hizo específicamente para el Señor de la Guerra.
Ragi se acerca con cuidado a la cerradura, y la observa con atención. Es bastante grande, y es casi seguro que el mecanismo de cierre engancha la tapa en múltiples puntos. Romper la cerradura no serviría para abrir el cofre. Con las ganzúas, Ragi considera que sería una maniobra Muy Difícil (-20) abrirlo, pero ha visto (y abierto) cerraduras más complicadas. El mecanismo de la cerradura exige mover primero una tapa sujeta con un tornillo, y después insertar las ganzúas, quedando las manos expuestas para una posible trampa.
Observación es genérica para cualquier parte del cofre, Con. Cerraduras para la cerradura. También puedes tirar Observación sobre la cerradura, en cuyo caso la dificultad se rebajaría por tener además Conocimiento de Cerraduras. O simplemente hacer una tirada y dejarlo para el máster :)
En caso de intentar forzar la cerradura, el éxito completo está en 110 después de los modificadores, a partir de 75 estás cerca de lograrlo.
Mientras Ragi decide qué hacer con el cofre bajo la atenta mirada de Russef, el resto terminan de preparar el carromato para el viaje de regreso hasta Sil Auressë. También recogen la mercancía que se había caído.
Finalmente, entre cuatro suben al herido intentando que esté lo más cómodo posible. Uno de los guardias parte de avanzadilla a caballo, mientras el otro irá en la retaguardia.
La tarde está ya muy avanzada, y el guardia comenta que no llegarán a la aldea hasta muy pasada la media noche. Pero es mejor no acampar aunque se nos haga tarde, añade echando una mirada de cierta preocupación hacia el herido
Al parecer mis nuevos compañeros de viaje tienen un cofre extraño que custodian, no me gusta no saber con lo que viajo. Perdonan, si me disculpais creo que montare en mi caballo durante el viaje, allí pueden ser más útil mis talentos.. Monto en mi corcel y viajo cerca de la caravana pero vigilando los lindes del camino un poco adelantado.
Al oír el grito de Eben Ragi se decide - A Walec igual no le gusta esto, pero va a tener que aguantarse. - No me gusta. - dice. - Creo que se cómo abrirla, pero esperar unas pocas horas más no va a cambiar nada, y prefiero hacerlo en un lugar más tranquilo y sin la presión de un hombre herido que espera a que nos movamos. -
Después mira al recién conocido Ruseff - Russef, no creo que pueda llevar esto sólo. Si me echas una mano nos llevamos el cofre a la carreta y salimos de aquí. -
Sí claro, espera, digo a Ragin colocándome al otro lado del cofre.
- ¿Qué demonios hay en este cofre? supongo que algún muerto por lo que pesa, digo esbozando una sonrisa, aunque sinceramente no tenía ni idea del contenido del cofre y, a pesar de mi curiosidad, algo me decía que podría contener cualquier cosa.
- Muy bien. Pues si ya estamos todos, el cofre, el herido y el resto, podemos partir. No sé cuanto nos queda hasta Sil Auressë.
-Vamos, en marcha pues, dice uno de los guardias. Antes de partir echa un último vistazo a los cadáveres de los asaltantes para asegurarse de que no había ninguno con vida. -Mañana regresaremos para enterrarlos. No sé qué les llevó a intentar semejante locura. Ni tampoco sé por qué cargaban con ese cofre.
-Nos quedan bastantes horas de camino para llegar a Sil Auressë, y más con un herido. Así que llegaremos ya muy de noche. Por el camino deberíamos encontrarnos con el sargento Leaniach y los caballeros que están persiguiendo a los asaltantes. Con un poco de fortuna capturan a alguno con vida para arrojar algo de luz a este asunto, añade pensativo mientras se sube a su caballo. -Ah, por cierto, mi nombre es Eliver. Estaré en la retaguardia.
Eärnil va a caballo cerca del carruaje, y el guardia Eliver detrás, y el otro delante. El herido tumbado en el mismo, y hay sitio para uno para que esté con el herido. Junto al otro cochero hay también un sitio, o ya de pie acompañando al carro.
Yo, lanza en mano y el escudo en la otra, voy a pié, junto al carruaje, explorando el camino que tenemos por delante para evitar cualquier otra emboscada.
Siendo un explorador entiendo que puedo aguantar el viaje, si veo que me canso subo al carro, y luego vuelvo a bajar.
Si tengo que hacer alguna tirada dimelo, yo voy todo el rato pendiente...
Al ver a Eben decidido a andar junto a la carreta, Ragi se sube al carro, junto al cofre y al carretero herido.
Aunque le parece improbable que se encuentren algún otro problema antes de llegar a Sil Aüresse - cuatro hombres armados y a caballo, y otros tres a pie son una fuerza considerable, decide tensar el arco, por si acaso, y dejarlo junto al carcaj a su lado, en el fondo del carro. - Ya hemos tenido suficientes sorpresas por hoy - piensa. Después se acomoda como puede, intentando no molestar al herido. El día ha sido largo y se siente algo cansado, y el traqueteo del carro hace que se se hunda pronto en sus pensamientos.
El grupo se pone en marcha hacia Sil Auressë. Un guardia a caballo hace de avanzadilla a unos treinta metros, y Eliver está a unos quince metros por detrás del carromato. A un lado cabalga Eärnil, y Eben unos pasos por delante atento a todo. Russef se queda caminando junto al carro.
Tras varias horas de viaje, llegan al cruce desde donde parte el último tramo de camino hacia Sil Auressë, mientras el camino actual sigue avanzando entre las colinas hacia el sur por las tierras casi abandonadas de Minhiriath. En el cruce de caminos les alcanzan otros tres guardias a caballo que han estado persiguiendo a los asaltantes huidos.
Sin demora, siguen el camino hacia Sil Auressë, y ya muy de noche pueden ver por fin las luces de la aldea amurallada. Cuando les identifican desde la puerta de entrada, uno de los guardia entra rápidamente para avisar a alguien en el interior.
Motivo: encuentros1
Tirada: 1d100
Resultado: 73
Motivo: encuentros2
Tirada: 1d100
Resultado: 40
El soldado que lideró a los tres que se incorporaron en el cruce baja ágilmente de su caballo, y se quita un extraño yelmo coronado con grandes cuernos para confirmar algo con Eliver. Sus rasgos, su barba trenzada y el forro de piel de su capa le delatan como un hombre de Rhovanion. Echa una mirada rápida a los recién llegados, para luego interesarse por el herido.
-Tendremos tiempo de hablar de lo sucedido, pero primero hay que llevarle al curandero, dice y le da las órdenes oportunas a los que le acompañaron para que vayan a por una camilla y se lleven al herido y al otro conductor. -Ahora llegará el Jefe de Guardia Walec, y vemos si metemos el carro en la plaza o si se descarga aquí. De todos modos necesita arreglos, comenta a sí mismo mientras le da palmadas a su montura y saca una cantimplora de la alforja. Su armadura y sus botas están salpicadas de sangre, y su lanza tiene signos inequívocos de que ha sido usada este día. Se le ve cansado y serio, pero después de beber, ofrece con un gesto agua de su cantimplora a los cuatro que han acompañado a los soldados protegiendo el carro.
Pasamos a la escena siguiente: Día de Ioënde (Nórui, 1644 TA)
Salen de la escena: Eben, Ragi, Eärnil, Russef
Siguiente escena en lectura cronológica:
13.2. Prólogo Khoradur
La historia de Eben, Ragi, Eärnil y Russef sigue en: 14.1. Día de Ioënde (Nórui 1644 TA)